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miércoles, agosto 2

1914-1918, cien años tras la Gran Guerra I



(Un texto de Gonzalo Ugidos en el suplemento Crónica de El Mundo del 29 de diciembre de 2013)

[En 2018] el mundo [entró] en el centenario de la primera guerra química y la última con caballos, Setenta millones de soldados cavaron miles de kilómetros de trincheras. Dejó 10 millones de muertos. Repasamos en 30 claves la Gran Guerra que cambió nuestro mundo. 

Comenzó el 28 de julio de 1914 y terminó el de noviembre de 1918. En esos cuatro años, las principales potencias militares del mundo se enrocaron en una contienda de una atrocidad sin precedentes: surgieron los lanzallamas, los zepelines, los bombardeos aéreos, las armas químicas... La neutralidad española fue un gran negocio: una riada de metales preciosos llegó a las arcas de los comerciantes. En realidad, todo se gestó dos años antes, cuando en Alemania ya atronaban los primeros tambores de guerra...

1.- Las causas
En los años 60 el historiador alemán Fritz Fischer exhumó documentos que demostraban que en diciembre de 1912 el jefe de la marina alemana anunció a su gobierno que en un año y medio estaría listo para el «gran combate». Desde entonces los historiadores se inclinan a creer que el motor de la guerra fue la Alemania militarista de Guillermo II. El kaiser creía que Alemania era un bosque destinado a crecer y Francia una basura destinada a desaparecer; «un montón de estiércol sobre el cual canta un gallo». Su reinado comenzó con ruido de botas y fanfarrias y acabó provocando el incendio de la vieja Europa. Para perpetrar la Gran Calamidad, Guillermo II necesitaba un pretexto y lo encontró en el atentado contra su amigo el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro.

2.- Sarajevo
El 28 de junio de 1914, Francisco Fernando y su mujer, Sofía Chotek, llegaron en tren a Sarajevo. A las 10:45, el serbobosnio Gavrilo Princip, miembro de la organización paneslavista Mano Negra, disparó dos veces con una pistola semiautomática a una distancia de cinco metros. La primera bala alcanzó al archiduque en la yugular, la segunda penetró en el abdomen de su mujer. Sofía murió antes de llegar a la residencia del gobernador; Francisco Fernando, 10 minutos después. El magnicidio desencadenó una secuencia de hechos que cambiaría el mundo.

3.- El ultimátum
Con el apoyo del imperio alemán, Austro-Hungría exigió investigar el crimen in situ. Creía que Mano Negra tenía conexión con los servicios secretos serbios. El 7 de julio de 1914 el Gobierno austriaco dio un ultimátum a Serbia que, con el apoyo de Rusia, se negó a recibir a policías austriacos. El 28 de julio Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia y Rusia ordenó la movilización general. En función de las alianzas militares, el 1 de agosto Alemania consideró la movilización como un acto de guerra contra su aliado austrohúngaro y declaró la guerra a Rusia. En virtud de la alianza militar franco-rusa de 1894, el ejército francés tomó medidas de precaución en sus fronteras y, el 3 de agosto, Alemania, al conocer esa movilización, declaró la guerra a Francia.

4.- Los combatientes
En la Triple Entente se alineaban Francia, Reino Unido y Rusia. Serbia y Bélgica se incorporaron tras el ataque austriaco contra Serbia -que desencadenó el inicio de las hostilidades- y el ataque de Alemania contra Bélgica. En el otro bando, la Triple Alianza era la coalición inicialmente integrada por los imperios alemán y austrohúngaro. Luego se unieron Italia y el imperio otomano. Italia cambió de bando en 1915 y se unió a la Entente alegando falta de garantías a sus pretensiones por parte de las potencias centrales.

5.- Los muertos
La guerra dejó aproximadamente 10 millones de muertos y seis millones de discapacitados. Esa carnicería generó múltiples formas de luto como los homenajes al Soldado Desconocido, los libros de oro que preservan los nombres de los desaparecidos, los Lugares de la Memoria o las celebraciones del 11 de noviembre, día del armisticio. Además de los militares y civiles fallecidos por acciones directas de guerra. murieron 5.893.000 civiles por otras causas como hambre o enfermedades.

6.- Refugiados
Las invasiones de 1914 y los movimientos de los frentes tras cada ofensiva echaron a los caminos a millones de civiles. Casi tres millones en Francia, seis en Rusia y cerca de un millón en Alemania. Tras el fin del conflicto, la modificación de las fronteras y las represalias de la posguerra se saldaron con exilios y desplazamientos masivos que afectaron a ocho millones de personas.

7.- Atrocidades
Fueron comunes las violaciones, los pillajes y las ejecuciones sumarias de civiles, El ejército alemán sistematizó esa violencia por temor a los hipotéticos francotiradores. La propaganda exageraba las atrocidades del enemigo para legitimar las propias y se justificaban las prácticas extremas, como el empleo de mujeres que avanzaban delante de las tropas como escudos humanos. Los ideales de la Convención de La Haya, que protegía a los no combatientes, se convirtieron en papel mojado. Los criminales de guerra juzgados en 1921 en Leipzig recibieron sentencias irrisorias.

