Lorenza Mazzeti, el humor de la víctima
(Un artículo de Manuel Hidalgo en El Mundo del 10 de
diciembre de 2017)
Periférica edita 'Con rabia', sorprendente y autobiográfica novela
de la escritora y cineasta italiana.
Y ahí sigue Lorenza Mazzeti, a sus 90 años, irreductible,
después de una vida complicada y creativa, marcada por los horribles y
criminales sucesos de su infancia y juventud. La escritura, por consejo de su
psicoanalista, la salvó de una depresión abismal.
Su madre murió de las secuelas de un parto del que nacieron ella y
Paola, su hermana gemela. Su padre, desbordado, puso a las pequeñas al cuidado
de muchachas que no hacían bien su trabajo. Por ello, las niñas pasaron, primero,
a ser atendidas por el pintor futurista Ugo Giannattasio, pero pronto se vio
que era mejor solución que se fueran a vivir con su tía materna, su marido y
sus primas.
Lorenza y Paola crecían más o menos felices en una villa de la
Toscana, cerca de Florencia, con su culta y cariñosa familia. Y estalló la II
Guerra Mundial. Y la tragedia llegó el 3 de agosto de 1944. Las tropas aliadas estaban
a muy pocos kilómetros de su casa y los soldados alemanes, de retirada,
ocuparon la finca. Preguntaron por su tío, y su mujer dijo que no estaba.
Furiosos, ejecutaron de inmediato a su tía y a sus dos primas y prendieron
fuego a la casa. Los alemanes traían órdenes. Su tío -escondido en un bosque cercano- era Robert
Einstein, primo del físico alemán Albert Einstein, hostil al nazismo y exiliado
en Estados Unidos, al que el mismísimo Adolf Hitler quiso castigar eliminando, «por
judíos y traidores», a sus familiares. Las hermanas Mazzetti se salvaron por su
apellido italiano. Robert Einstein se suicidó meses después. Lorenza y Paola
pasaron a tener otro tutor; que dilapidó la notable herencia que su tío les había
legado.
Lorenza Mazzetti ha contado en primera persona sus tremendos recuerdos
en dos libros. En El cielo se cae (1962) contó, con voz de niña, el tiempo
y los hechos que rodearon la matanza. En Con rabia (1963), que acaba de
aparecer, narra, también en primera persona y con voz de adolescente, el
período inmediatamente posterior al crimen. Ambos libros, con apariencia de
novela, han sido editados por Periférica.
Con rabia -escrito a los 36 años- está contado con una
voz fresca, moderna, divertida, insolente y rebelde. Mazzetti, sobre la que
pesa lo sucedido, se ocupa principalmente de sus cuitas y de las de su querida
y muy diferente hermana por ser chicas, por ser mujeres -educadas ñoñamente
como tales-, por su despertar prohibido al sexo, por sus primeras y radicales
dudas religiosas, por lo insoportable de la escuela, por la vulgaridad e
hipocresía de la sociedad aburguesada que las rodea.
Años antes de escribir estos libros, y no pudiendo aguantar en
Italia el ambiente y los recuerdos, Lorenza, con 27 años, se largó a Londres y consiguió
matricularse, mientras trabajaba de camarera, en la Slade School of Fine Art, donde
tuvo como profesor a Lucien Freud y como compañero de aula al luego importante
pintor Michael Andrews, quien, por cierto, tiene obras colgadas en el Thyssen […].
Pero, a lo que vamos, Londres no era entonces la juerga que fue
después, pero ya bullía el ambiente de cambio y ruptura que, en el teatro y en
la novela, protagonizaban los Jóvenes Airados. Y hete aquí que la desenfadada y
resuelta Lorenza, haciendo unas trampas burocráticas que casi la llevan a la
cárcel, no sólo consiguió dirigir una película -y luego otra-, sino que fue la única
mujer al frente del naciente Free Cinema.
Lorenza dirigió primero K (1954), una versión libérrima de La
metamorfosis de Franz Kafka y, a continuación, Together (1956), premiada
en Cannes. El protagonista de las dos no fue otro que Michael Andrews. Acababa
de nacer el Free Cinema, cuyo primer manifiesto (1956), Mazzetti impulsó y firmó
en la sola compañía de Lindsay Anderson, Tony Richardson y Karel Reisz, todos
ellos celebérrimos directores después.
Lorenza quiso volver a Italia, donde su hermana se había casado y
había tenido un hijo, y entonces fue cuando se pescó la depresión y se puso a escribir.
El gran guionista neorrealista Cesare Zavattini, que fue decisivo para que El cielo
se cae -ningún editor la quería- se publicara, ganara el más prestigioso premio
y tuviera un enorme éxito, la animó a seguir en el cine, pero ella no quiso. En
el 2000, lsabella Rossellini interpretó una adaptación a la pantalla de El
cielo se cae. Mazzetti se dedicó a escribir más, fundó y dirigió un teatro
de marionetas, se hizo militante del PCI y vivió 15 años con un hijo de uno de
los fundadores del partido -luego se casó con un médico-, y volvió a pintar, en
un estilo naif y colorista, con gran reconocimiento. Con rabia es una joya.
Etiquetas: libros y escritores
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