Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

jueves, julio 23

Paradojas

(Leído en el suplemento Crónica de El Mundo del 28 de junio)

[...] Una paradoja es una afirmación que parece falsa, aunque en realidad es verdadera, o, al revés, una afirmación que parece verdadera y es falsa. Hay paradojas históricas, como la frase de Epiménides el cretense. Dijo: todos los cretenses son mentirosos. Lo cual no podía ser verdad ni mentira. Si fuera cierto que todos los cretenses no dicen la verdad jamás, ¿cómo podía considerarse verdadera tal afirmación procediendo de un maldito mentiroso cretense? Pero tampoco podía ser falsa, porque se deduciría que los cretenses son veraces cuando Epiménides, cretense como el que más, sabía de qué hablaba y aseguraba que sus paisanos son unos liantes.

Otra paradoja soberbia la hallamos en la segunda parte de El Quijote, en la Insula Barataria, donde a todo aquel que mentía se le ahorcaba. Llegó a Barataria un forastero. Al ser preguntado que a qué venía, contestó: a ser ahorcado. Los guardías se quedaron petrificados. ¿Qué hacían? Si el visitante mentía, no podían cumplir su deseo. Si decía la verdad, no podían ahorcarlo porque faltarían al mandamiento punitivo contra los mentirosos.

martes, julio 21

¿Será esto la paz interior?

Una frase de Natalia Ginzburg que puede servir de guía en según qué momentos....

"No mentir, no traicionar, no humillar, no dominar, estos son los propósitos que una persona debe mantener con toda su alma en cualquier acto de su vida."

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domingo, julio 19

Darwin vs Wallace, ¿plagio o inspiración?

(Leído en el "weblog" de Madri+d del 8 de febrero de este año)

Para la mayoría del público, el autor de la teoría de la selección natural, que explicaría el origen de las especies, es Charles Darwin, de cuyo nacimiento se conmemora el segundo centenario el jueves 12. Pocas veces se menciona que posiblemente se le adelantó Alfred Russell Wallace, otro naturalista británico tan excéntrico como el propio Darwin, al menos se le pudo adelantar a la hora de pasar a limpio sus conclusiones. Los dos personajes representan dos formas diferentes de científico, influyente y bien relacionado Darwin, poco conocido y algo marginado Wallace.

Podemos imaginar la desazón que un día debió invadir a Darwin al leer las cuartillas que Wallace le había remitido desde el archipiélago malayo. Allí estaba, para su sorpresa, la síntesis de lo que Darwin llevaba gestando desde que regresó de su viaje alrededor del mundo, que la diversidad que hoy vemos entre los seres vivos es el resultado de la supervivencia de sus ancestros en un ambiente determinado, que esa supervivencia puede resultar de los rasgos que les diferencian si les ayudan no solo a sobrevivir sino también a dejar descendencia, en dos palabras: la selección natural. Darwin estaba recopilando minuciosamente todas sus observaciones que podían apoyar esa teoría, pero no se decidía a publicarlas. El artículo que traía el correo "Sobre la tendencia de
las variedades a divergir indefinidamente del tipo original" describía precisamente la selección natural como causa de la diversidad de los seres vivos. Faltaban, en aquél año de 1858, muchas cosas por saber, ni tan siquiera Mendel había formulado las leyes de la herencia, ni Morgan
definido la mutación, pero el esquema básico de cómo se originan las especies estaba, para los dos naturalistas británicos, claro.

Posiblemente nunca conoceremos exactamente la cronología de los hechos. Para empezar Wallace deambulaba frecuentemente por la selva de Indonesia en estado catatónico, aquejado de fiebres producidas por la malaria y sin saber muy bien qué día o a veces ni qué mes era, por lo que será difícil que sus cartas proporcionen algún día un registro temporal absolutamente fiable. Calculando lo que en 1858 tardaba en llegar el correo desde Indonesia a Inglaterra y las fechas de partida registradas para los barcos con escala en la isla de Ternate, donde Wallace la escribió, debió echar su carta el 9 de marzo. Bueno, echar la carta no la echó, se la debió entregar al capitán de un barco holandés que luego la transfirió en Singapur a una valija de correo con destino a Sothhampton en Inglaterra. Tres meses después, a primeros de junio, la carta debió llegar a su destino. El sobre, que alguna fecha fiable de su paso por Singapur o su llegada a Londres podía llevar, se ha perdido. Existe no obstante el sobre fechado de otra carta que Wallace envió a la vez y que llegó a su destino en Leicester el 3 de junio.

