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domingo, junio 30

Salud: no sacudas las alfombras

(Un texto de Picos Laguna en el Heraldo de Aragón del 7 de octubre de 2018)

Los niveles de contaminación en el hogar son dos veces más elevados que fuera. Con la bajada de las temperaturas, abrimos menos las ventanas y la concentramos más. 

Solemos estar entre el 80% y el 90% de nuestro tiempo dentro de un edificio y desconocemos que el aire de nuestras casas lleva en sí mucho más que sus componentes (oxígeno, nitrógeno y argón). Aunque son imperceptibles, alérgenos como el polen, el polvo y las esporas de moho se arremolinan, y a este caldo de bacterias se suman las sustancias químicas que emiten los productos de limpieza. Es la contaminación intradomiciliaria, que puede generar el llamado 'síndrome del edificio enfermo' (Sick Building Syndrome, en inglés), el conjunto de síntomas que provoca un inmueble sobre las personas que habitan o trabajan en él. Aunque se desconocen las causas concretas que lo producen, fundamentalmente se atribuye a la contaminación del aire que circula en su interior, que a menudo es dos veces más elevado que los de fuera, como apunta Teresa de la Fuente, profesora del módulo de Residuos sólidos y Medio construido, del lES Río Gállego de Zaragoza, que imparte un Grado en Salud Ambiental.

La mezcla química explosiva más evidente es la que se produce en las habitaciones con fumadores. Cada vez que encendemos un cigarro, las paredes y los muebles acumulan nicotina que reacciona con un gas conocido como ácido nitroso (HONO) que se forma en el aire cuando la luz del sol entra a través de los cristales. También con las estufas de gas y calefactores, o cada vez que prendemos una vela y dejamos que se consuma. Si no se ventila, la nicotina de las superficies de la habitación y el HONO forman nitrosaminas, compuestos altamente cancerígenos.

La lejía y el aire. Cada vez que se usan lejía u otros productos de limpieza con blanqueadores de cloro se altera el aire. Los gases de cloro se evaporan de las superficies fregadas y oxidan otros espacios de la habitación que empeoran cuando entra la luz, porque los rayos ultravioleta forman radicales reactivos que quedan suspendidos en el aire. «La mayoría de lo que utilizamos para la limpieza de suelo muebles, hornos… son productos químicos peligrosos, como sosa cáustica, alcoholes, amoniaco, cloro, etc., y su uso presenta riesgos importantes para la salud» dice Marisa Velilla, profesora de Productos químicos y vectores de interés en salud pública del lES Río Gállego. «Al limpiar la casa podemos ensuciarla químicamente», indica Carlos de Prada, director de 'Hogar sin tóxicos'.

La lista de elementos contaminantes e larguísima: biocidas, anti moho, pinturas, detergentes, plásticos, alfombras, materiales de construcción, ropa, productos de aseo y cosmética, muebles, ambientadores o productos de limpieza, entre otros, son un foco de sustancias químicas con las que convivimos diariamente en casa y que poco a poco nos van intoxicando. Todos son generalmente derivados del petróleo y pueden emitir compuestos orgánicos volátiles (COV), muy perjudiciales, y además se escapan a la atmósfera. Los compuestos orgánicos son sustancias químicas que contienen carbono y se convierten en vapores o gases. Junto con el carbono, contienen elementos como hidrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo, azufre o nitrógeno. Estos productos domésticos son liberadores de COV y representan la mitad de las emisiones vinculadas a los combustibles fósiles en las grandes ciudades de los países industrializados. Así, el 46% de los productos contaminantes más peligrosos procedentes de los COV son de uso corriente en hogares.

El empleo indiscriminado de limpia suelos, multiusos, limpiacristales, abrillantadores de muebles, desengrasantes, limpia hornos o quitamanchas introduce en las viviendas un cóctel químico que se ha llegado a asociar al asma y problemas respiratorios. Algunas de estas sustancias, afirma De Prada, «también pueden ser irritantes, neurotóxicas, alergénicas, sensibilizantes, alteradoras hormonales, causantes de anomalías congénitas o cancerígenas», dice, para quien «la casa no es un quirófano». Basta recordar cómo el pasado julio una mujer de 30 años fallecía en Madrid por una intoxicación por inhalación de amoníaco, tras pasar dos horas limpiando la cocina de su casa. Marisa Velilla destaca la importancia de conocer los pictogramas incluidos en la etiqueta, «ya que de una forma sencilla nos dan rápida información de las características peligrosas de estos productos: corrosivo, irritante, perjudicial para el medio ambiente ». «En la actualidad nos es muy difícil prescindir de estos productos debido a su eficacia, por sus resultados y por la facilidad y rapidez en su aplicación».

