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domingo, julio 30

'Ben-Hur': 10 cosas que quizás no sabías de la película

(Un texto de Mireia Mullor en la revista Fotogramas del 4 de octubre de 2018)

Recordamos algunas de las más sorprendentes curiosidades que nos dejó el film de 1959 protagonizado por Charlton Heston y dirigido por William Wyler.

1. William Wyler, director por revancha

Cuando se le ofreció a William Wyler la oportunidad dirigir 'Ben-Hur', el cineasta se negó. El guion no le parecía gran cosa. Pero algo le hizo cambiar de idea: su rivalidad con el también director de cine Cecil B. DeMille, responsable de películas como 'Los 10 mandamientos'. Fue precisamente por ofrecer una contrapartida a este film que Wyler terminó encontrando el guion interesante. Dos grandes producciones de género bíblico para medir a dos grandes directores del cine clásico.

2. Charlton Heston no fue la primera opción

Aunque ahora nos cuesta imaginarnos un 'Ben-Hur' sin Charlton Heston en el papel protagonista, hubo un tiempo en que él no fue ni siquiera considerado para el papel. Pero el destino es caprichoso, y otros grandes nombres rechazaron el papel: a Burt Lancaster le pareció una historia aburrida y que trataba el Cristianismo de forma despectiva, mientras que a Paul Newman le preocupaba que no tuviera buenas piernas para el 'outfit' romano. Marlon Brando, Rock Hudson, Kirk Douglas y hasta Leslie Nielsen fueron considerados para el papel antes que Heston, que fue quien finalmente se llevó el gato al agua.

3. Relaciones homoeróticas nunca confirmadas

Según afirmó uno de los revisores del guion de Karl Tunberg, él mismo se encargó de insertar un subtexto homoerótico en la amistad que mantenían en la película Ben-Hur y Messala. Así, justifica, el hecho de que Messala se vuelva en contra de su amigo responde directamente a un affaire del corazón. Este hombre, llamado Gore Vidal, cuenta además que le presentó la idea a Wyler, y que este aceptó con la condición de mantenerlo en secreto para Charlton Heston. En sus memorias, el actor negó estas aportaciones de Vidal al guion. Juzguen ustedes mismos.

4. Miles de extras y duro entrenamiento

Cerca de 10.000 extras formaron parte de 'Ben-Hur'. Unos 78 caballos fueron importados de Yugoslavia y Sicilia. Para la escena de las cuádrigas, Charlton Heston estuvo semanas en un duro entrenamiento, pues en la mayoría de los momentos de esa escena son los verdaderos actores los que dirigen a los caballos.

5. Cifras de superproducción

Los datos sobre el rodaje de 'Ben-Hur' dejan unas cifras de infarto: un millón de accesorios, 100.000 disfraces y 300 sets construidos especialmente para la película, que costaron más de un millón de libras. Toda esta parafernalia no sólo sirvió para rodar una de las mejores películas de la historia del cine, sino que se convirtió también en casi un parque de atracciones. Recibieron hasta 25.000 visitas al set, incluyendo nombres como Audrey Hepburn o Kirk Douglas.

6. La gran escena

Si hay una escena que todos recordaremos siempre de 'Ben-Hur', esa es la de la carrera de cuádrigas. La lucha entre Judá y Messala en la arena. Para esa secuencia, el equipo de producción construyó el escenario más grande jamás construido hasta la fecha. Todo para recrear un estadio romano real, situado en Jerusalén, que supuso uno de los gastos más costosos del rodaje. Incluso la arena fue importada de México, con un coste millonario. Tardó cinco semanas en rodarse, a lo largo de tres meses.

7. ¿Quién es Jesucristo?

Como habréis comprobado al ver la película, la cara de Jesucristo nunca aparece en pantalla, e incluso el actor no está acreditado en los títulos finales del film. Su nombre era Claude Heater, y era un cantante de ópera americano que los directores descubrieron en un concierto en la ciudad de Roma.

8. El león no rugió

En todas las películas de la Metro Goldwyn Mayer (MGM), aparece un león al inicio que ruge para dar comienzo a la película. Esta 'major' de Hollywood cedió ante Wyler, que no estaba dispuesto a combinar la primera escena del film con ese sonido. 'Ben-Hur' fue a única película que no incluyó el famoso rugido en su entrada, sino que simplemente apareció la imagen silenciada.

