Grace Hopper: la madre del ordenador personal
(Un texto de Manuela Giménez en el XLSemanal del 27 de septiembre de 2015)
La
llamaban la “asombrosa Grace”. Fue una matemática brillante, inventora
de un lenguaje de programación rompedor y, por primera vez, fácilmente
comprensible. Gracias a ella y a otras pioneras de la informática
nacieron ordenadores de masas.
David
Letterman la presenta como «la reina del ‘software’» y ella asiente.
Luego le pregunta: «¿Cómo sabía usted tanto de ordenadores?», y ella
contesta: «No sabía tanto de ordenadores porque solo había uno».
Grace
Hopper tenía en esa entrevista casi 80 años (nació en 1906). La gran
estrella de la televisión David Letterman no disimuló su absoluta
admiración por esa mujer menuda, de pelo blanco y grandes gafas, que era
entonces una celebridad en el mundo de la informática y en la Marina de
los Estados Unidos. Todos la llamaban Amazing Grace, la ‘asombrosa
Grace’.
En la tele,
Grace demostró su gran sentido del humor (dijo que lo más difícil de
pasar de la vida militar a la civil era encontrar pantis tan buenos como
los de la Armada). Y, por supuesto, dejó notar su portentosa
inteligencia. Grace Hopper es una pionera de la informática; sus
contribuciones han sido cruciales en la programación. Fue ella quien
trabajó para que el lenguaje de los ordenadores fuera más accesible y
menos numérico.
Era Grace
una mente incansable. En el programa de Letterman explicó de una manera
gráfica, utilizando trozos de cable, el concepto de nanosegundo. Contó
que a su edad seguía levantándose a las cinco de la mañana para estar a
las siete en su despacho, dándole vueltas a problemas relacionados con
ordenadores.
Aquella aparición televisiva del año 1986 fue un
reconocimiento a una mujer excepcional. Grace y otras mujeres como Mary
Allen Wilkes y Adele Goldberg hicieron una labor crucial que por fin se
empieza a reconocer y celebrar. Fueron pioneras y son desconocidas fuera
del ámbito de la informática. Cuando Grace apareció en la tele, podría
comprenderse este ninguneo porque entonces prácticamente ningún
espectador estaba en condiciones de entender en qué consistían los
méritos de Hopper: en 1986 había en el mundo tantos ordenadores
domésticos como teléfonos en la Alemania comunista. Es decir, muy pocos.
Una idea brillante
Pero ahora ya no hay duda: el trabajo de la brillante Grace Hopper supuso un paso decisivo en el acercamiento entre el ser humano y el ordenador.
Rodeada de jóvenes tan inteligentes como cuadriculados, fue ella la
que, a finales de los años cuarenta, tuvo la idea genial de escribir los
programas para las computadoras en un lenguaje que resultase
comprensible. Grace Hopper trabajó con los ordenadores Univac, que solo
entendían el lenguaje de ceros y unos. Decidió cambiar aquello y fijó
las bases del COBOL (Common Business Oriented Language), que todavía
utilizan ordenadores de bancos y empresas para llevar la contabilidad.
Grace Hopper se refería a este concepto como la ‘educación’ del
ordenador.
Dijo con orgullo que su mayor logro tras décadas de trabajo intenso
había sido «los jóvenes a los que instruí». Ese mensaje concuerda con lo
que ella siempre repetía a sus discípulos: «Un barco está a salvo en
tierra, pero no es para eso para lo que fue construido. Sed buenos
barcos. Salid a navegar al mar y haced cosas nuevas».
Ella lo hizo, desde luego. Innovó y osó adentrarse por nuevos terrenos.
Sin Hopper y las mujeres que la siguieron es muy probable que los
ordenadores nunca hubiesen llegado a convertirse en productos de masas.
Son heroínas domésticas de la historia de la informática. Han sido
profesionales del ordenador personal, pero han quedado en un segundo
plano, a la sombra de iconos como el cofundador de Microsoft Bill Gates o
del antiguo presidente de Apple, Steve Jobs. A pesar de ello, sus
descubrimientos y aportaciones no son menos fascinantes que los de
muchos de esos tipos que empezaron trasteando en un garaje de Silicon
Valley.
