Premios Darwin: mejor no conseguirlos
(Leído en curiosoperoinútil en agosto de 2004. Más
información en www.darwinawards.com)
Para los que no los conozcan, seguro que este post les abre
las puertas a algo realmente curioso pero inútil. Los premios Darwin se otorgan
a aquellas personas que ayudan a mejorar el patrimonio genético de la raza humana
mediante el procedimiento de autoeliminarse antes de tener descendencia. Son
premios que se otorgan a gente que se mata por ser estúpida, incompetente o
insensata. Como ejemplos punteros de premios Darwin destacan el terrorista que
envió una carta bomba que le fue devuelta por franqueo insuficiente y la abrió,
o aquel otro tipo que, deseando mostrar lo resistentes que eran las ventanas de
su despacho en la vigésima planta, cargó contra ellas en presencia de sus
invitados, rompiéndolas y cayendo al vacío.
Dentro de los premios, están las menciones honoríficas a
gente que no se ha matado pero que podría haberlo hecho por cometer una
estupidez. Mi favorito es el hombre que ató muchos globos de helio a su
tumbona, para hacer vuelo aerostático casero. Por si acaso, subió consigo una
escopeta de aire comprimido para ir pinchando los globos cuando quisiera descender.
Pero había medido mal el empuje de tantos globos, y cuando se quiso dar cuenta
tras cortar el cable, estaba a varios cientos de metros de altura, llevado por
las corrientes de aire. Acabó entrando en la zona de aproximación del
aeropuerto de Los Ángeles, y siendo detenido cuando por fin se decidió a
empezar a pegarles tiros a los globos para descender.
Una vez que uno se va introduciendo en el ambiente de los
premios, comienzan a surgir las dudas filosóficas -y espinosas- sobre los
mismos. ¿Un suicida es acreedor a un premio Darwin? No, en principio, porque para
ganar un premio Darwin es condición necesaria no desear la muerte sino
exponerse a ella de manera estúpida. ¿Un niño es candidato a un premio Darwin?
Sólo si los demás niños consideran que lo que hacía era una estupidez…
Otra pregunta que me surge es la veracidad de muchas de las
historias. Los Darwin no son especialistas en leyendas urbanas, y, según
cuentan en su página, no necesitan mucho para conceder validez a una historia.
Por ejemplo, hablan de un robo en Madrid el 11 de marzo de 2003 en el que los
ladrones salieron disparando balas de fogueo, y la policía se los cepilló
rápidamente. ¿Alguien se acuerda de esta noticia? Pues ellos la han dado por
cierta porque la leyeron en Terra Perú. Bastante insuficiente, a mi gusto.
En cualquier caso, los premios Darwin son una idea
estupenda, y seguro que harán pasar un buen rato al lector más avezado.
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