No fue hasta el 1 de julio, cuando Darwin presentó a la Sociedad Linneana dos extractos de sus notas sobre el origen de las especies, que también se divulgó el artículo que Wallace le había incluido en su carta. Lo que ocurrió en el mes de junio tan solo puede conjeturarse. Algunos sospechan que a Darwin se le iluminó la mente cuando leyó el conciso y riguroso artículo de Wallace, nunca lo sabremos. Pero el hecho cierto es que en la reunión del 1 de julio el orden en que se leyeron las contribuciones, sugerido por los amigos de Darwin, dio prioridad a sus extractos sobre el trabajo completo de Wallace, y que esto condujo a que la fama, y la controversia que suscitaron esas ideas, se asociase a Darwin. ¿Fue este "delicado acuerdo" un procedimiento correcto?

Desde luego que no ha sido el único caso en el que un autor poco conocido, más joven o menos influyente encuentra que uno de sus manuscritos no se publica hasta que no ha completado unos cuantos experimentos sugeridos por un evaluador. A veces curiosamente cuando se lo aceptan y se publica aparece a la par que otro trabajo escrito por un personaje influyente sobre el mismo tema. Al fin y al cabo la ciencia es una actividad humana, con todas sus servidumbres.

¿Y todo esto realmente tienen importancia? ¿No es lo más importante que avance el conocimiento? Creo que sí importa, Wallace era un socialista utópico influido por Robert Owen y a diferencia de Darwin y de sus partidarios entendía la evolución como cambio o variación y no como progreso. La evolución vista por Wallace quizás excluyese ya la intencionalidad, algo que ha adquirido relevancia ante alternativas acientíficas que imaginan un plan que dirige la aparición de las diversas especies y en particular de la especie humana.

viernes, julio 17

La visita que no tocó el grifo

Sacarino, núm. 71 (Transcrito por Pablo en el Foro de la TIA, 4/3/2004)

Estaba realizando una encuesta por pisos, para saber qué tipo de cepillo de dientes usa la gente. Personalmente, me importa un pito saber qué cepillo usa la gente, pero trabajaba en una agencia encuestadora y tenía que ir por las casas preguntando cosas raras. Pero mientras yo llamaba
al sexto primera, el vecino estaba esperando al lampista.

Me abrió la puerta. Si no me abre la puerta no entro. Nunca he sido un fantasma. Y me abrió la puerta con cara de pocos amigos. Dos a lo sumo.

-¡Ya era hora de que viniera!- me espetó. Que es feísimo eso de espetar.
-¿Me estaba esperando?- pregunté perplejo y con las cuerdas esas.
-¡Hace ocho días que le llamé!- siguió espetándome.
-¿Me llamó? ¿A mí? ¡Pero si yo no sabía que iba a venir!
-¡Cómo se atreve a decirme esto!
-Si no le gusta le diré otra cosa.
-Hace ocho días les llamé poniendo el grito en el cielo.
-Por eso no le oí. Yo estaba en la tierra.
-Y esta mañana le dije a su jefe que era un felpudo.
-¿El jefe o yo?
-Yo.
-Ya. Llamó al jefe para decirle que usted era un felpudo.
-Le dije que él era un felpudo. Como comprenderá, yo no voy por ahí
felpudeándome. Pase, pase.

Pasé, pisé esa barrita que ponen en el umbral de algunas puertas para que tropiece la gente imbécil y como yo debo serlo, tropecé y me fui de cabeza hacia el vecino. Quedamos abrazados como si fuéramos intimísimos amigos.

-Buenas- dije.

Después de un abrazo tan amigable no iba a decirle "Malas".

-¿No trae las herramientas?
-El bolígrafo...
-¿Cómo el bolígrafo? ¿Y el martillo, y la llave inglesa, y la estopa y ese tornillo que siempre se ha perdido?

Estaba alucinado. Yo.

-Oiga, yo nunca he perdido ningún tornillo. Siempre estuve en mi sano juicio.
-No sé como se las va a arreglar... como no hipnotice al grifo.

Le miré con los ojos fuera de las órbitas. De las órbitas de los ojos, no de la órbita solar...

-¿He de hipnotizar un grifo? ¿Por qué?
-Porque gotea.

Alucinado era poco. Estaba que no estaba. En mi sano juicio. Te juro que en casa cuando un grifo gotea no le hipnotizamos.

-¿Usted hipnotiza los grifos cuando gotean?- pregunté.
-Yo no. Usted.
-¿Yo?
-¡Usted!

Me gritó tanto y con tanta seguridad que pensé que quizás tuviera razón. Voy a tener que sentar plaza de hipnotizador de grifos caseros. ¡Dios mío! Cada vez estoy más loco.

-Pase a la cocina.
-Yo paso donde quiera. Pero antes quisiera...

