Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, diciembre 31

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.  
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


De Pablo Neruda, si...  

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25 reasons I owe my mother


1. My mother taught me TO APPRECIATE A JOB WELL DONE.
"If you're going to kill each other, do it outside. I just finished
cleaning."

2. My mother taught me RELIGION.
"You better pray that will come out of the carpet."

3 . My mother taught me about TIME TRAVEL.
"If you don't straighten up, I'm going to knock you into the middle of next week!"

4. My mother taught me LOGIC.
"Because I said so, that's why."

5. My mother taught me MORE LOGIC.
"If you fall out of that swing and break your neck, you're not going to the store with me."

6. My mother taught me FORESIGHT.
"Make sure you wear clean underwear, in case you're in an accident."

7. My mother taught t me IRONY.
"Keep crying, and I'll give you something to cry about."

8. My mother taught me about the science of OSMOSIS.
"Shut your mouth and eat your supper."

9. My mother taught me about CONTORTIONISM.
"Will you look at that dirt on the back of your neck!"

10. My mother taught me about STAMINA.
"You'll sit there until all that spinach is gone."

11. My mother taught me about WEATHER.
"This room of yours looks as if a tornado went through it."

12. My mother taught me about HYPOCRISY.
"If I told you once, I've told you a million times. Don't exaggerate!"

13. My mother taught me the CIRCLE OF LIFE.
"I brought you into this world, and I can take you out."

14. My mother taught me about BEHAVIOR MODIFICATION.
"Stop acting like your father!"

15. My mother taught me about ENVY.
"There are millions of less fortunate children in this world who don't have wonderful parents like you do."

16. My mother taught me about ANTICIPATION .
"Just wait until we get home."

17. My mother taught me about RECEIVING.
"You are going to get it when you get home!"

18. My mother taught me MEDICAL SCIENCE.
"If you don't stop crossing your eyes, they are going to freeze that way."

19. My mother taught me ESP.
"Put your sweater on; don't you think I know when you are cold?"

20. My mother taught me HUMOR.
"When that lawn mower cuts off your toes, don 't come running to me."

21. My mother taught me HOW TO BECOME AN ADULT.
"If you don't eat your vegetables, you'll never grow up."

22. My mother taught me GENETICS.
"You're just like your father."

23. My mother taught me about my ROOTS.
"Shut that door behind you. Do you think you were born in a barn?"

24. My mother taught me WISDOM.
"When you get to be my age, you'll understand."

25. And my favorite: My mother taught me about JUSTICE.
"One day you'll have kids, and I hope they turn out just like you!"

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sábado, diciembre 30

Imitaciones parlamentarias

(Un texto de Guillermo Fatás en el El Heraldo de Aragón del 2 de noviembre de 2014)

Antonio de los Ríos Rosas fue un político andaluz del siglo XIX, buen jurista y orador sobresaliente. Presidió el Congreso de los Diputados. Es suya la aguda respuesta a un conocido que, en el parlamento, lo vio dormitando y lo despertó suavemente, advirtiéndole: «Don Antonio, que está usted dormido». Ríos le respondió de inmediato que no estaba dormido, sino durmiendo. «Y ¿qué diferencia hay?», inquirió el otro. «Pues la misma que existe entre estar bebido y estar bebiendo», tuvo que oírse del rondeño.

Muchos lectores conocerán esta anécdota en la versión más grosera y castiza de Cela (Don Camilo José), que sabía hacer bien casi cualquier cosa salvo ser elegante. De sobras conocería el fino distingo entre el 'dormido' y el 'durmiendo', explicado más de un siglo atrás, por compartir con Ríos, su protagonista, la doble calidad de académico y de parlamentario, ya que Cela fue senador por decisión del rey en la legislatura de 1978. El gallego, pillado también en pleno sueño senatorial, no hizo sino cambiar el recatado y didáctico 'beber' de Ríos Rosas por el provocador 'j... ', con el que siempre se encontró a gusto. Todo el mundo le celebró la ocurrencia, pero era un remedo, y casi un plagio, ejercicio al que nuestro brillante Nobel no siempre hizo ascos.

El [29 de octubre de 2014 sucedió] algo parecido en el Congreso de los Diputados. La función imitatoria estuvo esta vez a cargo de Lara (Don Cayo), antiguo alcalde de Argamasilla de Alba. Tiene dicho de sí mismo que es un hombre común, aserto difícil de rebatir. El diputado y portavoz parlamentario, aparentando soltura y con rusticidad que quiere pasar por llaneza, largó: «Estoy hasta los c... de todos nosotros». Y ya son dos las veces en que suelta esa frase.

