El renacer de Vitra
(Un artículo de Javier Zori del Amo en el suplemento
dominical del Periódico de Aragón del 19 de diciembre de 2010)
Muchas sillas y un incendio. Éstos son los puntos claves de
la historia de una compañía familiar y el resultado del trabajo de un padre y
un hijo. El progenitor, Willi Fehlbaum, fue el que convirtió una pequeña
empresa de escaparates en la ciudad de Basilea en todo un imperio tras adquirir
los derechos para fabricar y comercializar en Europa los diseños para sillas de
los grandes nombres del modernismo estadounidense: Charles y Ray Eames y George
Nelson. Las exigencias de este nuevo negocio le obligaron a construir un gran
centro logístico para producir, vender y distribuir sus productos en las
afueras de Basilea. Allí, en 1957, comenzó el Proyecto Vitra, que ahora dirige
Rolf Fehlbaum, el heredero y continuador de la saga familiar. Él fue el
responsable de que en 1981 todo cambiara en el Campus Vitra. Un incendio
devastador arrasó las instalaciones e hizo replantearse el futuro de la
fábrica: ¿reconstruir lo que había sido destruido o dejar que las nuevas
corrientes arquitectónicas inundaran y rediseñaran el campus? Venció la segunda
opción y fue el arquitecto inglés sir Nicholas Grimshaw el encargado de
levantar una nueva factoría tan sólo seis meses después. En 1989, Frank Gehry
fue el elegido para proyectar el segundo pabellón de producción. El arquitecto
canadiense también ideó el primer gran icono del campus: el museo del diseño,
un espacio para exhibir la colección de la propia firma Vitra y dar a conocer
su filosofía. Asimismo, este complejo edificio está considerado como el primero
de la marca Gehry y es el paradigma del deconstructivismo, con sus formas
geométricas, cubos y rampas estratégicamente colocadas para poder aprovechar la
luz, pero que dan una sensación de anarquía absoluta. Su original resultado
comenzó a atraer a amantes de la arquitectura y el Campus Vitra encontró en
este turismo residual -que nunca llegó a superar los 80.000 visitantes anuales-
una nueva, aunque no muy grande, fuente de ingresos.
Los últimos 20 años han terminado por redibujar lo que en su
día fue sólo una fábrica. Hoy entre los coquetos árboles frutales proliferan construcciones
funcionales de grandes firmas, como el centro de conferencias del arquitecto
japonés Tadao Ando (1993) y los pabellones de producción de Álvaro Siza (1994)
y de SANAA […], además de algunos guiños al pasado, como una cúpula geodésica
obra de Richard Buckminster que data del año 1978 y que, hasta hace una década,
se conservaba en Detroit. Por el paseo entre un edificio y otro es fácil
toparse con unos divertidos elefantes de juguete, diseñados en 1945 por los
hermanos Eames, que se agrupan tras una diminuta valla en la que un cartel
advierte: “No den de comer a los animales”.
Las dos joyas de la corona que, junto con el museo del
diseño, completan el trío de obras maestras del campus son el cuartel de
bomberos y la recientemente inaugurada VitraHaus. El primero es un edificio de
la archiconocida Zaha Hadid, levantado en 1993 como recordatorio del gran
incendio que lo cambió todo.
Pese a ser una construcción extravagante, no deja de tener
una funcionalidad clara: albergar a un cuerpo de bomberos voluntarios, con sus
vestuarios y su garaje para los camiones. Por otra parte, está la VitraHaus,
que es el nuevo símbolo del campus y, desde su inauguración en febrero de este
año, ha conseguido atraer a la nada desdeñable cifra de más de 150.000 visitantes.
Dentro de la VitraHaus, con su diseño modular casi caótico,
reside permanentemente la Vitra Home Collection, que hasta la creación de la
estructura carecía de un lugar donde alojarse. En sus espacios solapados se
pueden contemplar los productos de esta colección, que incluye tanto iconos
tradicionales del diseño como reediciones y nuevas propuestas de diseñadores
contemporáneos.
Proyectado por Herzog & De Meuron, en lo que se ha
interpretado como una referencia a los orígenes suizos de la compañía, el
indescriptible edificio es un enorme showroom donde comprar, admirar y perderse
entre los muebles que la firma presenta cada temporada. Comenzando por la
última planta, el laberíntico recorrido conduce por escaleras de caracol a
grandes espacios donde siempre brilla un elemento que se reinventa
constantemente: la silla, que es y será siempre el orgullo de Vitra. Eclecticismo
funcional. Todas las construcciones del Campus Vitra cuentan con la firma de un
prestigioso arquitecto al servicio de un propósito práctico.
Etiquetas: Puro diseño
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home