Me miró tan mal que desquise. Si le llevas la contraria a ese tipo te muerde. Y encima se te come. ¡Qué cara de bulldog tenía! Oye, los bulldog tienen más cara de persona que él.

-Ocho días oyendo gotear a ese dichoso grifo- rezongaba camino de la cocina-. ¡Ocho días! Y me viene el lampista sin material. Nada. No hay profesionalidad.

-Lo que no hay es lampista- dije yo para mí, refiriéndome a mí que era yo. Porque yo una vez arreglé una puerta, le quité de las bisagras y la limé por abajo porque rozaba con el suelo. Hubo que tirarla porque quedó hecha una puertecilla para un ventanuco... Cualquiera le pregunta por el cepillo de dientes.

-Este es el grifo.

Era un grifo de cocina corriente. Con aquello arriba que lo giras y mana agua, lo giras para otro lado y deja de manar, pero éste, sin tocar nada, goteaba.

-¿Habrá que cortar el agua?-preguntó.
No, no la corte que sangraría- dije estúpido.

Ya me miraba mal, pero ahora me miró peor. Yo contemplaba el grifo con suspense. Y como no tenía llave inglesa, ni francesa, ni española, traté de desenroscarlo con los dedos. ¡Dios mío!
Dejé los dedos ahí. Despellejados.

-¿Qué?- indagó interesado por la salud de su grifo.
-Gotea- definí.
-Eso ya lo sé. Si en vez de gotear interpretara "El adiós a la vida" no llamaría al lampista habría llamado al director de la orquesta municipal.
-Como no tuviera dedos de hierro... No creo que desenroscara esto...Oiga, ¿no tendrá, por casualidad, una llave inglesa?
-No. Tengo la llave del piso.
-No creo que abra el grifo. Habrá que probar con los dientes.

Probé. Che chalió muy chal. Echtoy a chopitas.

Probó é. Tenía más dientes que yo. No es que los tuviera doscientos. Los tenía más fuertes. Oye, mordió la rosca del grifo como si fuera una chuleta.

-Crac crac crac crac.
-¡Se ha cargado la rosca!- pensé.

No. Se había cargado los dientes. Ya no fue necesario le preguntara qué cepillo de dientes usaba. Ya no usa. Echtá como cho. A chopitas.

miércoles, julio 15

Un concepto curioso: banca ilegal

(Un artículo de Aritz Parra en el suplemento económico de El Mundo el 13 de julio de 2008)

A duras penas, por los escuálidos márgenes del negocio minero, Tong saca adelante una pequeña explotación de carbón no muy lejos de Pekín. Lo suficientemente cerca de la capital para que este verano se la hayan cerrado. Una orden que viene de muy arriba, porque con más de 10.000
atletas a punto de aterrizar para las Olimpiadas, el Gobierno hace lo imposible por limpiar el aire.«Todo un verano sin un solo beneficio podía ser el final», recuerda Tong. ¿Solución? «Pide un crédito al banco», le dijeron los inspectores.

Pero como su empresa es joven, con los bancos estatales resulta complicado. Tong pensó en los mensajes que le llegan al teléfono y que publicitan préstamos rápidos, pero acabó optando por acudir a los amigos. Difundió el rumor de que necesitaba efectivo y en unos días el teléfono sonó: una voz desconocida le prestaba 400.000 yuanes (37.000 euros). «Sólo necesitas saber que debes devolverlos», le dijo el interlocutor. Tong accedió y horas después recibía la suma en casa a cambio de imprimir su huella dactilar en un recibo.

Temeroso de que la economía se le desboque del todo, el Gobierno ha endurecido durante los últimos años las normativas para acceder a préstamos. La maniobra del banco central ha restringido el acceso de millones de empresas privadas a la financiación de las entidades bancarias del país que operan bajo estricto control estatal. La alternativa para muchos chinos es acudir al mercado negro de servicios financieros, un negocio que según algunas fuentes mueve varios billones de yuanes.

El fenómeno no es nada nuevo. Surgió de forma paralela al nacimiento de la banca, hace más de 400 años, en plena transición dinástica de los Ming a los Qing. Feiqian (dinero volador) lo llamaban entonces. En 2007, un estudio del Gobierno descubrió que la banca informal presta cada año 75.000 millones de euros. Un tercio de los créditos a pequeñas y medianas empresas procede de la banca ilegal, que gana a la regular en el campo, con una cuota del 55% entre los agricultores chinos.

