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jueves, marzo 31

¿Qué es ese ruidito?

 (Un texto de Beatriz García en la revista Mujer de Hoy del 23 de febrero de 2019)

Mandíbulas que crujen. oídos que pitan, tripas que rugen... El cuerpo emite una sinfonía de sonidos a los que no solemos hacer caso, pero... ¿podrían ser la señal de que algo no va bien? Escucha. 

El cuerpo humano es una obra maestra de ingeniería, una maquinaria bien ensamblada de huesos, músculos, articulaciones y órganos que trabajan acompasadamente. En ocasiones, sin embargo, las piezas de esos delicados engranajes chirrían, crepitan, se quejan... Y una de las claves para vigilar nuestra salud es afinar el oído y saber escuchar. Porque el organismo nos manda mensajes, de manera silenciosa (el estrés, el cansancio, los cambios de humor...), pero también en forma de sonidos. Prestamos atención a algunos de los ruiditos más comunes, que en la mayoría de los casos no revisten gravedad, pero esa señal sonora también puede ser una alarma que nos permita prevenir o diagnosticar problemas de salud. Te enseñamos cómo dis-tinguir una opción de otra.

1. ME CRUJE LA MANDÍBULA
Abrimos y cerramos la boca unas 5.000 veces al día. Y la articulación temporomandibular (ATM), que une la mandíbula inferior con el hueso temporal del cráneo, es la que lo hace posible. Los expertos aseguran que hasta el 70% de la población padece en algún momento problemas en ella, problemas que cursan con chasquidos, dolor facial o dificultad para masticar. "Hay varias causas que pueden provocar ruidos al abrir la boca; una de las más frecuentes es el desplazamiento del menisco que hay dentro de esa articulación. Otra causa frecuente es la subluxación mandibular por una apertura excesiva de la boca o, en ocasiones, una hiperlaxitud articular'', explica la doctora Ma del Carmen Benito Vicente, vocal de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial de la Comisión Científica del.Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid. 

¿Debo preocuparme? "En determinados casos y bajo circunstancias que sobrecarguen la mandíbula, el desplazamiento discal o meniscal puede avanzar y es cuando aparecería la limitación de apertura de la boca que, a veces, acaba degenerando en artrosis", señala la doctora. Por eso, si los crujidos mandibulares son habituales, conviene acudir al especialista para valorar su causa y su importancia. Este debe aconsejar al paciente para no sobrecargar las articulaciones y, en caso necesario, indicar el procedimiento adecuado. "Si los chasquidos son muy fuertes, impiden los movimientos o van acompañados de dolor, hay una batería de tratamientos que incluyen fisioterapia, férulas de reposición o técnicas quirúrgicas más o menos invasivas, que van desde la artrocentesis a la artroscopia o técnicas de reposición discal. Lo importante es eliminar el dolor cuando lo hay y recuperar la función", afirma la dra. Benito Vicente. 

2. ME PITAN LOS OÍDOS
Los acúfenos o tinnitus son esos zumbidos o pitidos más o menos intensos que percibe nuestro oído, pero que no responden a ningún sonido exterior. Se trata de una alteración del sistema nervioso que todo el mundo puede experimentar en algún momento de su vida de manera pasajera. Sin embargo, alrededor de un 8% de la población padece este problema de manera crónica. 

Aunque no se conoce el origen de esta dolencia, sí existen algunas pistas, porque hay condiciones que se ha comprobado que se repiten entre los pacientes con tinnitus: "Una de las causas de los acúfenos es haber estado expuesto a ruidos muy fuertes de forma habitual. Esto tiene una gran incidencia en trabajadores como pilotos, músicos, personas que trabajan en las obras... En muchas ocasiones, los acúfenos también son un efecto secundario que aparece por la ingesta de medicamentos. De hecho, en el mercado actual se contabilizan más de 200 medicamentos que pueden producir acúfenos", señala el doctor Guillermo Plaza Mayor, jefe de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela. 

¿Debo preocuparme? El tinnitus puede ser síntoma de patologías tan sencillas como tener un tapón de cera o de otras condiciones de salud, como sufrir alguna anomalía en el cuello o en la mandíbula. Las enfermedades cardiovasculares, las alergias o la diabetes también pueden estar relacionadas. Conviene consultar con el especialista cuando aparecen porque, aunque no son graves, si son muy molestos. La buena noticia es que hay distintas opciones de tratamiento. "Dado que la percepción del acúfeno es un fenómeno complejo sujeto a la variabilidad en el control cerebral de la percepción auditiva, los tratamientos pueden ir dirigidos al oído interno o al control cerebral", indica el dr. Guillermo Plaza. 

Para el oído pueden utilizarse vasodilatadores, como la betahistina o el nimodipino, y está en investigación una nueva molécula (la AM-101) para uso intratímpánico, que está ofreciendo resultados prometedores. Por su parte, para el control cerebral cortical sobre el acúfeno crónico, es habitual usar fármacos que regulan el sistema nervioso central como la melatonina, el gingko biloba o las benzodiacepinas. Y, más allá de los fármacos, la terapia sonora resulta muy útil: consiste en explicar al paciente cómo alcanzar una tolerancia y adaptación a su ruido a través de música. Dentro de la terapia de reentrenamiento del tinnitus es la técnica con mejores resultados.

3. ME SUENAN LAS TRIPAS
Solemos referirnos de esta manera a algo que en términos médicos se denomina borborigmos y que se definen como los sonidos intestinales incontrolables y audibles sin necesidad de utilizar instrumental médico específico como un estetoscopio. "En la mayoría de los casos, la existencia de estos ruidos no tiene ninguna significación", tranquiliza el dr. Manuel Argüello, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. 