La falta de atención que se presta a las etiquetas es lo que ocurre con los ambientadores. «En casi todos pone que no se usen en lugares que no estén bien ventilados», explica De Prada. Es una advertencia a la que pocas personas atienden y que, en cualquier caso, es difícil de cumplir en invierno, o ahora que cerramos las ventanas después de ventilar, aunque en este tipo de productos hay otra recomendación algo más inquietante: «En una marca pone que antes de usarlo saques a los animales domésticos de la habitación», dice De Prada. La dosis que se recibe está en función del peso corporal: cuanto menor es el peso más dosis se acumula. Hay gente que tiene canarios y un día se los encuentra muertos, envenenados por los productos de limpieza y los ambientadores».

Para la profesora Velilla es fundamental identificar los peligros y conocer las instrucciones de uso reflejadas en la etiqueta del envase, que debe incluir la composición, modo de empleo y dosificación, advertencias de uso, precauciones, instrucciones a seguir en caso de contacto con nuestra piel, ojos, etc., y el teléfono del Servicio de Información Toxicológica (91 562 04 20), que funciona 24 horas al día. «La mezcla de dos productos puede ser muy peligrosa, como el cloro (lejía) que reacciona violentamente con muchos compuestos y puede generar gases muy tóxicos, por ejemplo, con el amoniaco. Un abuso en el empleo de éstos significa un aumento en el tiempo de exposición a un riesgo que a veces no sabemos evaluar y que nos puede producir múltiples efectos perjudiciales para nuestra salud: alergias, mareos, problemas en la visión o en la piel, quemaduras, asma… y en grados extremos hasta un cáncer», explica Velilla. «Los fabricantes nos han marcado cómo debemos utilizar el producto y de qué forma. El nivel de peligrosidad también depende de las características de los diferentes productos: en el caso de los utilizados con aerosol (pulverización), se produce la generación de una nube de partículas alrededor de la persona que puede contribuir con el tiempo al desarrollo de problemas respiratorios. Productos para limpieza de inodoros y desagües pueden producir gases muy tóxicos para el organismo. ¿Realmente no hay otro medio para desatascar? Debemos ser conscientes del grado de limpieza que necesitamos, no limpiar por limpiar, ya que una limpieza innecesaria significa un aumento en el tiempo de contacto con estos productos».

LA ESCOBA. A lo que apenas prestamos atención es al hecho de pasar la escoba. El polvo acumulado en los suelos tiene en su composición una gran diversidad de materiales, siendo muchos componentes químicos de residuos de productos usados para el aseo personal o para la limpieza de la casa. «También podemos encontrar partículas de materiales de construcción, provenientes de los plásticos o de nuestros muebles; otros son organismos vivos como los ácaros; sin olvidar lo que traemos en los zapatos o nos entra por las ventanas». ¿Qué sucede al barrer?, «si utilizamos la escoba ponemos todo este polvo en suspensión, levantamos una nube con flúor, ftalatos, retardantes de llama que contengan formaldehido, ácido bórico antimonio o halógenos como el bromo. Respiramos estas partículas e incluso se depositan en nuestra piel o mucosas, absorbiendo nuestro cuerpo sustancias extrañas, y más los niños muy pequeños»

Tender en el radiador
El secado de la ropa en el interior de una vivienda puede causar problemas a las personas con riesgo de asma, rinitis y otras alergias. Genera en los hogares niveles excesivos de humedad en el interior, una humedad que ha sido vinculada a la formación de esporas de moho, ácaros de polvo, hongos de humedad que pueden ser un riesgo para la salud. En personas con las defensas bajas, el hongo puede causar aspergilosis pulmonar, con consecuencias graves. 