No todos funcionan como bancos al uso. Están las transacciones entre amigos -aunque con intereses, a veces diarios-, los acaudalados que hacen de usureros, las casas de dinero registradas como cualquier otro negocio y hasta la modalidad más sofisticada: organizaciones que ofrecen
cuentas corrientes, una gama de productos que se ajustan a las necesidades de los clientes y atención garantizada durante las 24 horas.

Al ofrecer rentabilidades más ventajosas que los depósitos de la banca regular, atraen ingentes ahorros de los chinos, a quienes ayudan a invertir en la Bolsa de Hong Kong. Además de encargarse de los préstamos-exprés, también tiene capacidad para recibir remesas de los
emigrantes.

Este caudal de dinero ilegal, que llega a mover entre el 3 y 4% de la liquidez del sistema, ha facilitado en buena parte el consabido milagro chino desde que en 1978 se iniciasen las reformas.Para cuando se estrenó el nuevo milenio, en China habían florecido más de 30 millones de empresas privadas, aunque la banca nacional sólo destinaba a ellas un exiguo punto porcentual de sus créditos.«El sistema financiero ha demostrado ser un obstáculo en el desarrollo sano de la actividad empresarial», dice el profesor Yi Xianrong, de la Academia de Ciencias
Sociales.

Otros lo ven como una oportunidad. Como Zhang Shaohong, un empleado del banco central que se aburrió de la oficina y en 1985 decidió montar lo que registró como el Club de lectura de ida y vuelta de Henan. Al principio, cada socio aportaba cinco yuanes mensuales de depósito (medio
euro) que, cuando eran devueltos a final de año, habían engordado satisfactoriamente. Las revistas y libros eran lo de menos en el club de Zhang, que con el tiempo aceptó depósitos mayores y en dos décadas alcanzó un mínimo de 9,3 millones de euros de beneficios mensuales.

A mediados de 2005, Zhang fue condenado a pasar 10 años entre rejas por conducir «transacciones ilegales». Su club de lectura fue uno de los 155 bancos clandestinos que las autoridades desarticularon cuando preparaban al sector financiero para la apertura --todavía hoy parcial- a la competencia extranjera. El verano pasado desmantelaron otra gran organización que desde el sur del país había realizado transacciones por valor de 544 millones de dólares.

«Los bancos clandestinos son peligrosos porque desvían recursos a inversiones en sectores sobrecalentados como el de los materiales de construcción, el inmobiliario o los recursos naturales», explica Li Jianjun, profesor de Finanzas de la Universidad Central de Pekín. Además, inundan el mercado con 'dinero caliente' que «dificulta el control de la política monetaria».

Pero Li pone en el otro lado de la balanza que «ayudan a la financiación del sector privado». Un oxígeno que explica la permisividad en lugares como Wenzhou, cuna de emprendedores y centro de un fenómeno tan vital para la economía que el banco central monitoriza las tasas de interés
del mercado 'negro'. «Algunos de estos bancos clandestinos podrían conducirse en el futuro de forma legal», explica Li, «el Gobierno sabe que los problemas financieros no se resuelven simplemente prohibiendo estas entidades».

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martes, julio 14

Líneas

"A veces no te das cuenta de que has cruzado una línea hasta que estás al otro lado y no hay vuelta atrás"

Traducción de una frase leída en Postsecret esta misma semana

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lunes, julio 13

Diálogos para besugos XI

Mortadelo (segunda época) 221. Editorial Bruguera, marzo 1985

Transcrito por Juan Antonio Noé

- Buenos dias.

- Buenas tardes.

- ¿Usted tiene un tío ministro?

- ¡Calle, calle! No grite, que le van a oír.

- ¿Se avergüenza de tener un tío ministro?

- Usted mismo. Va mi tío y dice por la tele: “No va a subir la gasolina”. Y la suben. Va y contesta a unos periodistas: “España entrará en el Mercado Común en enero de 1986”

- Y no se lo cree nadie.

- Esto es lo malo. Él sí se lo cree. ¿Qué he de pensar de mi tío?

- Nada bueno. Oiga, ¿su tío no diría alguna vez que la peseta subiría?

- Sí lo dijo. ¡Claro que lo dijo!

- ¿Y por qué no se queda mudo?

- Pues el otro día iba a decir que lo del paro se arreglaría y que habría ochocientos mil puestos de trabajo…

- ¿Lo dijo?

- Le pisó mi padre y se calló.

- Menos mal. De lo contrario todo el país en el paro.

- Si hubiera una vacuna contra las palabras…

- ¿Cómo una vacuna?

- Si temes pillar la gripe te vacunas… Así, vacunado contra los errores, cuando hablara acertaría… Que pasamos una vergüenza en casa cuando sabemos que va a hablar por la tele… Las amistades nos llaman y hacen apuestas para adivinar cuantas barbaridades va a decir.

