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viernes, noviembre 7

Historia de la lactancia



(Un texto en el suplemento dominical de El Mundo del 17 de octubre de 2010)

Si bien la lactancia materna es tan antigua como la humanidad, en Europa se han hallado en tumbas de niños recipientes con tetina ya desde 2000 A.C. También China se han encontrado en tumbas prehistóricas primitivos biberones hechos con barro o cuernos de vaca.

El código de Hammurabi, redactado en la antigua Mesopotamia en 1800 a.C., recoge leyes sobre las nodrizas que amamantaban al hijo de otra mujer por dinero. Entonces la lactancia duraba un mínimo de dos años y un máximo de cuatro.

En Esparta la esposa del rey debía amamantar a su hijo mayor por ley.

En La India y Egipto la lactancia debía durar tres años, pero estaba contemplado el papel de las nodrizas, sobre todo entre las clases altas. El talmud hebreo dispone que las mujeres debían amamantar obligatoriamente durante tres años, aunque se excusaba a las madres gravemente enfermas.

En Roma sólo las mujeres del pueblo daban el pecho. Las damas recurrían a una nodriza. A partir del s. 1, con el auge del cristianismo, prevalece el criterio de que debe ser la propia madre quien amamante a su hijo.

En la Edad Media continúa esta norma, pero se admite también para las clases altas el empleo de nodrizas que incluso podían hacer uso de biberones.

Tras la conquista de América se importa a Europa la gonorrea y se lleva la sífilis al Nuevo Mundo. Como se especuló sobre la leche materna como factor de transmisión, cobró auge la figura de la madre frente a la nodriza, de quien no se sabía si podría estar infectada.

En la Francia del siglo XVIII la alimentación infantil incluía lactancia materna, alimentación artificial, papilla y nodrizas.

Durante la revolución industrial comenzó el auge de la lactancia artificial: las mujeres de las clases bajas tenían que trabajar y las de las clases altas llevaban una activa vida social. La aparición de la goma en 1856 permitió fabricar tetinas eficaces. Muchos médicos empezaron a recomendar que se alternara el amamantamiento con la lactancia artificial a base de leche de vaca diluida.

En 1886, el fabricante suizo Henri Nestlé comenzó la elaboración de un producto alimenticio para combatir la altísima mortalidad infantil. Consiguió una fórmula compuesta de leche, azúcar y harina de trigo, a la que bautizó como Harina Lacteada.

Tras la I Guerra Mundial, la incorporación de la mujer al trabajo y la comercialización masiva de las leches artificiales hicieron que en Europa y Estados Unidos el porcentaje de niños amamantados fuera sólo del 50%. Después de la II Guerra Mundial esta cifra bajó hasta el 25%.

En los años 50 del siglo XX se produjo un aumento de la lactancia artificial, ya que se propagó la idea de que las leches infantiles tenían cualidades nutricionales superiores a las de la leche materna. En la década de los 70 resurgió una comente de opinión destinada a resaltar los beneficios de la lactancia natural.