¿Cuándo debo preocuparme? Los borborigmos son indoloros y, en general, sin mayor importancia, pero en determinadas circunstancias el aumento de tránsito intestinal o su aumento de violencia si pueden significar un problema médico. "Esto sucede cuando, por ejemplo, existe una obstrucción al tránsito intestinal normal. En este caso, el intestino intenta vencer la obstrucción y se produce un aumento en los ruidos producidos por su actividad", advierte el doctor Argüello. En estos casos, el borborigmo se acompaña de otros síntomas, como hinchazón abdominal, dolor e incluso vómitos. Por ello, ante la aparición de ruidos intestinales aumentados, persistentes y más si se acompañan de alguna de estas otras señales, hay que acudir al médico. Cuando no se cumple ninguna de las anteriores premisas de riesgo, no pasará de ser un hecho fisiológico que, como mucho, puede resultarnos incómodo. Para minimizarlo, deberíamos evitar la ingesta excesiva de aire con la deglución: esto implica una masticación lenta, con salivación no excesiva, no masticar chicle y evitar las bebidas gaseosas. En caso de que esto no sea suficiente, el médico podrá añadir a estas medidas medicación antiespumante, que reduce la formación de aire en el tubo digestivo.

4. ME RECHINAN LOS DIENTES
Es tan común (afecta al 70% de los españoles) que ya nos hemos familiarizado con su nombre técnico: bruxismo. Un hábito que consiste en apretar o rechinar los dientes de forma inconsciente. Hay dos tipos: el de vigilia, que ocurre cuando estamos despiertos y no suele producir sonidos; y el que produce el peculiar ruidito, el bruxismo del sueño, que cursa con el desgaste de los dientes porque los rechinamos mientras dormimos.  

¿Necesita tratamiento? Sí, y además cuanto antes. ¿El riesgo? Desgaste, fracturas de dientes, movilidad de las piezas... Así que si practicas ese irritante hábito, no lo dejes pasar: es conveniente un diagnóstico precoz para evitar el máximo daño y la necesidad de tratamientos restauradores más agresivos en el futuro. "Si no se maneja adecuadamente, el bruxismo puede conllevar a una atrición exagerada de los dientes y en muchos casos la pérdida de los mismos", advierte la dra. Ma del Carmen Benito Vicente. [La atrición es un desgaste gradual y fisiológico del esmalte y en algunos casos de la dentina, al contacto de diente con diente]. ¿Y qué se puede hacer? Además de averiguar las causas involucradas en el bruxismo (como el estrés o ansiedad de fondo) y tratarlas de forma individual, hay que intentar eliminar los factores de riesgo, llevar a cabo un tratamiento restaurador, reponer lo que se haya desgastado y frenar el desgaste mediante una férula de descarga. La férula es una aparato de acrílico duro realizado a medida, que se interpone entre las dos arcadas dentarias evitando que los dientes rocen entre sí y se desgasten. 

5. ¡TENGO HIP-HIP-HIPO!
Su nombre científico es singuitus y consiste en una serie de contracciones espasmódicas, súbitas e involuntarias de la musculatura inspiratoria, seguidas de un cierre brusco de la glotis. 

¿Debo preocuparme? Es un fenómeno habitualmente benigno y autolimitado. Sin embargo, "a veces los episodios de hipo recurrentes, muy frecuentes o mantenidos más allá de 24/48 horas pueden ser un signo de enfermedad y constituir un problema para el paciente, ya que interfiere funciones como la ingesta o el descanso", advierte la dra. Rosana Rouco, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA. Por eso, siempre que tenga una duración anómala, el hipo es motivo de estudio para descartar causas ocultas como alteraciones estructurales, enfermedades sistémicas (reflujo gastroesofágico, hernia de hiato...), afectaciones del sistema nervioso (meningitis, encefalitis, ictus y otros problemas vasculares), trastornos metabólicos (diabetes, uremia...) y afectaciones torácicas.

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miércoles, marzo 30

A propósito de Julio Cerón Ayuso

 (La columna de Carlos Herrera en el XLSemanal del 27 de mayo de 2018 a propósito de quien parece haber sido todo un personaje)

Dejaba escritas aquí algunas notas la pasada semana sobre el gran César Alonso de los Ríos, ensayista y periodista recientemente fallecido. Movido por el recuerdo de este, a quien tengo por uno de mis indudables maestros, anduve buscando viejas entrevistas y apariciones suyas con la intención de recordar alguna de sus inteligentes prédicas. Di con una excelente entrevista que le hizo Javier Rubio para su serie Contemporáneos y surgió de repente, en un momento dado, como un rayo inesperado, el nombre de Julio Cerón Ayuso, fundador del FELIPE, grupo político en el que militó César. El Frente de Liberación Popular era una suerte de alternativa de izquierdas al Partido Comunista, donde podía encontrarse a no pocos cristianos y a algunos de los que tenían reparo intelectual al dogmatismo sovietizante que flotaba en el único partido con cara y ojos de la oposición de la época. En el FELIPE podía encontrarse uno de todo, gente que después ha tirado hacia la derecha, hacia el liberalismo o hacia el marxismo algo menos trasnochado del que viviose en años tan prietos, católicos, ateos, verdes, rojos, socialdemócratas, socialistas hirsutos y opositores en general. A Cerón, diplomático de carrera, la actividad política le costó la cárcel y el apartamiento de la profesión, solo resuelto cuando José Pedro Pérez-Llorca fue ministro de Exteriores y lo restituyó en su puesto; el problema estuvo entonces en qué destino podría serle propicio, ya que se le ofrecieron varios y todos los rechazó. Miguel Ángel Aguilar, que tanto lo conocía, escribió deliciosas descripciones del personaje: estando en el castillo francés en el que vivía, le llegó la noticia de que le devolvían la púrpura del oficio, y todo fueron cábalas de cuál sería la embajada adecuada para retornar. Se pensó en Tirana, ya que en ese momento se establecían relaciones diplomáticas con el viejo cuartel de Enver Hoxha, y también se barajó el Vaticano, donde se suponía que debía influir para elegir un Papa que hablase español; él lo rechazó de plano, ya que solo concebía que el nuevo Papa debía ser él y, de no ser así, no valía la pena desempeñar trabajo alguno en Roma.

