Elizabeth Loftus: la psicóloga más polémica
(Un texto de Ixone Díaz Landaluce en el XLSemanal del 7 de
diciembre de 2014)
Experta
en el funcionamiento de la memoria, Loftus es uno de los psicólogos siglo. Y
más polémicos: su posición más controvertida es haber denunciado que algunos
tipos de psicoterapia podrían estar detrás de la creación de recuerdos falsos,
generalmente relacionados con abusos sexuales en la infancia. Pero Loftus,
matemática y psicóloga cognitiva, también cree que los recuerdos falsos pueden
tener sus ventajas. Por ejemplo, modificando el comportamiento de personas que
sufren trastornos alimentarios. De todo ello hablamos en su despacho de la
Universidad de California, Irvine.
XLSemanal.
Dice usted que nuestra memoria funciona como Wikipedia. ¿A qué se refiere
exactamente?
Elizabeth
Loftus. Tú puedes entrar en Wikipedia y cambiar o corregir un artículo, pero
otras personas también pueden hacerlo. Con los recuerdos pasa lo mismo: nuestra
memoria es maleable. No funciona como una videocámara que graba lo que sucede
para reproducirlo más tarde. Cuando recordamos, cogemos pedazos de nuestra
experiencia y construimos lo que sentimos, que es nuestro recuerdo.
XL.
Usted asegura que nuestros recuerdos pueden estar contaminados. ¿Cómo llegó a
esta conclusión?
E.L.
En los setenta empecé a estudiar la memoria de los testigos de crímenes y
accidentes. Les mostraba situaciones simuladas y les preguntaba. Nos dimos
cuenta de que era fácil modificar sus recuerdos.
XL.
¿Qué tipo de recuerdos?
E.L.
Por ejemplo, era relativamente fácil hacerles creer que donde ellos pensaban
que había una señal de stop, en realidad había un ceda el paso. O que la
persona que huía de la escena de un crimen tenía el pelo rizado en vez de liso.
Bastaba con hacerles sugerencias, preguntas capciosas o utilizar el testimonio
de otros testigos. Es lo que llamamos el 'efecto de la desinformación'.
XL.
¿Los recuerdos falsos se construyen siempre a partir de sugestiones externas?
E.L.
Es lo habitual, pero no siempre es así. Nuestros propios pensamientos pueden
actuar como una fuente de desinformación. Podemos distorsionar nuestros
recuerdos tratando de entender lo que ha sucedido o imaginando lo que podría
haber pasado.
XL.
¿Y hay alguna forma de distinguir entre recuerdos falsos y verdaderos?
E.L.
Lo hemos intentado, pero sin resultados concluyentes. La emotividad vinculada a
los recuerdos falsos y a los verdaderos es similar, y la persistencia en el
tiempo también. Incluso hemos utilizado técnicas de neuroimagen para comprobar
si las señales neuronales difieren, pero no hallamos diferencias.
XL.
¿Hay personas más susceptibles que otras a construir recuerdos falsos?
E.L.
Sí, pero solo ligeramente. Los que obtienen mejores resultados en los test de
inteligencia son un poco menos susceptibles a la contaminación. Pero todos
estamos expuestos a que nuestras autobiografías estén contaminadas.
XL.
¿Y qué hay de la biografía colectiva, la historia? ¿También puede ser
contaminada?
E.L.
Claro, los recuerdos falsos colectivos también existen. Piensa en las protestas
de Tiananmén en 1989. Entonces hubo una campaña gubernamental en China para
cambiar la percepción social de lo que estaba pasando. Y logró su objetivo:
cambió los recuerdos sobre quiénes eran las víctimas y quiénes los agresores.
Los gobiernos pueden hacer eso.
XL.
Uno de sus experimentos demuestra lo apegados que estamos a nuestros recuerdos.
¿Por qué son tan importantes para nosotros?
E.L.