- Deben estar ustedes como tomates de colorados…

- Pimientos morrones parecemos. “Los rojos”, nos llaman en el vecindario.

- Pues su tío si posee esa facultad de equivocarse siempre y acertar, podría llegar a ser un héroe nacional.

- ¿Un héroe nacional? ¡Lo va a ser cuando le lapiden con tomates!

- Lo malo que tiene su tío el ministro, es que cada vez que anuncia una cosa, ocurre lo contrario. ¿Es así?

- Es así. Hasta dijo: “Este año la cosecha de verduras será la mejor del siglo”. Y fue el año de las heladas, ¡llevabamos treinta años sin helar tanto!! Habló y ¡ñaca! No quedó una verdura en el país.

- Lo que debe de hacer su tío “El equivocado” es anunciar las cosas al revés de lo que él cree.

- ¿Cómo al revés? ¿Decir setamot en vez de tomates?

- No, hombre, entonces parecería un crucigrama. Por ejemplo. Si cree que la gasolina no va a subir, debería anunciar que va a subir.

- Y acertaría. La gasolina, como el teléfono y la luz, sube siempre. Si en vez de la peseta pagaramos con gasolina o recibos de luz y teléfono, el país sería el más rico.

- Como su tío, el ministro, tiene esa visión tan clara del porvenir que cada vez que habla la pifia, si anunciara que la gasolina iba a subir, bajaría.

- ¿Usted cree?

- Creo. Si vaticinara que España entraría en el Mercado Común con dificultades, todos los países se darían de bofetadas para que ingresáramos.

- Creo que tiene usted razón.

- ¡Claro que la tengo! Su tío es gafe. Si hablara al revés, seríamos el país más próspero del mundo occidental.

- Si, pero ¿quién convence a un ministro de que está equivocado?

- Es más dificil que un político diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

- Esto me suena a telefilme.

- ¡La vida también es un telefilme!

- Pero nunca acaba bien.

- Acaba con el fin.

- Buenos días.

- Buenas tardes.

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domingo, julio 12

Diálogos para besugos X

Mortadelo (segunda época) 219. Editorial Bruguera, marzo 1985

- Buenos días.
- Buenas tardes.
- ¿Cómo están ustedes?
- ¿Ustedes... refiriéndose a mí?
- A usted.
- Pues somos unos ustedes muy solitarios.
- ¿Están ustedes solos?
- Ustedes no sé como estarán, yo, que soy usted, estoy más solo que un chorizo de Cantimpalo.
- Un momento, está usted equivocado.
- ¿Están acompañados los chorizos de Cantimpalo?
- No lo sé. Usted ha dicho textualmente: "Yo, que soy usted". Y sin ánimo de interferir en su ego, que yo sepa usted es usted, pero jamás será yo.
- ¡Cómo que yo jamás seré yo!
- Yo, refiriéndome a usted, será yo, siempre que usted sea yo; pero yo, refiriéndome a usted, que soy mí, jamás será yo.
- O sea que yo debo de ser mí si no soy usted a pesar de ser yo. Pues yo no entiendo esto de usted ni de mí.
- Uno es uno siempre.
- Ahora llegan los unos. O sea que aquí estamos yo, que soy yo, usted, mí, usted que soy yo desde usted, yo que es usted desde usted, mí que debe ser un vecino musical y ahora para acabar de resolver los problemas llegan los unos. ¡El completo, vamos!
- No llegan los unos.
- Pues sí no son los unos serán los otros.
- Ni los unos ni los otros.
- O sea que llegan unos pero no llega nadie. ¡Que llegada más solitaria! ¿Les estaba usted esperando?
- Yo no espero a nadie.
- ¿También vendrá Nadie? ¡Jo! No vamos a caber tanta gente.
- Nadie no llega.
- Menos mal. Uno menos.
- Oiga, ¿sabe que usted es un complicado?
- ¿Yo? ¿Complicado yo? ¡Me llama complicado a mí, él que es siete u ocho personas a la vez!
- ¿Dice usted él refiriéndose a mí?
- ¡Ya vuelven los Mis! He dicho él refiriéndome a usted.
- De modo que yo para usted soy él.
- Perdone. Usted, para mí es usted y a veces usted es él.
- ¿Qué es él?
- Usted.
- ¿Y mí? ¿Dónde me deja usted a mí?
- Mí... Mi puedo ser yo desde mí. Usted no puede ser mí, desde yo.
- ¿Desde que yo?
- Desde yo-yo.
- Oiga, deje los juegos ahora que estamos en una conversación muy seria. ¿A qué yo se refiere al decir yo-yo?
- Yo, soy yo. Usted es usted, pero como usted desde su yo es yo, y yo soy usted, para distinguirme de su yo me llamo yo-yo.
- ¿Usted se llama Yoyo? ¡Que divertido! Jamás conocí a nadie que se llamara Yoyo.
- ¡Dios! ¡Ya me ha bautizado de nuevo! Escuche, ¿usted sabe quién soy yo?
- Yoyo, ¿Yoyo Pérez, tal vez?
- Yo me llamo Agapito Martínez.
- Yo, no.
- ¿Usted no se llama Agapito Martínez?
- No, que va. Yo me llamo Fulgencio Pérez.
- ¿Usted no será pariente de Fulgencio Pérez?
- Mas que parientes, somos la misma persona.
- ¡Fulgencio, a mis brazos!
- ¿Me conoce?
- ¡Claro que le conozco! ¡Llevamos una hora hablando de de usted, de mí, de yo y de los unos! Cuente, cuente, ¿qué hace de mí?
- ¿Mí? ¿Mi a secas o Mi-mi?
- ¡Ha venido también Mimi! Ya estamos todos.
- Pues si están todos, me voy. Buenos días.
- Buenas tardes.