8.- Trincheras
Una red de trincheras permitía los movimientos al abrigo del fuego enemigo, salvo de los obuses y los novedosos lanzallamas. Los combatientes construyeron cientos de kilómetros de galerías subterráneas. El agua en las trincheras llegaba por encima de las rodillas, los hombres no tenían ninguna parte del cuerpo seca. El número de enfermos crecía de forma alarmante porque el aire era irrespirable y el barro estaba infectado de piojos y ratas. Los soldados se hundían en el lodo y los heridos y los ciegos, rugiendo y gritando, caían sobre los ilesos y morían salpicándolos con su sangre.

9.- Minas
La dificultad de franquear la tierra de nadie originó un tipo particular de combate inspirado en los topos: la guerra subterránea. Se cavaban túneles hacia las líneas enemigas y se colocaba gran cantidad de explosivos cuya detonación era el prólogo de una ofensiva. El general británico Charles Harington declaró: «Tal vez no escribamos la Historia, pero cambiaremos la geografía», e inmediatamente dio la orden de explosionar cientos de toneladas de explosivos cerca de la ciudad belga de Ypres. Murieron 10.000 alemanes y la detonación se escuchó hasta en Londres.

10.- Verdún, la batalla más larga
En ese pueblo fortificado de 22.000 habitantes, en la región francesa de Lorena, durante 10 meses, día y noche, los bosques y colinas fueron machacados por millones y millones de obuses -se estiman 32.000.000- que los convirtieron en un paisaje lunar sembrado de cráteres y de cadáveres. Pasaban las semanas y nadie cedía… terreno. El comandante en jefe alemán Erich von Falkenhayn había profetizado que las fuerzas de Francia se desangrarían hasta morir. Acertó, pero también se desangró su propio ejército. Fue una batalla de desgaste, la más larga de la Primera Guerra Mundial. Las vísperas de la Navidad de 1916 callaron los cañones, la mitad de las casas de Verdún habían sido destruidas y nueve pueblos habían desaparecido de la faz de la Tierra. Los franceses habían perdido 380.000 hombres; los alemanes, 350.000.

11.- La guerra invisible
Por primera vez emergían los horrores nunca vistos de la guerra industrializada. La mayor parte de las víctimas de ambos bandos cayeron sin ni siquiera haber visto al enemigo, bajo el incesante bombardeo de la artillería. El hombre luchaba contra el paisaje, con la sensación de atacar contra el vacio. Las tropas de relevo que se acercaban al frente oían una ráfaga gigantesca que no paraba ni de día ni de noche. Los aviadores veían «un siniestro cinturón pardo, una franja de naturaleza muerta». Parecía otro mundo, Todo signo de humanidad había sido borrado.

12.- Los zepelines
El globo dirigible imaginado por el conde Ferdinand von Zeppelin, de más de 150 metros de largo, fue el más emblemático medio de bombardeo de civiles. Desde el 6 de agosto de 1914, estos aparatos sobrevolaron Lieja y operando sobre Londres mataron a 500 civiles en 51 raids. Frente a los dirigibles y los aviones se tomaron medidas de defensa de las ciudades: reducción de luces y desaparición de luminosos, empalizadas de sacos de arena para proteger estatuas y monumentos. La Gran Guerra inauguró el miedo a los bombardeos aéreos que decenios después arrasaron Guernica, Hamburgo o Coventry.

13.- Los generales
Los generales de aquella guerra tienen mala reputación, la cultura popular británica evoca a los soldados como «leones conducidos por burros». Era descorazonadora la tranquilidad con que estos viejos egoístas sacrificaban a miles de hombres. Pese a ello los generales eran semidioses que mandaban más que los políticos y tanto Philippe Pétain en Francia como Paul von Hindenburg en Alemania eran considerados héroes vivos. En 1914 y 1915 muchos recién nacidos franceses recibieron el nombre de Joffre por el generalísimo francés, Joseph Joffre. Pero la mayoría de los generales comprendieron mal la nueva naturaleza de aquella guerra.

14.- Espías
La retaguardia, los países ocupados y, sobre todo, los neutrales eran un hervidero de espías. El que más daño hizo fue el coronel austriaco Alfred Redl, que había pasado a los rusos comprometedores documentos. Se suicidó antes de que lo juzgaran por alta traición. La enfermera inglesa Edith Cavell fue ejecutada en 1915 y la francesa Louise de Bettignies murió cautiva en Alemania en 1918. La más célebre fue la bailarina holandesa Margarita Gertrude Zelle, conocida como Mata-Hari. Cuando tenía 38 años y figuraba en el staff del espionaje alemán con la clave H-12, fue fusilada en el foso de Vincennes, en París, el 15 de octubre de 1917. Aquel amanecer, Mata Hari, que en malayo significa «ojo del día», se quejó de la manía francesa de fusilar a la gente al alba.

15.- Ases
Balbuciente en 1914, la aviación militar conoció un desarrollo espectacular durante la guerra. Los bombarderos y los vuelos de reconocimiento fueron decisivos. Los cazas -el Spad francés, el Fokker alemán o el Sopwith Camel británico- lucharon por el dominio del cielo. Las proezas de los pilotos causaban admiración y fueron un instrumento de propaganda que convirtieron a los Ases en héroes caballerescos. Fueron leyenda el inglés Edward Mannock, el canadiense William Bishop, el francés René Fonkc y el alemán Von Richtofen, el llamado Barón Rojo.

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