Desatascadores
Los líquidos químicos que se emplean para desatascar los desagües del hogar son altamente nocivos y perjudiciales. Su vertido en los ríos y mares afecta de forma directa a nuestro ecosistema por su contenido en cloro -tóxico y corrosivo- y ácido sulfúrico. Una pequeña cantidad contamina miles de litros de agua. 

Desengrasantes
Son altamente contaminantes para el medio ambiente, ya que los químicos (bastantes desengrasantes tienen amoniaco) de lo que están compuestos se evaporan, provocando daños en los seres vivos porque llegan a lugares insospechados que, finalmente, son los que terminan por afectarnos.

Aerosoles
Contienen cloroflorucarburos, más conocidos como CFC, pequeñas partículas de materia que van en el aire que pueden almacenarse en recipientes y, cada vez que se presiona la válvula de la lata, surge la partícula de perfume, insecticida, pintura, etc. El problema es cuando hay partículas emitidas por la quema de combustible, el carbono, y toda sustancia tóxica en el aire, ya que se filtra por nuestra nariz, entra a nuestras vías respiratorias y provoca graves enfermedades.

Tabaco
El humo del cigarrillo está compuesto por más de 40 sustancias que generan enfermedades pulmonares (incluso cáncer) y cardiorespiratorias. Más del 90% de los niños que han fallecido por problemas respiratorios tipo bronquitis obstructivas o bronconeumonia son hijos de madres que fuman.

Barrer con escoba
La escoba levanta el polvo y los ácaros que contiene el suelo, y genera una nube de polvo con flúor, ftalatos, retardantes de llama que contengan formaldehido, ácido bórico antimonio o halógenos como el bromo, etc. que respiramos, con riesgo de contraer alergias, asma, bronquitis e, incluso en grado extremo, cáncer. 

Limpiar sano

Bicarbonato sódico
Limpia y elimina manchas y marcas (incluso de pintura) de paredes y muebles pintados. Conserva el buen estado de las cerdas de los cepillos y peines. Elimina el óxido y el moho. Limpia ortodoncias dentales y dentaduras postizas. Lava y protege el mimbre.

Zumo de limón
Es un desengrasante y desinfectante natural estupendo para limpiar la casa. Para fregar el suelo, quitar el mal olor de la nevera o el microondas; limpiar los utensilios de cocina, las manchas en el mármol, manchas de grasa en la ropa, la cal de las cazuelas. 

Vinagre
Tiene propiedades antimicrobianas y antibacterianas que hacen que sea una buena opción para la limpieza en la cocina, lavavajillas, fontanería, rejillas de parrillas, etiquetas de precio, plata sin brillo, ventanas, y acabar con los malos olores en el hogar.

Jabón líquido
El jabón líquido con escamas de jabón es una forma fácil, sencilla y práctica de poder usar un jabón natural sin pesticidas y con él podemos limpiar cualquier superficie. También se puede usar para lavar la ropa en la lavadora.

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sábado, junio 29

Gio Ponti: el creador del 'made in Italy'

(Un texto de José Segovia en el XLSemanal del 23 de septiembre de 2018)

Con el título de Tutto Ponti. Gio Ponti Archi-Designer, el Museo de Artes Decorativas (MAD) de París inaugurará el próximo 19 de octubre una retrospectiva de este ecléctico creador, cuyas obras fueron el máximo exponente del made in Italy tras la Segunda Guerra Mundial. La exposición (abierta hasta el próximo 10 de febrero) ofrecerá un variado muestrario de las piezas de decoración que ideó Ponti en sesenta años de prolífico trabajo.

Considerado como uno de los arquitectos y diseñadores más influyentes del siglo XX, Gio Ponti difundió su estilo por el mundo gracias a los edificios que construyó en Venezuela, Estados Unidos, Oriente Medio e incluso Hong Kong. Ponti fundó las revistas Domus y Estilo, ideó cubiertos, vajillas y muebles, como la silla 699, conocida como Superleggera.

Su curiosidad y creatividad hicieron que se atreviera con todo. Sus intereses iban de lo sumamente grande a lo infinitamente pequeño. del rascacielos a una simple cucharilla de café. Su casa en Milán (1956-1957), construida como una secuencia de espacios abiertos y grandes puertas plegables; la Torre Pirelli (1956-1961), también en Milán; y la Villa Planchart (1953-1957), en Caracas, son consideradas sus tres grandes obras arquitectónicas.