9. Taquillazo instantáneo

La película alcanzó los 147 millones de dólares en sus primeros días. Por aquel entonces, se convirtió en la segunda película más taquillera de la historia, sólo superada por 'Lo que el viento se llevó'. Por esto fue, además, la gran salvadora de la MGM, que rozaba la bancarrota. Después del estreno, la película siguió generando beneficios a través del merchandising: libros, juguetes, dulces, perfumes, joyas...

10. Récord imbatido de Óscars

Aún hoy, 'Ben-Hur' sigue teniendo entre sus logros el de la película más oscarizada, incluyendo mejor película, director, actor principal y secundario, entre otros. No es la única: 'Titanic' y 'El señor de los anillos: El retorno del rey' ganaron muchos años después el mismo número de estatuillas, pero nunca ninguna película ha conseguido más allá.

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viernes, julio 28

The Black Telephone

 

Those of us old enough to remember when the phone was wired to the wall, usually in the kitchen, can relate to this story. I loved this read.
When I was a young boy, my father had one of the first telephones in our neighborhood. I remember the polished, old case fastened to the wall. The shiny receiver hung on the side of the box.. I was too little to reach the telephone, but used to listen with fascination when my mother talked to it.
Then I discovered that somewhere inside the wonderful device lived an amazing person. Her name was "Information Please" and there was nothing she did not know. Information Please could supply anyone's number and the correct time.
My personal experience with the genie-in-a-bottle came one day while my mother was visiting a neighbor. Amusing myself at the tool bench in the basement, I whacked my finger with a hammer, the pain was terrible, but there seemed no point in crying because there was no one home to give sympathy. I walked around the house sucking my throbbing finger, finally arriving at the stairway.
The telephone! Quickly, I ran for the footstool in the parlor and dragged it to the landing. Climbing up, I unhooked the receiver in the parlor and held it to my ear. "Information, please," I said into the mouthpiece just above my head.
A click or two and a small clear voice spoke into my ear. "Information."
"I hurt my finger..." I wailed into the phone, the tears came readily enough now that I had an audience..
"Isn't your mother home?" came the question
"Nobody's home but me," I blubbered.
"Are you bleeding?" the voice asked
"No, "I replied. "I hit my finger with the hammer and it hurts."
"Can you open the icebox?" she asked.
I said I could.
"Then chip off a little bit of ice and hold it to your finger," said the voice.
After that, I called "Information Please" for everything. I asked her for help with my geography, and she told me where Philadelphia was. She helped me with my math.
She told me my pet chipmunk that I had caught in the park just the day before, would eat fruit and nuts.
Then, there was the time Petey, our pet canary, died. I called, "Information Please," and told her the sad story. She listened, and then said things grown-ups say to soothe a child. But I was not consoled. I asked her, "Why is it that birds should sing so beautifully and bring joy to all families, only to end up as a heap of feathers on the bottom of a cage?"
She must have sensed my deep concern, for she said quietly, " Wayne , always remember that there are other worlds to sing in." Somehow I felt better.
Another day I was on the telephone, "Information Please."
"Information," said in the now familiar voice.
"How do I spell fix?" I asked
All this took place in a small town in the Pacific Northwest . When I was nine years old, we moved across the country to Boston . I missed my friend very much.
"Information Please" belonged in that old wooden box back home and I somehow never thought of trying the shiny new phone that sat on the table in the hall. As I grew into my teens, the memories of those childhood conversations never really left me. Often, in moments of doubt and perplexity I would recall the serene sense of security I had then. I appreciated now how patient, understanding, and kind she was to have spent her time on a little boy.
A few years later, on my way west to college, my plane put down in Seattle . I had about a half-hour or so between planes. I spent 15 minutes or so on the phone with my sister, who lived there now. Then without thinking what I was doing, I dialed my hometown operator and said, "Information Please."
Miraculously, I heard the small, clear voice I knew so well.
"Information."
I hadn't planned this, but I heard myself saying, "Could you please tell me how to spell fix?"
There was a long pause. Then came the soft spoken answer, "I guess your finger must have healed by now."
I laughed, "So it's really you," I said. "I wonder if you have any idea how much you meant to me during that time?"
(Read on Facebook some days ago; It was not signed and the page in which it was published is a collective one, so I don't know the author or the source. It's touching, and I wanted to have it here though.)