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viernes, julio 10

Diálogos para besugos IX

Mortadelo (segunda época) 196. Editorial Bruguera, 1984

(Transcrito por Pablo en el Foro de la TIA, 21/4/2004)

-Buenos días.
-Buenas tardes.
-¿Tienen ustedes sorpresas?
-Sí. ¿Quiere una?
-Sí.
-¡No tenemos sorpresas!
-¡Qué sorpresa! ¿Tiene más?
-Aquí sólo tenemos menos.
-¿Y cómo andan ustedes de por?
-No andamos de por, andamos de cabeza.
-Qué incomodidad, ¿no? Deben de tener la cabeza plana...
-Usamos turbante. ¿Usted, no?
-No, no. Yo sólo me turbo cuando hablo en público.
-Yo cuando hablo en público me quito el turbante. Me da un no se qué hablar cubierto...
-¿Y sale al exterior para hablar descubierto?
-Me quito el turbante...
-Yo me quito la chaqueta.
-¿Para hablar en público?
-Cuando hace calor.
-Ya. ¿Y cuando hace calor no usa turbante si habla en público?
-No, yo jamás he hablado en público...
-¿Les habla de uno en uno? ¡Madre mía! No llegará nunca a presidente.
-¿Hay que llegar a presidente? ¿Es obligatorio?
-Lo único obligatorio es Hacienda.
-¿Qué hacienda?
-No, qué hacienda, no; Hacienda.
-Esto sí que es una sorpresa.
-Pues ya verá cuando aumenten los impuestos...
-Que aumenten los impuestos nunca será una sorpresa... Los aumentan cada año...
-¡Es verdad! Sorpresa sería si los rebajaran.
-La peseta es la única que rebaja las cosas.
-¡Está de un flaquísimo, pobre peseta!
-Está a régimen.
-Hay regímenes fatales para la salud.
-Mi tía.
-¿Su tía es un régimen?
-Mi tía era gorda por parte de carnes y empezó un régimen.
-¿Cómo el de la peseta?
-Sí. Y está fatal, oiga. Anémica perdida.
-Encima de estar mal, está perdida. ¿Y dónde la perdió?
-¿La peseta?
-Su tía la gorda.
-No se ha perdido. Está en su casa... Perdió la salud.
-¡Qué descuidada! Mi tía lo único que pierde son las lentillas. Estamos todo el día descalzos caminando sin pisar, por no pisar la lentilla.
-¿Y por qué no se pone gafas?
-¿Por qué ha de ponerse gafas si ya ve bien con lentillas? ¿Usted usa gafas y lentillas a la vez?
-Las lentillas estofadas me las como...
-Pues no sabe usted lo ricas que están las gafas aliñadas con pimientos y puerros.
-No me gustan los puerros.
-¿Le gustan los muermos?
-Me gustan las sorpresas.
-Pues tengo una. Usted y yo no estamos aquí.
-Pues, ¿dónde estamos?
-Estamos en Buenos días.
-Buenas tardes.

