Santa Clara y los cuerpos opacos
(Un texto de Guillermo Fatás en el Heraldo de
Aragón del 8 de febrero de 2015)
Santa Clara fue proclamada patrona de la televisión en 1958
porque en el siglo XIII vio una escena distante a través de cuerpos opacos.
No es
un dato muy sabido que la patrona católica de la televisión es la noble dama
italiana Clara Offreduccio di Favarone, a la que la mayoría de los occidentales
llaman santa Clara. Esta aristocrática joven fue entregada seguidora de
Francesco Bernardone, diez o doce años mayor y, como ella, nacido en Asís. Es
más conocido como san Francisco de Asís. [El 14 de febrero]
es el aniversario de este patrocinio canónico otorgado a una mujer que veía en
la pared de su celda sucesos distantes. Como la proclamación fue el día 14, ahora
todo se lo lleva el formidable negocio de san Valentín.
Pobre y milagrosa
Clara
llevó una vida santa, llena de enfermedades y privaciones. Vivía deseosa de no
tener nada de nada, lo que siempre ha sido algo raro entre humanos. Tanto
ansiaba la penuria, que consiguió del papa un peculiar documento, llamado 'Privilegio
de pobreza', por el cual el jefe de la Iglesia católica accedía a la pretensión
de esta mujer, que era la cabeza de un convento paupérrimo. Vivían sus monjas
del trabajo casero y de la mendicidad.
Los
patrocinios católicos de Clara son abundantes. Algunos la relacionan, incluso,
con la meteorología y por eso, de tiempo en tiempo, es noticia en las
televisiones rosáceas (o sea, en todas), que una novia de postín ha llevado una
docena de huevos a un convento de clarisas, para obtener la mediación de la
santa y que no llueva el día de su boda. […]
Clara
fue mujer decidida. Sus hagiógrafos cuentan cómo detuvo a ciertas tropas
enemigas que no traían nada bueno. Una de esas ocasiones aún se conmemora en Italia.
Andaban entonces a la zarpa la greña el Papado y el Imperio, por ver quién era
mayor potestad en la Tierra. A menudo dirimían la querella mediante el acreditado
método de la fuerza, echando mano de todo lo que podían para convencer al otro
a lanzadas y flechazos. El papa, apoyado en sus socios 'güelfos', excomulgaba a
los soldados del emperador y de sus aliados 'gibelinos', para que flaquearan
ante el general temor al fuego eterno. Por eso se dice que el emperador
Federico II -por cuyo linaje vendría luego a la Casa de Aragón gran parte de
sus posesiones en Italia-, hombre de agudeza y recursos, contrató a una tropa
de arqueros mahometanos, a quienes se les daba una higa de las excomuniones papales.
Los fieles a Mahoma, por orden de Federico, devastaron en 1234 el valle de
Espoleta y se preparaban para tomar y saquear Asís cuando la aparición de
Clara, que esgrimía ante ellos el copón eucarístico, los puso milagrosamente en
desbandada.
En
España tuvo y tiene muchos devotos. A españoles se debe la coqueta ciudad californiana
de Santa Clara, que nace de la actividad de frailes franciscanos en el siglo
XVIII y cuyo convento, precisamente, es el escudo de la ciudad; o Santa Clara
en Cuba, un siglo más antigua y de fundación laica, pero que aún conmemora el lugar,
bajo un tamarindo, donde se celebró la primera misa.
La patrona de la tele
El caso
es que, según la tradición, «en Asís, una noche de Navidad, Clara, en cama en
su convento por enfermedad, oyó los cánticos fervientes que acompañaban las
sagradas ceremonias y vio el pesebre del Niño Divino como si estuviera personalmente
presente en la iglesia franciscana», que estaba lejos de su convento. Las
palabras entre comillas son de Pío XII, y figuran en una Carta Apostólica suya
de 1958 por la que explicaba su decisión: «De ciencia cierta y tras madura
reflexión, en virtud de la plenitud del poder Apostólico, por esta Carta y para
siempre, Nos hacemos, constituimos y declararnos a Santa Clara, virgen de Asís,
celeste patrona ante Dios de la Televisión».
El milagro
de Clara no fue ver a distancia. En realidad, nuestra visión es siempre tele-visión
(visión a distancia). Vemos a distancia y en eso consiste la vista. No hay nada
raro en poder ver cosas incluso a millones de kilómetros, como las estrellas. El
bonito milagro de Clara es que vio cosas distantes, pero a través de cuerpos
opacos, atravesando las paredes con la vista. Como Supermán.
Patrocinios venideros
Es
patrona de la televisión (aunque esta lo ignore francamente), pero también de
bordadoras, lavanderas y planchadoras. La idea es
si podría declarársele además patrona del Justicia y de la Cámara de Cuentas,
tan necesitadas ambas instituciones como están, según se va comprobando a cada paso,
de poder penetrar con su visión los cuerpos opacos, para poder enterarse de lo
que se oculta tras los espesos y altos muros que nos tienen la mayor parte del tiempo
como si fuéramos ciegos. Patrocinio clariso que podría extenderse a los
juzgados en general […]. Que santa Clara los ampare a todos. Y Supermán.
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