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lunes, abril 26

Méndez Núñez, el gallego que dio la vuelta al mundo entre gestas y hazañas

(Un texto de Iván Fernández Amil en El Español del 13 de octubre de 2019)

"España, la Reina y yo preferimos honra sin barcos que barcos sin honra". La increíble vida llena de aventuras de este vigués que dio la vuelta al mundo y amedrentó a las marinas británica y estadounidense.

Hace más de 150 años se produjo un hito histórico que es prácticamente desconocido para la mayoría de los españoles. Entre 1865 y 1867, la fragata blindada Numancia se convertía en el primer buque de su clase en completar la vuelta al mundo. Durante este viaje, la Numancia llevó a cabo grandes gestas al mando de su capitán, un gallego cuyo apellido nos sonará a todos: Casto Méndez Núñez.

Sus éxitos fueron tan importantes que a lo largo de la historia cuatro buques de la Armada Española han portado su apellido y toda Galicia (y España) está llena de calles, plazas y parques en su honor. Pero su increíble vida llena de aventuras es una gran desconocida para la gran mayoría. Esta es la historia de Casto Méndez Núñez, el gallego que combatió a los piratas filipinos, ganó una guerra, espantó y amedrentó a las marinas Británica y Estadounidense y fue el primero en dar la vuelta al mundo al mando de un acorazado.

Casto Méndez Núñez nacía en Vigo el 1 de julio del año 1824 en una casa de la Plaza de la Constitución. Su familia ya había dado ilustres marinos a nuestro país. Así que Casto mantuvo la tradición familiar y con quince años ingresaba en la Escuela Náutica de Vigo. En 1839 ya era guardiamarina de la Armada y embarcaba en Ferrol en su primer destino, el bergantín “Nervión”.

En este navío partió en una expedición para afianzar los derechos españoles sobre la actual Guinea Ecuatorial, ya que los ingleses querían hacerse con ella. Gracias a su buen hacer en esta expedición, era ascendido a Alférez.

Se dice que su primera gesta heroica se produjo en Buenos Aires cuando, durante una escala, varios españoles se refugiaron en el bergantín “Volador” del que era comandante (no hay datos de por qué huían, pero seguro que nada bueno habían hecho). Cuando las autoridades argentinas quisieron subir al navío para arrestarlos, Casto desenvainó su espada y exclamó: “El primero que se atreva a poner la mano sobre un español, caerá atravesado por mi espada”. Las autoridades desistieron en su intento.

Tras varios destinos que pasaron por la Santa Sede, La Habana o un puesto burocrático en el Ministerio de Marina en Madrid, Méndez Núñez recibe la orden de trasladarse a Filipinas como capitán de fragata. Su misión, combatir a los piratas.

Entre todas las gestas que realizó en Filipinas hay una digna de la mejor película de aventuras. Una de sus misiones consistía en conquistar el fuerte pirata de Pagalmgan, que se encontraba pegado a la costa, y que estaba fuertemente defendido. Debido a la dificultad que encontró para realizar el asalto, Mendez Núñez decidió dirigirse a toda máquina a la playa con su buque insignia, la Goleta “Constancia”, encallarlo frente al fuerte y con esa maniobra permitir que los palos de su navío quedasen por encima de los muros de la fortificación, permitiendo que su infantería de marina pudieran saltar al interior. El fuerte fue conquistado… Tras esta increíble gesta, fue ascendido a Capitán de Navío.

En 1865 se le concedía el mando de la fragata blindada “Numancia”, en la que llevaría a cabo sus más famosas gestas. Construida en Francia en 1863, partía de Cádiz el 4 de Febrero de 1865 y regresaba a este puerto el 20 de Septiembre de 1867, convirtiéndose en el primer buque acorazado en dar la vuelta al mundo. Un hito histórico, pero muy olvidado.

Durante su viaje de más de dos años, la Numancia, comandada por Méndez Núñez, participó en la Guerra hispanosudamericana: Chile, Perú, Bolivia y Ecuador contra España. Una guerra estúpida provocada por los continuos errores de uno y otro bando, sin objeto ni objetivos y que nadie pone en claro de qué modo empezó.

Con el grado de Contralmirante, Méndez Núñez atacaba el puerto chileno de Valparaíso, en el que se encontraban las flotas de guerra británicas y estadounidenses. Sus comandantes en jefe amenazaron al español: si atacaba este puerto ellos se interpondrían. El gallego replicó que cumplía órdenes y que si intervenían serían considerados enemigos y atacados también y lo dejó claro con una frase que pasó a formar parte de los libros de historia: “España, la Reina y yo preferimos honra sin barcos que barcos sin honra”. La flota británica y estadounidense escapó del lugar, dejando vía libre al bombardeo, que derivó en la rendición de Valparaíso.

También atacó el puerto del Callao, fuertemente defendido, donde obtuvo otra nueva victoria y que acabó forzando la firma de la paz entre los contendientes.

La Numancia volvía a Cádiz finalizando su hito de ser la primera en dar la vuelta al mundo y Casto Méndez Núñez, herido en Callao, fue recibido en España como un héroe nacional y honrado en todas las ciudades de España con su apellido o con el de “El Callao”.

Fue nombrado Vicepresidente del Almirantazgo, además de elegido Diputado en las Cortes por el Distrito de A Coruña y fallecía en Pontevedra el 21 de Agosto de 1869. Sus restos se conservaron en Moaña hasta que, en 1877, el Rey Alfonso XII visitaba su tumba y ordenaba trasladar sus cenizas al Panteón de Marinos Ilustres de Cádiz

Decenas de buques escoltaron por la Ría de Vigo al séquito con los restos de Núñez, se hicieron salvas de artillería desde tierra y al llegar a Cádiz, todas las autoridades se unieron en tierra a la comitiva, que acompañó a sus cenizas a lo largo de las calles con lazos negros en señal de luto hasta su lugar de reposo.

La importancia de este ilustre gallego fue tal que hasta cuatro buques de la Armada Española han tomado su nombre a lo largo de la historia, el último de ellos, la fragata F104 Méndez Núñez, botada en los astilleros de Navantia en Ferrol en el año 2002 y una de las más modernas de la Armada Española.

Otro gallego universal del que conocemos sus apellidos (en A Coruña tenemos los célebres Jardines de Méndez Núñez, en pleno centro de la ciudad y pulmón de nuestra urbe), pero que pocos reconocían como gran marino, militar, estratega y héroe de su época.

Así fue como un gallego, de nuevo, hacía historia. Un gallego que dio la vuelta al mundo, combatió a piratas, ganó una guerra y amedrentó a las todopoderosas Marinas Británica y Estadounidense y que desde hoy será un poco menos desconocido para todos.

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