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miércoles, julio 8

Diálogos para besugos VIII

Súper Mortadelo 118. Editorial Bruguera, 1981

(Transcrito por Pablo en el Foro de la TIA, 21/4/2004)

-¡Buenos días!
-¡Buenas tardes!
-¡Hace un frío que pela!
-¡Es verdad! He dejado una manzana en la ventana y el frío la ha dejado monda y lironda.
-No me refiero a las mondas de las manzanas.
-Pues los melones no se pelan, se rajan.
-Digo que hace un frío de mil demonios.
-Añada: congelados; porque los demonios deben de estar bastante ardientes en su estado natural.
-¿Y cuál es su estado natural?
-¡Infernal!
-¡Pobre tía Felisa!
-¿Qué le pasa a su tía Felisa?
-¡Que siempre que no acierta una quiniela, se da a los demonios!
-Pues debe de estar cocidísima. ¿Y siempre se da a los demonios?
-A veces se da de bofetadas.
-Si que se tiene manía su tía.
-¿Usted no se da de bofetadas?
-¡Jamás!
-¿Qué se da usted?
-Masajes, después del afeitado.
-¿Y cuánto se enfada?
-Por mucho que me enfade, el pelo no se me afeita solo.
-Cuando se enfada, ¿no se da a los demonios?
-Cuando me enfado, me doy mil pesetas.
-¿Y en qué se las gasta?
-En nada. ¿Usted sabe lo poco que dura un billete de mil pesetas?
-Claro que lo sé. Dura mil pesetas.
-¡Es verdad! ¡Lo sabe!
-Es que una vez tuve un billete de mil pesetas.
-Los billetes de mil pesetas antes duraban mas.
-Claro. Mire, yo una vez tuve un billete de mil pesetas que me duró mil doscientas.
-¿Y cómo lo consiguió?
-Lo puse en el Banco a plazo fijo. Y años después, me dio mil doscientas pesetas.
-¡Vaya negocio!
-Malo, porque entonces mil pesetas valían solo quinientas. No somos nada.
-Mil pesetas son menos. Buenas tardes.
-Buenos días.

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martes, julio 7

Diálogos para besugos VII

Súper Mortadelo 117. Editorial Bruguera, 1981

(Transcrito por Pablo en el Foro de la TIA, 21/4/2004)

-Buenos días.
-Buenas tardes.
-¡Felices fiestas!
-¡Felices pascuas!
-¿Tienen ustedes turrones duros blandos?
-¡Cómo quiere que tengamos duros blandos, hombre de Dios!
-Bueno, no se ponga así.
-Me pongo como me da la gana.
-¡Pues, sí que tiene una gana extraña, oiga! Mire cómo me pongo yo.
-Pero usted es usted.
-Es que si yo fuera otro, ya no estaría aquí.
-¿Dónde estaría?
-¡Donde está el otro!
-Y, ¿dónde está el otro?
-En su sitio.
-En mi sitio estoy yo y no otro.
-Según como se mire.
-Aunque lo mire cabeza abajo, que es un modo de mirar al revés.
-Pues sin adoptar esa postura de antípoda, si se pone usted donde está el otro, donde está usted estará el otro.
-¿Y por qué tiene que estar otro donde estoy yo, si yo estoy donde está el otro? Puede quedarse mi sitio vacío.
-Puede.
-¿Qué puede?
-No, digo que puede puede.
-¡Puede usted mucho!
-Puedo lo mío. ¿Oiga y turrones blandos duros, tienen?
-Los turrones blandos que tengo son blandos. Si quiere turrones duros, tengo duros.
-Pues si tiene duros, póngame una docena, pero que sean nuevos, que son para coleccionar.
-¿Colecciona usted turrones?
-Colecciono duros. Soy numismático. ¿Usted no?
-No. Yo soy hipocondríaco.
-¿Y eso qué es?
-Un numismático de la enfermedad.
-Mi abuelo coleccionaba enfermedades. ¡Las pasó todas! ¡Menos la última!
-¿No la pasó?
-No. Le gustó tanto, que se quedó con ella.
-Así que no tiene usted abuelo.
-Ni abuelo, ni turrones duros blandos, ni turrones blandos duros.
-¡Que no tiene usted nada! ¡Lo siento!
-¡Y yo! ¡Felices fiestas!
-Felices tardes.

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lunes, julio 6

Diálogos para besugos VI

Súper Mortadelo 109. Editorial Bruguera, 1981

(Transcrito por Pablo en el Foro de la TIA, 21/4/2004)

