Sonidos de Semana Santa en Aragón: ministriles y tambores
(Un texto de Ana Esteban en el Heraldo de Aragón del 28 de marzo de 2010)
Sonidos cultos.
La primera información a cerca de la existencia de los ministriles en Zaragoza
se localiza en el año 1500, y hace referencia a un conjunto de cuatro
trompetistas y un timbalero que proporcionaban sus servicios al Concejo de los
Jurados de la Ciudad. Con el paso del tiempo, los ministriles se emplearon para
acompañar a los coros en los cultos de balas iglesias en momentos de gran
solemnidad, como la Semana Santa, aunque también salían en procesiones,
pasacalles y pregones. Las cornetas de cuerno, los trombones (sacabuches) o el
fagot (bajón) servían para componer estas notas musicales que en algunos casos
reforzaban a la música de capilla. En Huesca, la tradición de los ministriles
continúa gracias a la cofradía de La Oración en el Huerto. "Es la música
típica de la Semana Santa oscense. Un sonido muy peculiar que Carlos Saura dio
a conocer al mundo entero gracias a su película 'La Prima Angélica', Premio Especial del Jurado en el festival de
Cannes de 1974", afirma José Luis Gómez, miembro de la Archicofradía de la
Santísima Veracruz, de Huesca.
Instrumentos de
viento. Las cornetas y las heráldicas son el único instrumento que acompaña
a la cofradía del Silencio que sale todos los Jueves Santo de la iglesia de San
Pablo de Zaragoza. El "Toque de silencio", que interpretó por primera
vez, en el año 1944, un militar de nombre Carlos, que vivía en la zona de San
Pablo, se ha convertido en una de sus señas de identidad. En la actualidad, la
cofradía cuenta con un grupo de heráldicas, diferenciado del resto, y otro de
cornetas que forman parte del Piquete de la Junta Coordinadora. Desde la época
romana y hasta el final de la Edad Media, la corneta heráldica se utilizó para
anunciar la llegada de una autoridad o el inicio de un acto importante. En
algunas cofradías, los piquetes de percusión comparten protagonismo con otros
instrumentos musicales, como los tambores o bombos. Las cometas y los cuernos
de cristal añaden nuevos matices a los toques de estas celebraciones
religiosas. En otras localidades estos sonidos acompañan la salida de los
judíos durante las procesiones de jueves Santo.
Tambores, bombos y
timbales. Procedentes del Bajo Aragón, los tambores se han convertido en la
seña de identidad de la Semana Santa aragonesa. Su origen es muy remoto, aunque
nadie se atreve a fecharlo en un momento concreto. A Zaragoza los tambores
llegaron de la mano de la cofradía de las Siete Palabras, en el año 1940, y
casi treinta años después los cofrades del Prendimiento arrancaron los redobles
de los primeros bombos. La forma y el tamaño de estos instrumentos varían en
función de su lugar de procedencia y, en algunas cofradías, como la Humildad de
Zaragoza, a algunos tambores les han acoplado en el lateral una pequeña pieza
de madera que al tocarla produce un sonido muy especial. Los tambores fueron
desde los años cincuenta 'los culpables' de la desaparición de otros
instrumentos, pero en los últimos años las bandas de percusión coexisten con
los piquetes de viento o con las bandas de música. En Zaragoza, 15 de las 24
cofradías procesionan bajo el ritmo que marca la banda de tambores y en Huesca
el porcentaje es nueve de doce.
Matracas y carracas.
Antiguamente, durante los días de Semana Santa, las campanas de las iglesias
enmudecían y eran sustituidas por enormes matracas, un instrumento de percusión
hecho de madera, que produce un sonido muy seco. Hoy en día, hay pueblos de
Aragón donde todavía siguen empleando este instrumento en jornadas de pasión.
En Zaragoza, solo una cofradía, la del Ecce Homo hacer+ sonar sus matracas,
rememorando una tradición que se remonta al año 1948. En Huesca, desde la
Archicofradía de la Veracruz, responsable de la organización de la Semana
Santa, se está intentando volver a recuperar el sonido de este instrumento,
también denominado 'matajudíos'. Pero para hacerlo efectivo tienen que llegar a
un acuerdo con la Iglesia para que las matracas vuelvan a resonar en los
campanarios algunos templos. Seco es también el sonido que produce la carraca,
conocida en algunos pueblos como 'carracla', un instrumento formado por un eje
y una rueda que gira gracias a una manivela. En Zaragoza, la cofradía de La
Entrada de Jesús en Jerusalén utiliza este instrumento desde sus orígenes, en
el año 1966.
Las bandas de música.
El sonido siempre ha estado presente en las procesiones aragonesas de una u
otra manera. Pero fue en el siglo XIX cuando la música se profesionalizó y los
Santos Pasos desfilaban al compás que marcaban las bandas sinfónicas, la
mayoría de ellas de procedencia militar. "En Zaragoza había numerosos
acuartelamientos y cada uno de ellos codesfilaba en las procesiones de Semana
Santa, principalmente en el Santo Entierro. Lo hacían con un ritmo muy militar,
que los piquetes de ahora han adaptado a los nuevos instrumentos", apunta
José Miguel Monteagudo, delegado de instrumentos de la Junta de Cofradías. En
la década de los cincuenta y sesenta, la economía del país atravesó un fuerte
bache y muchas cofradías dejaron de contratar los servicios de las bandas
porque no podían permitirse esos lujos. Actualmente, la tradición se ha
recuperado y las bandas sinfónicas profesionales, con sus oboes, clarinetes o
flautas, procesionan en actos muy concretos, como el Santo Entierro de
Zaragoza, donde salen después del Cristo de la Cama.
Etiquetas: Sin ir muy lejos, Tradiciones varias
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