Cincuenta historias de guerra II
(Continuación de un texto de Gonzalo Ugidos en el suplemento dominical de El
Mundo del 23 de enero de 2011)
11.- Guerra de las
dos rosas (1455-1485). El nombre alude a las emblemas de los contendientes:
la rosa blanca de York y la roja de Lancaster. Esta disputa dinástica comenzó
cuando el rey Enrique VI de Inglaterra, de los Lancaster, se enfrentó al tercer
duque de York, Ricardo Plantagenet, que reclamaba el trono. Ambos reivindicaban
su legitimidad por ser descendientes de Eduardo III. York fue derrotado y
muerto en Wakefield, pero su heredero continuó la guerra. Sólo en la batalla
crucial de Towton hubo más de 20.000 muertos. La guerra civil acabó con el feudalismo
inglés, la aristocracia perdió poder y tierras frente a un monarca absoluto.
12.- Sengoku Jidai
(La era de los estados combatientes) (1468-1603). El conflicto de Onin
empezó como una controversia sobre quién debía ser investido con el titulo de
Shogun. La violencia se extendió como mancha de aceite y marcó el comienzo de
100 años de anarquía en todo el Japón, de guerra abierta entre varios clanes
para tomar la totalidad del país. La autoridad del shogunato Ashikaga fue destruida,
y su poder limitado a la capital Kioto, lo que llevó al descontrol, al caos y a
la guerra civil. Sólo entre 1500 Y 1582 hubo dos millones y medio de muertos.
La paz final y el orden no llegaron hasta 1615, en el periodo Edo.
13.- Guerra del Mediterráneo (1470-1571).
Tras la caída de Constantinopla en manos turcas (1453), el imperio otomano
continuó su expansión por el Mediterráneo y las batallas se prolongaron durante
más de 100 años dejando más de un millón de muertos. Felipe II intensificó el programa
de construcción naval para pasar a la ofensiva y detener la expansión turca hacia
el Mediterráneo occidental. Cuando los turcos atacaron la posesión veneciana de
Chipre, a instancias de Venecia, el Papa Pío V promovió la formación de una
liga general contra el turco. La flota cristiana derrotó a los turcos en Lepanto
(7 de octubre de 1571).
14.- Guerra de
Granada (1482-1492). En 1481, como represalia por hostigamientos de parte
cristiana, los musulmanes tomaron Zahara. Eso dio una excusa a los cristianos
para una operación de envergadura: la toma de de Alhama. Así comenzó una guerra
en el interior del reino nazarí de Granada. Los 10 años de guerra no fueron un esfuerzo
continuo, sino pautado por el ritmo estacional de campañas iniciadas en primavera
y detenidas en invierno. EI 2 de enero de 1492, el rey Boabdil capituló y
entregó las llaves de la ciudad y la fortaleza-palacio de la Alhambra. Fue el último
episodio de la Reconquista.
15.- Guerra de los
campesinos alemanes (1524-1525). La también llamada Revolución del Hombre
estalló cuando los campesinos del Sacro Imperio se rebelaron contra las cargas
del diezmo grueso y del diezmo menudo, tasas, impuestos de
guerra, aduanas y otros servicios a lo que estaban obligados. Las malas
cosechas acrecentaron el malestar y se crearon grupos armados que dieron a
conocer Los doce artículos, un catálogo
de quejas redactado por el párroco Christoph Schappeler y el peletero Sebastian
Lotzner. La guerra dejó 130.000 víctimas entre los sublevados y fue la revuelta
popular más masiva hasta la Revolución Francesa.
16.- Guerras de
religión de Francia (1562-1598). Las disputas religiosas entre católicos y
calvinistas (hugonotes) se exacerbaron cuando las casas nobiliarias Borbón y
Guisa abanderaron estas facciones religiosas. Fueron ocho guerras distintas,
aunque la violencia fue constante durante todo el período y costó la vida de dos
a cuatro millones de franceses. La
guerra civil tuvo dimensiones internacionales y acabó con la extinción de la dinastía
Valois-Angulema y el ascenso al poder de Enrique IV Borbón que, tras su conversión al catolicismo,
promulgó el Edicto de Nantes en 1598, garantizando cierta tolerancia a los
protestantes.
17.- Guerra de
Flandes (1568-1648). La pequeña nobleza presentó a Margarita de Parma,
gobernadora de los Países Bajos y hermana de Felipe II, el Compromiso de Breda,
una reclamación de libertad religiosa. Después, los calvinistas asaltaron las iglesias
católicas y Felipe II envió al duque de Alba al frente de un ejército para
reprimir a los rebeldes. El duque creó el tribunal
de la sangre, que condenó a muerte a centenares de flamencos y decapitó en la
Gran Plaza de Bruselas a los condes de Egmont y Horn. En respuesta, el príncipe
Guillermo de Orange se levantó en armas. La guerra de independencia holandesa
dejó un millón de muertos.
18.- Guerra
ruso-crimeana (1571). En mayo de 1571 un ejército de 120.000 tártaros de
Crimea sobrepasó las defensas de Serpukov en el río Oká, cerca de Moscú. El
ejército ruso retrocedió hasta Moscú y los tártaros devastaron las ciudades que
habían quedado sin protección. Moscú quedó reducido a cenizas. Cuando al día
siguiente los tártaros partieron de regreso hacia Riazán, llevaban consigo a 150.000
rusos esclavizados. Los cronistas contemporáneos recogieron la cifra de 800.000
víctimas de la invasión tártara. Al año siguiente, el jan de Crimea fue
derrotado en la batalla de Molodi en un nuevo intento de conquistar el principado
de Moscú.
19.- Guerra de los
treinta años (1618-1648). Fernando II, emperador del Sacro Imperio, intentó
restaurar el catolicismo en Bohemia, calvinista. Los calvinistas de Praga
arrojaron por una ventana del palacio Hradcany a dos consejeros reales y fue el
comienzo de la rebelión bohemia. La intervención de las potencias europeas convirtió
el conflicto en una guerra general. Los continuos episodios de hambrunas y epidemias
diezmaron la población civil de los estados alemanes y, en menor medida, la de
los Países Bajos e Italia. La población del Sacro Imperio se vio reducida en un
30%. Se calcula que murieron de cinco a ocho millones de personas.
20.- Guerras
napoleónicas (1803-1815). Napoleón amenazaba el statu quo y el Reino Unido
se propuso acabar con él y declaró la guerra a Francia en mayo de 1803. Estas
guerras fueron, en parte, una extensión de los conflictos que estallaron a
causa de la Revolución francesa y continuaron,
instigadas y financiadas por Inglaterra, durante todo el Primer Imperio
francés. Finalizaron el 20 de noviembre de 1815, tras la derrota final de
Napoleón en la Batalla de Waterloo y el Segundo Tratado de París. El total de
muertos y desaparecidos en las Guerras napoleónicas
asciende a un número que oscila entre los cuatro y los seis millones.
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