Cuando los perros hablen
(Un artículo de M. Mucha leído en el suplemento de El Mundo del 29 de mayo)
[...] Adolf Hitler creía que los perros podían ser adiestrados para aprender a hablar. Quizá por ello fundó el Tiersprachschule, una suerte de escuela de lenguaje animal. Quería convertir a los canes en sofisticadas armas militares.
Su máximo logro fue con un gran danés. Sus entrenadores de voz consiguieron que el can dijera un sumiso Mein Führer. Los nazis cayeron rendidos ante el logro. Un éxito que dejaba en la cuneta los éxitos de Iván Pavlov. La salivación de los perros -estímulo-respuesta- del padre del conductismo eran una broma al lado de los animales parlanchines de las SS. En la escuela consiguieron también que un perro lanzara, con perfecto acento germánico, un sonoro "tengo hambre".
La selecta Tiersprachschule no era cualquier escuela. La aspiración de Hitler era que se convirtiera en una suerte de Eton para los mejores especímenes. Los seleccionaban de todas partes del país para ingresar en su particular gymnasium. Se buscaba formar un escuadrón canino de fuerzas especiales.
Jan Bondeson, autor de Amazing Dogs, desvela el lugar dónde se ubicaba este centro de experimentación nazi. Se estrenó a principios de los 40, cerca de Hannover. La directora fue Margarethe Schmitt, miembros de la SS. Era el tiempo en que el líder teutón se hacía con Blondi, su pastor alemán. Era un regalo del jefe de la cancillería, Martin Bormann.
A pesar de sus múltiples obligaciones, él mismo entrenó al can. Éso le habría incentivado; el percibir su enrome capacidad de aprendizaje. Tanto era su amor por el ovejero germano, que Eva Brown, muerta de envidia, solía patearlo cuando el Führer no se daba cuenta. La pareja compartía habitación con Blondi en el bunker.
Uno de los experimentos que recopila Bondeson (médico y escritor sueco que enseña en la universidad de Cardiff) es un ejercicio de telepatía entre un hombre y un french poodle. [...]
Quizá el precursor de estos experimentos fue Rolf, un terrier que, en 1911, aspiraba a ser Hölderlin. Frau Moekel, su dueña, decía que podía ordenar letras del alfabeto y crear poesía. [...] Dicen que incluso neologismos.
El Tiersprachschule acabó con la muerte de Hitler, Eva y Blondi (todos con cianuro). Fue un fracaso rotundo, ningún otro perro consiguió repetir el Mein Führer. Menos aún lograrían el demencial objetivo del dictador: que pudieran reemplazar a los guardias de los campos de concentración. Erraba Adolf. Un perro estaría menos capacitado para la barbarie que sus hordas.
[...] Hay una revolución de seres caninos que hablan. [...] La gran estrella de este fenómeno se llama Mishka, una husky parlanchina de 8 años. [...] Habla en inglés y sabe aullar con nitidez "Hola", "adiós" y "te quiero".
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