Julio Cerón escribió no poco en ABC. Luis María Ansón lo admitió en su seno y dispuso unos recuadros titulados Suelto en ABC, que, junto con algunas terceras, configuraron una suerte de brillantes jeroglíficos que cualquiera puede consultar en la Red. Su prosa era un reflejo de su pensamiento, a veces indescifrable, pero siempre inteligente. Efectivamente, la inteligencia de Cerón era portentosa, tanto que en el desarrollo de su labor como traductor no se ha visto otro caso: en la Unesco, donde laboraba, recuerdan que era capaz de dictar el mismo texto a tres secretarias simultáneamente en tres idiomas diferentes. Su agudeza en el diagnóstico y su clarividencia en la exposición lo hicieron acreedor de no poca expectación cuando era llamado a conferenciar. Cuenta Aguilar que, llegado a Madrid para dictar conferencia, se hizo vendar los ojos desde Barajas hasta Eloy Gonzalo y abrió la charla con una frase que puede ser la más citada de su inagotable lapidario: «Cuando murió Franco, el desconcierto fue grande: no había costumbre». Otras han sido no menos felices; utilizó para retratar el porvenir un tanto dudoso que nos esperaba un pronóstico feliz y brillantemente pesimista: «La ley de la gravedad no es nada en comparación con lo que nos espera». Si usted busca su nombre y alguna de sus afirmaciones surrealistas, encontrará alguna llena de ese objetivismo que destilan los brillantemente melancólicos cuando deben describir lo inevitable; lo retrató cuando dejó dicho: «La verdad siempre resplandece al final; eso sí, cuando ya se ha ido todo el mundo». Después de ser condenado a ocho años de cárcel, que no pasó completos en prisión, Cerón resultó ejemplar tanto en su oposición como en el mantenimiento de su temple profesional. Tal vez suspiró por última vez como dejó dicho de un amigo suyo, que, al morir, pronunció tres palabras definitivas y definitorias: «mica, cuarzo y feldespato». Un suspiro de granito para una mente de vuelo libre, ligero y luminoso.

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martes, marzo 29

Limpieza. El quid de la cuestión

 (Un texto de C.U. en la revista Mujer de Hoy del 3 de marzo de 2018)

No es lo mismo limpiar que desmaquillar. Y tampoco se hace de la misma forma si tienes la piel seca o sensible. Elegir el producto no es tan fácil como imaginas y de eso depende el éxito. Aquí tienes todas las opciones (y al final se resuelven algunas dudas).

Aceites, poderosos y sensibles 

Son capaces de disolver cualquier cosa, desde un rouge mate a un eyelíner water-proof. Pueden con todo, mientras mantienen tu piel calmada y nutrida. Pero solo si en su fórmula no incluyen parafinas y aceites minerales, porque esta grasa inerte es muy oclusiva e incluso puede agravar el acné. 

Leche, la fórmula todoterreno 

Son para todo tipo de pieles. Aunque si su textura es muy ligera, puede que no tengan fuerza suficiente para acabar con maquillajes intensos. Y si tienes que pasar el algodón más veces, acabas irritando la piel. Pero te vale si eres de las fans del no makeup.

Crema, un plus de nutrición 

Formulada para pieles secas y deshidrata-das, su textura incluye activos emolientes e hidratantes para evitar las agresiones en la limpieza, pero sin dejar de arrastrar la suciedad y absorber impurezas de dentro de los poros. Pueden con un maquillaje medio sin problemas. 

Espuma, para objetivos muy concretos 

Aunque parezcan jabones, están formuladas sin sulfatos, tensioactivos ni detergentes agresivos. Contienen bases limpiadoras ultrasuaves de origen natural y son ideales para las pieles normales y grasas. En general, pueden con los maquillajes, además de realizar una limpieza profunda. Pero si notas la piel tirante después de usarla, está claro que no es para ti. 

Bifásicos, pensados para los ojos 

El problema con este producto es que contiene siliconas en su fórmula que se pueden quedar suspendidas sobre la superficie de la piel y crear una barrera que no permita penetrar a los activos de tus cremas. Eso sí, no se ha inventado nada mejor para acabar con una máscara waterproof en cuestión de segundos y sin frotar. Por eso es recomendable nada más para zonas localizadas, no para todo el rostro. 

Polvos, efecto peeling 

Los tienes que mezclar con agua, aunque también puedes añadirlos a una leche o a un bálsamo para reducir la fricción que van a hacer sobre la piel. Están pensados como un extra para tu rutina de limpieza un par de veces a la semana, así que no cuentes con ellos para labores de desmaquillado profundo.

Agua micelar, imprescindible 

Es el invento del siglo: unas moléculas, las micelas, que funcionan como un imán para atrapar las partículas de suciedad. Eso sí, su eficacia está muy limitada cuando se trata de maquillajes potentes que requieren componentes grasos para disolverse.

Gel micelar, un multitarea ejemplar 

En realidad funciona igual que el agua, pero su consistencia gelificada facilita mucho el trabajo y tiene un efecto calmante. De hecho, esta pensado para pieles sensibles que se irritan con facilidad. 

Gel purificante, solo para pieles grasas 

Las sensibles y las secas es mejor que se abstengan de usar este limpiador formulado para pieles con acné. Están hechos con activos purificantes para limpiar el exceso de sebo, pero no para desmaquillar. 

Bálsamo, trabajo con máximo cuidado 

Estas fórmulas contienen aceites y emolientes de alta densidad en formato sólido y se desarrollan a pleno rendimiento para desmaquillados profundos. Se usan masajeando sobre el rostro con movimien-tos tos circulares. 

