Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

miércoles, diciembre 30

Romanche, el misterioso cuarto idioma de Suiza

 (Un texto de E. Zamorano en elconfidencial.com del 4 de julio de 2018)

En los Grisones todavía se habla una lengua que el tiempo aún no ha logrado sepultar: el romanche, una fusión entre el latín y el rético de la zona.

¿Cuánto sabes sobre Suiza? Este país, situado en el ojo del huracán europeo (justo encima de Italia, por debajo de Francia y Alemania y al oeste de Austria), aparece en los telediarios día sí día también, por lo que todos ya conocemos: es el territorio más cercano al que las élites trasladan sus cuentas bancarias, ya que posee muchísimas ventajas fiscales. Al margen de ello, lo más reconocible de toda su cultura son sus altas y empinadas cordilleras, el chocolate y, cómo no, los quesos, en especial el Emmental. A pesar de nuestra cercanía, seguramente haya muchas cosas que se nos escapan de este bello territorio de montañas, valles y fortunas millonarias.

Su situación geográfica hace que sea una zona de plena confluencia europea. Englobada en medio de tres de las más grandes potencias de Europa y del mundo, su idioma tenía que ser a la fuerza uno con el que se entendieran todos sus países vecinos. Además, su superficie de territorio no es muy grande (41.277 kilómetros cuadrados, casi 400 kilómetros cuadrados menos que la comunidad de Extremadura). Por ello, las tres lenguas oficiales del país son el alemán, el francés y el italiano. Sin embargo, todavía perdura una más antigua y remota: el Romantchs o romanche.

"Discurras ti rumantsch?". Menos del 0,5% de los suizos pueden responder a esta pregunta. Su significado: "¿hablas romanche?". Originaria del cantón más al sureste del país, la cantidad de personas que hablan romanche ha disminuido en los últimos años un 50%. La causa de su rápida y funesta desaparición es la búsqueda de oportunidades laborales en otros lugares más prósperos del país, como Zúrich. Es bastante curioso pensar que en un país tan pequeño todavía queden hablantes de esta lengua tan remota: alrededor del año 15 antes de Cristo, época en la cual los romanos conquistaron Raetia, lo que ahora es el Graubünden.

El romanche es el resultado de la combinación del latín vulgar que hablaban los soldados y colonos romanos, y el rético, el idioma de los nativos. Este nuevo idioma híbrido se convirtió en el principal hasta el siglo XV, cuando el cantón se unió por primera vez en una confedereción conocida como el Estado Libre de las Tres Ligas. Las ligas usaban el alemán como idioma principal, y debido a que las aldeas locales estaban aisladas en los 150 valles del área montañosa, el romanche se fragmentó en cinco dialectos diferentes, cada uno con su propio lenguaje escrito. 

Cabría pensar que ante el número tan bajo de personas que lo hablan estamos a las puertas de su desaparición; sin embargo, los suizos presumen de estar orgullosos de su cultura y en 1938 más del 90% del país lo votó para que se constituyera como idioma nacional oficial. Actualmente, el gobierno suizo gasta cerca de 7,6 millones de francos suizos para promover y preservar el romanche. Algo bastante llamativo si lo extrapolamos a las largas y tediosas discusiones que se dan en nuestro país en torno a los nacionalismos de Cataluña, Galicia o País Vasco, cuyos idiomas están siempre en pugna con el español.

"El lenguaje existe para transmitir la cultura de un pueblo a la próxima generación. Cuando el mundo pierde un idioma, como ocurre cada dos semanas, perdemos de forma colectiva el conocimiento de las generaciones pasadas", analiza acertadamente la periodista Dena Roché para 'BBC'. "Sin el romanche, ¿quién asegura que costumbres como el Chalandamarz, un antiguo festival celebrado cada 1 de marzo en el Valle de Engadina para celebrar el fin del invierno y el comienzo de la primavera, perdurarán?"

Pero el número de personas que lo hablan sigue disminuyendo a medida que los residentes prestan más atención a otros lenguajes. En muchas escuelas de Graubünden, el alemán es el principal idioma que se enseña. En la mayoría de colegios, el romanche es una asignatura optativa. Sin embargo, hay esperanza: en los últimos años, ha habido un ligero repunte del interés por el romanche que podría ayudar a revivirlo. Irónicamente, la globalización podría estar impulsando esta tendencia.