"I wonder," she said, "if you know how much your calls meant to me. I never had any children and I used to look forward to your calls."
I told her how often I had thought of her over the years and I asked if I could call her again when I came back to visit my sister.
"Please do," she said. "Just ask for Sally."
Three months later I was back in Seattle .
A different voice answered, "Information."
I asked for Sally.
"Are you a friend?" she said.
"Yes, a very old friend," I answered.
"I'm sorry to have to tell you this," She said. "Sally had been working part time the last few years because she was sick. She died five weeks ago."
Before I could hang up, she said, "Wait a minute, did you say your name was Wayne ?" "
"Yes." I answered.
Well, Sally left a message for you. She wrote it down in case you called. Let me read it to you. The note said, "Tell him there are other worlds to sing in. He'll know what I mean."
I thanked her and hung up. I knew what Sally meant.
Never underestimate the impression you may make on others. Whose life have you touched today?

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lunes, julio 24

Cómo calienta el sol aquí en la playa...

 (Un texto de María Ares en el Heraldo de Aragón del 21 de agosto de 2018)

Cada verano, multitud de voces se pronuncian sobre los efectos, beneficiosos pero también perjudiciales, que puede causar el sol en nuestra salud. Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello? ¿Es realmente el sol tan malo como nos lo pintan? Intentemos arrojar algo de luz sobre estas cuestiones. El 20 de junio de 2006 publicamos este artículo que ahora rescatamos de nuestra Milenioteca.

¿Qué se 'toma' cuando se toma el sol?

Radiación. El sol emite radiación de casi todos los tipos de energía, desde rayos cósmicos hasta ondas de radio, aunque en su mayor parte está constituida por la radiación visible (la 'luz'), la infrarroja (IR) y, en menor medida, la ultravioleta (UV), que a su vez se divide en A, B y C (UVA, UVB y UVC).

Al alcanzar la Tierra, la radiación solar se topa con la atmósfera que, aunque es transparente para la luz visible, es un excelente filtro que impide el paso de la fracción más energética. Así, filtra completamente la UVC y parte de la UVB, mientras que la UVA nos llega casi íntegra. Estas dos últimas, la A y la B, son las responsables tanto del deseado bronceado como de los 'daños colaterales'. En cuanto a la radiación infrarroja, responsable del efecto calorífico solar, es decir, de que el sol caliente, parte es absorbida por la atmósfera y parte alcanza la superficie terrestre.

Cuando hay nubes, estas absorben parte de la luz visible y de la radiación infrarroja (antes de que se convierta en calor), lo que conlleva un descenso de la luminosidad y de la temperatura que invita a una mayor exposición al sol. Pero el riesgo de quemarse es prácticamente el mismo que con un cielo despejado, ya que las nubes apenas absorben rayos ultravioleta, que no calientan, pero sí queman.

¿Por qué es mayor el riesgo de quemarse entre las 10.00 y las 14.00?

No es por la distancia Sol-Tierra, que no varía de forma significativa a lo largo del día. Es consecuencia de un efecto atmosférico y otro 'geométrico'.

En las horas centrales del día, cuando el sol se encuentra más alto, sus rayos inciden casi perpendicularmente sobre la superficie terrestre y la atmósfera, por lo que atraviesan un grosor mínimo de ésta para llegar a la superficie. Por el contrario, cuando el sol se encuentra bajo, sus rayos inciden de forma oblicua, con lo que realizan un mayor recorrido por la atmósfera. A mayor recorrido, mayor absorción de radiación y menor intensidad de los rayos que nos alcanzan.

No obstante, aunque no existiera una atmósfera protectora, la intensidad de la radiación solar sería igualmente mayor en las horas centrales del día por una cuestión geométrica: es entonces cuando los rayos incidentes se concentran sobre una superficie mínima. Cuando el sol se encuentra más bajo, al amanecer y al atardecer, su radiación se extiende sobre un área más grande, lo que, de nuevo, se traduce en una pérdida de intensidad. Para verlo en vivo y en directo solo hay que poner en práctica el experimento propuesto al final de este artículo.

¿Cómo actúan los protectores solares?

