Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

miércoles, marzo 31

Viajar: un destino, dos planes

 (Un texto de María Barberá en la revista Mujer de Hoy del 5 de octubre de 2019)

Piamonte: colinas de viñedos con aroma a trufa

Para naturalistas: viñedos en la niebla. Entre el río Po y los Apeninos Ligures, al sur de Turín, se despliega un paisaje fascinante de suaves colinas salpicadas con pueblitos medievales como Monferrato, Langhe y Roero, iglesias románicas y viejos castillos de piedra. En esta época, en las laderas que se cubren de niebla al amanecer se recogen las uvas con las que se producen los exquisitos vinos de esta región italiana: Barolo, Barbaresco, Barbera, Nebbiolo —que maridan con tallarines y rissini a la trufa blanca, el auténtico tesoro gourmet del Piamonte— y Moscato D'Asti, perfecto para combinar con otra especialidad de la zona, los bombones gianduiotti, rellenos de avellanas. Disfrutando del paisaje a pie o en bicicleta, no dejes de descubrir la fortaleza de Serralunga de Alba, visitar las bodegas de Barolo o disfrutar del menú del restaurante Boccondivino en Bra, creado en 1982 y pionero del movimiento slowfood en Italia. El imponente castillo magenta de Grinzane de Cavour es uno de los tesoros de la región. En él hay una enoteca regional, un museo etnográfico y la Salle delle Maschere, donde se realiza cada año [en octubre] la famosa subasta mundial de la trufa blanca, un tesoro gastronómico cuyo precio es hasta 10 veces superior a la trufa negra: 6.000 € el kilo.

Para gourmets: talleres gastronómicos y bailes medievales. En los años 30, el dueño de un restaurante de Alba tuvo la genial idea de poner el nombre de su ciudad al Tuber Magnatum Pico, la trufa blanca. La vinculación entre la ciudad y este hongo sigue hoy, con la celebración, cada otoño, de dos de los principales eventos de la gastronomía italiana: la Feria Internacional, del 5 de octubre al 24 noviembre y el Festival del Tartufo Bianco de Alba, del 5 al 12 de octubre. Durante este último se pueden degustar recetas con trufa y asistir a talleres con los mejores chefs del mundo en el Cortile de la Magdalena. En la Plaza del Risorgimento se celebran otros actos, como la carrera del Palio de los Asnos, las competiciones de pelota y la bacanal, con juegos, teatros, música y bailes que nos trasladan a la Edad Media.

www.fieradeltartufo.org

Tarragona: en busca de arte y misterios

Para curiosos: siguiendo a los genios. En los alrededores de Tarragona, la Ruta de los Genios te llevará a Reus, tierra natal de Gaudí y escaparate del Modernismo: el Centro Gaudí, el Instituto Pere Mata de Montaner y las casas Navas, Rull y Gasull. Y haz una parada en la Plaza Mercadal para probar el típico vermú. En el Vendrell sigue los pasos del violonchelista Pau Casals; en Montroig, descubre el paisaje donde Miró se inspiró durante 65 veranos; y en Horta de San Juan los paisajes que enamoraron a Picasso.

Para amantes del mar: la ruta de los enigmas. Además de sus monumentos romanos y su animado puerto y su estupenda temperatura otoñal, la ciudad de Tarragona esconde muchos otros tesoros. Desde la playa del Miracle hasta Tamarit puedes hacer un estupendo paseo litoral por la Ruta de los Enigmas, de 20 km. Sin perder de vista la costa, un sendero te llevará al Fortí de la Reina, el sanatorio de Sabinosa (un lugar lleno de leyendas misteriosas), la Torre de la Mora (de los siglos XVI y XVII), el bosque de pinos de La Marquesa, las playas de Roca Plana, cala Fonda y cala Joyera, esta última con las vistas del castillo gótico de los condes de Tamarit dominando la costa. Puedes continuar por la playa hasta Altafulla y la desembocadura del río Gaya. Y puedes volver en cualquier punto en el autobús que va por una vía paralela.

