Faringitis: remedios de antes, de ahora y de siempre
Si hay tos, es posible emplear jarabes antitusivos. Sin embargo, conviene recordar que la tos es un mecanismo de defensa del organismo para expulsar la mucosidad y únicamente si es muy molesta, persistente y no sirve para expulsar secreciones, no es recomendable intentar frenarla. Los antivirales apenas se utilizan, salvo en enfermos con un estado general deficiente: pacientes inmunodeprimidos (con las defensas bajas), enfermos de cáncer, diabéticos o quines se han sometido a un trasplante.
Ante las infecciones bacterianas
Soluciones caseras y naturales
Las gárgaras con hojas de eucalipto y agua caliente también ayudan a frenar la infección, la irritación y la inflamación de las amígdalas. De hecho, consumir a lo largo del día caramelos de eucalipto y de miel es otra solución práctica para que se recomponga la garganta.
Aunque la tendencia al uso de hierbas medicinales en los últimos tiempos es cada vez mayor, las guías de la SING (Scottish Intercollegiate Guidelines Network) de 2010 desaconsejan el uso de la Echinacea púrpura. Es una planta a la que se atribuye el aumento de las defensas del organismo. Sin embargo, según los resultados de un estudio reciente la Echinacea no reduce ni la intensidad ni la duración de los síntomas de las dolencias.
A pesar de ello, los remedios naturales frente al dolor de garganta son muy demandados en las farmacias. Un ejemplo son los sprays de propóleo (o própolis) y erísimo (hierba del cantor). El propóleo es una sustancia que las abejas toman de los árboles y que procesan en su colmena. Se le atribuyen propiedades antisépticas y antibióticas. La aplicación de estos sprays protege frente a las infecciones de garganta, las suavizan y proporcionan un buen sabor de boca.
Extirpar las amígdalas: sólo en casos contados
En los últimos años, la verdadera revolución en el tratamiento de la faringitis se ha dado en el campo de la cirugía y no en el de la farmacología. Tiempo atrás la extirpación de las amigdalas era una operación que se realizaba a menudo. Hoy, es una intervención que se reserva para casos muy extremos.
En estos momentos,
es una opción que se plantea a las personas que sufren más de 7 episodios de
amigdalofaringitis de origen bacteriano en un mismo año, 5 episodios en dos
años consecutivos o 3 en tres años consecutivos. Y según la Asociación Española
de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la decisión de extraer las anginas
sólo se toma si existe un compromiso importante para la vía respiratoria, como
en casos de apnea (una obstrucción durante el sueño que obstaculiza la
respiración).
Este cambio de tendencia se explica después de analizar los resultados de las operaciones de amígdalas de forma objetiva. La comunidad científica ha optado por restringir al máximo su extirpación al considerarlas un órgano defensivo que sirve para que se asienten los linfocitos o células que nos defienden frente a las infecciones bacterianas. Otro motivo es que su eliminación puede conducir a un aumento del tejido linfocitario, del espesor de la garganta y en consecuencia, a la faringitis crónica e hipertrófica. Además, como las amígdalas son procesadores de antígenos -proteínas que nos ayudan a tolerar los alérgenos del medio ambiente- extraerlas puede originar problemas de alergias y de tolerancia.
Etiquetas: Pensando en la salud
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