1914-1918, cien años de la Gran Guerra I
(Un texto de Gonzalo Ugidos en el suplemento Crónica de El Mundo del 29 de diciembre de 2013)
[En 2018] el mundo [entró] en el centenario de la primera guerra química
y la última con caballos, Setenta millones de soldados cavaron miles de
kilómetros de trincheras. Dejó 10 millones de muertos. Repasamos en 30 claves
la Gran Guerra que cambió nuestro mundo.
Comenzó el 28 de julio de 1914 y terminó el de noviembre de
1918. En esos cuatro años, las principales potencias militares del mundo se
enrocaron en una contienda de una atrocidad sin precedentes: surgieron los
lanzallamas, los zepelines, los bombardeos aéreos, las armas químicas... La
neutralidad española fue un gran
negocio: una riada
de metales preciosos llegó a las arcas de los comerciantes. En realidad, todo
se gestó dos años antes, cuando en Alemania ya atronaban los primeros tambores
de guerra...
1.- Las causas
En los años 60 el historiador alemán Fritz Fischer exhumó
documentos que demostraban que en diciembre de 1912 el jefe de la marina alemana anunció a su gobierno que en un año y medio estaría listo para el «gran combate». Desde entonces
los historiadores se inclinan a creer que el motor de
la guerra fue la Alemania militarista de Guillermo II. El kaiser creía que Alemania era un bosque destinado a
crecer y Francia una basura destinada a
desaparecer; «un montón de estiércol sobre el cual canta un gallo». Su reinado
comenzó con ruido de botas y fanfarrias y acabó provocando el incendio de la
vieja Europa. Para perpetrar la Gran Calamidad, Guillermo II necesitaba un
pretexto y lo encontró en el atentado contra su amigo el archiduque Francisco
Fernando, heredero del trono austrohúngaro.
2.- Sarajevo
El 28 de junio de 1914, Francisco Fernando y su mujer, Sofía
Chotek, llegaron en tren a Sarajevo. A las 10:45, el serbobosnio Gavrilo
Princip, miembro de la organización paneslavista Mano Negra, disparó dos veces
con una pistola semiautomática a una distancia de cinco metros. La primera bala
alcanzó al archiduque en la yugular, la segunda penetró en el abdomen de su
mujer. Sofía murió antes de llegar a la residencia del gobernador; Francisco
Fernando, 10 minutos después. El magnicidio desencadenó una secuencia de hechos
que cambiaría el mundo.
3.- El ultimátum
Con el apoyo del imperio alemán, Austro-Hungría exigió
investigar el crimen in situ. Creía que Mano Negra tenía conexión con
los servicios secretos serbios. El 7 de julio de 1914 el Gobierno austriaco dio
un ultimátum a Serbia que, con el apoyo de Rusia, se negó a recibir a policías
austriacos. El 28 de julio Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia y Rusia
ordenó la movilización general. En función de las alianzas militares, el 1 de
agosto Alemania consideró la movilización como un acto de guerra contra su
aliado austrohúngaro y declaró la guerra a Rusia. En virtud de la alianza
militar franco-rusa de 1894, el ejército francés tomó medidas de precaución en
sus fronteras y, el 3 de agosto, Alemania, al conocer esa movilización, declaró
la guerra a Francia.
4.- Los
combatientes
En la Triple Entente se alineaban Francia, Reino Unido y Rusia. Serbia y
Bélgica se
incorporaron tras el ataque austriaco contra Serbia -que desencadenó el inicio
de las hostilidades- y el ataque de Alemania contra Bélgica. En el otro bando,
la Triple Alianza era la coalición inicialmente integrada por los imperios
alemán y austrohúngaro. Luego se unieron Italia y el imperio otomano. Italia
cambió de bando en 1915 y se unió
a la Entente alegando falta de garantías a sus pretensiones por
parte de las potencias centrales.
5.- Los muertos
La guerra dejó aproximadamente 10 millones de muertos y seis millones de discapacitados. Esa carnicería generó
múltiples formas de luto como los homenajes al Soldado Desconocido, los libros
de oro que preservan los nombres de los desaparecidos, los Lugares de la Memoria o las celebraciones
del 11 de noviembre, día del armisticio. Además de los militares y civiles fallecidos por acciones directas de guerra. murieron 5.893.000 civiles por otras causas como hambre o enfermedades.
6.- Refugiados
Las invasiones de 1914 y los movimientos de los frentes tras
cada ofensiva echaron a los caminos a millones de civiles. Casi tres millones en
Francia, seis en Rusia y cerca de un millón en Alemania. Tras
el fin del conflicto, la modificación de
las fronteras y las represalias de la posguerra se
saldaron con exilios y desplazamientos masivos que afectaron a ocho millones de
personas.
7.- Atrocidades
Fueron comunes las violaciones, los pillajes y las ejecuciones sumarias de civiles, El ejército alemán sistematizó
esa violencia por temor a los hipotéticos francotiradores. La propaganda
exageraba las atrocidades del enemigo para legitimar las propias y se
justificaban las prácticas extremas, como el empleo de mujeres que avanzaban delante
de las tropas como escudos humanos. Los ideales de la Convención de La Haya,
que protegía a los no combatientes, se convirtieron en papel mojado. Los criminales
de guerra juzgados en 1921 en Leipzig recibieron sentencias irrisorias.