Porque nos proporcionan un sentido de la identidad. No podríamos funcionar sin
ellos. Y la idea de que puede haber mucha ficción en nuestros recuerdos
incomoda a mucha gente. Las personas no quieren renunciar a sus recuerdos, ni
siquiera a los dolorosos.
XL.
Pero, al mismo tiempo, no podemos confiar plenamente en ellos...
E.L.
No pasa nada por confiar en nuestros recuerdos. La precisión no importa
mientras funcionas con normalidad, pero hay veces en las que un recuerdo muy
concreto tiene mucha importancia. Por ejemplo, si de él depende saber qué
persona cometió un robo o si estás acusando a alguien de algo.
XL.
Usted denuncia que, en los Estados Unidos, cientos de inocentes han sido
encarcelados. Y todo porque fueron erróneamente identificados por los testigos.
E.L.
Está claro que no podemos prescindir de los testigos oculares porque a veces
son muy útiles. Pero hay que mejorar los procedimientos. Las fuerzas policiales
deben tener mucho cuidado de no comunicar información a los testigos. Por
ejemplo, contándole a un testigo lo que otro ha dicho.
XL.
Uno de sus experimentos más famosos es el llamado 'perdido en el centro
comercial'. ¿Puede explicarlo?
E.L.
Durante años vi en los juzgados cómo algunas personas desarrollaban recuerdos
falsos muy intensos, como haber sido víctimas de violaciones mucho tiempo o de
rituales satánicos. Pero no había ninguna evidencia física ni de otro tipo,
como hubiera sido lógico ante la brutalidad de las historias que contaban.
Quería estudiar ese tipo de recuerdos y buscamos uno análogo, uno que fuera
ligeramente traumático, por ejemplo, haberse perdido en un centro comercial a
los cinco años.
XL.
Y se propusieron implantar ese recuerdo en alguien. ¿Cómo?
E.L.
Pedíamos la colaboración de las familias. Por ejemplo, la madre del sujeto que
se sometía al experimento nos daba información de experiencias reales que sí
sucedieron durante su infancia y después le presentábamos esos recuerdos junto
al recuerdo falso como si todo fuera verdad. Encontramos que uno de cada cuatro
desarrollaba un recuerdo total o parcial del evento. Algunos críticos nos
acusaron de haber usado un escenario demasiado común. Pero, desde entonces,
hemos conseguido implantar recuerdos falsos sobre ataques de animales salvajes
o experiencias en las que el sujeto estuvo a punto de ahogarse. Es posible
hacerlo.
XL.
Usted responsabiliza a algunos tipos de psicoterapia (las retrospectivas, como
la hipnosis) de la creación de esa clase de recuerdos. ¿Por qué?
E.L.
Imagina que una mujer llega a la consulta con un desorden alimentario y está un
poco deprimida. Y el psicoterapeuta le sugiere: «Muchas personas que tienen
esos síntomas fueron víctimas de abusos en su infancia. Me pregunto si algo así
te ocurrió a ti...». La paciente dice que eso no le sucedió y el terapeuta
contesta: «A menudo reprimimos los recuerdos de experiencias dolorosas. ¿Por
qué no probamos un poco de hipnosis, suero de la verdad... que te ayuden a
recordar el trauma?». Tarde o temprano, muchos de estos pacientes desarrollarán
imágenes de cosas que creen que son sus recuerdos.
XL.
Sostiene que no es posible que la mente borre sucesos altamente traumáticos
durante mucho tiempo.
E.L.
Es que no hay ninguna prueba científica que respalde esa teoría. Al menos, de
momento. Llevan 80 años intentando demostrarlo, pero aún no lo han conseguido.
XL.
Es una opinión polémica que le ha granjeado muchísimos enemigos...
E.L.
Sí y ha sido muy desagradable. Los ataques furibundos empezaron en los noventa
cuando publiqué un libro titulado El mito de la memoria reprimida. Me
amenazaron de muerte, tuve que llevar guardaespaldas, soporté un proceso
judicial larguísimo cuando una mujer me demandó... No ha sido agradable, pero
me siento recompensada porque ha habido un cambio de actitud.