"Hace años, nadie sentía apego por lo tradicional en Suiza, pero ahora la gente está cansada de que todo sea igual en todas partes", asegura Maja Gartmann, relaciones públicas. "Ahora, la gente se enorgullece de hablar romanche porque es diferente y raro, y todo lo que es raro y exclusivo hoy es interesante". Con esto, ¿podríamos decir que el italiano, alemán y francés en Suiza son en cierto sentido algo 'mainstream'? Hay una estación de radio, un canal de televisión y un periódico en romanche. Incluso, un grupo de hip-hop llamado Liricas Analas.

"Todos los miembros de la banda crecimos en la capital", asegura Johannes Just, líder de Liricas Analas. "El lenguaje del rap es una herramienta para expresarte. Estoy más fascinado con el uso del romanche que con la libre expresión de pensamientos e ideas. Nunca fue nuestro propósito inicial, vino solo, pero si podemos promover de alguna forma el romanche, estamos contentos".

La tecnología también pone de su parte. El idioma vive en blogs y sitios web, existen apps como Memrise que ayudan a aprenderlo y traductores online como el Romansh English Translator APK que ayudan a comunicarse en romanche. ¿Estamos a punto de un nuevo resurgir de esta lengua tan remota? ¿El auge de los nacionalismos en Centroeuropa favorece a esta recuperación de la tradición? ¿El romanche sobrevivirá y aguantará los próximos cincuenta años, cuando toda la gente que todavía lo habla, en su mayoría personas mayores, desaparezca? Es imposible saberlo y solo el tiempo lo dirá. 

Etiquetas: ,

martes, diciembre 29

Almansa (Albacete), 25 de abril de 1707: la batalla que asentó a los Borbones

 (Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo de Hoy del 22 de junio de 2007)

Felipe V, el primer Borbón de España, tenía casi perdido el trono frente al pretendiente austriaco. En Almansa le dio la vuelta a la guerra.

Las antiguas monarquías salieron de los campos de batalla, los guerreros victoriosos se convertían en reyes, como don Pelayo en Covadonga. La Casa de Borbón se asentó en el trono de España en un combate que cambió nuestra historia: la batalla de Almansa.

La falta de hijos de Carlos II dio lugar a una guerra que primero fue mundial y luego civil. España era todavía una primera potencia, aunque fuese en decadencia, y poseía entre Europa y América el mayor imperio conocido. El conflicto sucesorio daba a otros países la oportunidad de apoderarse de algo de ese imperio. Francia, Inglaterra, Austria y Holanda se repartían la piel del oso antes de cazarlo. Todavía en vida de Carlos II negociaban repartos: Nápoles para ti, Flandes para mí, Milán para el otro...

Testamento

Había acuerdo en aceptar como rey de España al designado por Carlos II en su testamento, José Fernando de Baviera, nieto de su hermana la infanta Margarita, la de las Meninas. Era hijo de un soberano de tercer rango, el elector de Baviera, no parecía amenaza para nadie y tendría que aceptar el desmembramiento del imperio español.

Pero José Fernando murió antes que Carlos II, y entonces quedaron frente a frente dos candidatos de peso. Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV, y el archiduque Carlos, hijo del emperador de Alemania. Cualquiera de ellos reinando en Madrid reforzaría demasiado a Francia o a Austria, desequilibraría los poderes mundiales.

Carlos II, tras oír a juristas, teólogos y órganos políticos, designó heredero al primero, que era nieto de su hermana mayor, María Teresa, y por tanto biznieto del rey Felipe IV. Tras la muerte de Carlos II en 1700, Felipe de Borbón vino a España, fue reconocido por las Cortes y comenzó a reinar con el nombre de Felipe V.