Toallitas, casos puntuales 

Son perfectas para llevártelas de viaje, para solucionar la limpieza de madrugada o para momentos contados. Pero no puedes convertirlas en tu limpiador de cabecera porque su textura resulta abrasiva y puede acentuar la sensibilidad cutánea.

Resolvemos tus dudas

*¿LIMPIEZA Y DESMAQUILLADO SON LO MISMO? 

No. Y necesitas armas distintas si te maquillas todos los días que si simplemente te aplicas tus cremas y sales a la calle tal cual. La limpieza se centra en un rostro que ha ido acumulando partículas de suciedad a lo largo del día. Y el desmaquillado implica deshacerte de base, máscara de pestañas, barra de labios... En este caso necesitas herramientas más potentes. 

*  ¿ME PUEDO SALTAR EL TÓNICO? 

Lo puedes hacer, pero entonces te estarías perdiendo un equilibrio del pH de la piel muy necesario después dé hacerla pasar por el proceso agresivo de la limpieza. Y es un repaso final para acabar con los residuos grasos que sigan adheridos a ella si te has desmaquillado con bálsamos o aceites.
 
*¿ES NECESARIA LA DOBLE LIMPIEZA? 

Necesaria no es, pero si recomendable. Sobre todo, si vives en una ciudad con niveles altos de contaminación y te tomas muy en serio el maquillaje. Se trata de una importación asiática, que primero masajea el rostro con aceites desmaquillantes, aclara y da una segunda pasada con agua micelar o espuma.

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lunes, marzo 28

Obras de arte para evitar el frío

(Un apoyo a un artículo de Mariano García en el Heraldo del 28 de enero de 2018)

El libro ['Goya y el canal imperial de Aragón', de Julián Vidal] incluye testimonios sorprendentes. Como la peripecia que siguieron las obras de arte en los Sitios. Así, por ejemplo, cita una frase de Louis Frangois Lejeune en su 'Siéges de Saragosse': «Para protegerse mejor del frío de las noches, los soldados habían traído al campo todos los cuadros que habían podido retirar de las iglesias y conventos de los que se habían apoderado; y estas telas, pintadas o barnizadas, les abrigaban perfectamente contra el sol, la lluvia, el frío y la humedad: a falta de paja, hicieron con los pergaminos de manuscritos antiguos una cama menos dura, y más seca que la tierra [...] a falta de otros recursos, se empleaban en el campamento los gruesos libros para acostarse, los ornamentos de altar y las estatuas de santos, las esculturas en madera dorada, para calentarse, y los cuadros de iglesia para formar los chamizos...». 

 

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domingo, marzo 27

Seis trucos efectivos y sorprendentes para aliviar cualquier dolor

(Un texto de Miguel Ayuso en elconfidencial.com del 4 de mayo de 2015)

Si te haces una herida, tendrás que curarla para que el cerebro deje de avisarte de que algo va mal haciendo que sufras pero, mientras, puedes engañarle para que te duela menos.

Si nos dieran la posibilidad de eliminar el dolor de nuestra vida aceptaríamos sin dudarlo. Craso error. El dolor no es más que una señal producida por nuestro sistema nervioso para indicarnos que estamos sufriendo algún daño: las heridas no duelen por capricho, duelen para que nos demos cuenta de que las tenemos y hagamos algo para que no vayan a más. A nadie le gusta sufrir, pero sin dolor nuestra vida sería mucho más complicada (y corta).

Los receptores del dolor, o nociceptores, son un elemento esencial para la supervivencia. Los humanos que son insensibles al dolor tienen lesiones constantemente (porque nada les avisa cuando, por ejemplo, adoptan una posición corporal errónea) y cualquier animal que tiene dañada la habilidad para percibir el dolor acaba muerto en cuestión de horas.

El dolor no existe más allá de nuestro sistema nervioso. Es una experiencia sensorial y emocional, por lo que hay, básicamente, dos formas de aliviarla: acabando con aquellas fuentes del dolor (cualquier cosa que desate la alarma en nuestro cerebro) o incidiendo directamente en el sistema nervioso para que no desate los mecanismos que desatan este.

Si te haces una herida, tendrás que curarla para que el cerebro deje de avisarte de que algo va mal haciendo que sufras pero, mientras, puedes engañarle para que te duela menos. Es esto lo que hacemos cuando tomamos un analgésico, la familia de medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso para reducir el dolor. 

Pero hay otro tipo de técnicas, complementarias a la medicación, que pueden ayudarte a aliviar un dolor sin apenas esfuerzo.

1. Cruza los dedos
Suena ridículo, pero no lo es. En un experimento llevado a cabo por el Instituto de Neurociencia Cognifiva de la University College London se aplicó una pequeña sensación de quemazón en los dedos de un grupo de personas. Los investigadores constataron que al cruzar los dedos se re reducía notablemente la sensación de dolor.

¿Por qué ocurre esto? Como explican los autores del estudio, publicado recientemente en la revista Current Biology, el dolor es una señal que indica el lugar donde algo está fallando; al cruzar nuestro dedos confundimos al cerebro, que no sabe bien en qué lugar hacer que sientas dolor, por lo que este se reduce. 

Este mecanismo no funciona sólo con los dedos, sino también con cualquier extremidad. Una investigación anterior, publicada en la revista Pain, mostró que al sufrir un golpe o quemadura en la mano o el brazo basta cruzar las extremidades para que éste se reduzca.

2. Duerme
Según un estudio publicado en la revista Sleep, para resistir el dolor basta con dormir más. Los científicos son contundentes al respecto: dormir 10 horas, dos más de lo recomendado, es más efectivo para paliar el dolor que la codeína, uno de los analgésicos más potentes que pueden encontrarse en una farmacia.

La relación del sueño con el dolor funciona en ambas direcciones: la gente que duerme menos de lo que
debiera es más sensible al dolor que aquellos que duermen las ocho horas recomendadas.