Un sueño en el trópico

A principios de los años cincuenta, el matrimonio de la alta sociedad caraqueña formado por Armando y Anala Planchart buscaba un arquitecto que pudiera plasmar su sueño de diseñar su casa ideal a las afueras de Caracas. En uno de sus viajes a Europa, los Planchart ojearon un ejemplar de la revista Domus y quedaron maravillados por lo que exponían sus páginas. De inmediato se pusieron en contacto con Ponti y le plantearon su deseo.

Con 62 años de edad, el arquitecto milanés aceptó el encargo sin haber viajado nunca a Venezuela y sin saber a qué se enfrentaba en el trópico. Y la experiencia fue tan intensa que apenas podía concentrarse en su trabajo. «El trópico me atrapa», aseguraba el diseñador. Y la experiencia mereció la pena. Ponti logró un edificio espectacular, que todavía hoy se estudia en las facultades y escuelas de arquitectura. A partir de un juego de planos y líneas sobre suelos y techos, el milanés consiguió conducir al visitante directamente hacia el espacio principal de su proyecto. el amplísimo salón con ventanales que dejaban ver el fantástico valle de Caracas.

Renacentista del siglo XX

Su otro gran proyecto, el edificio Pirelli, se encuentra ubicado frente a la Estación Central de Milán. En 1950, Alberto Pirelli -el presidente de la empresa que lleva su apellido- le pidió a Ponti que construyera un rascacielos singular, que diera prestigio al nombre de su firma comercial. Ponti, con la ayuda de Pier-Luigi Nervi y Arturo Danuzzo, puso en pie un elegante edificio de hormigón de 127 metros que se convirtió en uno de los símbolos y en la estructura más alta de la ciudad. Desde su última planta, el visitante tiene el privilegio de contemplar una magnífica vista de toda la llanura padana.

Una vez que se licenció en Arquitectura en 1921, Gio Ponti logró su primer trabajo como director artístico de la firma cerámica Richard Ginori, donde creó originales piezas inspiradas en el neoclasicismo italiano. Años más tarde se asoció a Emilio Lancia y Mino Fiocchi y fundó la firma de iluminación Fontana Arte, donde diseñó todo tipo de lámparas, sillas para Cassina, cuberterías para Krupp y cafeteras para Pavoni. Desde 2012, la empresa Molteni colabora con los herederos de Ponti para reeditar algunos de sus muebles más emblemáticos.

Su temprana carrera como diseñador influyó en sus posteriores obras arquitectónicas, cuyos interiores incorporaron mobiliario original. El objetivo del arquitecto milanés era integrar arte y arquitectura, ya que creía que un edificio debía servir a un propósito e integrarse en el entorno urbano que ocupaba.

En los años treinta, los responsables de los almacenes italianos La Rinascente le encargaron una serie de muebles de líneas sencillas a precios modestos, lo que hizo posible que las artes decorativas fueran accesibles a un número mayor de gente. Ponti podría ser definido como un renacentista del siglo XX. Trabajó para más de cien empresas, como académico dio clases en 24 países, hizo escenografías para cine y teatro, escribió cientos de artículos y construyó edificios en trece países. Hoy es admirado por una legión de diletantes del diseño y sus muebles originales son un objeto de deseo para coleccionistas.

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viernes, junio 28

Lucrecia, la violación que derribó a la monarquía


(Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 13 de abril de 2007)

Que ninguna mujer pueda vivir deshonrada tomando como ejemplo a Lucrecia”. La dama empuñó la daga y, ante la estupefacta mirada de su padre y su esposo, se la clavó en el pecho. Pero la muerte de la deshonrada Lucrecia significaba también la muerte de la deshonorable monarquía.

Este suicidio por honor fue la piedra fundacional de la República romana. El suceso, que Tito Livio detalla en Ab Urbe Condita y Ovidio en sus Fasti, es toda una lección política de cómo la conducta privada de los gobernantes tiene consecuencias públicas, algo que estuvo a punto de costarle el impeachement a Bill Clinton (aunque la famosa felación no pueda compararse con una violación) y que ahora ha arruinado la carrera política del presidente de Israel.

