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viernes, noviembre 16

Galletas, hamburguesas y rosquillas - otras formas de medir la crisis

(La columna de Pablo Rodriguez Suanzes en el suplemento económico de El Mundo del 11 de julio de 2010)


En época de crisis, los economistas buscan pistas para evaluar la gravedad de la situación. Uno de los indicadores más reputados es la evolución de las matriculaciones de coches, que permite anticipar la confianza en el futuro (para pagar las letras). Sin embargo, hay muchos otros, y a cada cual más curioso. Hace un tiempo, Gallardo recogió los más singulares, como la venta de galletas maría (cuantas más se venden, peor va la cosa), las barras de labios (no hay dinero para ropa, por lo que se busca belleza a un precio menor), el largo de las faldas de las mujeres (indescriptible) y hasta el número de comentarios en foros de Bolsa (www.rankia.com/blog/gallardo).  

Desde 2001, The Economist elabora el Índice Big Mac, un experimento «basado en la teoría de que un dólar debería comprar lo mismo en todos los países» (www.economist.com/markets/bigmac). El indicador, en sí mismo, podría ser sólo válido para comparar los tipos de cambio entre naciones, pero puesto que McDonalds fija sus precios en función de la capacidad de compra de cada país, es una herramienta útil para reflejar diferencias. Además, UBS elabora un informe para saber cuánto tarda un trabajador en ganar lo suficiente para poder comprar un Big Mac. En 2009, en Barcelona hacían falta 21 minutos, y en Madrid, 27 (expedienteibex.blogspot.com).  

La mejor forma de saber qué piensan «los trabajadores sobre el empleo, sus ingresos y el futuro es saber dónde toman café y si están dispuestos a comprar las bebidas más caras». Eso dice Steve Blitz, de Majestic Research, (blogs.wsj.com/economics). Los registros de pago anónimos en Starbucks y Dunkin' Donuts muestran que, durante lo peor de la recesión, los consumidores gastaron menos en las dos franquicias», pero cuando la situación mejoró, la predisposición al gasto retornó. ¿Buena noticia? En España quizás no, pues la banca acaba de zamparse, por deudas, a Panrico, el fabricante de Donuts. Cuestión de rosquillas.


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