3. Escucha tu disco favorito
Según desveló en un estudio Christine Hsieh, psiquiatra de la Harvard Medical School, nuestra música favorita puede ayudarnos a paliar el dolor. En su experimento los participantes recibieron una quemadura para que sintieran dolor y fueron separados en tres grupos: aquellos que escucharon su música favorita aseguraron sentir menos dolor que aquellos a los que se les pusieron sonidos no musicales y los que no escucharon nada.

Según explican los autores en el estudio, la música que nos gusta activa los centros del placer, especialmente el núcleo accumbes, y tiene un efecto analgésico.

4. Piensa que tu dolor tiene algún beneficio
En la mayoría de ocasiones no podemos seguir esta estrategia, pues nos cuesta ver el dolor como algo
positivo, pero lo cierto es que cuándo lo es, lo sufrimos de otra forma. En 1956 el anestesista Henry Beecher, uno de los pioneros en el estudio del efecto placebo, descubrió que el dolor era percibido de forma muy distinta entre los soldados y los civiles, con lesiones idénticas, y los segundos solicitaban muchos más analgésicos que los primeros.

Esto se debía, según Beecher, a que los soldados veían su traumatismo como algo positivo, pues les permitía alejarse del frente y permanecer a salvo. Sin embargo, par las civiles, sus heridas sólo traían cosas negativas: no podían trabajar, estaban encerrados en el hospital. Así que, la próxima vez que estés de baja, piensa que al menos no tienes que ir a trabajar: si odias estar en la oficina, tu dolor, probablemente, disminuirá.

5. Maldice
Decir palabrotas es algo habitual cuando sentimos un dolor pero lo curioso es que de verdad nos ayuda a aliviar este. Según un estudio dirigido por el doctor Richard Stephens, profesor de psicología en la Keele University, las personas aguantamos mejor el dolor cuando podemos insultar en voz alta.

El psicólogo pidió a los participantes en su experimento que introdujeran su mano en un recipiente de agua helada: aquellos del grupo en que se podía insultar aguantaron mucho más tiempo (40 segundos más, de media) y sufrieron menos. "Parece que existe una razón para el desarrollo de estas palabras en todos los idiomas”, aseguró Stephens en la nota de presentación del experimento. 

6. Ama
Al igual que la música, el amor activa los centros del placer del cerebro –como el núcleo accumbens–, lo que tiene un efecto analgésico. El doctor Sean Mackey, profesor de neurología en la Escuela de Medicina de Standford, comprobó que las personas enamoradas sentían un menor dolor con sólo observar una fotografía de sus seres queridos.

Según explica Mackey en su estudio, publicado en Plos One, “la analgesia inducida por el amor está asociadacon los centros de recompensa del cerebro y parece implicar aspectos cerebrales más primitivos, activando estructuras profundas que podrían bloquear el dolor a un nivel espinal, de forma similar a como funcionan los analgésicos opioides”.

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sábado, marzo 26

En carretera por Australia

 (Un texto de Álvaro López en El Mundo del 15 de enero de 2015)

La Great Ocean Road, la carretera más famosa de las antípodas, surca durante más de doscientos kilómetros la costa sur australiana. Con principio y fin en las localidades de Warrnanbool y Torquay, es una ruta panorámica fascinante.

La estampa de los doce apóstoles que encontramos en la Great Ocean Road es ya una de las imágenes más reconocidas y fotografiadas del sur de Australia. Se trata de una serie de dramáticas formaciones rocosas que, producto de cientos de miles de años de erosión, han desembocado en un perfil casi onírico que alcanza en el atardecer su máxima expresión.

A través de uno de los agujeros del Razorback se filtra la imagen de las aguas del océano austral. Esta roca, que es uno de los puntos principales y más bellos de la ruta, fue mucho más alargada, pero con el paso de los siglos ha ido menguando en tamaño, aunque no en magnificencia.

La carretera más famosa de Australia hace debatirse entre dos opiniones sobre cuál es la mayor de sus virtudes. Con seguridad antes de 1919, cuando algunos territorios del sur eran casi inabordables, la utilidad de la carretera se defendería como el mejor de sus méritos. Pero una vez asumido que a estas alturas podemos llegar en coche a casi cualquier sitio, empieza a ganar enteros su plasticidad sobre su utilidad.

La Great Ocean Road o GOR, como también es conocida, recorre 240 kilómetros por la costa sur australiana. Y aunque no queda muy claro cuál es su comienzo o su final, puede establecerse que conecta las localidades de Warrnanbool y Torquay, ambas pertenecientes al estado de Victoria.

Recorrer la ruta acompañado de este espectáculo junto al mar supone todo un placer al volante y más aún si se va en el asiento del copiloto.

Pero no es todo paisaje. En Australia no hay que olvidarse de sus pueblos y sus gentes. Conducir sabiendo que tras algunos kilómetros te esperan lugares como Lorne, Geelong o Apollo Bay resulta más reconfortante aun. Estos pueblos, que como muchos de los que hay en Australia huelen siempre a hierba recién cortada, te reciben con sus playas inmaculadas, sus atractivos cafés y sus (muy) amables lugareños.

La Great Ocean Road fue construida durante más de diez años de duro trabajo por parte de 3.000 soldados que habían participado en la I Guerra Mundial. La obra sirvió además como homenaje a los caídos en la contienda. En Australia es muy común encontrar monumentos, parques y otras construcciones que rinden tributo a los que participaron en las guerras y a los miembros del ANZAC (Australian and New Zealand amry corps).

El portón de entrada está cerca de de la localidad de Lorne. Y el de salida para los que hace la ruta en sentido Adelaida-Melbourne (de oeste a este). Junto a este portón se encuentra el monumento homenaje a sus más de 3.000 valientes constructores.

