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lunes, diciembre 12

La leyenda del Bernina Express

(Un artículo de Alicia Hernández en la revista de Renfe. Una de las rutas que no hicimos este verano...)


La buena fama que acompaña a la red de ferrocarriles suizos es bien merecida. Además de esa envidiable reputación de eficiencia en sus líneas regulares, este pequeño país cuenta con espectaculares ferrocarriles de montaña, sus famosos trenes rojos, que forman parte del patrimonio histórico y cultural del país y se han convertido en un destino buscado por los entusiastas de los trenes. La línea de ferrocarril de alta montaña del Albula-Bernina, integrada a su vez en la línea rética, cuenta además con el título de Patrimonio de la Humanidad desde 2008. El "Bernina Express", que recorre esta línea, se convierte en el tercer tren catalogado de interés mundial, tras el austriaco de la línea Semeering y los indios de vía estrecha de la línea Darjeeling Himalaya Railway.


El "Bernina Express" es el tren de montaña más alto de Europa y uno de los más elevados del mundo: el 30% de la vía se encuentra a más de 1.500 metros de altitud. El trazado incluye 122 Kms de vía férrea, entre Chur (Coira), la capital del cantón de los Grisones, y Tirano, en Italia, por lo que es un patrimonio compartido por ambos países. El punto más alto está a 2.253 mts de altitud (Ospizio Bernina) y el más bajo a 429 metros (Tirano). El tren, que hace nueve paradas, pasa por 196 puentes, con pilares de hasta 65 metros de altitud, y atraviesa 55 túneles. Además, y ese es su gran logro, discurre por unos parajes impresionantes manteniendo una relación única con el entorno natural.


Hoy día el recorrido del Bernina Express es una auténtica delicia y da la oportunidad de conocer las grandes cumbres, como los picos Palü, Buin o Bernina, de 4.049 mts de altitud; los pasos de montaña del Albula; el propio túnel 'Berninapass' y los glaciares de Morteratsch, Roseg y Tschierva. Durante el recorrido, que puede disfrutarse a través de los grandes ventanales o en coches descubiertos, aparecen preciosos lagos, como el Poschiavo, el Blanco y el Negro. La línea atraviesa dos grandes valles, el Albula y el Engadino, y cruza el paso alpino de Bernina hacia el sur. Coincidiendo con estos valles, la vía está dividida en dos: la línea Albula, que une las localidades de Chur y San Moritz, y la línea Bernina, entre San Moritz y Tirano. En verano, un autobús enlaza esta ciudad italiana con Lugano.


En su camino, el tren rojo va realizando paradas en distintas estaciones y apeaderos, y tomando un autobús, un teleférico y trenes de cremallera se puede acceder a lugares fantásticos entre las majestuosas montañas. El recorrido más demandado es la ruta entre San Moritz y Tirano. Su paso por el lago Blanco es el más ansiado por los turistas; más adelante, la sólida estación de piedra de Ospizio Bernina señala la cúspide del paso ferroviario alpino más alto de Europa: 2.253 metros. Este logro, sin ayuda de túneles ni de sistemas de cremallera, resulta todavía más extraordinario en invierno, cuando los trenes tienen que deslizarse en mucha ocasiones entre elevadas paredes de nieve.


Alp Grü posee uno de los más hermosos miradores de Los Alpes: desde la terraza de la estación se divisa el glaciar Palü dominado por el pico Pala (3.905 m). También hay un jardín alpino y tras un corto paseo se ascienden unos cuantos metros para contemplar la estupenda vista del valle Poschiavo, con su lago, situado unos 1.100 m más abajo. El ferrocarril desciende desde Alp Grüm hasta Poschiavo por una de las líneas de adherencia más empinadas del mundo. En Brusio, llegando ya a Tirano, esta línea ferroviaria brinda un gran espectáculo: el paso por un curiosísimo viaducto circular que, de forma ingeniosa, resuelve el desnivel y recuerda a una montaña rusa.


En el tramo norte hay más sorpresas. La línea Albula se caracteriza por su gran número y amplia variedad de altos y largos viaductos de piedra, técnicamente muy complejos. Entre ellos, destaca el viaducto de Landwasser, que se encuentra en Filsur, entre Thusis y San Moritz. Con un radio de 100 metros y 136 metros de largo, se levanta sobre pilares de 65 metros que se van estrechando hacia arriba, y termina directamente en el tunel del mismo nombre. Desde el pueblo de Filsur se puede acceder por un camino de peatones hasta los pilares, subiendo luego por un sendero escarpado a una plataforma-mirador. En el trayecto entre Bergün y Preda, los problemas de desnivel se resolvieron gracias a túneles espirales de 180 grados y numerosos puentes. Esta parte, llena de curvas, se conoce como el Circo del Albula.

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