XL.
¿Cree que esos ataques que ha sufrido son la reacción de un gremio que ve
amenazado su negocio?
E.L.
Bueno, hay quien, como el profesor Richard Ofshe, ha llegado a decir: «Si
puedes convertir un paciente con un desorden alimentario de 200 dólares en un
paciente con personalidad múltiple de 200.000, ahí tienes tu motivación». Pero
yo creo que muchos psicoterapeutas realmente creían en lo que estaban haciendo.
Y algunos lo siguen creyendo.
XL.
Me viene a la cabeza el caso de Woody Allen y las acusaciones de abusos
sexuales de su hija, Dylan Farrow, cuando ella tenía seis años. ¿Qué opinión le
merece el caso?
E.L.
Creo que hubo una gran cantidad de sugestión en el ambiente de esa niña y una
guerra muy violenta entre sus padres. Y hay razones muy serias para cuestionar
que esos abusos realmente ocurrieran.
XL.
No todos los recuerdos falsos son negativos. Según su investigación, pueden
utilizarse para combatir problemas como la obesidad. ¿Cómo?
E.L.
Hace años conseguimos implantar en un sujeto recuerdos falsos relacionados con
la comida: por ejemplo, se puso enfermo tras haber tomado un helado de fresa.
Tras ello, el hombre no tenía tantas ganas de consumir ese producto. También lo
hicimos con el vodka... y funcionó. Y luego hicimos lo contrario: implantamos
un recuerdo falso agradable relacionado con algo sano, como los espárragos, y
la gente quería comerlos más. Pensé que se podría hacer un buen uso de ello.
XL.
Pero esa también es una idea muy controvertida...
E.L.
Sí, cuando lo sugerí causó mucha indignación. «¿Está animando a los padres a
que mientan a sus hijos?». Quizá un terapeuta tendrá reparos éticos, pero ¿por
qué tendría eso que detener al padre de un adolescente obeso? Además, ¡la gente
miente constantemente! Solo que, a veces, las mentiras pueden tener un buen
propósito.
Testigo
de cargo
-La
defensa llama a declarar a...
En
1973, Loftus declaró en su primer juicio como experta en la memoria para
cuestionar el testimonio de unos testigos presenciales. El acusado fue
absuelto. Empezaron a llamarla abogados de todo el país. Era lo que buscaban.
Loftus podía cuestionar el testimonio de los testigos sin atacarlos a ellos
personalmente. Lo hacía 'científicamente' y creaba dudas en el jurado. Ha
testificado en más de 250 juicios; entre ellos, el de Ted Bundy, O. J. Simpson
(en la foto), Rodney King, Oliver North...
-Un
hombre acusado de asesinato... por un recuerdo inducido
En
1990, este hombre de 51 años llamado George Franklin fue acusado de violar y
asesinar a una niña de ocho, basándose en la declaración de su propia hija:
Eileen. Lo peculiar era que el crimen había ocurrido 21 años antes. El recuerdo
de Eileen había tardado dos décadas en salir a la luz. Según el fiscal, ella lo
había reprimido. ¿Reprimido? La defensa llamó a Loftus, que no halló base
científica para ello. Pero su testimonio no fue considerado. Franklin fue
condenado a cadena perpetua, pese a que no se presentó ninguna evidencia física
contra él. Era el primer caso en la historia en que se admitía en un tribunal
la 'memoria recuperada'. Comienza entonces una oleada de casos de recuerdos
reprimidos. Loftus decidió demostrar que se podían 'implantar' falsos recuerdos
y centró su trabajo en ello. Cinco años después, el caso de Franklin se revisó
por un tema formal. Entonces, la hermana de Eileen admitió que el recuerdo se
había recuperado mediante hipnosis, lo que habían negado en el juicio. En 1996,
Franklin fue liberado.
Para
saber más: http://www.ted.com/talks/elizabeth_loftus.
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