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domingo, diciembre 12

¡Nos comemos las colillas!

 (Un texto de M. Gimenez en el XLSemanal del 29 de diciembre de 2019)

Se tiran 4,5 billones al suelo cada año. Los residuos del tabaco son muy contaminantes y acaban en los ríos o incluso en nuestros estómagos.

Unos 4,5 billones de colillas acaban cada año en cunetas, aceras, parques o playas, según la Organización Mundial de la Salud. El problema es grave porque los filtros de los cigarrillos son de acetato de celulosa.

Las colillas son muy lentas en degradarse y, cuando por fin lo hacen, liberan cientos de sustancias tóxicas; entre ellas, nicotina, arsénico, formaldehído y metales pesados.

Las colillas tiradas al suelo suelen acabar en los ríos, mares y océanos. Como sucede con los microplásticos, las ingerirán peces y aves y -a través de la cadena alimentaria- terminarán en nuestros estómagos.

Varias ciudades han puesto en marcha medidas para luchar contra la contaminación por colillas. En España, tirar una colilla por la ventanilla del coche conlleva una multa de 200 euros y cuatro puntos del carné de conducir. Si además este lanzamiento provoca un incendio, puede suponer seis años de cárcel para el infractor.

Tirarlas al suelo está sancionado en Bruselas (200 euros a partir de enero); Lisboa (250 euros) o Stuttgart (100 euros). También se regula en ordenanzas que multan el arrojar residuos de pequeño tamaño (como cáscaras, chicles y papeles) de muchas ciudades españolas. En Madrid, por ejemplo, las multas llegan a 250 euros, con opciones de reducción de pago. En San Francisco (Estados Unidos) han preferido cargar una tasa de 60 centavos de dólar por cada paquete de cigarrillos para sufragar así el coste de la recogida de colillas por parte de los servicios de limpieza.

Greeenpeace propone otra idea: «Las tabacaleras tendrán que hacerse cargo de los residuos que provocan. Igual que antes se devolvían los cascos de las botellas, habría que incluir un depósito cuando compras una cajetilla de tabaco y que puedas recuperarlo cuando devuelvas las colillas», dice Julio Barea, responsable de campañas de residuos. Si fumas, deberás ‘reciclar’ tus colillas.

La verdad sobre los filtros de los pitillos

No filtran: son ‘marketing’

Se comenzaron a usar en los cincuenta para transmitir la idea de que las sustancias nocivas se quedaban atrapadas en el filtro. No era cierto, era marketing. Un informe del Departamento de Sanidad de Estados Unidos afirma, además, que los filtros actuales son más peligrosos porque incluyen unos agujeros diminutos que permiten dar caladas más profundas, largas y frecuentes. Más dañinas para la salud.

Usarlos como ceniceros
 
La Unión Europea ha decidido prohibir a partir de 2021 los plásticos de un solo uso, los bastoncillos de algodón y las pajitas. Pero los filtros de cigarrillos se han quedado fuera. En busca de una utilidad para los inútiles filtros, la compañía TerraCycle los limpia, procesa y los convierte en plástico duro que luego utiliza para fabricar palés industriales. Y ceniceros.

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