Bells Beach, a la que llegamos dejando atrás el pueblo de Torquay, cuando uno ya empieza a otear la multicultural ciudad de Melbourne, es una de las innumerables playas que dejan a uno con la respiración contenida. Es como entrar en un recinto sin moderación. Una gran alfombra de arena oscura, escoltada por esbeltos acantilados y espesa vegetación a un lado. Y al otro el bravo océano que los surfistas burlan con destreza.

Durante el paso por la Great Ocean Road es además frecuente toparse con bosques de eucaliptos y extensos campos donde admirar koalas, canguros y otros exóticos animales. Gracias a los numerosos campings en zonas naturales, es fácil dar con ellos y disfrutar de su compañía.

No son gratuitas las recomendaciones de no conducir de noche en Australia e incluso varias compañías de alquiler no aseguran los accidentes que ocurren más allá de la caída del sol. Es frecuente encontrarse canguros muertos en las cunetas de las carreteras australianas. Los sustos iniciales vienen seguidos de las explicaciones de los aussies a la mañana siguiente. Y es que los canguros, en la oscuridad y cegados por las luces, pierden la orientación y echan a correr para cualquier lado, con lo que resulta francamente fácil atropellarlos.

El pueblo de Anglesea es uno de esos pueblos de fábula. Algo más grande que los cercanos Apollo Bay y Lorne, en él no sólo encontramos esas explanadas perfectas y playas vírgenes. En lo alto de este pueblo, un conocido campo de golf acoge canguros que habitan con los jugadores y los pocos turistas que llegan hasta aquí.

Desde que pasamos el pueblo de Apollo Bay en dirección este, el camino se torna mucho más atractivo si cabe. Siempre junto al mar, la carretera va subiendo y bajando cuestas con curvas y contracurvas casi sobre el mismo océano. Los miradores se suceden y es difícil no parar casi cada kilometro a hacer fotos y a contemplar y escuchar el paisaje.

Durante la ruta también se atraviesan magníficos lugares como Cape Otway, Bay of Martirs, London Bridge o la impresionante cala de Loch and Gorge. Esta última, que pertenece al Port Campbell National Park, debe su nombre al naufragio en 1878 de una embarcación inglesa de la que solo un tripulante y una pasajera sobrevivieron. Tras pasar la noche en una de las cuevas, el joven marinero llamado Tom Pearce tuvo que escalar el acantilado para pedir ayuda a los locales.

Durante la Great Ocean Road es muy frecuente encontrar merenderos en cada pueblo y en los lugares con mejores vistas.

Esta ya casi centenaria ruta atraviesa zonas que compiten en belleza y riqueza. A cada paso encontramos viñedos, granjas, pueblos exportadores de marisco y playas donde su famoso oleaje las ha convertido en centro de famosas competiciones de surf, ese deporte en el que el australiano piensa las 24 horas del día.

Para verlo con fotos: http://viajes.elmundo.es/albumes/2015/01/15/goceanroad/index.html

 

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viernes, marzo 25

¿Por qué los griegos pintaban gente roja en vasijas negras?

 (Un texto de Daniel Arjona en elconfidencial.com del 18 de junio de 2019)

Kílix pequeños y delicados, enormes cráteras imponentes, platos, copas, ánforas, aríbalos, askos, estamnos, cílicas... A finales del siglo VI a.C, mientras los griegos inventan la democracia y se preparan para la inevitable invasión persa, algunos pioneros de la Hélade desarrollan una innovación técnica que desencadenará una revolución artística inimaginable. Hartos de las limitaciones estéticas que imponía el modelo vigente hasta ese momento de figuras negras, alfareros y pintores cuyos nombres bailan entre la historia y el mito como Eufronio, Eutímides, Fincias, Oltos, Epíctetos o el pintor de Panaitios, se deciden a iluminar sus creaciones silueteando directamente figuras rojas sobre fondo negro. Las posibilidades del nuevo artificio desbordan la creatividad en bellísimas escenas mitológicas, bélicas, domésticas, deportivas... y sexuales, con variopintos ejemplos de sexo homosexual, en grupo, onanismo o bestialismo que durante décadas sonrojaron a los conservadores de los museos quienes las ocultaron en sus sótanos. 

¿Hay aquí algún enigma? Aparentemente no. Surge una nueva técnica, se expande, sustituye a la anterior... En fin, lo normal. El hecho de que a los griegos antiguos lo que de verdad les gustase fuera contar historias a través de la cerámica y que dispusieran de otros muchos colores para hacerlo además del rojo parece no importar cuando los libros de historia del arte y los museos reproducen ese latiguillo tantas veces repetido de que "la vasija de figura roja es un icono de la Antigüedad".

Y sin embargo, cuando el arqueólogo inglés Timothy Taylor fue invitado a participar en la ya célebre pregunta Edge anual que anualmente reúne a las mentes más preclaras del planeta para plantearles una cuestión que ilumine las distintas áreas del conocimiento y supo la pregunta de aquel año - "¿Cuál es tu explicación bella, profunda o elegante preferida?"- no dudó. Ni la selección natural, ni la segunda ley de la termodinámica ni la teoría cuántica. Taylor decidió ofrecer una respuesta inesperada: su explicación favorita le llevó a la cerámica de figuras rojas de la Grecia clásica. 

La respuesta de Taylor se incluye junto con otras más de 200 de científicos y pensadores como Nassim Taleb, Steven Pinker, Richard Dawkins, Freeman Dyson, Daniel C. Dennett o Jared Diamond que acaban de ser recogidas en el libro 'Eso lo explica todo: Ideas bellas, profundas y elegantes sobre cómo funciona el mundo' (Deusto), editado por el hiperactivo animador del conocimiento John Brockman. El volumen recopila las respuestas a la pregunta Edge 2012, probablemente la edición más memorable de la cita hasta la fecha y que aún no habían sido traducidas al español. Física, cosmología biología, filosofía, lógica, filología, arte. Todas las respuestas son brillantes y luminosas pero quizás la más anticlimática e interesante sea la que da título a esta reseña: ¿Por qué los griegos pintaban gente roja en vasijas negras? Veamos.