Virtud romana
Lucrecia pertenecía a una de las grandes familias romanas y estaba casada con Colatino, sobrino de Tarquino el Soberbio, el último rey de Roma. Según Tito Livio, los hijos del rey y su primo Colatino, que estaban en la guerra, decidieron volver por sorpresa a Roma para ver qué hacían sus mujeres. Solamente la virtuosa Lucrecia estaba trabajando en el hogar, las otras se divertían en ausencia sus maridos. Sexto Tarquino, heredero del rey, concibió entonces una pasión enfermiza por Lucrecia. Era algo más que el deseo sexual despertado por la belleza de la dama, era un morboso prurito de pisotear la virtud, ese donjuanismo patológico que concibe el triunfo amoroso como burla y vejación de la mujer.

A la semana siguiente, Sexto Tarquino regresó a Roma en solitario y asaltó a Lucrecia sin circunloquios, con el empleo de la mayor violencia, a espada desnuda. No sólo la amenazó con darle muerte, sino que además le dijo que mataría a un esclavo en su habitación y explicaría que los había encontrado en flagrante adulterio. Es decir, además de la muerte, sobre Lucrecia caería el deshonor eterno.

“¿Qué podía hacer? –cuenta Ovidio en un dramático pasaje– ¿Luchar?, en una batalla la mujer pierde. ¿Gritar? La espada en la diestra de él se lo impedía. ¿Volar? Sus manos sobre los pechos la retenían”. Así se consumó la violación. Pero al día siguiente, como hemos dicho, Lucrecia convocó a su padre y a su marido, les explicó lo sucedido y, en gesto típico de virtud romana, se suicidó para no vivir deshonrada.

La poderosa familia de Lucrecia no se resignó. Aquello era una muestra del despotismo de la monarquía romana, así que encabezó la revolución que derribó el trono e implantó la república. Cuando la Italia del Renacimiento, rompiendo el oscurantismo medieval redescubrió Roma, Lucrecia apareció como ejemplo de virtudes romanas. Y enseguida se convirtió en protagonista reiterado del arte italiano y europeo.

“Impulsado por alas de un infame deseo/abandona Tarquino su ejército/y lleva hacia Colatio el mal fuego sin lumbre/que, oculto entre cenizas, acecha el momento/de lanzarse y ceñir con llamas la cintura/de la casta Lucrecia”, dice Shakespeare en su soberbia reflexión sobre los abusos del poder. Para los pintores renacentistas, Lucrecia fue también excusa para ilustrar el desnudo femenino. La pintaban apuñalándose el pecho, pero Tiziano fue más allá, creó una escena de fuerte violencia erótica, la violación con sus protagonistas, él amenazando a Lucrecia con la espada, con gesto bestial; ella desnuda, desvalida, implorante, víctima.

Aún subiría el tono Tintoretto. Si en Tiziano el violador podría pasar por un simple asesino, en Tintoretto no hay duda de lo que pretende, está explícitamente desnudo, ha tirado la espada y desgarra la poca ropa de Lucrecia. La estatua tirada, el collar de perlas roto reflejan la violencia que sufre la mujer, cuyo gesto es de impotencia frente al poderoso.

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jueves, junio 27

Somarda no cabe en el diccionario


(Un texto de Guillermo Fatás en el suplemento dominical del Heraldo de Aragón del 17 de junio de 2018)

El Diccionario de la Lengua Española admite muchas voces peculiares de distintas regiones hispánicas del mundo y deja fuera algunas muy útiles, típicas en Aragón.

El Diccionario de la Lengua Española (DLE) es responsabilidad principal de la Real Academia Española (RAE), compartida con veintidós entidades más en cuatro continentes. Es el repertorio más autorizado de nuestra lengua. Nos da conciencia de que el español es un gran receptáculo universal que se ha nutrido del vascuence (izquierda, por ejemplo), del catalán (esquirol, panoli) o del gallego (morriña). El hablante normal no sabe que escopeta, comparsa, balcón y coronel (que viene de columna, no de corona) son voces italianas; silueta y mamá (con acento agudo), francesas; guerra y guardia, germanas; mamarracho y química, árabes; amén, hebrea; cosmonauta, rusa; almeja, mermelada y caramelo, portuguesas; y asiáticas (finougrias, indias, chinas o japonesas) son tundra, avatar, mandarín y gong, entre otras. Los términos griegos llenan nuestra lengua culta (¿qué haríamos sin ellos?) y son muchas las palabras inglesas, venidas sobre todo de EE. UU. (blog y web ya están aceptados).

