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lunes, mayo 25

El rey Renato, genuina creación catalana

(Leído en un artículo de Guillermo Fatás en el Heraldo de Aragón del 1 de octubre de 2017)


Separaciones costosas. Solo el desconocimiento histórico presenta los alzamientos catalanes como anomalías. Casos similares abundan en la historia europea, porque la construcción de los estados nacionales se hizo a partir de mosaicos políticos compuestos por elementos muy variados.

También Aragón se sublevó contra el rey en 1591 y, en el siglo siguiente, el duque de Híjar protagonizó un intento fallido de separación.

Las rebeliones catalanas costaron siempre muy caras a Cataluña y al conjunto de España: la de 1640 -recordada en 'Els segadors'- implicó perder, en favor de Francia, una quinta parte de los territorios catalanes de ultrapuertos (la 'Catalunya Nord'), que basta 1659 había sido de la Corona de Aragón y, por ende, de la Monarquía Hispánica surgida de la unión dinástica de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, los Reyes Católicos.

Con anterioridad, la rebelión contra Juan II (el padre de Fernando el Católico), tuvo el elevado coste de dejar pignorados en poder del rey francés los territorios del Rosellón y la Cerdaña, cuya recuperación fue un acabado ejemplo de la inteligencia política de Fernando II.

Durante ese alzamiento, las instituciones catalanas ofrecieron el trono aragonés a dos príncipes efímeros y sucesivos: Pedro, condestable de Portugal, y el infeliz Renato de Anjou, que no pisó nunca suelo catalán, y envió a su hijo (muerto al poco tiempo) en su lugar. Ambos 'reyes' eran bisnietos de Pedro IV el Ceremonioso por línea femenina.

Sus reinados, meramente nominales, fueron escasamente relevantes, con beneficio para Francia. Aunque en los libros nacionalistas no es raro que se les llame 'reyes de Cataluña' y a pesar de que la designación fue hecha únicamente por las instituciones catalanas, el título con el que acuñaron sus monedas de oro, llamadas 'pacíficos', fue el único que podía legitimarlos ante sus súbditos, es decir, el de 'Rey de Aragón por la gracia de Dios'.

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