Una explicación atrevida

"Explicar algo que parece no necesitar explicación es bueno", arranca Taylor su respuesta, "y si encima nos lleva a otras explicaciones de cosas que no parecían necesitar explicación, todavía mejor. Y si provoca un tufo enorme, porque los intereses académicamente establecidos intentan preservar el status quo frente a las implicaciones atrevidas, es una de las mejores. He elegido la explicación sencilla e inmensamente influyente de Michael Vickers sobre por qué los antiguos griegos pintaban figuritas rojas en sus vasijas".

Michael Vickers es profesor emérito de Arqueología de la Universidad de Oxford y en 2010 publicó una genial hipótesis a la contra de la cerámica griega. Para ello le tomó prestada una idea bien conocida a Marco Vitruvio Polión, estudioso y arquitecto romano del siglo I a.C. Vitruvio se percató de que muchos elementos presentes en los templos griegos de la Antigüedad que hasta entonces habían sido interpretados como elementos puramente decorativos, eran en realidad rémoras de anteriores consideraciones prácticas. Por ejemplo, las diminutas y perfiladas hileras de cubos y los huecos bajo las líneas de los techos, eran en realidad ecos formales de los travesaños y cabos de viga que fueron proyectados en un tiempo anterior cuando las estructuras estaban hechas de madera. A esas utilidades prácticas reconvertidas en objetos de goce estético los llamó 'skeomorfos'.

Pues bien, Taylor explica que Vickers "arguyó que la cerámica griega era también 'skeumórfica', siendo el sustituto barato del aristocrático metal precioso. Afirmó que las figuras rojas sobre negro imitaban las figuras doradas sobre plata, mientras que las formas de las vasijas, con sus agudas carinaciones y sus asas delgadas y similares a correas, que tan fácilmente se rompen en el barro, eran traducciones directas del arte de los orfebres. Para muchos, eso sigue pareciendo poco plausible. Pero para aquellos, como yo mismo, que trabajamos sobre el terreno de la arqueología de la edad del hierro en Europa Oriental, con sus ostentosos montículos funerarios abarrotados de lujosos metales preciosos, resulta totalmente lógico. La plata antigua, al desenterrarla, es totalmente negra, y la figuración dorada es de un rojo rojizo muy contrastado".

De lo que no se dieron cuenta los museos que conservaron tales vasijas, advierte Taylor, es de que, como ahora sabemos, aquel lustre sulfurizado de la plata que la ennegrecía no era producto del tiempo y de las ruinas sino que era deliberado. A ningún griego antiguo muerto se le habría enterrado con plata brillante como a sus odiados persas que la pulían con exóticos limones.

¿Filósofos o avariciosos?

Las implicaciones son tan paradójicas como divertidas. Si la imagen imponente que nos transmite la Grecia antigua es la de un proyecto colectivo orientado a la más excelsa filosofía y al arte por el arte, el affaire de la cerámica de figuras rojas sobre fondo negro que pretendía imitar los objetos de lujo de los más pudientes brinda una faz más prosaica y humana, un mundo en el que todos querían emular, como si les fuera la vida en ello, a los opulentos propietarios de minas de plata con legiones de esclavos y flotas de galeras comerciales. Y esto nos indicaría otra fragilidad de la Historia: la sistemática minusvaloración de la economía a la hora de estudiar -y admirar- el mundo antiguo.

La cerámica de figuras rojas nos muestra un mundo en el que todos querían emular, como si les fuera la vida en ello, a los más ricos

Concluye Timothy Taylor: "la ironía del mundo del arte moderno es que las vasijas de figuras rojas que actualmente cambian de manos a cambio de enormes sumas de dinero no son lo que los propios griegos realmente valoraban. De hecho, hoy está claro que la ilusión de que esas antigüedades baratas fueran lo más auténtico fue deliberadamente potenciada, a través de la difusión de textos griegos muy bien seleccionados por las casas de subastas del siglo XIX que querían crear un mercado".

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"Friluftsliv", el curioso concepto que define la pasión de los países nórdicos por el aire libre

 (Extraído de un artículo en una revista de una compañía aérea de hace tiempo y de un artículo de Maddy Savage leído en bbc.com en 2018)

Los escandinavos aman tanto la naturaleza que su pasión tiene hasta nombre propio: friluftsliv. La expresión significa literalmente "vida al aire libre" y fue popularizada en la década de 1850 por el dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen.  

Pese a que el sol les racanea horas de luz con una severidad que, desde España, duele, los noruegos no viven abonados al drama. Aquí nadie sabe cuánto tiempo estará el cielo despejado, así que optan por una joie de vivre especial. Si uno pasea con buen tiempo por Oslo comprobará sorprendido la velocidad a la que se despliegan mantas sobre el césped de los parques. Dicen que para conocer Oslo y entender al noruego uno tiene que adentrarse un domingo en los bosques de alrededor. La mitad de la población estará allí, paseando o comiendo gofres con mermelada en una cabaña. La ciudad vive con pasión su áreas verdes. Aquí nadie se encierra salvo que haya ventisca. 

[Y en Suecia es parecido...] Tina Holm, científica de la sede nórdica de la firma farmacéutica y cosmética Perrigo, [explica] mientras se entrena con el club de corredores de su empresa. "En Suecia tenemos un dicho que reza: 'No hay clima malo, sino ropas malas'".

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jueves, marzo 24

250 años de la enciclopedia británica

(Un texto de Aurelia Niella en la revista Actualidad Económica -yo creo que del 2018, pero no tengo apuntada la fecha-)

El poder y el rigor de la erudición. Surgida como replica a la versión de Diderot y d'Alembert, que se consideraba "herética", esta titánica compilación del saber llego a ser un signo de estatus cultural. Reputada por su calidad, en ella han colaborado Einstein, Freud, Kennedy y Hitchcock. Hoy simboliza una época no tan lejana.

