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jueves, enero 30

Verduras y hortalizas: lo que ahora tiras puede curarte

(Un texto de A. Paris en la revista Mujer de Hoy del 29 de septiembre de 2018)

Las partes que desechamos en la cocina de nuestras verduras y hortalizas favoritas son ricas en principios activos beneficiosos para combatir los achaques. ¿Sabes cómo sacarles provecho?

Las terapias naturales nos llaman la atención. Según el barómetro elaborado en febrero por el CIS, más de la mitad de los españoles ya conoce los beneficios que aportan a su salud disciplinas como el yoga, la acupuntura o la meditación. Por supuesto, los remedios a base de plantas medicinales forman parte de ese listado y el 71% de los encuestados acude a ellas para problemas puntuales. Pero a todos se nos olvida que nuestra despensa también es una fuente de remedios saludables, y lo mejor de todo es que para aprovecharla no hace falta dejarse el presupuesto: basta con aprovechar la parte de las frutas y verduras que solemos desechar cuando cocinamos. ¿No te lo crees? Pues di adiós al despilfarro y descubre el poder de los remedios más naturales y ecológicos.

Bolsitas de té usadas para tus ojos
Ya tienes claro el poder antioxidante del té verde y la gran cantidad de polifenoles que aportan a tu dieta. Lo que quizá no tengas en cuenta es que muchas de esas virtudes siguen presentes en las bolsitas de té usadas que desprecias después de hacerte tu infusión matutina. Es hora de aprovecharlas.

La receta: si tienes los ojos hinchados o rojos, prepara un té con dos bolsas, escúrrelas y ponte una en cada ojo durante 15 minutos. Sus taninos te ayudarán a rebajar la inflamación.

Un plus: si tienes fiebre, tómate un té poco cargado. Sus componentes te refrescarán y te ayudarán, además, si tienes revuelto el estómago.

Coles para tu estómago... y tu esguince
La familia de las coles ofrece múltiples ventajas para nuestra salud. Todas ellas son ricas en vitamina U, un micronutriente que ayuda a proteger nuestra mucosa intestinal, de hecho, es capaz de eliminar o disminuir la población de la Helicobacter pylori, una bacteria que, si prolifera, puede provocar úlceras en el estómago.

La receta: usa la parte central de la col (nervio central incluido) para hacerte un zumo con ayuda de la licuadora. Si bebes de 50 a 200 cc de este jugo a diario reforzarás la salud de tu estómago y disminuirás la población de Helicobacter.

Un plus: también puedes usar las hojas exteriores de una col blanca o verde (esas que ibas a desechar porque son demasiado duras para cocinarlas) para hacer un remedio antidolor si te has hecho daño en una rodilla o un esguince en el tobillo. Para ello retira el nervio central de algunas de esas hojas exteriores y aplástalas con un rodillo para extraer los ingredientes activos. Coloca este fluido encima de dos o cuatro hojas de col y ponlas sobre la articulación dolorida. Mantén las hojas en su sitio envolviéndolas con film transparente, pero sin apretar. Mantén así dos horas.

Alcachofa como cura détox
Para cocinar solemos emplear los corazones de alcachofa y despreciar las hojas exteriores. Pero incluso estas tienen mucho que ofrecer si queremos, por ejemplo, hacer una puesta a punto a nuestro hígado después de una temporada de excesos alimenticios. Sus buenos resultados derivan de que estas hojas contienen tres ácidos de efecto diurético: málico, cítrico y tartárico que aumentan la secreción de bilis.

La receta: sumerge 50 g de hojas exteriores durante 15 minutos en 1 litro de agua hirviendo. Puedes usar esta decocción para tu cura détox a razón de tres tazas al día durante una semana.

Un plus: si no te desagrada su sabor, otro remedio es secar las hojas exteriores y hacer una decocción con ellas que puedes conservar en la nevera. Si tomas de 10 a 50 cl diarios de este líquido, tus venas y arterias te lo agradecerán porque sirve para prevenir la arterosclerosis.

Puerro contra el dolor de garganta
Ya sea porque te has resfriado, te has quedado afónica o tienes faringitis la parte verde del puerro, que normalmente deshechas, será tu tabla de salvación.

La receta: cuece esta parte del puerro en agua, cuela el caldo resultante y bébelo tibio durante un par de días para recuperar la voz. Otro remedio eficaz es exprimir las hojas verdes para extraer el jugo y mezclar con dos cucharadas de miel pura. Toma una cucharadita tres veces al día durante un par de días.

Un plus: no solo en las hojas reside el poder del puerro, las raíces también cuentan. Si las colocas cocidas en una compresa junto a algunas semillas de pimienta negra y haces una cataplasma caliente con la mezcla la puedes usar sobre la garganta durante 30 minutos y calmar así el dolor. Aunque no lo parezca estas pequeñas raíces contienen moléculas que ayudan a descongestionar las vías respiratorias.

Hojas de zanahoria anticomezón
Las zanahorias de la huerta, con sus largas hojas, no solo son más bonitas, es que esas hojas pueden salvarnos cuando nuestra piel se queja. La parte superior de esta hortaliza también es rica en betacarotenos, un poderoso antioxidante, y posee vitaminas B1 y B6 con propiedades antiinflamatorias capaces de calmar el picor de la piel, especialmente el que ha sido provocado por una picadura de mosquito.

