Nicanor y Sun
(Un texto de Antón Castro en el Heraldo de Aragón del 7 de
septiembre de 2014)
El [5
de septiembre de 2014] el poeta chileno Nicanor Parra, el antipoeta por excelencia, cumplió cien años, vivo y coleando,
con esa memoria prodigiosa,
tan pródiga en andanzas, palabras y amores. La vida
sentimental de Parra es más intensa, si cabe, que su lírica. Amó a muchas mujeres
y lo hizo de manera tumultuosa, con heridas de sangre, pasión y odio. Amó, y a menudo en
relaciones disparejas, a Nuri Toca, Ana Troncoso, Inga Palmer, Stella
Díaz Varín, Rosa Muñoz, Ana María Molinare (ella, tan estilosa, acabó
suicidándose) o Andrea Lodeiro.
He dejado
al margen uno de sus grandes amores: la sueca Sun Axelsson (1935-2011),
presentada en los cuadernos poéticos de Tarazona por Francisco Uriz y luego, en
Zaragoza, en Libros del Innombrable, por Marina Torres, que tradujo su poemario 'Arena'.
Sun
hizo muchas cosas: escribió poesía,
teatro, novela, memorias, fue crítica de cine. En 1959, cuando era estudiante, conoció a Nicanor Parra,
21 años mayor que ella. Se encendió el volcán: ella, en aquellos días, lo mantuvo,
lo acogió en su cuarto de estudiante y vivieron
unos meses inolvidables. Diría después que Nicanor Parra era «un profesor estricto» y «un amante dulce»; también le
reconocería cierta condición de genio y en su libro 'La estación de la noche' lo calificaría de «increíble, celoso y
brusco».
Nicanor Parra se marchó a Chile, donde lo esperaba su esposa, la sueca Inga
Palmer, y le mandó a Sun muchas cartas de amor y de ardor. Al final, rendida a
la explosividad del deseo, la joven partió hacia el país y apareció por Las Cruces donde vivía el poeta. Inga se había enterado del 'affaire'
y le hizo la vida un poco más amarga; él acogió de malos modos a su joven
amante y la encerró en una casa, en un
claro caso de 'absorción posesiva'. Cuando estaba muy enferma, sería Violeta Parra -que se suicidaría por desamor
y por cierta sensación de fracaso- quien la trasladaría a un hospital. Allí se sanó Sun. Tradujo a poetas chilenos, entre ellos a Neruda,
y regresó a Suecia. A veces, recordaba
cuando a ella y a Nicanor les animaba el placer
de vivir y recordaba que, pese a todo, ella
no se oponía ni se había opuesto al Nobel para Parra.
Etiquetas: libros y escritores
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home