Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

viernes, octubre 27

Kevlar, la fibra que resiste lo que le echen


(Un texto de Ángel Gavin en el suplemento Tercer Milenio del Heraldo de Aragón del 20 de junio de 2017)

SALVAR VIDAS CON UNA FIBRA
De niña quiso ser diseñadora. En su juventud, médico. Descubrió su pasión como reputada científica, consiguiendo con uno de sus descubrimientos que se fabriquen prendas que salvan vidas. No se puede negar que la historia tiene su encanto. Vocación, talento, intuición y serendipia. Y, de fondo, la lucha de las mujeres por hacerse presentes en el mundo de la ciencia y el I+D.

No sabemos qué hubiera sido de Stephanie Kwolek en el caso de haber sido médico o diseñadora. O si hubiera hecho caso a los consejos de sus padres (¡de todos los padres!) cuando le inculcaron que «lo que ya no vale se tira». Pero el caso es que descubrió en 1965 el kevlar, un material muy ligero y resistente que forma parte de más de 200 aplicaciones incluyendo los chalecos antibala.

MUÑECAS, CIENCIA Y MEDICINA
Stephanie Kwolek nació en 1923 en Estados Unidos, en el seno de una familia de inmigrantes polacos. Su padre murió cuando ella tenía tan solo 10 años, pero le inculcó el amor por la naturaleza. Por influencia de su madre. Como muchas niñas, pasaba largas horas diseñando vestidos para sus muñecas y, en el colegio, Stephanie destacaba en las asignaturas de Ciencias y Matemáticas, y estudió Química en la universidad.

Su vocación era la medicina, pero, al no poder costearse los estudios, en 1947 aceptó una oferta de empleo de un laboratorio de I+D de la empresa Dupont. No era fácil para una mujer trabajar en un puesto de esas características, aunque la Segunda Guerra Mundial abrió el mercado laboral a las mujeres estadounidenses por la gran cantidad de hombres que luchaban en el frente. Por otro lado, Du Pont había cosechado grandes éxitos, como el descubrimiento del nailon en 1935 (otra historia de innovación que merece ser contada). Existía por tanto en la compañía no solo el caldo de cultivo, sino también los medios y recursos para fomentar la investigación pura en nuevos materiales.

En 1950 Kwolek recibió un premio por idear cómo producir nailon en un matraz a temperatura ambiente, en un experimento que se puede reproducir fácilmente incluso en un aula.

EL DESCUBRIMIENTO DEL KEVLAR
En 1964 Dupont decidió redoblar esfuerzos en busca de un nuevo tipo de fibras más ligeras y resistentes que el nailon, capaces de aguantar en condiciones extremas con objeto de usarlas en la fabricación de neumáticos, buscando el ahorro de combustible. Se asignó a Kwolek la dirección del equipo de I+D que se encargó de tal cometido.

Las soluciones de polímeros para la formación de fibras que se usaban hasta entonces eran de color transparente. Los investigadores descartaban soluciones que no se correspondían con este aspecto. Stephanie Kwolek tuvo la visión e intuición de tratar de hilar una de esas soluciones, de aspecto lechoso e irisado (opalescente), para estudiar sus propiedades. Tuvo que convencer a algunos colegas del laboratorio para poder hacer la prueba, pero el resultado fue espectacular. La fibra obtenida era más resistente que el nailon (no se rompía en condiciones donde este sí lo hacía) y cinco veces más fuerte que el acero. Todo esto, junto con el hecho de que es capaz de soportar altas temperaturas, lo hacía ideal para construir equipos ligeros y resistentes.

Dupont vio enseguida la importancia del descubrimiento. En un claro ejemplo de la diferencia que existe entre el I+D (el descubrimiento de las fibras de kevlar) y la innovación (la búsqueda de aplicaciones y su explotación en el mercado), formó un equipo que se encargara de esto último. Y lo consiguieron: el kevlar forma parte de equipos de protección personal, vehículos, aviones, equipación deportiva y un larguísimo etcétera.

Kwolek continuó en Dupont hasta su jubilación en 1986, recibiendo numerosos reconocimientos nacionales y teniendo registradas hasta 28 patentes. En su vejez transmitió la pasión por la investigación científica entre los jóvenes. En sus propias palabras, «de niña no tuve ningún contacto con la ciencia, y es increíble que haya llegado a ser una química y científica. Les digo a los jóvenes que tengan metas muy altas. No puedo pensar en un orgullo más grande que el de haber inventado algo». El 18 de junio se cumplieron tres años de su fallecimiento.

Etiquetas: , ,