Lisboa: azulejos que miran al tajo

Para artistas: historia en las fachadas. En Lisboa, los azulejos decoran edificios, miradores y parques. No te pierdas los del Palacio de la Independencia, junto a Pza. de Rossio, ni los frisos de la Laja das Meias, en Av. da Liberdade. En la Rua Trindade, las fachadas de Ferreira das Tabuletas, la cervecería Trindade, la Iglesia de San Roque y el convento de San Pedro de Alcántara. Imprescindibles el Museo del Azulejo, la fábrica de Viúva Lamego y el Mirador de Sta. Lucía, en Alfama.

Para aventureros: a toda vela por el Tajo. ¿Puede haber mejor vista de Lisboa que desde el propio río que la baña? El plan es tentador: a bordo de un velero surca sus aguas hasta el estuario del Tajo, antes de desembocar en el Atlántico. La Torre de Belem, el puente colgante del 25 de abril, el Monumento a los Descubrimientos, el Monasterio de los Jerónimos, el Museo de la Electricidad, el Barrio Cais de Sodré, la Plaza do Comercio y Alfama, y el barrio de Lapa coronado por el Castillo de San Jorge, hasta llegar al Parque de las Naciones. Y mientras el barco navega río abajo, disfruta de un aperitivo con ginginha (típico licor lisboeta) o de una merienda al atardecer. Varias compañías ofrecen esta apasionante experiencia para conectar la tradición marítima de la ciudad, con travesías de dos horas.

visitportugal.com, visitlisboa.com, lisbonbyboat.com y lisbonsightsailing.com.

Córdoba: patios y campos de otoño

Para enamorados de las flores: patios de diseño. Todos conocen la fiesta de los patios que cada mes de mayo viste la ciudad de Córdoba de colores, pero pocos saben que los mejores paisajistas internacionales inundan con sus vanguardistas creaciones los patios más nobles del 18 al 27 de octubre. El Festival Flora ofrece un recorrido fascinante por palacios como los de Orive, Viana, Paez de Castillejo, la Diputación o la Casa de Góngora. Una ocasión única para explorar la esencia olfativa de esta ciudad.

Para caminantes: el Valle de los Pedroches. Al norte de Córdoba está la dehesa más grande (300.000 ha.) y mejor conservada de Europa, donde hacer rutas de senderismo, en bici, a caballo o en 4x4. La de las Grullas llega hasta el pantano de la Colada y El Guijo es el mejor punto para ver las estrellas. Y del 10 al 12 de octubre, Feria del Jamón de Villanueva de Córdoba.

turismodecordoba.org, turismolospedroches.org y cietlospedroches.com

Lyon: cine clásico y buenos vinos

Para cinéfilos: las estrellas son las protagonistas. ¿Te gusta el cine? Pues del 12 al 20 de octubre, la ciudad de Lyon, donde nacieron los hermanos Lumiére, bulle con su festival de cine, con más de 60 salas y espacios dedicados al cine clásico. En su programación habrá documentales, la retrospectiva Forbidden Hollywood, producciones inéditas de los años 30 y 40, la recuperación de mujeres cineastas como la italiana Una Wertmüller, la proyección de grandes clásicos en blanco y negro o mudo, exposiciones de carteles... Además, este año se premia a Francis Ford Coppola y Ken Loach, Gael García Bernal y Daniel Auteuil, entre otros, impartirán clases magistrales.

Para curiosos: arquitectura y vendimia. Si prefieres una escapada, descubre el paisaje de viñedos salpicados de castillos, mansiones y bodegas de Beaujolais. No te pierdas pueblos como Oignt, de piedras amarillas y rojizas, uno de los más bellos de Francia, o Pérouges, de calles empedradas y mansiones renacentistas. Theizé, Chénas, Fleurie y 40 más completan esta ruta donde los bouchons ofrecen sus más ricas viandas. El tercer fin de semana de noviembre se celebra Les Sarmentelles, fiesta de la cosecha, en Beaujeu.

lyon-france.com, festival-lumiere.org y beaujolais.com.