La luz del sol es absorbida en mayor o menor medida por una gran variedad de moléculas llamadas cromóforos. Nuestra piel posee muchos componentes cromóforos capaces de absorber determinadas longitudes de onda de la radiación solar, lo que tiene consecuencias beneficiosas y perjudiciales. Para evitar estas últimas se utilizan los filtros solares.

Un protector solar es un conjunto de productos químicos capaces de absorber la radiación UV y que se presentan en un soporte cosmético de fácil aplicación sobre la piel. Entre los productos químicos que absorben la radiación UVA se encuentran el avobenzone o el Parsol, mientras que para protegerse de la UVB se emplean octil metoxicinamato y homosalato, entre otros. También existen compuestos, como los benzofenones, que eliminan tanto la radiación UVA como la UVB antes de que lleguen a la piel. ¿por qué unas cremas protegen más que otras? Los protectores solares protegen pero no impiden totalmente el paso de la radiación. Los responsables de la diferente capacidad de absorción de una crema solar (expresada por el Factor de Protección Solar de los envases) son el rango de longitudes de onda que sean capaces de absorber los productos químicos de su composición y la concentración de los mismos. A mayor número de moléculas cromóforas en la crema, menos radiación que alcanza la piel. Para conseguir el llamado efecto pantalla es necesario recurrir a otro tipo de fotoprotectores, que no actúan absorbiendo la radiación, sino reflejando la luz, y no solo la radiación UV, sino también visible e IR. Por tanto evitan las quemaduras, pero también el bronceado.

¿Me expongo o no me expongo (a los efectos del sol)?

Exponte, pero con moderación. La radiación solar también tiene efectos saludables. Es responsable, entre otros beneficios, de la síntesis de la vitamina D, una reacción fotoquímica que necesita de la radiación UV para ponerse en marcha. La carencia de vitamina D provoca alteraciones óseas, trastornos dentales y desórdenes metabólicos.

Sin embargo, una sobreexposición solar puede provocar lesiones en piel y ojos. El efecto más inmediato y familiar es la quemadura. Pero también existen daños crónicos. El fotoenvejecimiento de la piel es el resultado de multitud de exposiciones repetidas, aunque sean de baja intensidad, y se manifiesta con la aparición de arrugas, manchas, pérdida de elasticidad y sequedad en la piel. El cáncer cutáneo está en gran parte motivado por las exposiciones de gran intensidad en poco tiempo, especialmente durante la infancia y la juventud.

Hazlo tú mismo
 
Una forma sencilla de comprobar cómo inciden los rayos solares sobre nuestro planeta consiste en coger un objeto, más o menos esférico, como una pelota de tenis o una naranja (que hará las veces de Tierra) y, en una habitación a oscuras, iluminarlo con una linterna (el Sol).

Si se dirige la linterna sobre el Ecuador, como si fuera mediodía, se observa un círculo de luz sobre la esfera. Si se mueve la linterna, manteniéndola a la misma distancia, hacia la izquierda, se obtiene una representación de la luz del atardecer, un óvalo iluminado en lugar del círculo del mediodía. Este efecto se da porque la misma cantidad de luz se extiende ahora en un área mayor, lo que supone una pérdida de intensidad en todos los puntos.

 

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sábado, julio 22

El remedio curativo del polvo de momia

 (Un texto de Pedro Gargantilla en el ABC del 24 de marzo de 2017)

A lo largo de los siglos la medicina ha dado inadmisibles bandazos terapéuticos y los médicos hemos utilizado técnicas de curación desprovistas de todo tipo de base científica. Un buen ejemplo fueron los polvos de momia. Durante siglos fueron considerados una verdadera panacea, se les atribuía todo tipo de virtudes curativas, desde la cicatrización de úlceras y reparación de huesos rotos, hasta la epilepsia, pasando por el dolor de muelas.

Este peculiar tratamiento gozó de la aquiescencia de todas las clases sociales, incluida la realeza. Sabemos que el monarca francés Francisco I no salía de palacio sin una buena provisión de saquitos con polvos de momia.

El uso de las momias con fines médicos fue fruto de una confusión lingüística.

En la Antigüedad los persas comerciaban con betún, un líquido negro y viscoso al que se le atribuían propiedades saludables, y al que se conocía en su idioma como “mummia”. Cuando los mercaderes orientales contemplaron por vez primera la momias egipcias descubrieron con satisfacción que estaban recubiertas por betún, es decir, por “mummia”. Realmente las momias estaban revestidas con unas resinas especiales, bastante similares al betún, cuya función era mantener en buen estado la momificación.