Casi a la vez comenzó una auténtica guerra mundial no sólo en las posesiones españolas ambicionadas por las potencias, los Países Bajos e Italia, sino también en el centro de Europa. En 1704 la guerra llegó a España. Desde Portugal, los confederados austracistas, es decir, ingleses, holandeses y portugueses, que apoyaban al austriaco, nos invadieron. Y por si eso no fuera bastante desgracia, el conflicto se convirtió en guerra civil. Desconfiando del centralismo borbónico, los Estados de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña y Valencia) se declararon por el archiduque.

No podemos resumir aquí los avatares de la Guerra de Sucesión, pero iba muy mal para Felipe V, que llegó a abandonar temporalmente Madrid a Carlos III.. En la primavera de 1707 ambos bandos se dispusieron a un choque decisivo. Los austracistas veían la oportunidad de establecer definitivamente la superioridad militar que le daban los tres ejércitos invasores. Para los borbónicos, que habían recibido el refuerzo de un ejército francés, era la ocasión de invertir el mal rumbo de la contienda.

Frontera

El escenario sería el llamado Corredor de Almansa, un llano junto a la villa del mismo nombre en las estribaciones de La Mancha, frontera de Castilla con Valencia. Allí iba a tener lugar la batalla más cosmopolita jamás librada en nuestro país, entre los ejércitos de España, Francia, Inglaterra, Holanda y Portugal. Los confederados estaban muy altos de moral. Acostumbrados a la victoria, pecaban de excesiva confianza. Berwick, jefe del Ejército de las Dos Coronas (el hispanofrancés), hacía extraños movimientos, retiraba las tropas de las poblaciones fronterizas. En realidad estaba agrupando fuerzas, pero daba la sensación de que abandonaba las plazas al enemigo. Los propios españoles desconfiaban de aquel general inglés al servicio de Francia; los confederados creían que era incapaz de luchar. Envalentonados con esto, se lanzaron a la ofensiva por terreno desconocido y en inferioridad de número. Entraron alegremente en terreno castellano hasta que un lunes de Pascua, 25 de abril de hace justo tres siglos, se toparon con el Ejército de las Dos Coronas, bien desplegado al pie del castillo de Almansa. Sin más evaluación se lanzaron al ataque. Su ímpetu obtuvo un premio que sería castigo. La línea borbónica cedió por el centro.

Los confederados llegaron incluso a las primeras casas de Almansa, creían haber ganado la batalla, pero la superioridad numérica le permitía a Berwick contar con reservas. Las situó a ambos lados de la brecha, y ésta se convirtió en una trampa de fuego para el enemigo. La inesperada mortandad desconcertó a los confederados, que emprendieron la retirada. Los borbónicos se lanzaron entonces al ataque, provocando la debacle austracista. De 16.000 hombres, sufrieron 5.000 bajas y 10.000 prisioneros, según Berwick, aunque sus cifras son exageradas.

En todo caso, la victoria era tan apabullante que cambió el curso de la guerra. Todavía tendría vaivenes, pero Felipe V salvó en Almansa la corona que tenía casi perdida. Malborough, el gran general inglés victorioso en los teatros europeos, dijo al conocer la batalla: “Este desgraciado suceso de España ha hecho retroceder todo... Lo mejor es simular que estamos dispuestos a continuar la guerra para obtener una paz honrosa”.

Ejércitos cosmopolitas

Además de los ejércitos de cinco naciones, Almansa fue la babel habitual en las guerras de la época. El ejército español, por ejemplo, tenía regimientos italianos y belgas, además de mercenarios suizos. Pero el rasgo más cosmopolita es que al frente del ejército francoespañol había un inglés, y al ejército inglés lo mandaba un francés. El primero era James Fitz-James Stuart (en el grabado), hijo bastardo del destronado rey de Inglaterra Jacobo II. El segundo, Henri de Massue de Ruvigny, conde de Galway, un noble hugonote (protestante francés).

Etiquetas: ,

lunes, diciembre 28

Cinco momentos cruciales para la ciencia que no ocurrieron como piensas

 (Un texto de Sergio Ferrer en elconfidencial.com del 24 de agosto de 2015)

Algunos de los instantes más importantes en la historia de la ciencia sucedieron de una forma diferente... o no tuvieron lugar en absoluto. El tiempo ha transformado estas anécdotas en leyenda.
 