8.- Trincheras
Una red de trincheras permitía los movimientos al abrigo del
fuego enemigo, salvo de los obuses y los novedosos lanzallamas. Los
combatientes construyeron cientos de kilómetros de galerías subterráneas. El
agua en las trincheras llegaba por encima de las rodillas, los hombres no
tenían ninguna parte del cuerpo seca. El número de enfermos crecía de forma
alarmante porque el aire era irrespirable y el barro estaba infectado de piojos
y ratas. Los soldados se hundían en el lodo y los heridos y los ciegos,
rugiendo y gritando, caían sobre los ilesos y morían salpicándolos con su sangre.
9.- Minas
La dificultad de franquear la tierra de nadie originó un
tipo particular de combate inspirado en los topos: la guerra subterránea. Se
cavaban túneles hacia las líneas enemigas y se colocaba gran cantidad de explosivos cuya detonación era el prólogo
de una ofensiva. El general británico Charles Harington declaró: «Tal vez no
escribamos la Historia, pero cambiaremos la geografía», e inmediatamente dio la
orden de explosionar cientos de toneladas de explosivos cerca de la ciudad belga
de Ypres. Murieron 10.000 alemanes y la detonación se escuchó hasta en Londres.
10.- Verdún, la
batalla más larga
En ese pueblo fortificado de 22.000 habitantes, en la región
francesa de Lorena, durante 10 meses, día y noche, los bosques y colinas fueron machacados por millones y millones de obuses -se estiman 32.000.000- que los convirtieron en un paisaje lunar
sembrado de cráteres y de cadáveres. Pasaban las
semanas y nadie cedía… terreno. El
comandante en jefe alemán Erich von Falkenhayn había profetizado que las fuerzas
de Francia se desangrarían hasta morir. Acertó, pero también se desangró su
propio ejército. Fue una batalla de desgaste, la más larga de la Primera Guerra
Mundial. Las vísperas de la Navidad de 1916 callaron los cañones, la mitad de
las casas de Verdún habían sido destruidas y nueve pueblos
habían desaparecido de la faz de la Tierra. Los franceses habían perdido
380.000 hombres; los alemanes, 350.000.
11.- La guerra invisible
Por primera vez emergían los horrores nunca vistos de la
guerra industrializada. La mayor parte de
las víctimas de ambos bandos cayeron sin ni siquiera haber visto al enemigo,
bajo el incesante bombardeo de la artillería. El hombre luchaba contra el
paisaje, con la sensación de atacar contra el vacio. Las tropas de relevo que
se acercaban al frente oían una ráfaga gigantesca que no paraba ni de día ni de
noche. Los aviadores veían «un siniestro cinturón pardo, una franja de
naturaleza muerta». Parecía otro mundo, Todo signo de humanidad había sido
borrado.
12.- Los zepelines
El globo dirigible imaginado por el conde Ferdinand von
Zeppelin, de más de 150 metros de largo, fue el más emblemático medio de
bombardeo de civiles. Desde el 6 de agosto de 1914, estos aparatos sobrevolaron
Lieja y operando sobre Londres mataron a
500 civiles en 51 raids. Frente a los dirigibles y los aviones se
tomaron medidas de defensa de las ciudades: reducción de luces y desaparición
de luminosos, empalizadas de sacos
de arena para proteger estatuas y monumentos. La Gran Guerra inauguró el miedo a los bombardeos aéreos que decenios después arrasaron Guernica,
Hamburgo o Coventry.
13.- Los generales
Los generales de aquella guerra tienen mala reputación, la
cultura popular británica evoca a los
soldados como «leones conducidos por burros». Era descorazonadora la tranquilidad con que estos viejos
egoístas sacrificaban a miles de hombres. Pese a ello los generales eran semidioses
que mandaban más que los políticos y tanto Philippe Pétain en Francia como Paul von Hindenburg en
Alemania eran considerados héroes vivos. En 1914 y 1915 muchos recién nacidos franceses recibieron
el nombre de Joffre por el generalísimo francés, Joseph Joffre. Pero la mayoría
de los generales comprendieron mal la
nueva naturaleza de aquella guerra.
14.- Espías
La retaguardia,
los países ocupados y, sobre todo, los neutrales eran un hervidero de espías.
El que más daño hizo fue el coronel austriaco Alfred Redl, que había
pasado a los rusos comprometedores documentos.
Se suicidó antes de que lo juzgaran por alta traición. La enfermera inglesa Edith Cavell fue ejecutada en 1915 y la francesa Louise de Bettignies murió cautiva en Alemania en
1918. La más célebre fue la bailarina holandesa Margarita Gertrude Zelle, conocida como Mata-Hari.
Cuando tenía 38
años y figuraba en el staff del espionaje alemán con la clave H-12, fue
fusilada en el foso de Vincennes, en París, el 15 de octubre de 1917. Aquel amanecer, Mata Hari, que en malayo significa «ojo del
día», se quejó de la manía francesa de fusilar a la gente al alba.
15.- Ases
Balbuciente en 1914, la aviación militar conoció un desarrollo espectacular durante la guerra. Los bombarderos
y los vuelos de reconocimiento fueron
decisivos. Los cazas -el Spad francés, el Fokker alemán o el Sopwith Camel
británico- lucharon por el dominio del cielo.
Las proezas de los pilotos causaban admiración y fueron un instrumento de propaganda que convirtieron a los Ases en héroes caballerescos. Fueron leyenda el
inglés Edward Mannock, el canadiense William Bishop, el francés René Fonkc y el
alemán Von Richtofen, el llamado Barón Rojo.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia, s.XX
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