Al revés que Ríos Rosas, Cela quiso escandalizar, que era lo suyo y se encargó de propalar el sucedido. Ahora, Lara, repite el exabrupto en un pleno del Congreso. Por si acaso, se precave de críticas por el taco citando al autor, el barcelonés Figueras (Don Estanislao). Solo que este se expresó de forma privada y en catalán, sin deseo de llamar la atención.

Fue en la 1ª República, , manantial generoso de sucesos pintorescos. Galdós narró aquel «espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria» sin saber formar gobierno. «Acordados y desechados fueron todos los sistemas. Era un juego pueril, que causara risa si no nos moviese a grandísima pena». El Parlamento resultaba inviable por su «divisibilidad aterradora». Allí le veía Galdós «castas» -un dicterio que hoy pasa por nuevo, pero que es también imitación-; castas de derecha, izquierda y centro, «fraccionadas en heteróclitos grupos: de  federales pactistas, orgánicos, simplemente autónomos o descentralizadores, federales con vistas al colectivismo, y otros que arrancaban con los criterios más extravagantes (...) con todos los colores del espectro solar del republicanismo». El lío era inmenso, irresoluble: «De la caótica confusión salió al fin el acuerdo razonable de autorizar a Figueras para que continuara al frente del Poder Ejecutivo. (…) Pasado un día, nuestro gozo en un pozo. El Marqués de Albaida dimite la Presidencia de las Cortes. Renovación del barullo, que toca ya en la vesania. Después de varias sesiones diurnas y nocturnas, se faculta de nuevo a Figueras para formar Gabinete, sin someter la lista de ministros a la aprobación de la Cámara. Empezaron las consultas y los ridículos cabildeos. Castelar quería convencer a Salmerón, Salmerón a Carvajal, Carvajal al demonio coronado...».

Y en esto, remata Don Benito, «vino el estruendo final de la chispeante función de fuegos artificiales»: Figueras «cogió el tren sin o decir nada a nadie, y de un tirón se plantó en Francia. Inaudito suceso (…) ¿Qué motivó esta fuga? ¿El hastío, el miedo, la convicción de la vacuidad bullanguera» de aquellas Cortes? ¿De todo un poco? Aunque las actuales no estén  la altura, porque la partitocracia en España se ha excedido y nadie intenta ni siquiera negar esa fea patología, reconózcase que se ha progresado un poco.

La última frase del presidente Figueras, antes de abandonar sus funciones de forma tan insólita, fue esta: «Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!».

Tiene interés que el autor se incluyera en la descalificación; que la expresase ante un grupo reducido; y que la dijera en su catalán materno, como 'pensamiento en voz alta', reflexión íntima, sin intención publicitaria. Lara no imitó tales cosas y, menos todavía, lo más sabroso del suceso: Figueras, tras sincerarse de modo tan concluyente, dimitió de su puesto porque «no aguantaba más». Es decir, que a la imitación del miércoles le faltó la dimisión para ser de veras buena.

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viernes, diciembre 29

Isabel de Aragón, gran santa “catalana”



(Un texto de Guillermo Fatás en el Heraldo de Aragón del 21 de septiembre de 2014)

En la ímproba tarea nacionalista de hallar huellas catalanas en cada rincón del cosmos, le toca el turno a santa Isabel de Aragón, reina de Portugal, arquetipo de mujeres catalanas.

SI alguien ignora aún que la infanta Isabel de Aragón, hija de Pedro III el Grande, fue un arquetipo de mujer catalana es que no ha leído al profesor portugués Gabriel Magalháes en 'La Vanguardia' del 14 de agosto. Si no, sabría que uno de los mejores «reflejos» de lo catalán «en el espejo de la historia» es el de Isabel de Aragón, reina de Portugal. «Resulta curioso que en Cataluña se desconozca bastante» la figura de esta santa de la Iglesia e infanta de la «Casa de Aragón-Barcelona» (sic). Porque Isabel «se transformó en un ovni fascinante» de la historia portuguesa y aún no se ha percibido «en los vuelos de esta mujer admirable su matriz catalana». Por ejemplo, según Magalhaes, es sumamente catalán su sentimiento franciscano, muy activo «en la corte de Aragón-Barcelona».