-¡Buenos días!
-¡Ojalá!
-¡Cómo ojalá! Usted tiene que contestar "buenas tardes", como todos los días.
-Será como todas las semanas.
-Bueno, que sea lo que sea, pero si empieza diciendo "ojalá"; en vez de "buenas tardes", ¿qué le contesto yo?
-¡Usted sabrá! Yo estoy aquí, usted viene y vendrá con algo, digo yo.
-¡Claro que vengo con algo! Suelo venir con zapatos, traje y gafas.
-¿Cómo gafas?
-Es que si vengo sin gafas, no vengo.
-¿Viaja usted en gafas?
-No, pero tampoco puedo viajar sin ellas. Como se dice, no veo torta.
-¡Plaf!
-¡Ayyy! ¿Por qué me pega?
-Para que vea torta. Pienso que debe sentirse muy triste sin ver torta, cuando todo el mundo ve torta.
-Pues yo en vez de torta, veo las estrellas.
-¡Plof!
-¡Ay!
-¿Ve tortas?
-Ahora no veo nada, ni tortas ni estrellas. Me ha dado en el ojo. ¡Oy, oy, oy!
-Se queja usted muy raro.
-Me quejo como me duele.
-A todo el mundo le duele en "ay".
-A mí me duele en "oy".
-¡Pataplof!
-¡Aj!
-A usted tampoco le duele en "ay". Le duele en "aj".
-No me duele en nada.
-¡Qué dolor más rarísimo!
-Lo que pasa es que tenía el cigarrillo en la boca y me lo he comido.
-¡Con lo malo que es el tabaco! Y dicen que no solo perjudica al que fuma, sino a quien está al lado.
-Va a perjudicarle el pitillo que me he tragado por su culpa, porque voy a darle dos tortas.
-Que sean con piñones y azúcar quemado, con guinda.
-Serán dos tortas de puño.
-De piña piñonera. Se dice de pinos piñoneros. Además, usted no puede dar tortas.
-¿Por qué?
-Fácil. El manzano, da manzanas; el peral, da peras; el tortalero, da tortas. ¿Usted es tortalero?
-No. Yo soy veterinario.
-Entonces no puede dar tortas, tiene que dar veterinos.
-¿Y de dónde saco yo veterinos?
-Es su problema. Buenas tardes.
-Buenos días.

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sábado, julio 4

Diálogo para besugos V

Mortadelo Extra 25 Aniversario TVE. Editorial Bruguera, 1981
(Transcrito por Kaximpo en el Foro de la TIA, 24/2/2004)

- Buenos días.
- Buenas tardes.
- ¿Aquí es la Be Be Ce?
- No; aquí es la Erre Te Uve E.
- ¡Caramba! ¡Me he equivocado de televisión!
- Se ha equivocado de país.
- Es que me han invitado a la boda.
- Si va a la boda de Lady Di y el príncipe consorte, llega tarde.
- Me han invitado a las Bodas de Plata.
- Entonces llega demasiado pronto.
- No es mi día.
- Lo que no es, es su año.
- Oiga, ¿por qué dice príncipe consorte, si la consorte es la consorte del príncipe?
- Perdone, pensaba en su padre.
- ¡Mi padre no es consorte de nadie! Es viudo.
- El padre del príncipe, el príncipe Felipe, que fue príncipe consorte.
- Yo he llegado tarde o antes, pero usted se ha pasado.
- Pensaba en hace veinticinco años. Yo estaba en el Paseo de La Habana.
- Yo paseaba por la Castellana, por la Rambla de Cataluña, por el Coso, pero por La Habana, no.
- Pues yo sí. Yo paseaba por el paseo de La Habana cuando, de pronto, oí un llanto.
- ¿El llanto de un niño?
- ¡El llanto de un recién nacido!
- ¡Había nacido usted y se oía llorar y sufría!
- ¡Yo ya había llorado mi nacimiento veinte años antes!
- ¿Qué había nacido? ¡Dígame, que me tiene sobre ascuas!
- ¡Había nacido una televisión!
- ¡Madre, una televisión!
- ¡Televisión Española!
- ¡Usted se quiere quedar conmigo! ¡Cómo iba a nacer una televisión en mitad del paseo, cuando hoy todo el mundo nace en una clínica, hombre!
- Fue un nacimiento especial, en blanco y negro.
- ¡Calle, calle!
- Si callo no podré contarle nada.
- De eso hace veinticinco años. ¡Y yo he venido invitado a esas bodas de plata!
- Usted me preguntaba por la Be Be Ce.
- Bueno, me he confundido de letras. Ando mal en letras.
- ¿Tiene mala letra?
- Tengo muchas letras malas. De esas que quieren cobrar.
- Entre en nuestro número conmemorativo. ¡Y se va a olvidar de todo!
- Paso, paso. Buenos días.
- Buenas tardes.

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jueves, julio 2

Let's talk

(Una de las estrofas del poema "la morsa y el carpintero", de Lewis Carrol en "Alicia tras el espejo")

"The time has come," the Walrus said,
"To talk of many things:
Of shoes--and ships--and sealing-wax--
Of cabbages--and kings--
And why the sea is boiling hot--
And whether pigs have wings."