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lunes, marzo 29

Leonardo da Vinci y los canales de Milán

(Un texto de María Contreras en la revista Ronda Iberia de abril de 2019)

Cinco siglos después de la muerte de Leonardo (se cumplen el 2 de mayo) y con Italia en plena celebración de un 'año Da Vinci' cuajado de eventos conmemorativos, muchas de las ideas del prolífico artista e inventor siguen ayudando a hacer girar el mundo. En Milán, donde vivió casi 25 años en dos etapas distintas, dejó un legado profundo que trasciende La última cena, y que llega hasta los canales artificiales navegables, o navigli, que en otro tiempo fueron la gran arteria comercial de la ciudad. En los últimos años, el área alrededor del Naviglio Grande y el Naviglio Pavese, con sus restaurantes, bares donde tomar un spritz, galerías de arte y mercadillos, se ha convertido en el epicentro de la vida nocturna. Más tranquilo y apartado, el Naviglio Martesana, donde los fines de semana los milaneses practican running o van de picnic, se extiende 38 km en paralelo a una vía ciclista. Construidos entre los siglos XII y XVI para conectar la ciudad con los lagos Como y Maggiore a través de los ríos Adda y Ticino, los navigli contribuyeron decisivamente a la riqueza de Milán y, aunque Leonardo no los inventó, los estudió obsesivamente (muchos de sus dibujos y apuntes se conservan en el Códice Atlántico) y mejoró su funcionamiento.

A él se atribuye el diseño de un sistema de esclusas que permitía salvar los desniveles de agua, además de las llamadas "puertas vincianas", proyectadas en 1496 para el Naviglio Martesana y utilizadas aún en canales como el de Panamá. "Leonardo es más conocido por su faceta pictórica, pero cuando escribe su carta de presentación al duque de Milán, Ludovico 'el Moro', se define como 'ingeniero militar en tiempo de guerra e hidráulico en tiempo de paz'. Podríamos decir que ese fue el primer currículo de la historia", afirma Giuseppe Petruzzo, que desde los años 90 trabaja en la valorización cultural del Parco Adda Nord, un área natural protegida que abarca cuatro provincias lombardas bañadas por el río Adda. Aquí se inauguró en 2004 el Ecomuseo Adda de Leonardo, un 'museo' al aire libre que solo puede recorrerse a pie o en bici, y que tiene a Da Vinci, y a la huella que dejó en este territorio, como hilo conductor. "El ecomuseo es el corazón del parque explica Giuseppe. Pero lo más interesante, cultural y paisajísticamente, son los 20 km que separan los navigli de Martesana y Paderno". Este último, de 2,6 km, y construido para evitar una zona de rápidos, no se concluyó hasta 1777, pero Leonardo fue su inspirador: "Lo teorizó a finales del siglo XV, pero su proyecto era tan avanzado que solo pudo realizarse 300 años después".

Entre los hitos 'leonardescos' del ecomuseo está el traghetto de Imbersago, un transbordador que cruza el río de una orilla a otra impulsado por la corriente, y que es una reproducción exacta de uno que dibujó y perfeccionó Leonardo. O la Villa Melzi, en Vaprio d'Adda, donde el artista fue huésped de Girolamo Melzi, padre de uno de sus alumnos predilectos y futuro heredero. O las rocas conocidas como 'I Tre Corni', que los expertos señalan como el fondo del óleo La virgen de las rocas. "Yo siempre digo que Leonardo anticipó el uso del smartphone bromea Giuseppe. Decía a sus alumnos: 'Cuando deis un paseo y veáis algo que os interese, tomad apuntes, esbozadlo…' Él dibujó estas rocas cuando estuvo aquí y luego las utilizó en el cuadro".

Hoy, los navigli vuelven a estar muy presentes en la vida milanesa, y no solo los que quedan a la vista; la ciudad lleva tiempo inmersa en un debate que podría acabar por reabrir un tramo de 8 km de canales que fueron soterrados en el centro urbano durante la época fascista. El ideólogo e impulsor de la iniciativa es el arquitecto jubilado Roberto Biscardini; desde la asociación que preside, Riaprire i Navigli, busca sensibilizar a la opinión pública y a las instituciones sobre los beneficios que ello generaría a Milán y a Lombardía: "Abre la posibilidad de una nueva Milán: con menos coches, menor huella de carbono, más zonas públicas y áreas peatonales. Además, solo con estos 8 km se crearía un itinerario navegable de 140 km por toda la región". El proyecto, aún en el aire, cuenta con no pocos detractores, pero a Biscardini le brillan los ojos con un punto de desafío cuando vaticina: "Creo que se acabará haciendo". Una frase que probablemente salió de labios de Leonardo da Vinci más de una vez.

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