Ironías de la vida, la Enciclopedia Británica no fue una publicación originalmente inglesa y ahora la edita una empresa estadounidense asentada en Chicago. Este conocido compendio del saber nació en 1768 en Edimburgo, la capital de Escocia, fruto de la influencia de la Ilustración procedente del otro lado del canal de la Mancha.

Unos años antes, los eruditos franceses Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert habían puesto en marcha una vieja idea griega: compilar todo el conocimiento humano y ordenarlo por orden alfabético. Después de superar innumerables obstáculos a lo largo de 21 años, en 1772 terminaron una vasta y ambiciosa obra de 35 volúmenes que llevaba por título Encyclopédie ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, es decir, ‘Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios’. Ambos, a su vez, habían copiado y traducido la fórmula del inglés Ephraim Chambers (1728), pero finalmente le dieron su propio toque.

Decorada con el cardo escocés como seña de identidad, la primera edición de la Británica constaba de tres tomos que aparecieron durante 100 semanas, hasta 1771. Obra del impresor y librero Colin Macfarquhar y del grabador Andrew Bell, fue concebida como una reacción conservadora a la enciclopedia francesa, que consideraban herética. Macfarquhar y Bell contrataron como editor a un joven llamado William Smellie, quien tomó prestados artículos de escritores contemporáneos como Voltaire o Benjamin Franklin.

PLANTEL. Hace 250 años, el mundo era muy distinto al que ahora conocemos: no disponía de electricidad, carreteras, ferrocarriles ni teléfonos. No existían los Estados Unidos de América, ni había ocurrido todavía la Revolución francesa ni habían sido descubiertos los planetas Urano, Neptuno y Plutón. Ni siquiera se conocía la existencia de Australia. La Enciclopedia Británica se preguntaba si California era una isla, si existían los unicornios o cómo habría sido el diseño de la bíblica Arca de Noé.

A lo largo de sus páginas escribieron destacados personajes de calado mundial como Sigmund Freud, John F. Kennedy, Marie Curie, Albert Einstein, Bertrand Russell o Alfred Hitchcock, por poner media docena de buenos ejemplos.

Como publicó en su día The New York Times, "en la década de los 50, tener la Enciclopedia Británica en la estantería era similar a tener una ranchera en el garaje o una televisión Zenith en blanco y negro en el estudio, una posesión codiciada por su utilidad y una meta para la ambiciosa clase media. Comprar un juego de libros suponía a menudo un esfuerzo financiero, y muchas familias tenían que pagar cuotas mensuales".

Durante estos dos siglos y medio de vida, sus distintos promotores publicaron 15 ediciones y consiguieron que el producto llegara sano y salvo hasta nuestros días, entrando así en la procelosa era de Internet y las redes sociales. Todo un éxito. La de 2010 (32 tomos y 50 kilos de peso) fue la última edición impresa. Constaba de tres partes. La primera, la Micropedia, recogía varios libros con artículos cortos, generalmente de menos de 750 palabras. La segunda, la Macropedia, consistía en artículos largos, desde dos páginas hasta 310. La tercera sección o Propedia era un índice de temas, ordenados y jerarquizados. La obra costaba nada menos que 1.000 euros y era frecuentemente adquirida por embajadas, bibliotecas y centros de investigación.

SÍMBOLO. En 2012, los editores anunciaron que dejaba de imprimirse en papel y que se centrarían en la edición web, que había debutado en 1994. Ahora se concentran en la venta de versiones digital y online y otros productos divulgativos (sobre todo al sector educativo), después de haber dejado por el camino a duros competidores comerciales, como la enciclopedia Encarta del imperio Microsoft. ¿Se acuerdan de ella?

Actualmente su principal rival es la Wikipedia, una iniciativa multilingüe que se construye gracias a las aportaciones de los propios internautas. La Encyclopaedia Britannica, manual de referencia de la erudición que se vendía puerta a puerta y preferentemente a plazos, ha terminado decorando los salones de muchos hogares angloparlantes, al igual que hizo su equivalente española, la vetusta y reputada Espasa, pero ahora simboliza una época que parece remota pero no lo es tanto en realidad.

La historia de tan monumental proyecto editorial no está exenta de complicaciones dignas de mención. Así, dado que debía mantener un tamaño más o menos constante, la enciclopedia se veía obligada a reducir o eliminar temas para incluir otros, lo que provocaba a menudo que se tomaran decisiones controvertidas. También fue criticada por sus inexactitudes, por estar sesgada o por ser racista. O por estar dirigida a un público muy concreto, pues ha priorizado los artículos sobre cristianismo frente a los de otras religiones. O por quedar desactualizada entre ediciones, ya que transcurrían bastantes años entre la publicación de una y otra. Por ejemplo, la undécima edición de 1910-1911 (que se encuentra disponible en la web, al no estar ya restringida por los derechos de reproducción) describe al Ku Klux Klan como protector de la raza blanca, cuyo propósito es restablecer el orden en el sur de Estados Unidos tras la Guerra Civil estadounidense, y cita la necesidad de "controlar al negro" y "la frecuente ocurrencia de violaciones por parte de hombres negros a mujeres blancas".

Pese a todas estas quejas, la Enciclopedia Británica sigue gozando de una indiscutible reputación como fuente de conocimiento fiable, preciso y bien redactado (en lengua inglesa}.

INSEPARABLE DE BORGES

El famoso escritor argentino José Luis Borges decía que había aprendido todo lo que sabía en la edición de 1911 y que no se separaba de ella. Otra anécdota es que el artículo titulado "Spain", de la edición de 1822, estaba escrito por el periodista José María Blanco White, editor de El Español, quien estaba por entonces exiliado en Londres para huir de la represión fernandina.

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