La evolución en diez destinos turísticos III
(Un reportaje de Mario
García Bartual en la revista Quo de agosto de 2012. Continúa)
5.- Burgess Shale: una fauna muy especial
Burgess Shale ocupa un escenario
majestuoso en el Parque Nacional Yoho, a buena altura en las Montañas Rocosas
canadienses, en la frontera oriental de la Columbia Británica. El yacimiento
principal se ubica a una altitud de casi 2.400 m, en la falda de la cresta que
conecta los montes Field y Wapta.
En 1909, el geólogo
Charles Doolittle Walcott descubrió esta joya de la paleontología, que destaca
por la variedad y el buen estado de conservación de fósiles antiquísimos que
datan del Cámbrico medio, hace unos 505 millones de años. En aquel momento, los
mares cobijaban una bullente diversidad de formas de vida, algunas de ellas muy
extrañas si se comparan con los organismos actuales. Han podido recuperarse
restos casi intactos de cianobacterias, algas clorofitas, rodofitas, esponjas,
anélidos, artrópodos y otros tipos de criaturas. Una serie de condiciones
especiales ha permitido la conservación de no solo las partes duras de los animales,
sino también las blandas, como músculos, branquias y sistema digestivo. Por eso,
ofrece a los paleontólogos una oportunidad sin precedentes para estudiar tales
detalles y comprender la manera en que esas criaturas vivían e interactuaban.
En paleontología, este
tipo de sistemas yacimiento recibe el nombre de lagerstätten. Allí, la
mayoría de los fósiles se conservan una
finísima película de carbón oscuro, lo que da cuenta de las enormes presiones a
las que se vieron sometidos los
sedimentos. Estos se originaron en la base fangosa de un enorme acantilado
submarino de unos 160 metros de altura, conocido como Cathedral. Dicha pared, casi vertical, era un arrecife construido a
base de algas calcáreas (los corales constructores de arrecifes no existían
entonces). La zona superior estaba bañada por aguas cálidas y someras, ya que,
entonces, el continente norteamericano se situaba cerca del ecuador.
Aunque se desconocen de
manera precisa los mecanismos que dieron lugar a la formación de Burgess Shale,
la opinión más generalizada es que violentos deslizamientos de tierra submarinos
hundían periódicamente los ecosistemas acuáticos, matando en el proceso a todos
los organismos y fosilizándolos en su sustrato. En reconocimiento a su
importancia, la Unesco lo declaró en 1981 Patrimonio de la Humanidad. El
yacimiento puede visitarse con guías de la Fundación de Burgess Shale. Los
visitantes pueden ver los fósiles, pero no llevárselos. El lugar está vigilado con
cámaras y sensores.
6.- Zhongshan: el parque de foraminíferos
Existen muchos parques
temáticos dedicados a los dinosaurios, pero hasta ahora nadie había prestado
atención a unos humildes microorganismos marinos unicelulares llamados foraminíferos.
Estas pequeñas criaturas protistas llevan viviendo en nuestros mares desde el periodo
Cámbrico, hace entre 542 y 488 millones de años, y su diversidad es apabullante,
pues se calcula que existen unas 10.000 especies actuales y 40.000 fósiles. Las
primeras habitan todos los océanos, se alimentan de algas microscópicas,
bacterias y detritus, y son pasto de multitud de crustáceos, gasterópodos y pequeños
peces.
Los foraminíferos,
depositados a lo largo de milenios en capas de sedimento en el lecho marino,
resultan unos indicadores de importancia fundamental para estudiar los cambios climáticos
primitivos. Por su proporción de isótopos de oxígeno, se puede obtener un
registro de paleotemperaturas y ver cómo han ido variando a lo largo del
tiempo.
Por otra parte, sus conchas
de intrincada arquitectura permiten admirar los complejos diseños de la naturaleza.
Más aún, si aumenta más su tamaño, como decidió hacer la bióloga marina Zheng
Shouyi en el Parque de Esculturas de Foraminíferos de Zhongshan, situado en el
distrito chino de Sanxiang. Se trata de la primera exposición en todo el mundo
dedicada a esta temática. Consta de 114 piezas levantadas a los pies de la
montaña Xiaolanghuan, hechas de granito, arenisca o mármol. Los canteros y artesanos
de la localidad construyeron los modelos bajo la supervisión de Shouyi, que no
ha escatimado esfuerzos en la planificación, construcción, instalación y búsqueda
de emplazamientos para las esculturas.
Para la exhibición, la bióloga
escogió especies tanto actuales como fósiles. Las más antiguas datan del Carbonífero,
hace unos 330 millones de años. Sin embargo, sus obras favoritas están basadas
en seis especímenes del Holoceno -la época reciente de la Tierra que comenzó
hace unos 12.000 años- que ella misma encontró en unos testigos de sondeo
tomados en las estribaciones de Zhongshan. Su presencia indica que, hace unos 10.000
años, la zona estaba bajo las aguas de un mar de poca profundidad.
El parque se abrió al
público en diciembre de 2009 y, desde entonces, casi un millón de visitantes
han paseado por sus senderos, rodeados de un paisaje de montaña que se levanta sobre
la bahía de Hong Kong. Aquí, el amante de los íconos de la evolución podrá
disfrutar de un lugar único que integra la ciencia, el arte y la cultura del
océano.
Etiquetas: Sitios donde perderse
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