La lonja de Zaragoza
(Leído en la revista del concesionario Audi de 2009)
La
lonja de Zaragoza se considera uno de los monumentos importantes de la arquitectura
civil del Renacimiento aragonés.
El
Concejo de la ciudad, decidió el 18 de febrero de 1541, emprender la construcción de un edificio civil
destinado al intercambio de mercancías, atendiendo a los ruegos de los
comerciantes y del propio Arzobispo don Hernando de Aragón, que trataba de
evitar que los negocios se efectuaran en la Seo y en otras iglesias.
De
entre las muchas propuestas recibidas la obra fue adjudicada al arquitecto de la
Diputación del Reino, Juan de Sariñena, persona que ya gozaba de una gran reputación
por haber intervenido en la construcción de la Torre Nueva y en la Catedral de
Barbastro.
El
edificio es de planta rectangular con influencia del palacio florentino del renacimiento
italiano, aunque con la personalidad del mudéjar aragonés. Dispone de tres
naves de igual altura, separadas por columnas anilladas. Es un interior diáfano
que se cubre con bóvedas de crucería estrellada, de sección rebajada, y con las
claves de madera dorada y pintada muy desarrolladas, típicas de la región, eran
el cubrimiento común de los grandes espacios de la época.
La
construcción se hizo con la técnica de rejola y aljez (ladrillo con argamasa de
yeso), al modo de la tradición de los alarifes mudéjares. La piedra, escasa y
de mala calidad en un amplio entorno, sólo se usaba esporádicamente y cuando era
ineludible.
La
fachada aparece dividida en dos partes separadas por un friso de rectángulos verticales
rehundidos apoyados en una moldura decorada con dentículos. En el piso superior
dispone de una airosa galería de arcos dobles que alojan ventanas geminadas. En
el tímpano que forman los arquillos dobles, se coloca un medallón cerámica policromado
con retratos anónimos.
Remata
la fachada con un rafe o alero prominente, habitual cierre de las construcciones
civiles en la ciudad, es una obra original cuyo trazado armonizaba con las construcciones
colindantes. El amplio alero está tallado en madera y pone en evidencia la
flexibilidad y riqueza de soluciones de las creaciones en madera de los fusteros
zaragozanos. Son también destacables, por la clara esbeltez que le dan al edificio,
las cuatro pequeñas linternas, con decoración mudéjar de azulejos, en los cuatro
ángulos del edificio.
En
el interior la decoración tira hacia lo gótico y su diseño se le atribuye al
escultor Gil Morlanes el Joven. Encontramos relieves escultóricos en el derrame
del intradós de los ventanales, florones tallados y policromados, frisos escultóricos
de grutescos
y una banda epigráfica de caligrafía gótica escrita en castellano de la época, aunque
con bastantes aragonesismos, que reza:
SE
ACABO, LA QUAL Y CIUDAD TENGA DIOS DE SU MANO PARA QUE SIEMPRE SE EMPLEEN EN JUSTICIA.
PAZ Y BUEN GOBIERNO DELLA. ANYO DEL NACIMIENTG DE NUESTRO SENOR JESV CRISTO DE 1551.
CORREGNANTES DONYA JUANA Y DON CARLOS SU HIJO, REYES Y EMPERADORES NUESTEROS SENYORES.
Y JURADO DON FELIPE, HIJO DEL DICHO EMPERADOR, POR REY EN ESTE NUESTRO REYNO Y
REYNOS DE SPANIA, SIENDO JURADOS DESTA CIVDAD CARLOS TORRELLAS, JERONIMO ÇAPATA,
JUAN BVCLE METELIN, JUAN CAMPI Y JUAN DE ROBRES.
Entre
la cubierta y el tejado, existe un espacio, la falsa o desván, que sirvió de almacén
de armas: coseletes, arcabuces, picas y otros instrumentos defensivas que
guardaba el municipio. A esta sala armera se accedía por una escalera de caracol
aneja al muro exterior, en el ángulo noroeste.
Etiquetas: Sin ir muy lejos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home