Estamos habituados a la fértil asimilación y nadie se quejará por encontrar en el Diccionario voces como candelejón, pingullo, aguapé, fariñera, navajo, palasan o popote, oriundas del aymara, el guaraní, el tagalo, el náhuatl, el tegua y otras muchas lenguas inmersas en la vasta humanidad que acabó por entenderse en español. El porcentaje de hispanos que las usa es bajo, pero se entiende que deban recogerse si hermanos de lengua de otros países las creen necesarias para su particular forma de hablar la lengua común.

La RAE es más reticente, empero, con ciertos modismos del español de Aragón, a menudo compartidos con La Rioja y Navarra. La última propuesta de inclusiones es de M. Luisa Arnal, avezada lingüista de nuestra universidad. (Su texto está en la web de la Institución 'Fernando el Católico’, Archivo de Filología Aragonesa, 73).

Entre otras palabras que debieran figurar en el DLE consigna cadiera, esbafar[se] (irse el gas, la fuerza; ¿si será una onomatopeya del soplido, que es a lo que suenan bofe y bufar?), chandrío, capazo (conversación larga e inesperada; absurdamente, sí aparece en el DLE capacear), charrada (charla amistosa; está charrar, pero con otro matiz), chipiarse ('calarse’) y chito (brote vegetal).

No se encuentra tampoco escoscado (muy aseado), pero, paradójicamente, sí escoscar (quitar la cáscara). También falta la expresiva acepción aragonesa de la voz tardano, alusiva al hijo menor que se lleva bastantes años con el penúltimo: el Diccionario remite a tardío, en cuya entrada ninguna de las seis acepciones tiene el significado específico que posee en Aragón.

Hay tres más sin sinónimo. La ganchada o porción de comida que se coge de una vez con el tenedor y no conozco otra forma de llamarla. Encorrer, una creación talentosa y sin palabra sustituta: ir corriendo tras alguien para cogerlo (y no quiero decir pillarlo: en el español de España, coger significa lo que significa). También es voz inteligente y económica la ausente quemazo; que no equivale exactamente ni a quemadura ni a quemazón. El Diccionario se lo pierde.

Jasco y somarda no caben

Mi madre heredó de la suya el uso de jasco, para calificar las viandas difíciles de masticar y tragar, porque estaban secas cuando no debían estarlo para su correcta ingesta. Puede comprobarse entre nosotros que sigue viva la palabra, que Aragón ha aportado al omnipresente mundo de la culinaria y la gastronomía, que abunda en aciertos, pero asimismo incurre en abusos y tonterías léxicas.

De especial valor y particular dificultad es somarda. Merecería los honores de un nicho en el DLE. Por vías distintas e inconexas, Ortiz Osés y yo hemos imaginado su posible origen italiano, pues Somardino era un personaje cómico de las comedias de polichinelas. Puede –añado– que Somardino derive de 'somaro', el borrico de carga, protagonista a menudo de cuentecillos graciosos. A veces, somarda vale por persona que finge ser torpe, pero que es reservona, taimada y disimula su intención de obrar según le conviene. El 'humor somarda’ alude, más bien, a quien luce espíritu socarrón y con retranca, o sea, intención oculta, a menudo para mofarse de alguien y hacer ver algo, pero como sin querer.

Esta clase de voces del español de Aragón no debe confundirse ni con las de nuestras hablas norteñas ni, mucho menos, con las baturradas que algunos utilizan para aparentar más 'raza’ y sueltan 'icir’ por decir o 'paice’ por parece, meras deformaciones coloquiales de un habla iletrada. Incluirlas sería más enlodar el Diccionario que enriquecerlo. En cambio, acoger algunas como estas que ha espigado la profesora Arnal añadiría posibilidades de vida y de conservación a palabras útiles e ingeniosas acuñadas en Aragón en el seno de la lengua común y para su mayor riqueza.

Personalmente, no entiendo que quepa ñapindá y que somarda y encorrer no tengan sitio. Con todo respeto para el ñapindá.

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