La historia de la ciencia está repleta de leyendas que nunca tuvieron lugar, como las malas notas en matemáticas de Einstein, y de anécdotas que el tiempo ha moldeado para maquillarlas con un halo de épica. En ciertas ocasiones los hechos ocurrieron de forma similar al mito pero con matices, y en otras no tuvieron lugar en absoluto. En cualquier caso, y aunque a veces la realidad no sea tan espectacular como la leyenda, la verdad no quita ni un ápice de mérito a las aportaciones de estos intelectos a la humanidad.

Arquímedes el nudista

Uno de los mayores genios de la Antigüedad ha pasado a la historia por una simple palabra. El matemático (y físico, astrónomo, ingeniero, inventor y cualquier otra cosa que se nos ocurra) Arquímedes de Siracusa es recordado por una anécdota que a buen seguro nunca sucedió.

Es conocido que unrey le pidió a Arquímedes una forma de determinar si unacorona (supuestamente) de oro puro que había mandado fabricar había sido adulterada con un metal más barato como la plata. En otras palabras, si le habían timado. El genio griego encontró la solución mientras se bañaba, al descubrir que el nivel del agua subía hasta desbordarse una vez entraba. Arquímedes, emocionado por el descubrimiento, salió a la calle gritando ¡Eureka! (lo encontré, en griego)... olvidando vestirse antes.

En teoría, sumergiendo la corona en un líquido y midiendo el volumen desplazado, podría calcularse su densidad y comprobar si esta era correcta o, por el contrario, la joya había sido adulterada con otro material. En realidad esta historia no aparece en ninguno de los escritos de Arquímedes, y la primera referencia al momento Eureka es obra de un historiador romano... que la cuenta 200 años después de los hechos.

No sólo el arranque nudista de Arquímedes es inverosímil: Galileo puso en duda, siglos después, que el método narrado para analizar la corona fuera cierto. Medir con precisión un volumen tan ínfimo habría requerido herramientas de medición adelantadas a su tiempo como un picnómetro. 

Probablemente utilizara el principio de Arquímedes para comparar la flotabilidad de la corona con una pieza de oro del mismo peso y así desenmascarar el engaño, pero no midiera los volúmenes desplazados.

Galileo el vándalo

Galileo y la torre de Pisa. Dos ingredientes idóneos para que surja el mito. Aunque muchos libros repiten la historia de cómo el físico lanzó dos objetos de diferente peso desde el monumento para demostrar que ambos caían a la vez, no hay constancia histórica de este hecho.

Además de no existir pruebas, el experimento se tambalea al pensarlo detenidamente. No sólo resulta dudoso que el científico se arriesgara a abrirle la cabeza a un pobre transeúnte por el bien de su investigación, sino que la prueba difícilmente podría haber dado el resultado esperado por un pequeño detalle: el rozamiento del aire. Por mucho que en clase de física nos repitan desde el colegio que dos objetos caerán a la vez independientemente de su peso, en realidad esto sólo se aplica en ausencia de rozamiento. Por eso mismo si lanzamos una bola de billar y una pluma desde nuestro balcón, la pluma saldría volando mientras nosotros somos detenidos por poner en riesgo la seguridad de los peatones.

Curiosamente puede que Galileo no fuera un vándalo después de todo, pero un experimento semejante sí tuvo lugar en su época. Tal y como cuenta Francisco Villatoro en su blog, el el astrónomo y jesuita (y rival de Galileo) Giovanni Battista Riccioli sí efectuó la prueba en la torre Asinelli de Bolonia. Aunque el investigador pretendía refutar a Galileo tuvo que admitir finalmente, y con un rigor científico loable, que era él quien estaba equivocado.

El dolor de cabeza de Newton

La manzana de Newton es un caso de inspiración científica (¡Eureka!) que supera incluso al baño de Arquímedes. Una historia demasiado bonita para ser verdad: la de uno de los mayores genios de la Humanidad, meditando bajo un manzano sobre las leyes que rigen la vida, el universo y todo lo demás, cuando de repente una manzana cae irónicamente sobre su cabeza y le da la respuesta a sus preguntas.