En la tarea inacabable, últimamente en boga, de añadir catalanía al universo, se ve que a Isabel le tocó «una dote de utopías catalanas». Porque en el cosmos catalán resulta que hay «un notable fondo de inversiones utópicas», de modo que, cuando vence el pago de intereses de ese tesoro, se acumulan «todo tipo de ensueños». Esos intereses del 'fondo catalán de inversiones utópicas' vencían, según ha advertido Magalhaes, en el siglo XIII y se encarnaron en Isabel, tan catalana con los indigentes que «se transformó en un sistema de seguridad social. Construyó albergues, hospitales, conventos; repartió incontables limosnas, a las que hoy llamaríamos subvenciones». (Ah, término este sin duda catalanísimo, pero también andalucísimo y balearísimo y españolísimo).

Otras prendas de Isabel -sostiene Magalhaes- fueron su «sólida vocación para el trabajo y una notable capacidad de organización. De nuevo, virtudes del ámbito catalán». Ostras.

Más: era tan decididamente catalana que resultaba «radiactiva, como suelen ser las de por ahí». El emocionado escritor recuerda que Isabel tuvo dos hijos, «críos [que] fueron algo así como una penitencia ginecológica» (no aclara si es rasgo de catalanía). Otros dones netamente catalanes de Isabel fueron su «pasión por el diálogo», su conducta «pactista», su ánimo de «mujer valerosa, muy independiente» y su conducta como reina viuda que obró con «clara autonomía», «actuando con total libertad», con «decisión de mujer catalana». iOstras!

La lástima, «como casi siempre», es que este caudal de virtudes encomiables, «sus exigencias utópicas, su pragmatismo organizativo y su pasión por el diálogo» haya «quedado sumergido por la cepa aragonesa y el matrimonio portugués ». Magalhaes se emociona al recordar que la reina, advertida por su real marido de que no quería más limosneo en palacio, fue sorprendida, una vez más, con el halda colmada de pan para los mendigos: «-¿Qué lleváis ahí, señora? -Son rosas, señor: rosas, nada más... E Isabel abre el manto con pan, que se ha transformado en pétalos». Un caso manifiestamente barcelonés, como desvela agudamente Magalhaes: «Cuando estamos en Barcelona, uno siente que el milagro se repite y amplía: el pan de la abundancia se transforma en rosa de hermosura, y la rosa de la belleza no deja nunca de ser pan comestible». ¡Ostras y ostras!

No obstante su agudeza, al escritor se le quedan en el tintero más rasgos probatorios de la cabal catalanidad de Isabel de Aragón. Por ejemplo, que Isabel nació verosímilmente en Zaragoza, donde en 1219 los franciscanos habían creado su primer convento español. Ya se sabe que Zaragoza es ciudad aragonesa, pero, si bien se mira, está bastante cerca de Cataluña.

Las dos mujeres más importantes de su vida fueron su madre y su aya, ampliamente catalanas, pues lo catalán es cosmopolita por definición. La primera, la reina Constanza de Suabia, siciliana, nieta de alemán, saboyano, suiza e italiana, tuvo el gesto de morirse en Barcelona, de donde no se ha movido desde 1302, que ya es arraigo catalán. Su aya, tanto en la Corona de Aragón como en Portugal, a donde la acompañó, fue Doña Betaza (en realidad, Vatatzés), hija de ligur y griega, bisnieta del emperador bizantino y de su esposa búlgara. Casó con un portugués, para redondear currículo.

En fin: a la vista queda, para quien quiera verla, la catalanidad esencial de Isabel, que marchó a Portugal con doce años de edad. A su hermano Jaime II de Aragón, le escribía en portugués, según se lee en su correo conservado en Zaragoza. Ciudad en la que el Reino de Aragón le erigió a su costa un hermoso templo del que carece en ciudades donde la belleza es pan comestible (¿o era al revés?).

En fin, y echando pie a tierra: esta y otras ligerezas ya se hacen pesadas. Al verlas tan de seguido, uno sospecha que el 'seny' catalán debe de estar secuestrado esta temporada por alguna oscura fuerza de la que no sabe librarse.

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jueves, diciembre 28

Recuerdos selectivos: sobre la Generalidad de Cataluña y el número de sus presidentes



(Un texto de Guillermo Fatás en el Heraldo de Aragón del 28 de septiembre de 2014)

EL presidente de la Generalitat catalana blasona de ser el centésimo vigésimo noveno de su lista, mucho más antigua que la Constitución Española de 1978.

