Beulah Louise Henry, la inventora de la vida cotidiana
(Un texto de David Valera en el Heraldo de Aragón del 29 de
octubre de 2017)
La
estadounidense Beulah Louise Henry fue una de las creadoras más prolijas de la historia,
con avances en objetos comunes como los paraguas, los juguetes o las máquinas de
escribir.
La Real
Academia de la Lengua Española define 'inventar' en su primera acepción como «hallar
o descubrir algo nuevo o no conocido». Pero para que ese hallazgo tenga éxito habría
que añadir que se le sepa encontrar una utilidad y, por supuesto, debe contar con
la dosis de suerte precisa para que sea aceptado y valorado por la sociedad de época.
En caso contrario esta condenado al ostracismo.
Sin
embargo, algunos genios consiguen repetir esa formula exitosa una y otra vez y
dedican toda su vida a crear multitud de avances. Sin
duda, entre los mayores inventores de la historia se encuentran mentes tan
brillantes como las de Leonardo Da Vinci o Thomas Edison. Pero en esos puestos
de honor también hay que dejar espacio para Beulah Louise Henry. Esta mujer
logró más de un centenar de inventos y 49 patentes, la gran mayoría pensados
para facilitar el día a día de la creciente clase media. No en vano, fue
conocida como Lady Edison por emular la prolija creación del empresario
estadounidense. Pero a diferencia de Edison, Louise Henry no logró el reconocimiento
que correspondía a una vida entera dedicada a tratar de mejorar los aspectos más
cotidianos de las personas.
Beulah
Louise nació en 1887 en la ciudad estadounidense de Raleigh, en Carolina del
Norte. Su familia era de clase alta. De hecho, era nieta de un gobernador de su
estado natal y descendiente de uno de los padres fundadores de EE. UU. (Patrick
Henry). Esta situación económica holgada le permitió una educación privilegiada.
A esto se unió su capacidad innovadora, lo que le ayudó a plasmar desde muy
pronto sus inventos.
De esta
forma, siendo una adolescente ya fue capaz de desarrollar algunos diseños y
bocetos de artilugios. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que Louise Henry
no recibió una formación científica. Por tanto, todos los inventos que desarrolló
fueron gracias a un aprendizaje sobre mecánica autodidacta.
Pero
sus esfuerzos tuvieron pronto recompensa. Así, en 1912 logró la primera patente.
Consistía en una heladera. En concreto, la principal novedad de la maquina es
que tenía una cámara congeladora que permitía hacer esta tarea de forma rápida
y eficaz.
Sin
embargo, la mente inquieta de Beulah Louise hizo que inmediatamente después llegaran
nuevos ingenios. Así, en 1913 obtuvo una nueva patente por un bolso con
cubiertas intercambiables, lo que permitía que fuese utilizado con distintas prendas
de diferentes colores sin necesidad de desprenderse de él. Asimismo, el bolso
era muy flexible para que se introdujeran con facilidad los artículos de
compra. Ese mismo año patentó un parasol con un mango desmontable que podía
utilizarse como estuche de maquillaje.
PRIMER GRAN ÉXITO. Precisamente, los paraguas
fueron una de las fuentes de inspiración para Beulah Louise. Así, en 1921
desarrolló uno de estos artículos que permitía intercambiar sus telas por otras
de distintos colores sin que eso afectara a la protección contra la lluvia. Este
avance tuvo muy buena acogida y
propició que
Beulah Louise fundase una empresa para comercializar el producto. Fue el primer
gran éxito de su prolija carrera inventora. Esta demanda de paraguas
intercambiables le valió ser nombrada por las revistas especializadas como una
de las inventoras del año.
El
siguiente paso fue desarrollar una muñeca-radio, es decir, un juguete que pudiera
hablar. Hay que tener en cuenta que la experiencia en este tipo de artilugios era
grande. De hecho, en el siglo XIX ya se patentaron varias muñecas capaces de reproducir
algunas palabras según se apretara un brazo u otro. La novedad de Beulah Louise
era que introducía un sistema de radio interno con el que se podía sintonizar
los distintos diales.
Durante
los siguientes años desarrolló más inventos relacionados con los juguetes. Ya
en la década de los treinta, patentó una máquina de coser cuyo avance consistía
en que las agujas actuaban por las dos partes del tejido. Su actividad prosiguió
con artilugios para reducir el ruido de las máquinas de escribir. Su última patente
estuvo relacionada con los sobres. Tenía 83 años. Finalmente falleció en 1973.
Etiquetas: En femenino, Grandes personajes, Innovando que es gerundio
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