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martes, abril 16

El renacer de Vitra



(Un artículo de Javier Zori del Amo en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 19 de diciembre de 2010)

Muchas sillas y un incendio. Éstos son los puntos claves de la historia de una compañía familiar y el resultado del trabajo de un padre y un hijo. El progenitor, Willi Fehlbaum, fue el que convirtió una pequeña empresa de escaparates en la ciudad de Basilea en todo un imperio tras adquirir los derechos para fabricar y comercializar en Europa los diseños para sillas de los grandes nombres del modernismo estadounidense: Charles y Ray Eames y George Nelson. Las exigencias de este nuevo negocio le obligaron a construir un gran centro logístico para producir, vender y distribuir sus productos en las afueras de Basilea. Allí, en 1957, comenzó el Proyecto Vitra, que ahora dirige Rolf Fehlbaum, el heredero y continuador de la saga familiar. Él fue el responsable de que en 1981 todo cambiara en el Campus Vitra. Un incendio devastador arrasó las instalaciones e hizo replantearse el futuro de la fábrica: ¿reconstruir lo que había sido destruido o dejar que las nuevas corrientes arquitectónicas inundaran y rediseñaran el campus? Venció la segunda opción y fue el arquitecto inglés sir Nicholas Grimshaw el encargado de levantar una nueva factoría tan sólo seis meses después. En 1989, Frank Gehry fue el elegido para proyectar el segundo pabellón de producción. El arquitecto canadiense también ideó el primer gran icono del campus: el museo del diseño, un espacio para exhibir la colección de la propia firma Vitra y dar a conocer su filosofía. Asimismo, este complejo edificio está considerado como el primero de la marca Gehry y es el paradigma del deconstructivismo, con sus formas geométricas, cubos y rampas estratégicamente colocadas para poder aprovechar la luz, pero que dan una sensación de anarquía absoluta. Su original resultado comenzó a atraer a amantes de la arquitectura y el Campus Vitra encontró en este turismo residual -que nunca llegó a superar los 80.000 visitantes anuales- una nueva, aunque no muy grande, fuente de ingresos. 

Los últimos 20 años han terminado por redibujar lo que en su día fue sólo una fábrica. Hoy entre los coquetos árboles frutales proliferan construcciones funcionales de grandes firmas, como el centro de conferencias del arquitecto japonés Tadao Ando (1993) y los pabellones de producción de Álvaro Siza (1994) y de SANAA […], además de algunos guiños al pasado, como una cúpula geodésica obra de Richard Buckminster que data del año 1978 y que, hasta hace una década, se conservaba en Detroit. Por el paseo entre un edificio y otro es fácil toparse con unos divertidos elefantes de juguete, diseñados en 1945 por los hermanos Eames, que se agrupan tras una diminuta valla en la que un cartel advierte: “No den de comer a los animales”. 

Las dos joyas de la corona que, junto con el museo del diseño, completan el trío de obras maestras del campus son el cuartel de bomberos y la recientemente inaugurada VitraHaus. El primero es un edificio de la archiconocida Zaha Hadid, levantado en 1993 como recordatorio del gran incendio que lo cambió todo. 

Pese a ser una construcción extravagante, no deja de tener una funcionalidad clara: albergar a un cuerpo de bomberos voluntarios, con sus vestuarios y su garaje para los camiones. Por otra parte, está la VitraHaus, que es el nuevo símbolo del campus y, desde su inauguración en febrero de este año, ha conseguido atraer a la nada desdeñable cifra de más de 150.000 visitantes. 

Dentro de la VitraHaus, con su diseño modular casi caótico, reside permanentemente la Vitra Home Collection, que hasta la creación de la estructura carecía de un lugar donde alojarse. En sus espacios solapados se pueden contemplar los productos de esta colección, que incluye tanto iconos tradicionales del diseño como reediciones y nuevas propuestas de diseñadores contemporáneos.

Proyectado por Herzog & De Meuron, en lo que se ha interpretado como una referencia a los orígenes suizos de la compañía, el indescriptible edificio es un enorme showroom donde comprar, admirar y perderse entre los muebles que la firma presenta cada temporada. Comenzando por la última planta, el laberíntico recorrido conduce por escaleras de caracol a grandes espacios donde siempre brilla un elemento que se reinventa constantemente: la silla, que es y será siempre el orgullo de Vitra. Eclecticismo funcional. Todas las construcciones del Campus Vitra cuentan con la firma de un prestigioso arquitecto al servicio de un propósito práctico.

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