Etiquetas:

martes, marzo 30

Facetta Nera, bell’abissina

(Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 7 de octubre de 2011)

Etiopía, 2 de octubre de 1935 · Mussolini manda a su ejército a invadir Abisinia para crear el Imperio Italiano fascista.

Si la Guerra Civil española fue el prólogo de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Abisinia fue el prólogo de la de España. En ella se destapó la agresividad de un país que pretendía ser una nueva potencia, Italia, movida por una nueva ideología que pronto se manifestaría como un gran peligro para la humanidad, el fascismo.

También se puso en evidencia una nueva forma de actuar de las democracias llamada el apaciguamiento, una nefasta actitud que luego llevaría a negarle toda ayuda a la República Española frente a los fascistas, y a Checoslovaquia o Austria frente a Hitler. Francia e Inglaterra, las grandes potencias europeas, dueñas de inmensos imperios coloniales y vencedoras de la Primera Guerra Mundial, habían quedado tan traumatizadas por la sangría de esta que querían evitar a toda costa otro conflicto.

Londres y París fueron incapaces de presionar a la Italia de Mussolini con su fuerza militar, pese a que era muy superior, de ayudar materialmente a Etiopía en la campaña, pese a que tenían los medios, o de ejercer una firme acción diplomática. Condenaron por supuesto la agresión al Imperio Etíope, el único país libre de colonización europea de toda África (el otro país independiente, Liberia, era en realidad un protectorado norteamericano) y promovieron sanciones económicas en la Sociedad de Naciones, pero estas fueron leves, intrascendentes para el curso de la guerra. Claramente no se quería irritar a Mussolini.

El Duce salió de la empresa peligrosamente crecido. Por primera vez desde la Primera Guerra Mundial un país europeo recurría a una agresión bélica para servir sus intereses, y le había salido bien. La guerra se convirtió así en un instrumento de trabajo corriente para los regímenes totalitarios, mientras que parecía prohibida para los Gobiernos democráticos, dependientes de sus opiniones públicas. Mussolini proclamó el Imperio Italiano el 9 de mayo de 1936, cuatro días después de ocupar la capital etíope, Adis Abeba. Apenas dos meses después estallaría la Guerra de España, y el Duce mandaría a sus legiones en ayuda de Franco.

La cuenta pendiente.

La conquista de Abisinia comenzó el 2 de octubre de 1935. Un potente ejército de 100.000 hombres al mando del mariscal De Bono invadió el país desde la colonia italiana de Eritrea, mientras que otra fuerza secundaria lo hacía desde la de Somalia. Para Italia se trataba de lavar una afrenta nacional. En 1896, cuando la expansión colonial europea estaba en su cénit, los italianos habían intentado ya la misma empresa, pero el ejército feudal del emperador etíope les había dado una soberana paliza en Adua. Italia resultó avergonzada y Etiopía se mantuvo libre del dominio europeo.

Esta vez Mussolini no iba a tolerar que ocurriese lo mismo. La experiencia de la Primera Guerra Mundial llevó a los italianos a utilizar los mayores adelantos que existían en el campo bélico, desde aviación masiva a comunicaciones por radio, pasando por el uso de gas venenoso, aunque estuviese prohibido por la Convención de Ginebra. Cuando al Duce le pareció que el mariscal De Bono era demasiado prudente, lo destituyó sin contemplaciones y puso en su lugar al general Badoglio, que aplicó la energía requerida. Irónicamente, Badoglio sería el autor del golpe de Estado de 1943 que derrocó a Mussolini.

Fue una campaña rápida, siete meses y una semana, y las pérdidas italianas no fueron importantes, sobre todo comparadas con la experiencia pasada de la Primera Guerra Mundial. A cambio se había ganado un extenso territorio con buen clima que ofrecía grandes perspectivas para que se instalaran colonos italianos. El Duce sedujo a la opinión pública de su país con un triple discurso: la recuperación del honor nacional herido en Adua; la colocación de Italia en el nivel de las grandes potencias, que intervenían en el mundo a su antojo; y la misión civilizadora, que rescataría a los pueblos de Abisinia de la barbarie medieval.

