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viernes, abril 18

Sonidos de Semana Santa en Aragón: ministriles y tambores



(Un texto de Ana Esteban en el Heraldo de Aragón del 28 de marzo de 2010)

Sonidos cultos. La primera información a cerca de la existencia de los ministriles en Zaragoza se localiza en el año 1500, y hace referencia a un conjunto de cuatro trompetistas y un timbalero que proporcionaban sus servicios al Concejo de los Jurados de la Ciudad. Con el paso del tiempo, los ministriles se emplearon para acompañar a los coros en los cultos de balas iglesias en momentos de gran solemnidad, como la Semana Santa, aunque también salían en procesiones, pasacalles y pregones. Las cornetas de cuerno, los trombones (sacabuches) o el fagot (bajón) servían para componer estas notas musicales que en algunos casos reforzaban a la música de capilla. En Huesca, la tradición de los ministriles continúa gracias a la cofradía de La Oración en el Huerto. "Es la música típica de la Semana Santa oscense. Un sonido muy peculiar que Carlos Saura dio a conocer al mundo entero gracias a su película 'La Prima Angélica', Premio Especial del Jurado en el festival de Cannes de 1974", afirma José Luis Gómez, miembro de la Archicofradía de la Santísima Veracruz, de Huesca. 

Instrumentos de viento. Las cornetas y las heráldicas son el único instrumento que acompaña a la cofradía del Silencio que sale todos los Jueves Santo de la iglesia de San Pablo de Zaragoza. El "Toque de silencio", que interpretó por primera vez, en el año 1944, un militar de nombre Carlos, que vivía en la zona de San Pablo, se ha convertido en una de sus señas de identidad. En la actualidad, la cofradía cuenta con un grupo de heráldicas, diferenciado del resto, y otro de cornetas que forman parte del Piquete de la Junta Coordinadora. Desde la época romana y hasta el final de la Edad Media, la corneta heráldica se utilizó para anunciar la llegada de una autoridad o el inicio de un acto importante. En algunas cofradías, los piquetes de percusión comparten protagonismo con otros instrumentos musicales, como los tambores o bombos. Las cometas y los cuernos de cristal añaden nuevos matices a los toques de estas celebraciones religiosas. En otras localidades estos sonidos acompañan la salida de los judíos durante las procesiones de jueves Santo.

Tambores, bombos y timbales. Procedentes del Bajo Aragón, los tambores se han convertido en la seña de identidad de la Semana Santa aragonesa. Su origen es muy remoto, aunque nadie se atreve a fecharlo en un momento concreto. A Zaragoza los tambores llegaron de la mano de la cofradía de las Siete Palabras, en el año 1940, y casi treinta años después los cofrades del Prendimiento arrancaron los redobles de los primeros bombos. La forma y el tamaño de estos instrumentos varían en función de su lugar de procedencia y, en algunas cofradías, como la Humildad de Zaragoza, a algunos tambores les han acoplado en el lateral una pequeña pieza de madera que al tocarla produce un sonido muy especial. Los tambores fueron desde los años cincuenta 'los culpables' de la desaparición de otros instrumentos, pero en los últimos años las bandas de percusión coexisten con los piquetes de viento o con las bandas de música. En Zaragoza, 15 de las 24 cofradías procesionan bajo el ritmo que marca la banda de tambores y en Huesca el porcentaje es nueve de doce. 

Matracas y carracas. Antiguamente, durante los días de Semana Santa, las campanas de las iglesias enmudecían y eran sustituidas por enormes matracas, un instrumento de percusión hecho de madera, que produce un sonido muy seco. Hoy en día, hay pueblos de Aragón donde todavía siguen empleando este instrumento en jornadas de pasión. En Zaragoza, solo una cofradía, la del Ecce Homo hacer+ sonar sus matracas, rememorando una tradición que se remonta al año 1948. En Huesca, desde la Archicofradía de la Veracruz, responsable de la organización de la Semana Santa, se está intentando volver a recuperar el sonido de este instrumento, también denominado 'matajudíos'. Pero para hacerlo efectivo tienen que llegar a un acuerdo con la Iglesia para que las matracas vuelvan a resonar en los campanarios algunos templos. Seco es también el sonido que produce la carraca, conocida en algunos pueblos como 'carracla', un instrumento formado por un eje y una rueda que gira gracias a una manivela. En Zaragoza, la cofradía de La Entrada de Jesús en Jerusalén utiliza este instrumento desde sus orígenes, en el año 1966. 

Las bandas de música. El sonido siempre ha estado presente en las procesiones aragonesas de una u otra manera. Pero fue en el siglo XIX cuando la música se profesionalizó y los Santos Pasos desfilaban al compás que marcaban las bandas sinfónicas, la mayoría de ellas de procedencia militar. "En Zaragoza había numerosos acuartelamientos y cada uno de ellos codesfilaba en las procesiones de Semana Santa, principalmente en el Santo Entierro. Lo hacían con un ritmo muy militar, que los piquetes de ahora han adaptado a los nuevos instrumentos", apunta José Miguel Monteagudo, delegado de instrumentos de la Junta de Cofradías. En la década de los cincuenta y sesenta, la economía del país atravesó un fuerte bache y muchas cofradías dejaron de contratar los servicios de las bandas porque no podían permitirse esos lujos. Actualmente, la tradición se ha recuperado y las bandas sinfónicas profesionales, con sus oboes, clarinetes o flautas, procesionan en actos muy concretos, como el Santo Entierro de Zaragoza, donde salen después del Cristo de la Cama.

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