Amas de casa
Mary Allen
Wilkes ahora con 78 años, por ejemplo, ya brillaba en el campo de los
ordenadores en una época en la que a las mujeres todavía se las
bombardeaba con el ideal del ama de casa perfecta. Pero eso era algo que
no iba con ella: en los años sesenta, Wilkes escribió la programación de un aparato adelantado a su tiempo: el Laboratory Instrument Computer (Linc).
Este ordenador era mucho más pequeño que los gigantescos armarios que
por aquel entonces las empresas usaban para cuestiones como la
contabilidad de los salarios; además, el Linc ya se podía controlar
mediante una pantalla y un teclado. Wilkes hizo instalar un prototipo en
la casa de sus padres y solía quedarse hasta tarde en el sofá
trabajando en la programación de la máquina. El resultado de tanto
esfuerzo se tradujo a finales de los sesenta en un producto
especialmente fácil de utilizar. Tiempo después, los expertos definieron
el Linc como el primer ordenador personal, aunque para tener uno había
que estar dispuesto a pagar 40.000 dólares.
Pocos años más tarde, pero todavía antes del fulgurante surgimiento de Apple y Microsoft, Adele Goldberg (con más de 70 años en la actualidad) desarrolló en un laboratorio experimental de la empresa Xerox una forma de comunicación mucho más sencilla.
En lugar de
columnas de letras y números, en la pantalla aparecían ahora gráficos,
símbolos y ventanas, es decir, el origen de la interfaz gráfica de
usuario. Por desgracia para Goldberg, Xerox era una marca especializada
en fotocopiadoras que no estaba muy interesada ni en los ordenadores ni
en la innovación. Sin embargo, un tal Steve Jobs se quedó tan
impresionado durante una demostración que no dudó en adoptar ese sistema
para su empresa. Poco después, Apple alcanzó el éxito con su
revolucionario concepto de pantalla.
La carrera
profesional de estas pioneras también pone de manifiesto que un gran
talento no siempre conduce a un gran éxito. Mary Allen Wilkes acabó
dejando su trabajo en la industria de la programación, estudió Derecho y
se convirtió en abogada. Tras su frustrante experiencia en Xerox, Adele
Goldberg creó su propia empresa, con un éxito moderado. Grace Hopper
tampoco pasó a los libros de Historia por ser la primera mujer al frente
de una empresa de ordenadores. Prefirió reafirmarse una vez más en un
mundo de hombres y sirvió como comodoro en la reserva de la Marina de
Estados Unidos hasta su retiro, a una edad muy avanzada.
Algunas notas
El Mark I fue el primer ordenador electromecánico. Grace trabajó con él en Hardvard y en la Armada, donde se utilizó para cálculos de artillería en la guerra.
Grace
estudió Física y Matemáticas (es doctora por Yale) Curiosamente, en 1969
fue nombrada Hombre del Año en ciencias de la computación. En informática es muy popular; se le atribuye el uso del término 'bug' para referirse a un error de 'software'.
Ingresó en
la Armada en plena Segunda Guerra Mundial. Se retiró en 1986, como la
oficial de mayor edad del país: era contraalmirante y tenía 80 años. Un destructor de la Armada lleva su nombre: se llama USS Hopper pero lo conocen como 'Amazing Grace'.
Logró un programa de compilación que traducía las instrucciones emitidas en inglés en un lenguaje de programación. Fue muy rompedor: "los seres humanos son alérgicos a los cambios. Les encanta decir 'Siempre lo hemos hecho así'. Trato de luchar contra eso", explicó Grace.
Las mujeres que inspiraron a Steve Jobs
Adele Goldberg
Trabajaba
en los años setenta en el centro de investigación de Xerox en
California. Tuvo la idea de utilizar gráficos e imágenes como
interfaces. Steve Jobs pidió una demostración y Adele se negó, pero sus
jefes la obligaron a mostrar al genio de Apple sus proyectos. Luego,
Jobs los utilizó para crear el mítico Macintosh.
Mary Allen Wilkes
Es la madre
del Linc, el primer ordenador personal de la Historia. Estudió
Filosofía y Teología y quiso estudiar leyes, pero le dijeron que eso no
era «cosa de mujeres». Entonces entró a trabajar en la programación de
ordenadores. En 1975, además, se graduó como abogada en Harvard. Tiene
77 años.
Etiquetas: En femenino, Grandes personajes
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