Tan poético resulta este momentoque puede pensarse que no es más que una leyenda sin base alguna, mucho más interesante que la imagen de Newton estudiando papeles y llevando a cabo cálculos en su despacho. Pues no, la manzana sí cayó, aunque no en la cabeza del físico.

Varias fuentes, como su biógrafo y amigo William Stukeley, describen cómo Newton paseaba por el jardín cuando una manzana cayó al suelo. El tiempo hizo que la fruta terminara por impactar en la cabeza del británico en esta historia, para así dar un poco de comicidad al momento de inspiración.

Historias como las de Arquímedes y Newton han forjado el mito de que la investigación científica tiene lugar en explosiones de inspiración dentro de la cabeza de grandes genios, algo inalcanzable para el resto de seres humanos. En realidad, y con honrosas excepciones, el duro trabajo suele sustituir a los eurekas.

Buen ejemplo de ello son Darwin y sus pinzones. Es fácil imaginar al joven naturalista paseando inocentemente por las islas Galápagos para de repente, al comprobar las pequeñas diferencias que existían entre las aves de cada isla, tener un arranque de genialidad y establecer la teoría de la evolución.Y todo antes de la hora de la cena.

La realidad es que hubo mucho trabajo, previo y posterior, antes de que una de las teorías más brillantes de la historia de la ciencia viera la luz. Darwin ya había mostrado interés por el origen de las especies antes de su viaje en el Beagle, y había leído los textos más importantes sobre el tema. De la misma forma, necesitó décadas tras su aventura para dar forma a sus ideas: aunque regresó de su odisea con 27 años, no publicó su polémica obra hasta los 50, debido entre otros motivos a su carácter metódico (así como al temor de sacar a la luz un libro semejante).

La 'potra' de Fleming

Así como se sobrevalora con una capa mística los momentos de revelación como los de Newton o Arquímedes, en ocasiones se desprecian los casos de pura suerte. En ciencia se conoce con el nombre de serendipias a estos hallazgos afortunados. El caso más popular es el descubrimiento de la penicilina por parte de Alexander Fleming.

Fleming (cuyos estudios no pagó el padre de Churchill como suele creerse), queda en ocasiones relegado a un papel secundario: el protagonista es el azar, que hizo que sus cultivos se estropearan y quedaran cubiertos porun hongo, Penicillium. Casi da la impresión que cualquiera podría haber descubierto la penicilina y evitado millones de muertes. Sin embargo, es poco probable que este británico fuera la primera persona del mundo en estropear un cultivo. Cientos de investigadores sin dudatiraron a la basura cultivos llenos de contaminación sin poder llegar a las conclusiones de este microbiólogo.

"En el campo de la observación la suerte sólo favorece a las mentes preparadas". Se trata de una frase de Louis Pasteur que resume a la perfección cómo el intelecto juega un papel tan importante o más que la fortuna en los casos de serendipia. Quizá los cultivos de Fleming se estropearon por casualidad, pero hacía falta un ingrediente adicional: la mente de este investigador,al acecho de cualquier descubrimiento que pudiera salvar vidas.

Etiquetas: ,

domingo, diciembre 27

Churchill, el autor de la guerra

 (Un texto de Icíar Ochoa de Olano en el Heraldo de Aragón del 10 de septiembre de 2017)

La hizo y la escribió, y lo uno y lo otro le convirtieron en carnicero de hombres, salvador de su patria y Nobel de Literatura. Alcohólico, depresivo, brillante orador y analista ladino, el Churchill más sombrío regresa a la gran pantalla.

Escribir sobre las con-tiendas militares en forma de crónicas periodísticas, 'best seIlers' y ensayos constituyó su principal fuente de ingresos durante su longeva vida y le reportó, además, la gloria literaria en forma de Premio Nobel por sus 'Memorias de la Segunda Guerra Mundial' (1953). Sin embargo, lo que le convertiría en icono épico de la biografía moderna del Reino Unido fue anticiparlas, a veces, orquestarlas y ejecutarlas. Unas, eso sí, con menos muertos que otras. Carnicero en el primer gran enfrentamiento bélico del siglo XX, libertador del fascismo nazi en la pavorosa réplica que se desataría dos décadas más tarde, el controvertido 'premier' inglés está de cine 52 años después de su desaparición a Los noventa. Y por duplicado.

