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lunes, julio 24

Sevilla, un museo al aire libre

(Extraido de un texto de María León en Mujer de Hoy del 30 de enero de 2017. Ella es sevillana y se nota... )

enía muchas ganas de hablaros de mi querida Sevilla y, la verdad, hacerlo en un solo artículo es... ¡misión imposible! No solo es la ciudad que me vio nacer, sino también la que más quiero y con la que, sin duda, me quedaría si me diesen a escoger un solo destino en todo el mundo.

¿Recordáis aquella canción de Los del Río, la de "Sevilla tiene un color especial"? Pues bien, aunque se haya convertido en un tópico, tiene una base 100% real: la luz de Sevilla, tan cálida, tan mágica, es absolutamente distinta a todas y aporta una belleza singular a cada uno de sus rincones. ¡Lo notaréis en cuanto hagáis las primeras fotos!

Aunque me escapo a Sevilla cada vez que puedo, mis épocas favoritas para disfrutar de mi ciudad son la Navidad y la primavera. Es precisamente desde marzo a mayo cuando Sevilla luce en su máximo esplendor: las calles huelen a azahar e incienso y la Semana Santa y la Feria llenan sus rincones de magia.

En Sevilla el arte está en la calle y pasear te lleva a descubrir maravillas.

Antes de guiaros por mi recorrido personal sevillano, que funde lo tradicional con lo contemporáneo, me gustaría contaros algunas pinceladas históricas de Sevilla, sin las cuales no se puede entender lo que es la ciudad a día de hoy. Sobre el pasado de la ciudad circulan muchas leyendas magistralmente recogidas en el libro de José María de Mena Tradiciones y leyendas sevillanas, que os recomiendo leer mientras llegáis a este destino, desde su fundación a cargo de Hércules, hasta el enterramiento del Tesoro del Carambolo, oculto por un rey visigodo: unas piezas de oro de singular belleza que hoy se pueden disfrutar en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. Y si hacemos caso a los libros de historia, fue en la época de los Reyes Católicos cuando Sevilla, donde llegaban los barcos de la recién descubierta América, se convirtió en epicentro comercial europeo y, como consecuencia, en una urbe muy cosmopolita.

Un paseo con mucho arte

En Sevilla el arte está en la calle y pasear, sin buscar nada, te lleva a descubrir auténticas maravillas, es como si fuera un museo al aire libre. Un paseo imprescindible es el que rodea la Torre del Oro, la catedral (la más grande de España de estilo gótico), la Giralda, el Archivo de Indias y los Reales Alcázares (un conjunto de palacios de diferentes estilos, que supone en sí mismo un libro abierto para la historia del arte y la arquitectura, ya que recoge en un mismo lugar los estilos islámico, mudéjar, gótico, renacentista o barroco). La catedral, el Archivo de Indias y los Reales Alcázares son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, ¡una razón más para no perdérselos!

Romántico y bucólico es el paseo por el Barrio de Santa Cruz (antiguo barrio judío, reformado para la Exposición Iberoamericana de 1929), con parada en la las plazas de Santa Cruz y Doña Elvira, en el Callejón del Agua y en el Patio de Banderas, desde donde se pueden tomar unas de las imágenes más especiales de la Giralda. Y, cómo no, un buen paseo por Sevilla incluye el Parque de María Luisa (los antiguos jardines del Palacio de Montpensier) y toda la zona de la antigua Expo del 29, que transformó la ciudad y nos regaló también la Plaza de España, del arquitecto Aníbal González.
En vuestros paseos por Sevilla no pueden faltar las casas históricas que son patrimonio artístico: el Palacio de Lebrija (del siglo XVI), pavimentado con mosaicos romanos; la Casa de Pilatos (1483), de la familia Medinaceli; la Casa Salinas (1570) o la Casa Guardiola (del siglo XIX), ambas impactantes.

Hablando de museos, son imprescindibles visitar el Museo de Bellas Artes (con obras de pintores de la escuela sevillana, como Murillo y Zurbarán), el Hospital de los Venerables (actual Centro Velázquez) o el CAAC, el Museo de Arte Contemporáneo ubicado en el antiguo Monasterio de la Cartuja. Y las iglesias de Sevilla, muchas de edificadas sobre antiguas mezquitas, son también museos, tanto por sus imágenes y retablos como por su construcción. Os recomiendo la Iglesia del Salvador, con el Cristo de Pasión; la Basílica del Gran Poder, con el imponente Señor de Sevilla; la Capilla de los Marineros, con su Esperanza Trianera; o la coqueta Capillita de San José, donde suelo ir a misa cuando estoy en Sevilla.

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