Kevlar, la fibra que resiste lo que le echen
(Un
texto de Ángel Gavin en el suplemento Tercer Milenio del Heraldo de Aragón del
20 de junio de 2017)
SALVAR VIDAS CON UNA FIBRA
De niña quiso ser diseñadora. En su juventud,
médico. Descubrió su pasión como reputada científica, consiguiendo con uno de
sus descubrimientos que se fabriquen prendas que salvan vidas. No se puede
negar que la historia tiene su encanto. Vocación, talento, intuición y
serendipia. Y, de fondo, la lucha de las mujeres por hacerse presentes en el mundo
de la ciencia y el I+D.
No sabemos qué hubiera sido de Stephanie
Kwolek en el caso de haber sido médico o diseñadora. O si hubiera hecho caso a los
consejos de sus padres (¡de todos los padres!) cuando le inculcaron que «lo que
ya no vale se tira». Pero el caso es que descubrió en 1965 el kevlar, un
material muy ligero y resistente que forma parte de más de 200 aplicaciones incluyendo
los chalecos antibala.
MUÑECAS, CIENCIA Y MEDICINA
Stephanie Kwolek nació en 1923 en Estados
Unidos, en el seno de una familia de inmigrantes polacos. Su padre murió cuando
ella tenía tan solo 10 años, pero le inculcó el amor por la naturaleza. Por
influencia de su madre. Como muchas niñas, pasaba largas horas diseñando
vestidos para sus muñecas y, en el colegio, Stephanie destacaba en las
asignaturas de Ciencias y Matemáticas, y estudió Química en la universidad.
Su vocación era la medicina, pero, al no
poder costearse los estudios, en 1947 aceptó una oferta de empleo de un
laboratorio de I+D de la empresa Dupont. No era fácil para una mujer trabajar
en un puesto de esas características, aunque la Segunda Guerra Mundial abrió el
mercado laboral a las mujeres estadounidenses por la gran cantidad de hombres
que luchaban en el frente. Por otro lado, Du Pont había cosechado grandes éxitos,
como el descubrimiento del nailon en 1935 (otra historia de innovación que
merece ser contada). Existía por tanto en la compañía no solo el caldo de
cultivo, sino también los medios y recursos para fomentar la investigación pura
en nuevos materiales.
En 1950 Kwolek recibió un premio por idear
cómo producir nailon en un matraz a temperatura ambiente, en un experimento que
se puede reproducir fácilmente incluso en un aula.
EL DESCUBRIMIENTO DEL KEVLAR
En 1964 Dupont decidió redoblar esfuerzos en
busca de un nuevo tipo de fibras más ligeras y resistentes que el nailon,
capaces de aguantar en condiciones extremas con objeto de usarlas en la fabricación
de neumáticos, buscando el ahorro de combustible. Se asignó a Kwolek la
dirección del equipo de I+D que se encargó de tal cometido.
Las soluciones de polímeros para la formación
de fibras que se usaban hasta entonces eran de color transparente. Los
investigadores descartaban soluciones que no se correspondían con este aspecto.
Stephanie Kwolek tuvo la visión e intuición de tratar de hilar una de esas
soluciones, de aspecto lechoso e irisado (opalescente), para estudiar sus
propiedades. Tuvo que convencer a algunos colegas del laboratorio para poder
hacer la prueba, pero el resultado fue espectacular. La fibra obtenida era más
resistente que el nailon (no se rompía en condiciones donde este sí lo hacía) y
cinco veces más fuerte que el acero. Todo esto, junto con el hecho de que es
capaz de soportar altas temperaturas, lo hacía ideal para construir equipos
ligeros y resistentes.
Dupont vio enseguida la importancia del
descubrimiento. En un claro ejemplo de la diferencia que existe entre el I+D
(el descubrimiento de las fibras de kevlar) y la innovación (la búsqueda de aplicaciones
y su explotación en el mercado), formó un equipo que se encargara de esto
último. Y lo consiguieron: el kevlar forma parte de equipos de protección personal,
vehículos, aviones, equipación deportiva y un larguísimo etcétera.
Kwolek continuó en Dupont hasta su jubilación
en 1986, recibiendo numerosos reconocimientos nacionales y teniendo registradas
hasta 28 patentes. En su vejez transmitió la pasión por la investigación científica
entre los jóvenes. En sus propias palabras, «de niña no tuve ningún contacto
con la ciencia, y es increíble que haya llegado a ser una química y científica.
Les digo a los jóvenes que tengan metas muy altas. No puedo pensar en un
orgullo más grande que el de haber inventado algo». El 18 de junio se
cumplieron tres años de su fallecimiento.
Etiquetas: En femenino, Grandes personajes, Innovando que es gerundio
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