Mientras se cocina 'La hora más oscura', el esperado biopic dirigido por Joe Wright e interpretado por Gary Oldman, esta semana se estrena en las salas de España ‘Churchill', la película con la que Jonathan Teplitzky ha conseguido airar a la Inglaterra más nostálgica y reaccionaria. En ella, un mimetizado Brian Cox recrea al granítico dirigente como un gobernante opaco y temeroso durante las 48 horas previas al desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944, la mayor ofensiva que los aliados lanzaron contra el III Reich. Teplitzky retrata a un líder ajado por los años y desprovisto de su desarmante agudeza mental, debilitado y atenazado por el fantasma de la sangrienta derrota de Galipoli, la funesta operación anfibia que ordenó en la península turca durante la Primera Guerra Mundial en la que medio millón de hombres dejaron sus vidas, la mitad de ellos, soldados británicos. Pero para ser proclamado villano y héroe (por tantas veces tanto lo uno como lo otro), el político londinense, descendiente del mismísimo Mambrú, tendría antes que suspender una pila de exámenes, participar en cinco guerras coloniales e, incluso, perpetrar una espectacular fuga de un Alcatraz sudafricano.

Winston Leonard Spencer Churchill (1874-1965) nació en un palacio, el de Blenheim, sede de su abuelo, el duque de Marlborough. Su padre, Lord Randolph, un prominente político conservador, y su madre, la deslumbrante hija de un financiero de Nueva York, lidiaron en la distancia y con indisimulado desinterés con un escolar rebelde y holgazán aficionado a la escritura y la aventura, dos actividades en las que se emplearía a fondo. Así, se las arregló para cumplir los 21 en Cuba, en calidad de observador de la guerra que España libraba en esos momentos contra los independentistas. Allí, el joven Churchill se familiarizó con el silbido de las balas y con el regusto amaderado de los habanos, una debilidad que puliría en adicción. Hasta ocho rulos del mejor tabaco acabaría prendiendo al día el iracundo 'Premier'.

PERIODISTA DE GUERRA. Empleado como corresponsal de guerra, al año siguiente navegó hasta la India y, en 1898, luchó en Sudán, donde personalmente mató a «tres salvajes». Ni la tensión de los acontecimientos ni las volutas de sus puros lograrían aletargar su preocupación por su pobre educación académica. El noble reportero devoró todos los libros que tuvo a su alcance, incluidos los viejos debates parlamentarios. Siguió leyendo también cuando, meses más tarde, las repúblicas Bóer declararon la guerra a Gran Bretaña y se desplazó hasta Sudáfrica para cubrir el enfrentamiento. Su estancia en Pretoria le proporcionaría material sustancioso para sus posteriores escritos y, también, una enorme popularidad en su país. Porque, tras caer en una emboscada el tren blindado en el que se desplazaba, fue capturado y encarcelado en una prisión de la que lograría huir y poner tierra por medio oculto entre los sacos de un vagón de mercancías. Tardó seis días sin apenas alimentarse y quinientos kilómetros en ponerse a salvo. La hazaña le abriría de par en par las puertas de la política.

Considerado como uno de los oradores más mordaces de la historia -antes tuvo que superar un ceceo a base de entrenamiento diligente-, pronunció su primer discurso en el Parlamento británico en 1901. Pese a su bisoñez, no temía mostrarse en desacuerdo con sus jefes ni, llegado el momento, atacarlos ferozmente, como hizo por su propuesta de reforma arancelaria. Extraordinariamente seguro de sí mismo y de sus convicciones, le bastaron un par de años de rodaje para dejar el Partido Conservador y tomar asiento en la bancada de los liberales, enarbolando la bandera del libre comercio. Su despegue se acercaba. En 1908 se erigió en el ministro más joven del Gabinete y tres años más tarde le nombraron Primer Lord del Almirantazgo, la versión extravagante de ministro de Marina. A sus cuarenta años, Churchill tenía en sus manos la Royal Navy, un goloso juguete, la mayor maquinaria bélica del planeta.