La intención de que lo dice está clara, pero no se sabe bien qué clase de argumento es ese. Es como si el rey fuera diciendo que es el quincuagésimo cuarto conde de Barcelona (por ahí debe de andar la cuenta, sin meter a Bonaparte y Amadeo I). Lo único que probaría ese ejercicio es que los presidentes en Cataluña son más efímeros que los condes en Barcelona. Y debería estar claro que ni uno ni otro son relevantes jurídica y políticamente fuera de la Constitución Española de 1978.

[…] La institución medieval de la Generalidad, en Aragón, Valencia y Cataluña, es de tiempos de Pedro IV y se pensó para que nadie se librara de pagar un impuesto 'general' recién creado. En Cataluña, como en todas partes, hay instituciones políticas muy antiguas, sin que ello sea objeto de veneración o asombro. Así, el conde de Barcelona, Felipe de Borbón y Grecia, viene a sacarle al 'president' quinientos años de delantera. El conde, en cuyo beneficio y servicio se creó la Generalitad, era a la vez rey de Aragón y de Valencia, reinos en donde se hizo otro tanto que en Cataluña.

El primer conde conocido de Barcelona se llamó Bera, allá por el año 801, cuando Carlomagno estaba recién coronado emperador. Con el tiempo, le vino bien a un conde trabar matrimonio con la Casa de Aragón. De la boda obtuvo, entre otros muchos y notables beneficios, que sus descendientes fueran reyes. El trato, apalabrado en 1137, se llevó a cabo en 1150. Faltaban siglos para que naciera esa Generalidad cuyo flamante titular hodierno parece no distinguir de la actual, engañado por la identidad de nombres. Es como si en Aragón creyésemos que el actual justicia es el sucesor de los antiguos, que dictaban sentencias inapelables. En la Generalidad medieval […] estarían despavoridos ante una gestión que ha multiplicado la deuda catalana y el rey lo habría fulminado por incapaz.

Desmemoria aragonesa

Admira la repetida mención de la cuenta presidencial […]. ¿Se imaginan qué lata, oír al obispo de Zaragoza repetir sin cesar «Soy el número noventa y cuatro de la lista» o hacer cuentas al alcalde de la ciudad, que tendría que empezar la suya más de dos mil años atrás?

Aquí, en Aragón, el exceso es el opuesto. Ni se nos ocurre enumerar este año los 850 de la muerte del primer rey, Ramiro I, príncipe pamplonés creador factual del reino aragonés en 1035. Los anales lo dan por muerto el 9 de mayo de 1064. En otras partes se celebran por menos ostentosos milenarios. (Quizá sea preferible la ignorancia a ese aldeanismo).

Y no hubiera sobrado dedicar un gesto a otro hecho relevante, que cumple tres cuartos de milenio. La reina Petronila, quedó viuda del conde barcelonés Ramón Berenguer IV, que se tituló 'príncipe de Aragón' por ser su marido. En junio de 1164, tras haber sido muchos años su fiel guardiana, transfirió a su hijo Alfonso II los derechos sobre el reino. Desde entonces, el de conde de Barcelona es título del rey de Aragón y, por herencia, del rey de España.

Aquel acto formal puso de manifiesto que la Casa de Aragón guardaba su primacía jurídica en el recién creado conjunto de dominios unificados en la dinastía.

Faltaban doscientos años (ciento noventa y cinco, exactamente), para que uno de estos reyes nombrase al primer presidente-recaudador de la Generalidad catalana. Fue un obispo Cruïlles, sujeto aguerrido e inquisitorial, a quien ni se le pasó por las mientes pensar que estaba al frente de un estado o cosa equivalente.

También ha olvidado Aragón que en 2014 hace seis siglos justos de la coronación en Zaragoza del primer príncipe de Gerona. Este fue título dado por el rey -no por Gerona, ni por Cataluña- a su heredero en la Corona. Cuando, como era preceptivo, Fernando I se coronó en la Seo de Zaragoza, decidió mejorar el título de 'duque' de Gerona y convertirlo en 'príncipe', para que el heredero de Aragón no fuera menos que el de Inglaterra o el de Castilla.

La imponente ceremonia duró cuatro días. Primero, se coronó el rey; y luego hizo otro tanto con su hijo mayor, Alfonso, y con su esposa, la reina Leonor. Alfonso, luego llamado el Magnánimo, fue el primer príncipe de Gerona, coronado y proclamado en Zaragoza, sin que a nadie le pareciera extravagancia, pues no lo era.

Fue en 1414, aunque ya no nos importe recordarlo. […]

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