Aquí empezó la confusión. Si la “mummia” tenía propiedades milagrosas para el cuerpo humano, también lo tendría, por extensión, aquello con lo que se impregnaba a las momias egipcias. Con el paso del tiempo el error fue increscendo y se empezó a aplicar el vocablo “mummia” a la totalidad del cuerpo de la momia, popularizándose el empleo de los cuerpos momificados como método terapéutico.

Las cruzadas hicieron el resto, propiciaron el contacto con la cultura árabe y la entrada de las maravillas de oriente en la Europa cristiana. Los “polvos de mummia” se hicieron su hueco en los albarelos de las reboticas.

Saqueadores de tumbas

Las condiciones de este error filológico fueron nefastas. Hubo una implacable persecución para adquirir momias egipcias, el polvo obtenido se diluía en vino, agua o miel y se dispensaba a una atribulada clientela. En algunos casos no se vendía el polvo, sino trozos de cadáver o, incluso, una pasta de coloración negruzca. También se elaboraron ungüentos a base de mezclas de vaselinas y sustancias oleosas, a los que se atribuían supuestos efectos rejuvenecedores sobre la piel. En otras palabras, las momias se convirtieron en un negocio muy lucrativo.

Al principio no fue difícil conseguir momias a las que poder atomizar, pero el imparable aumento de la demanda provocó que la materia prima empezase a escasear. Los saqueadores de tumbas se esmeraban pero su trabajo no conseguía abastecer al próspero mercado europeo, por lo que no hubo más remedio que recurrir a la falsificación. No tardaron en aparecer comerciantes sin escrúpulos que momificaron alegremente cuerpos de esclavos, cadáveres abandonados o personas ajusticiadas, dando “gato por liebre” a incautos boticarios. El resultado que conseguían era de una calidad tan elevada que cuando se comenzó a realizar pruebas de rayos X a las momias se descubrió que algunos museos exhibían en sus vitrinas falsas momias egipcias.

De la botica al lienzo

En el siglo XII se empleó por vez primera a las momias egipcias con fines curativos en las cortes europeas, tratamiento que alcanzó su punto álgido a lo largo del Medioevo. Fue a partir del Renacimiento cuando se inició un interés por la ciencia, rechazándose la práctica de tratamientos mágicos. El cirujano francés Ambroise Paré (1517-1590) fue uno de los primeros en arremeter contra los polvos de momia. Algún tiempo después haría lo propio el padre Feijoo (1676-1764), un monje benedictino. A pesar de todo, los últimos coletazos terapéuticos llegaron hasta comienzos del siglo XVIII, cuando en las boticas europeas existía la certeza absoluta de que se estaban vendiendo burdas falsificaciones.

A partir de ese momento las momias se usaron con otros fines, mezcladas con disolventes y resinas se transformaban en un insuperable pigmento de color marrón, al que los pintores del siglo XVIII bautizaron con el nombre de “marrón de momia”. Fue el inicio de un nuevo negocio.

 

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jueves, julio 20

The real Cersei-like "Walk of shame"

 (An article by Rebecca Hawkes read on 17 Jun 2015 on Daily Telegraph)

In Game of thrones, after a time imprisoned by the Faith of the Seven, Queen Cersei confesses to having committed adultery with her cousin, and is condemned to perform a walk of atonement, which is a public ritual of punishment and penance in the Faith of the Seven. It demands a confessed sinner to walk a certain distance stripped of all clothing, exposed to the eyes and jeers of the population. 

Jane Shore, mistress of King Edward IV, was punished that way after Edward died," he explained. "It wasn’t a punishment ever inflicted on men. It was a punishment directed at women to break their pride. And Cersei is defined by her pride."

Jane Shore herself, it transpires, was in fact named Elizabeth Shore (the name "Jane" appears to be a mistake, passed down through history after it was invented by a playwright in the 17th century).

A notably beautiful woman (according to contemporary accounts), she was mistress to not just the King, but to several other noblemen. But when Edward died, in 1483, he was succeeded by his brother Richard, who initially ruled as Lord Protector but later became Richard III – and who was none too fond of Shore.