El fallido desembarco de Galípoli, en la Primera Guerra Mundial, le valdría el sobrenombre de «carnicero» y su caída eventual en el ostracismo. «Aunque aquella derrota tuvo más padres, admitió el error como suyo y dimitió. Atacado por el ‘perro negro' así es como llamaba a la depresión, la otra enfermedad, ¡unto al alcoholismo, que le afectó durante toda su vida, se marchó de simple coronel a las trincheras de Flandes para conocer la guerra en sus carnes, fuera del despacho», destaca a este periódico el historiador y escritor Juan Eslava Galán, quien expone su admiración «profunda» hacia el político por su «asombrosa capacidad para anticipar y prever los acontecimientos». «Lo mismo que vio venir a Hitler, anunció con antelación la caída del Telón de Acero, una expresión que lleva su cuño», agrega el experto.

No lo tuvo fácil. El denostado Lord del Almirantazgo pero brillante parlamentario se ahorró las lágrimas y la sangre pero tuvo que emplear todo su esfuerzo y sudor en abrir los ojos a sus compatriotas ante el terrible peligro que representaba para Europa el ascenso de Hitler y el movimiento nazi. La invasión alemana de Polonia, en 1939, despejó las dudas y el político caduco y lenguaraz se erigió en carismático 'premier', sostén del orgullo imperial y formidable estadista que llevó a los aliados a la victoria contra el Eje y por el que buena parte de su país le quiere recordar.

«La figura más grande la historia británica», según la última encuesta de la BBC, tiene, sin embargo, un lado oscuro menos conocido como eficaz Secretario Colonial durante los años veinte. Lo recoge con profusión de datos el joven pero respetado historiador británico Richard Toye en 'El Imperio de Churchill'. En su trabajo, el investigador documenta su cruda lucha por el «supremacismo blanco» frente a los «bárbaros», su desdén ante Las matanzas de nativos en Sudáfrica o su defensa del uso de gas venenoso contra las «tribus incivilizadas» tras una rebelión kurda contra Gran Bretaña. Le responsabiliza, asimismo, de la construcción de varios ‘gulag' en Kenia, de «burlarse» de los palestinos y de permitir una devastadora hambruna que mató a tres millones de indios, un pueblo al que especialmente despreciaba.

«Todo eso es cierto. Churchill era un inglés victoriano, imperialista clásico y esa era su mentalidad. Era racista y despreciaba a los pueblos subdesarrollados. Ponía el imperio inglés por encima de todo. Si lo juzgamos como patriota inglés, que es corno creo que la Historia debe de juzgarle, fue un hombre de una pieza cuya visión resultó importantísima en su momento», remata Eslava Galán. Héroe, carnicero o ambas cosas a la vez, el cine sigue dando chuches (y whisky) al viejo 'bulldog' inglés.

Frases célebres

Su personalidad arrolladora puede entreverse en las citas que ha dejado para la historia. La figura de Churchill está íntimamente ligada a la II Guerra Mundial, ya que su papel fue determinante para la derrota de Adolf Hitler: logró evitar un pacto con Alemania en 1940.

Sagaz estadista «Un político debe ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido» «El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones».

Ante la Segunda Guerra Mundial «No tengo más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».

Político mordaz «El cristianismo dice 'lo mío es tuyo'; el socialismo, ‘lo tuyo es mío’».

Secretario Colonial «Estoy enérgicamente a favor del uso de gas venenoso con las tribus incivilizadas».

Sobre Gandhi «Debía ser atado y pisoteado por un elefante con el nuevo virrey sentado a su espalda».

Misógino hasta en el Parlamento «Puede que esté borracho, pero mañana usted seguirá siendo asquerosamente fea y yo estaré sobrio», dijo a una diputada.

Ejemplo de tenacidad «Si estás atravesando un infierno, continúa caminando».