La receta: pica las hojas finamente y envuélvelas en un paño o una compresa muy fina para aplicar como una cataplasma sobre la piel irritada hasta 15 minutos tres veces al día.

Un plus: puedes probar las hojas de zanahoria como enjuague bucal para calmar el dolor de las aftas bucales añadiendo un puñado de hojas picadas en un vaso grande de agua y manteniendo la mezcla 30 segundos en la boca antes de escupir.

Hojas de hinojo contra la tos
Otras que suelen terminar en la basura pero que pueden salvarte el invierno. Tradicionalmente el hinojo se emplea para favorecer el apetito, pero también es un buen aliado para acabar con la tos de origen bronquial.

La receta: no puede ser más sencilla. Solo tienes que hacerte una tisana con ellas y la parte verde del hinojo picada.

Un plus: otra de las virtudes de la infusión de hinojo es que facilita la digestión y limita la formación de gas. Si deseas usarlas para este fin, infusiona durante 10 minutos un puñado de hojas y/o 2/3 tallos en 50 cl de agua. Puedes beber cinco tazas al día de este remedio.

Piel de limón y adiós a los hongos
¿Notas la piel de tus tobillos y talones más gruesa, amarillenta o descolorida? ¿Te pica entre los dedos de los pies? La piel del limón te puede ayudar a eliminar estos síntomas a la perfección y de manera sencilla.

La receta: escoge un limón orgánico, pélalo y frota el interior blanquecino directamente sobre el área afectada al menos un par de veces al día durante una semana. Más sencillo, imposible.

Un plus: la corteza del limón es rica en ácido cítrico, una sustancia que se encuentra en algunos productos antimicóticos de los que encuentras en la farmacia y limita la proliferación de varios tipos de hongos.

Hueso de aguacate en las articulaciones
No solo la carne del aguacate es rica en ácidos grasos buenos para tu salud, el hueso que solo usas para que el guacamole no se oxide y después desprecias, también.

La receta: retira la película marrón que envuelve dos huesos de aguacate antes de machacarlos en un mortero y coloca el resultado en una pequeña botella de vidrio. Después rellena la botella con 100 g de aceite de oliva (bio y de primera presión en frío) y deja macerar la mezcla tres o cuatro días al sol. Filtra el líquido resultante y agrega un par de gotas de vitamina E. El aceite resultante lo puedes usar para masajear contracturas o articulaciones dolorosas. La mezcla se mantiene unos tres meses si la conservas protegida de la luz y lejos del calor.

Un plus: el hueso de aguacate contiene muchos aminoácidos y antioxidantes (flavonoides) que tienen una acción antiinflamatoria y que no vale la pena desechar. Otra manera de aprovecharse de él es pelarlo, dejar que se seque al sol e incluirlo, rallado, en nuestras recetas.

Ajo para ayudarte con el colesterol
Se te han quedado secos en la alacena y ya iban camino del cubo de restos orgánicos, pero no deberían acabar ahí, sino en tu botiquín. Sus más de 75 compuestos de azufre diferentes actúan como antiagregante plaquetario, lo que le convierte en un aliado contra el colesterol.

La receta: si no te ves capaz de tomar dos dientes de ajo crudos al día o deseas utilizar esos ajos que ya no te sirven para cocinar te recomendamos que elabores jarabe de ajos. Para hacerlo necesitas 400 g de ajos machacados, 400 cc de vinagre y 400 cc de agua. Mezcla los ingredientes y déjalos macerar durante cuatro días agitando el envase tres veces al día. Al cuarto día incorpora a la mezcla una cuarta parte de glicerina y deja reposar un día más. Filtra el resultado a través de un paño limpio y agrega 250 g de miel pura. Toma una cucharada al día.

Un plus: El ajo contiene alilcisteína, un aminoácido que ayuda a despegar la mucosidad de los bronquios, por lo que el remedio sirve tanto para cuidar tus niveles de colesterol como para la tos.

Con tus propias manos
En lugar de tirar las huesos de cereza te ofrecemos otra opción: que los guardes hasta reunir un kilo y, entonces, te confecciones una bolsa de calor artesanal y 100% natural. Una vez tengas todos los huesos ponlos en una cacerola, agrega una cucharada de sal y 1/3 de vaso de vinagre. Lleva a ebullición de ocho a 15 minutos. Después enjuaga de nuevo los huesos, que ya estarán desinfectados, y déjalos secar al sol durante dos días. Entonces mételos en una bolsa de tela y cuando la necesites porque, por ejemplo, tienes tortícolis, caliéntala brevemente en el microondas antes de aplicarla en el lugar donde te duele.

Una cura de belleza
¿Te han regalado rosas y se están secando? Pues aprovecha la oportunidad para hacer una buena provisión de remedios naturales gracias a esos pétalos marchitos. Por ejemplo, la infusión de 30 g de pétalos de rosa (sumergidos durante cinco minutos en agua muy caliente) sirve como tratamiento para las bolsas de los ojos si empapas un par de gasas estériles en esa solución y las colocas en los párpados.

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