Accused by the new monarch of conspiracy and promiscuity, the former king's mistress, who would have been in her late 30s at the time, was forced to carry out a walk of penance through the streets of London, before being sent to Ludgate prison.

Unlike her fictional counterpart, however, Shore was at least permitted to wear her undergarments during the walk. She also seems to have been a lot luckier than Cersei. Despite being sent to prison, she was later released, after the King's Solicitor General, Thomas Lynom, fell in love with her; she ended up living out the rest of her life as a relatively "respectable" married woman.

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martes, julio 18

El «general verano», el aliado de España en la batalla de Bailén

(Un texto de Pedro Gargantilla en el ABC del 5 de agosto de 2018)

El calor, la sed y la deshidratación jugaron un papel destacado en la primera derrota de los ejércitos napoleónicos.

En incontables ocasiones se ha dicho que «el general invierno» fue uno de los responsables de la derrota de las tropas napoleónicas, en alusión al frío extremo que tuvieron que soportar durante la campaña de Rusia (1812). Sin embargo, hay pocas referencias al «general verano», un aliado incondicional del ejército español en la batalla de Bailén (1808).

Las crónicas de la época relatan que fue hacia las tres de la madrugada cuando las fuerzas españolas comandadas por el general Teodoro de Reding (1755-1809) entraron en contacto con el ejército imperial liderado por el general Dupont (1765-1840) en las afueras de la ciudad jienense.

Como sucedió en otras páginas de la Guerra de la Independencia, los bailenenses tomaron parte activa en el combate. Los hombres se unieron a las fuerzas voluntarias, los varones más añosos prestaron servicios de avituallamiento y sanidad, mientras que mujeres y niños prepararon vendajes, comidas y, sobre todo, acarrearon agua. Esta última labor la hacían con los más diversos útiles, en especial con los típicos cántaros y los botijos de la tierra.

En el fragor de la batalla llegaron hasta el puesto de mando español varias mujeres portando cántaros de agua. Una de ellas era María Luisa Bellido, llamada la Culiancha, por razones que no requieren explicación, pasaría a la historia por su arrojo y valentía, ya que no llegó a inmutarse cuando una bala enemiga rompió el cántaro que sujetaba.

Sed, sed, mucha sed

La Junta Local de Defensa de la villa jienense envió veintiuna «bestias con aguaderas y cántaros para dar agua al Ejército». Si tenemos en cuenta que cada uno de los animales podía transportar cuatro cántaros, y que cada cántaro tenía entre treinta y cincuenta litros de capacidad, tenemos casi 4.000 litros de agua disponibles.

Ese acopio de líquido fue trascendental para el desenlace de la contienda. Hay que precisar que Bailén se encuentra ubicado en medio de una amplia campiña, en un terreno carente de arbolado y vegetación, en donde las temperaturas de mediados de julio alcanzan con facilidad entre 40 y 45 grados centígrados a la sombra.

A esa temperatura ambiental hay que sumar el calor que se origina con la quema de rastrojos y sembrados por efectos del fuego artillero, el ardor al accionar las armas y el continuo ajetreo propio de los combatientes.

Es fácil comprender que en aquellos momentos el calor, y consecuentemente, la sed se hiciesen inaguantables, tanto para los humanos como para las monturas. Además, el agua era un bien fundamental para enfriar las piezas de artillería, una necesidad que en ocasiones se anteponía a la humana.

Soldados dejando las líneas

En el parte oficial que firmó tres días después el general Dupont se puede leer: «un gran número de soldados, que nadie podía sujetar, corría hacia las fuentes vecinas para calmar la sed, dejando las líneas desguarnecidas…».

La sed es una sensación que emite el cerebro para avisarnos de que necesitamos ingerir líquidos. Es un mecanismo esencial de regulación del contenido de agua del organismo y uno de los primeros síntomas que aparecen con la deshidratación.

Se estima que cuando tenemos alrededor de un uno por ciento menos de agua en el organismo estamos en el «umbral de la sed», y tenemos dicha sensación, un síntoma que se intensifica si hace mucho calor.

Fueron precisamente estos dos elementos, una sed agobiante y un calor implacable, los que torcieron el rumbo de las águilas napoleónicas un 19 de julio de 1808, junto a la ciudad de Bailén.

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