Kansei, el arte de los objetos que amamos
(Un artículo de Irene Medina en la revista de Telefónica de
marzo del 2010)
"Kan" en japonés es "sensación" y
"sei", "sensibilidad". La unión de estas dos palabras da
nombre a la llamada "ingeniería emocional", una disciplina cada vez
más valorada por creadores e ingenieros de todo el mundo, que ven cómo, gracias
a ella, las ventas de sus diseños se multiplican.
¿Por qué nos encanta escribir con un sencillo bolígrafo
mientras que no podemos soportar otro de mayor calidad y precio? ¿Qué convierte
un sofá en nuestro refugio y qué nos hace huir de otro más nuevo y moderno?
¿Por qué odiamos un teclado de ordenador, un tenedor o una lámpara? El profesor
Mitsuo Nagamachi de la Universidad de Hiroshima (Japón), se hizo estas
preguntas y otras muchas porque observó que los objetos inanimados eran capaces
de transmitirnos emociones e, incluso, sentimientos. Ahondando en esta teoría,
creó alrededor de ella todo un sistema de ingeniería. Nacía así, en la década
de los 70, el kansei (sentimiento o emoción
psicológica), un método para medir las cualidades que tienen los objetos de
transmitir sensaciones placenteras. Pronto esta técnica se extendió entre
ingenieros industriales de todo el mundo, incorporándose rápidamente a los procesos
de diseño de las compañías más innovadoras.
Aunque esta disciplina nació con otras intenciones, crear
objetos amables no es una finalidad, sino un medio más para lograr mejorar las
ventas. Así lo ha demostrado durante cuatro décadas el profesor Nagamachi,
psicólogo y hoy director del lnternational
Kansei Design Center (IKD) de Japón. "Se trata de que cuando un
cliente llegue al mostrador de un establecimiento diga: "Ése es el que
quiero", señalando claramente el objeto de su elección", explica el
padre de esta disciplina. Para él, la rentabilidad de los productos con sello Kansei crece de forma importante:
"Gracias a esta metodología, el cliente está
más satisfecho, demanda este producto, y esto se traduce en que las ventas se
incrementan", y cifra en, "al menos un 1%" este crecimiento.
Este incremento conservador ha sido rebatido desde varios frentes. Así, la consultora
M:Metrics ha afirmado que "la tecnología con kansei se usa más" y pone como ejemplo a los seguidores del
célebre teléfono de Apple iPhone: "Sus usuarios utilizan más las
aplicaciones multimedia que los usuarios normales. Y no un 20, ni un 45, ni
siquiera un 50% más, sino 10 veces más".
''La industria del automóvil utiliza ingeniería
emocional. Diversas marcas de ordenadores ya la utilizan y por eso, desde el
primer momento, se perciben como diferentes. También las industrias del
medicamento o la moda la aplican y, poco a poco, se les ha unido el sector
servicios, por ejemplo, en el diseño de restaurantes", afirma Nagamachi.
Entre los ejemplos más conocidos encontramos multitud de
objetos cotidianos: desde ciertos retoques de la incombustible Vespa, a la
mayor parte de las creaciones de la factoría Apple -iPod y Macs, incluidos-,
pasando por uno de los ejemplos más clásicos: "El éxito del modelo MXS, de
Mazda, el roadster más vendido del
mundo, se debe al kansei", explica
el creador de esta disciplina. También grandes firmas aeronáuticas como Boeing
han apostado por esta forma de entender el diseño, según este profesor:
"El 787 será un avión con un nuevo diseño en el interior. Yo, como
viajero, me voy a sentir más seguro por la iluminación".
"Estamos ante una metodología de desarrollo
ergonómico de nuevos productos, orientada hacia el consumidor, basada en
trasladar y plasmar las imágenes mentales, percepciones, sensaciones y gustos
del consumidor en los elementos de diseño que conforman un producto",
explica su creador. "Se busca recrear sensaciones placenteras a través de
los objetos".
"La emoción es el 42,7% de la decisión de compra, explicaba
en el marco de la feria de mobiliario de oficinas OFITEC la profesora del
Instituto de Biomecánica de Valencia, María José Such. Desde este centro se ha
desarrollado una metodología propia para acotar ese intangible llamado emoción:
primero tratan de comprenderlo, después, extraen criterios de diseño capaces de
transmitirla. "Hemos comprobado cómo determinados diseños producen
determinadas emociones". Para esta profesional, las definiciones de los
productos más emocionalmente desarrollados incluyen palabras como "calidez
o percepción de privacidad". El kansei
es, para esta docente, una herramienta clave en la gestión de determinadas
compañías: "Les sirve para hacer un diseño orientado al usuario, se
incorpora el factor humano, de forma que la persona interacciona con el
producto".