Pintor de talento y amigo de Onassis

Cuando sir Winston Churchill se enfrentó a la amargura de su derrota electoral en 1945, tras propiciar la victoria de Europa sobre el yugo nazi, trató de estirar su carrera política y lo hizo con éxito: entre 1951 y 1955, el septuagenario político protagonizó un segundo mandato. A su término, se entregaría a viajar, a visitar a su amigo Aristóteles Onassis y a su otra gran pasión además de la guerra, la pintura. Y según el mismísimo Picasso, «de haberse dedicado a ello le habría ido bastante bien». Precisamente, el Gobierno del Reino Unido aceptó hace un par de años quedarse con 37 cuadros realizados por el 'premier' en pago de las tasas de sucesión por parte de sus descendientes. Churchill se casó con Clementine Hozier -la cuarta mujer a la que propuso matrimonio y la única que le dio el si- y tuvieron cinco hijos. Mary Soames, la última de ellos, falleció en 2014 a los 91 años.

Etiquetas: ,

sábado, diciembre 26

Shakespeare's grave to be radar scanned despite famous curse

(Since this was an article written by Hannah Furness in Daily Telegraph on 6th March, 2016, I’m sure the grave has been already radar-scanned and the course -if there is such- has already been unleashed. But anyway, I think it’s interesting.)

Shakespeare's grave is to be scanned using radar technology to discover within.

The grave does not bear his name, merely this warning rhyme: “Good friend, for Jesus' sake forbear, to dig the dust enclosed here. Blessed be the man that spares these stones, And cursed be he that moves my bones.”

When a grave is deliberately inscribed with a curse upon any who dared disturb the bones within, it is a brave man indeed who seeks further knowledge of what is inside. But the lure of William Shakespeare has proved too much for some. The playwright’s grave is to be examined carefully for the first time this year, with a high-tech radar survey allowing experts to discover what lies beneath the soil of the Stratford cemetery. Holy Trinity Church, in Stratford upon Avon, has granted permission for documentary-makers to investigate Shakespeare’s grave without physically disturbing the site.

A preliminary radar survey has already taken place, with results due to be broadcast in a Channel 4 documentary later this spring.

The examination is part of nationwide commemorations of the 400th anniversary of Shakespeare’s death, and forms part of a major push from academics, theatres and broadcasters to increase knowledge of the Bard. Radar scans are most commonly used in graveyards to detect unmarked or previously unknown graves, allowing experts to find coffins and learn details about their size, shape and material they are made from. In this case, it is believed documentary-makers will be seeking to learn more about Shakespeare’s life and family.

It is not yet clear whether scans would show any items buried within the coffins, but it is likely to give a clearer picture of a possible family vault: his wife, Ann Hathaway, daughter Suzanna, son-in-law Dr John Hall and Thomas Nash, his grandson-in-law are buried in the chancel alongside him.

The playwright was buried in 1616, with the gravestone carrying the warning: "Good friend, for Jesus' sake forebeare, To digg the dust enclosed heare; Bleste be the man that spares thes stones, And curst be he that moves my bones." The grave study will follow comprehensive research into New Place, Shakespeare’s Stratford home. The Shakespeare Birthplace Trust has already mapped out precise plans of what the home would have looked like, including the kitchen, oven foundations and remains of a cold store. Demolished 250 years ago, the site – due to reopen in July - will give admirers of Shakespeare their most useful glimpse yet into his day-to-day life.

The Shakespeare’s grave project follows calls last year for it to be physically exhumed. Then, one academic argued the “extraordinary success” of digging up the grace of Richard III means the “potential of undertaking forensic analysis” is now recognised.

The results of the scan are expected to be announced before this summer’s World Shakespeare Congress, a worldwide gathering of 1,000 academics likened to the Olympics of Shakespeare studies.

A spokesman for Holy Trinity Church said: ““We can confirm a scan of the grave has been

completed. Any research or investigation within Holy Trinity Church can only take place with the express permission of the church. Requests are always dealt with on a case by case basis, and may be subject to confidentiality agreements.”

“The results of the scan will be revealed as part of a Channel 4 documentary later in the spring.”

Note: after the scan, Shakespeare’s skull is likely missing from his grave, an archaeologist has concluded, confirming rumors which have swirled for years about grave-robbers and adding to the mystery surrounding the Bard’s remains.

Etiquetas: