20 Reglas para vivir 100 años...
(Un texto de E. Font en el XLSemanal del 1 de junio de 2014)
Este oncólogo es famosísimo en los Estados Unidos por haber
sido el médico de Steve Jobs. Millones de estadounidenses siguen sus consejos.
Ahora, el doctor David Agus acaba de sacar al mercado un libro con sus
recomendaciones para lograr una larga vida ('A short guide to a long life').
Estas son algunas de ellas.
Todas
las semanas debo decirle a algún paciente con cáncer que ya no puedo ayudarlo.
Es terrible», dice el oncólogo David Agus, de la Keck School of Medicine de la
Universidad del Sur de California. Él cree que muchas de esas muertes podrían
evitarse llevando una vida saludable.
1. Haga un seguimiento detallado de su
cuerpo. Anote cada día cómo se siente en general, lo bien o mal que duerme,
si tiene algún tipo de dolor o molestia. Si quiere ser más preciso, apunte
todos los días durante tres meses su presión arterial, su ritmo cardiaco... Lo
ideal sería que repitiese este ejercicio con intervalos de un par de meses para
poder apreciar los cambios. Si quiere realizarlo aún con mayor exactitud,
hágase con una de las muchas apps para
smartphones dedicadas a la salud o
con algún otro juguete tecnológico, como un podómetro. Hoy es posible
personalizar la medicina al máximo, pero el primer paso lo tiene que dar usted.
Y ese primer paso es empezar a reunir información completa sobre su salud.
2. Ponga un poco de regularidad en su vida.
Nuestro organismo ama lo previsible, los hábitos, levantarnos a la misma hora,
comer cada día en horarios similares... Y es que ceñirnos a unos hábitos
regulares los 365 días del año sean días de fin de semana, festivos o laborales
reduce el estrés físico y mantiene nuestro equilibrio interno (la homeostasis).
Nuestro cuerpo valora especialmente la regularidad, ya sea en las comidas, el
sueño, la práctica deportiva o incluso el consumo de fármacos.
3. Hable con su tendero. Cuanto más
naturales, mejores son los alimentos. Además de natural, su comida debería ser
lo más fresca y de temporada posible. Se garantizará así contar con la mayor
cantidad de nutrientes. Su tendero e incluso los empleados del supermercado
deberían poder contarle qué productos acaban de recibir, de dónde proceden y
bajo qué criterios se han cultivado. Exíjalo.
4. Coma aquello que le siente bien.
¿Debe comer sin gluten? ¿Llevar una dieta baja en hidratos de carbono? ¿O baja
en grasas? ¿O en la que predominen los productos crudos? La verdad: da igual,
siempre y cuando disfrute de lo que coma y su cuerpo lo reciba bien. No se obligue
a seguir uno de esos planes rígidos que privan de algunos nutrientes básicos.
La clave es tomar raciones modestas, sentarse a comer ejecutar la acción de
sentarse con otras personas y dejar tiempo entre comidas para que la sensación
de hambre verdadera aparezca y no se coma por ansiedad.
5. No se salte nunca el desayuno. Comer
algo por la mañana evita que uno se atiborre más tarde y contribuye a quemar
más calorías. Aporta a su vez los nutrientes esenciales. En cambio, si no se
ingiere nada según se levanta, su organismo liberará en una concentración
elevada hormonas del estrés, que, como el de cortisol, incitarán al cuerpo a
almacenar grasa, entre otros efectos indeseables.
6. Coma pescado cada semana y mucha fruta y
verdura. Consuma al menos tres raciones a la semana de pescado de aguas
frías (salmón, trucha, merluza, sardinas...). Tome al menos cinco raciones
diarias de fruta y verdura. No pasa nada porque la fruta o la verdura sea
ultracongelada; de hecho, es incluso mejor que la fresca en muchos casos.
7. Un vaso de vino al día está bien.
Hace tiempo se sabe que un consumo moderado de alcohol, sobre todo de vino
tinto, puede reducir el riesgo de infarto. Esto es debido al resveratrol, un
componente del vino que, en análisis de laboratorio, ha demostrado ser
cardiosaludable, tener propiedades neuroprotectoras y un claro efecto
antiinflamatorio. Lo ideal es un vaso al día en las mujeres y dos en los
hombres. Pero ojo: no beber entre semana no da carta blanca para emborracharse
el fin de semana.
8. Encuentre la forma de relajarse en la
oficina. El estrés en el trabajo nos enferma: innumerables estudios lo
demuestran. Dé un paseo al aire libre durante la hora de comer. Camine más por
la oficina, y póngase de pie y muévase mientras habla por teléfono. Respire
profundamente antes de contestar una llamada. Renuncie a la cerveza después del
trabajo y, en su lugar, vaya al gimnasio para liberar las tensiones.
9. Manténgase en un peso sano. El
sobrepeso aumenta el riesgo de padecer casi todas las enfermedades crónicas,
desde las que son más evidentes cardiopatías, artritis y diabetes hasta la
demencia. Perder medio kilo reduce en dos kilos la presión que sus rodillas
tienen que aguantar en cada paso. Dar diez mil pasos al día implica reducir en
20 toneladas la presión sobre sus rodillas.
10. Mantenga una buena postura corporal.
Una postura correcta puede hacernos parecer más jóvenes y esbeltos. Pero no
solo eso. Nos mantendrá sanos más tiempo. Una mala postura se traduce en
problemas de cuello y espalda, dolores de cabeza, problemas maxilares,
artritis, mala circulación, dolores musculares, trastornos respiratorios, malas
digestiones, estreñimiento, fatiga, problemas neurológicos y disfunciones
generales en todo el organismo.
11. Mueva el trasero. Pasarse largas
fases del día sin moverse en el trabajo afecta al metabolismo. Influye sobre
los valores de grasa, colesterol y azúcar en sangre y sobre la presión arterial
en reposo y la segregación de leptina, la hormona del apetito. Y no se conforme
con ir al gimnasio. Una hora de deporte tras haber pasado una larga jornada
sentado al escritorio no vale. Levántese cuantas veces pueda y muévase. Caminar
y estar activo es la única fuente de la eterna juventud con eficacia probada.
12. Vacúnese todos los años contra la gripe.
Aunque sea de los que nunca se ponen enfermos, no desoiga este consejo. La
vacuna otoñal frente a la gripe no solo protege de una enfermedad
potencialmente grave, que puede llegar a tenerlo fuera de juego durante
semanas; el proceso inflamatorio generalizado que la gripe desata puede
aumentar de forma permanente el riesgo de sufrir obesidad y otras enfermedades,
incluidos los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.
13. Procure no vivir solo. Vivir con
alguien nos mueve a cuidar más la salud y la higiene. A su vez, nos hace lidiar
mejor con el estrés, por haber otras personas en casa con las que desahogarse
en ciertos momentos. Quizá esto explique por qué quienes viven felizmente con
sus parejas tienen, de media, una presión arterial más saludable que los
solteros.
14. Haga estudios familiares. Pregunte
a sus padres u otros parientes por las enfermedades sufridas en su familia.
Esta información puede ayudar a prevenir trastornos de una forma más efectiva
que las pruebas en los laboratorios. La recopilación de datos médicos
familiares es un componente poco valorado, pero de gran importancia para
comprender nuestro estado de salud.
15. Planifique su vida. Todos
necesitamos metas. Nos ayudan a mantenernos enfocados y nos alegran si las cumplimos.
Muchos se plantean cada año adelgazar, pero pocos lo consiguen. Adelgazar es
difícil si solo se tiene en mente el peso que se desea alcanzar, pero no la
forma de hacerlo. Es mejor desarrollar una estrategia a uno, cinco, diez y
veinte años vista. ¿Cómo se imagina, desde una perspectiva médica, dentro de 20
años? ¿Cómo estará si sigue haciendo las cosas como hasta ahora? ¿Cómo le
gustaría estar? Elabore primero un itinerario con pequeños hitos en el camino y
luego trabájelo hacia atrás.
16. Quien arriesga gana. Le sorprenderá
todo lo que puede descubrir si intenta algo nuevo, que le suponga salir de su
zona de confort, ya sea balancearse sobre una pierna, nadar unos largos o
cocinar para un grupo grande. Pruebe y practique, supondrá un sano estímulo
para su cuerpo y su mente.
17. Ríase. Reír libera endorfinas y
serotonina, transmisores que mitigan los dolores y aumentan el bienestar.
Además, para reírnos solo necesitamos 17 músculos, mientras que para fruncir el
ceño necesitamos 43.
18. Aproveche el lado positivo de una
enfermedad. No renuncie a todas las medidas preventivas solo porque le
hayan diagnosticado una enfermedad. Interprete ese diagnóstico como un
despertador. Los oncólogos saben que la mayoría de los pacientes que sobreviven
a un cáncer al final acaban falleciendo por otro motivo: haber descuidado
alguna de las demás facetas de su vida.
19. Tome decisiones de cara a lo inevitable.
Hablar sobre el final de la vida no es divertido, pero sí que facilita afrontar
en su momento una situación de crisis familiar. ¿En qué condiciones quiere que,
llegado el caso, se le mantenga con vida? ¿Quién es la persona a quien autoriza
la toma de decisiones en su nombre? Debería recoger este tipo de cuestiones en
un documento específico o testamento vital.
20. Dedique tiempo a sus aficiones. Es
importante que tengamos unos hobbies que nos llenen en varios aspectos
diferentes, desde las necesidades físicas, como moverse y jugar, hasta las
necesidades emocionales, como mantener el contacto con otras personas o
disfrutar de todo lo asociado al deporte. Vaya cambiando sus aficiones de vez
en cuando para mantener el entusiasmo y adaptarse a los cambios naturales que
irá experimentando su cuerpo.
El médico de los ricos
Médico
especialista en cáncer de próstata, David Agus se hizo famoso por tratar a
Steve Jobs durante siete años; aunque lo cierto es que ya antes había escrito
un superventas y atendía a otros emprendedores billonarios y estrellas de
Hollywood. Agus, de 49 años, casado con una actriz y con dos hijos está
convencido de que siete de cada diez muertes prematuras en Occidente se podrían
evitar siguiendo ciertas normas de alimentación y comportamiento. Lo han
acusado de ser demasiado simplista, pero él insiste en que si hacemos lo que
dice y por simple que parezca, no lo hacemos viviremos más y mejor.
...
y 10 cosas que debería evitar
1. Las dietas de moda. No se deje
embaucar por esas dietas que prometen no solo quitarle kilos, sino curarle de
todos los males que le afectan. Lo único que buscan es su dinero. Sea
consciente de todos los productos procesados industrialmente que consume
(conservantes, colorantes, glutamato monosódico, edulcorantes artificiales...),
pero tampoco se obsesione. Tomados con moderación, estos productos no lo
matarán. Eso sí, conviene tenerlos a raya.
2. Los productos desintoxicantes. El
cuerpo sabe limpiarse muy bien él solito usando los riñones, el hígado, las
glándulas sudoríparas, los pulmones y el sistema digestivo. No necesita recetas
desintoxicantes ni otros productos purificadores. Estos productos no tienen
ningún fundamento, algunos de ellos son incluso peligrosos. Lo único que
tenemos que limpiar es la piel, el pelo y los dientes.
3. Los rayos X de los aeropuertos.
Nadie conoce los efectos que estos aparatos tienen sobre nosotros. Mientras la
ciencia no tenga pruebas de la seguridad de los escáneres de rayos X, pida el
cacheo manual cuando pase los controles de los aeropuertos.
4. Las quemaduras solares. Su piel pesa
en conjunto el doble que su cerebro. Es un órgano enorme que actúa como barrera
para proteger el interior del cuerpo. Los daños cutáneos pueden tener efectos
serios a largo plazo, como envejecimiento prematuro o cáncer de piel. Así que
mejor protéjase de los nocivos rayos ultravioletas y no se olvide de las zonas
de difícil acceso, como la parte superior de las orejas, el cuello o la piel de
la cabeza (¡use sombrero!).
5. Los tacones. Unos zapatos incómodos
producen de forma repetida inflamaciones innecesarias en los pies. Lo mejor es
llevar calzado cómodo para aliviar también la presión sobre las articulaciones
y la región lumbar. La inflamación es una reacción biológica normal ante
estímulos dañinos, cuyo fin es poner en marcha un proceso curativo. Pero si se
vuelve crónica, puede tener unos efectos devastadores.
6. El insomnio. A una mala noche
normalmente la suele seguir un mal día. Todos sabemos por experiencia que la
falta de sueño hace que nos volvamos irritables, ofuscados, improductivos, sin
creatividad, nos hace sentir una fatiga insoportable y una extraña falta de
coordinación. También puede provocar hipertensión, desorientación, pérdidas de
memoria, trastornos de atención, adiposidad, enfermedades cardiovasculares y
depresión. Por lo tanto: haga todo lo posible por recuperar el sueño. Evite la
cafeína a partir de las 14 horas y proscriba los aparatos eléctricos de su
dormitorio (si es el caso, también a una pareja que ronque).
7. La licuadora. A la fruta y verdura
pasadas por la licuadora ya no se la considera 'alimentación de verdad'. En
realidad es un producto procesado, pues lo que hace es eliminar la fibra junto
con otras materias vegetales secundarias. Coma la fruta entera.
8. Los preparados vitamínicos.
Numerosos estudios realizados durante estas últimas décadas han demostrado que
la ingesta de preparados vitamínicos está relacionada con un riesgo elevado de
sufrir enfermedades como el cáncer. Así que mejor opte por alimentos de verdad
(sin adhesivos ni etiquetas). Y deje de tomar vitaminas.
9. La carne roja y la procesada. La
carne roja en cantidades moderadas no es necesariamente perjudicial. Pero tomar
más de tres raciones a la semana puede aumentar el riesgo de sufrir algunas
enfermedades. Lo mismo se puede aplicar a las carnes procesadas, esto es,
salchichas o fiambres.
10. El tabaco. Fumar es, junto con el
sobrepeso, el principal factor de riesgo para prácticamente todas las
enfermedades crónicas. La buena noticia es que sus pulmones empiezan a
recuperarse tan pronto como lo deje. Nunca es demasiado tarde.
Etiquetas: Pensando en la salud
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