El tipo de kansei
más utilizado en el mundo es el KES (Kansei Engineering
System). M.A. Artacho Ramírez, de la Universidad Politécnica de Valencia,
lo explica así: "Se trata de un sistema experto que transforma los
sentimientos que se desea que el producto transmita al consumidor en elementos
de diseño. A partir de una o más palabras descriptivas, el sistema generará sus
características: colores, dimensiones, prestaciones..."
Cuatro son las bases de datos que manejan los expertos:
de palabras, de imágenes, de conocimientos, y de diseño y color. "Un KES
funciona de la forma la siguiente: el usuario (fabricante, diseñador, e incluso
consumidor) introduce en un software especial las palabras o tags que
identifican los atributos deseados en el producto. El sistema ve si las puede
reconocer en la base de datos donde está recogido el diccionario que el
consumidor utiliza para describir sus sensaciones del producto. Si puede
hacerlo, utiliza la base de datos de imágenes (recoge las relaciones entre los
elementos de diseño y las palabras utilizadas por el usuario) y la de
conocimientos (establece los elementos de diseño más correlacionados con
ciertos calificativos). Por último, decide los elementos y el color que más se
ajustan a las palabras utilizadas por el usuario", explica Artacho. En
primer lugar, el producto nos entrará por los ojos. Si además cumple sus
requisitos y expectativas y el precio es asequible, el éxito parece asegurado.
La ingeniería kansei
se puede aplicar a todas las áreas del diseño aunque, por motivos obvios, es en
las disciplinas orientadas al usuario donde ha encontrado un auténtico filón.
Industrial, gráfico, interactivo, multimedia...Todo acto creativo dirigido a
satisfacer a una persona tiene en esta disciplina un magnifico aliado.
"Nissan, Mazda y Mitsubishi fueron los primeros en la aplicación del kansei al desarrollo de componentes de
sus modelos como volantes, velocímetros o frontales. Otras marcas como Ford
también comenzaron a aplicarlo fuera del ámbito oriental en su modelo Taurus (Petersen,
1992)", repasa el profesor de la universidad valenciana Miguel Ángel
Artacho.
Hoy, pocos diseños nipones dejan de lado este sistema y muchos
grandes diseñadores están consiguiendo grandes logros de su mano. Uno de los
más famosos es el londinense Jonathan Ive, vicepresidente del área de diseño de
Apple, quien ha escrito lecciones magistrales con algunos de sus productos:
desde el iMAC (dos millones de unidades vendidas el año de su lanzamiento), al
iBook, pasando por el PowerBook G4 o el ya más que clásico iPod. lve aplica las
técnicas del KES y, con ellas, ha sabido convertir pasiones y sentimientos en
reproductores de música y ordenadores, con cifras de venta multimillonarias.
El profesor Mitsuo N. (Universidad de Hiroshima) lleva 40
años difundiendo las bases del Kansei,
ciencia a la que ha dedicado su vida. Aunque las claves de esta ciencia son más
complejas de lo que a primera vista podría parecer, para este docente, acostumbrado
a explicarlas ante miles de expertos de todo el mundo, son sencillas: "En
la práctica, lo que se hace es juntar a personas y observar cómo se comportan
delante de un producto, preguntándoles a través de un test. También se puede estudiar
la respuesta de su cerebro a un producto, examinando la cantidad de oxígeno que
le llega a la parte del cerebro que controla nuestras emociones, o con un software
capaz de monitorizar las expresiones que tenemos en la cara y pasarlas a sentimientos.
Un ejemplo claro de lo que pretende la ingeniería kansei es lo que se hicimos con los frigoríficos. El 90% de las
casas japonesas tenía el congelador arriba, y abajo se encontraban los
vegetales y frutas. Nos dimos cuenta de que las personas tenían que doblarse mucho
para realizar una acción tan simple. Medimos la energía que se consumía y se
diseñó un nuevo frigorífico, ahora implantado de forma masiva, con el
congelador en la parte de abajo. Con el nuevo diseño las personas gastan mucha
menos energía. Soy psicólogo e ingeniero industrial, pero sería necesaria una
combinación de ambos para no perder información sobre cómo tratar esos datos
matemáticos. Lo ideal sería una mezcla de psicología, ingenería y
medicina".
Traducir estas sensaciones a cifras de negocio también es
sencillo para él: "He participado en el diseño de más de 40 productos basándome
en la ingeniería kansei y todas las
empresas han obtenido beneficio".
Etiquetas: Puro diseño
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