Fue una lástima que, como Etiopía era cristiana desde el siglo IV, no se pudiera hablar de cristianización, lo que le habría dado mucho respaldo católico –aun así Pío XI fue benévolo con la agresión. En cambio se aireó que en el Imperio Etíope existía la esclavitud, y una de las victorias de la propaganda italiana ante el mundo fue proclamar su abolición. Fue en relación con esto como surgió una canción que sería la más popular de Italia en los tiempos del fascismo: Facetta Nera.

Una canción para una guerra.

La letra de Facetta Nera (Carita Negra) le contaba a una niña esclava que pronto sería liberada por la llegada de los italianos, y le presentaba las ventajas de una civilización en la que “la legge nostra è schiavitù d’amore / ma libbertà di vita e di pensiere” (“nuestra ley es esclavitud de amor, pero libertad de vida y pensamiento”), y le prometía llevarla a Italia para que conociese su nuevo país, donde “Facetta Nera / sarai romana” (Carita Negra, serás romana).

La letra era de Giuseppe Micheli, un clásico de la canción romana, la música de Mario Ruccione, y fue compuesta antes de la invasión. La estrenó en un teatro de Roma el 24 de junio de 1935 el tenor Carlo Buti, históricamente la primera superestrella de la canción italiana. Inmediatamente tuvo un éxito arrollador, aunque a los altos círculos fascistas no terminaba de convencerles, porque en realidad no hacía encendidas loas del fascismo, y nombraba tres veces al rey de Italia y solamente una a Mussolini, y esto ya en el último verso, como metido con calzador. Sin duda esta falta de ideología fascista específica contribuyó a su enorme popularidad.

Paralelamente comenzó a circular una postal que reproducía una foto en la que aparecía un bebé de “carita negra” rodeado de soldados italianos. Nunca estuvo claro si la foto se hizo antes de la canción y la inspiró, o si fue al revés.

Sin embargo medio siglo después, el semanario Oggi publicaría la historia real de la niña etíope de la canción. La auténtica Facetta Nera fue encontrada abandonada durante una batalla –quizá murió su madre- por un legionario italiano llamado Pasqualino Chiti. La niña, de unos 2 años, fue adoptada por el regimiento y bautizada Maria Vittoria Aradam, en conmemoración de la victoria italiana en la batalla de Amba Aradam. Luego los soldados se la entregaron a las monjas del convento de Santa Ana de Asmara, la capital de Eritrea, que la criaron.

Chiti no se olvidó de su Facetta Nera, y en su testamento le dejó en herencia una finca en Italia. Maria Vittoria Aradam se casaría y tendría tres hijos. Uno de ellos, Joannes Brahane, ha estudiado en Italia y hace unos años le dio otra vuelta de tuerca a la historia, al reclamar una pensión para su madre –que sigue viviendo en Asmara y se considera italianísima aduciendo que en realidad era hija de un soldado italiano y una mujer africana.

Etiquetas: ,

lunes, marzo 29

Leonardo da Vinci y los canales de Milán

(Un texto de María Contreras en la revista Ronda Iberia de abril de 2019)

Cinco siglos después de la muerte de Leonardo (se cumplen el 2 de mayo) y con Italia en plena celebración de un 'año Da Vinci' cuajado de eventos conmemorativos, muchas de las ideas del prolífico artista e inventor siguen ayudando a hacer girar el mundo. En Milán, donde vivió casi 25 años en dos etapas distintas, dejó un legado profundo que trasciende La última cena, y que llega hasta los canales artificiales navegables, o navigli, que en otro tiempo fueron la gran arteria comercial de la ciudad. En los últimos años, el área alrededor del Naviglio Grande y el Naviglio Pavese, con sus restaurantes, bares donde tomar un spritz, galerías de arte y mercadillos, se ha convertido en el epicentro de la vida nocturna. Más tranquilo y apartado, el Naviglio Martesana, donde los fines de semana los milaneses practican running o van de picnic, se extiende 38 km en paralelo a una vía ciclista. Construidos entre los siglos XII y XVI para conectar la ciudad con los lagos Como y Maggiore a través de los ríos Adda y Ticino, los navigli contribuyeron decisivamente a la riqueza de Milán y, aunque Leonardo no los inventó, los estudió obsesivamente (muchos de sus dibujos y apuntes se conservan en el Códice Atlántico) y mejoró su funcionamiento.

A él se atribuye el diseño de un sistema de esclusas que permitía salvar los desniveles de agua, además de las llamadas "puertas vincianas", proyectadas en 1496 para el Naviglio Martesana y utilizadas aún en canales como el de Panamá. "Leonardo es más conocido por su faceta pictórica, pero cuando escribe su carta de presentación al duque de Milán, Ludovico 'el Moro', se define como 'ingeniero militar en tiempo de guerra e hidráulico en tiempo de paz'. Podríamos decir que ese fue el primer currículo de la historia", afirma Giuseppe Petruzzo, que desde los años 90 trabaja en la valorización cultural del Parco Adda Nord, un área natural protegida que abarca cuatro provincias lombardas bañadas por el río Adda. Aquí se inauguró en 2004 el Ecomuseo Adda de Leonardo, un 'museo' al aire libre que solo puede recorrerse a pie o en bici, y que tiene a Da Vinci, y a la huella que dejó en este territorio, como hilo conductor. "El ecomuseo es el corazón del parque explica Giuseppe. Pero lo más interesante, cultural y paisajísticamente, son los 20 km que separan los navigli de Martesana y Paderno". Este último, de 2,6 km, y construido para evitar una zona de rápidos, no se concluyó hasta 1777, pero Leonardo fue su inspirador: "Lo teorizó a finales del siglo XV, pero su proyecto era tan avanzado que solo pudo realizarse 300 años después".

Entre los hitos 'leonardescos' del ecomuseo está el traghetto de Imbersago, un transbordador que cruza el río de una orilla a otra impulsado por la corriente, y que es una reproducción exacta de uno que dibujó y perfeccionó Leonardo. O la Villa Melzi, en Vaprio d'Adda, donde el artista fue huésped de Girolamo Melzi, padre de uno de sus alumnos predilectos y futuro heredero. O las rocas conocidas como 'I Tre Corni', que los expertos señalan como el fondo del óleo La virgen de las rocas. "Yo siempre digo que Leonardo anticipó el uso del smartphone bromea Giuseppe. Decía a sus alumnos: 'Cuando deis un paseo y veáis algo que os interese, tomad apuntes, esbozadlo…' Él dibujó estas rocas cuando estuvo aquí y luego las utilizó en el cuadro".

Hoy, los navigli vuelven a estar muy presentes en la vida milanesa, y no solo los que quedan a la vista; la ciudad lleva tiempo inmersa en un debate que podría acabar por reabrir un tramo de 8 km de canales que fueron soterrados en el centro urbano durante la época fascista. El ideólogo e impulsor de la iniciativa es el arquitecto jubilado Roberto Biscardini; desde la asociación que preside, Riaprire i Navigli, busca sensibilizar a la opinión pública y a las instituciones sobre los beneficios que ello generaría a Milán y a Lombardía: "Abre la posibilidad de una nueva Milán: con menos coches, menor huella de carbono, más zonas públicas y áreas peatonales. Además, solo con estos 8 km se crearía un itinerario navegable de 140 km por toda la región". El proyecto, aún en el aire, cuenta con no pocos detractores, pero a Biscardini le brillan los ojos con un punto de desafío cuando vaticina: "Creo que se acabará haciendo". Una frase que probablemente salió de labios de Leonardo da Vinci más de una vez.

Etiquetas: ,