Otras hermanas unidas
(Un texto de Isabel Navarro en la revista Mujer de Hoy del 14 de agosto de 2010)
SIMONE Y HÉLÈNE BEAUVOIR
Nacieron en el seno de una familia de clase alta parisina. Tenían un padre culto que amaba el teatro y consideraba importante que tuvieran una educación, aunque sólo fuera como adorno en los salones. Simone estudió Filosofía y Hélène, Bellas Artes, pero la mayor siempre fue desdeñosa con la pintura de su hermana, ya que le parecía banal y poco comprometida. La filósofa fue radical en su vida y en su obra, y decidió que no tendría un matrimonio burgués con el filósofo y escritor Jean-Paul Sartre: eran pareja, pero no vivían juntos, se amaban, pero tenían la libertad de tener amantes. Defendía la idea de que la verdadera familia es la que eliges y no la que te toca, y le parecía los lazos de sangre eran otra forma de control. Hélène, sin embargo, tuvo una vida tradicional y creció a la sombra de la personalidad de su hermana. Se casó con un diplomático, Lionel de Roulet. Su primer destino fue Portugal, donde el matrimonio trabajaba clandestinamente para la resistencia llevando a los fugitivos hasta submarinos ingleses. Estuvieron años distanciadas, pero a raíz de la agonía de la madre recuperaron la confianza perdida por la distancia y las diferencias ideológicas. Simone desarrolló en esos meses una intensa ternura hacia los suyos. Tras la muerte de la madre escribió "Una muerte y dulce", dedicado "A mi hermana".
CHARLOTTE, EMILY Y ANNE BRÖNTE
Fueron tres tímidas vírgenes que vivieron perdidas en un pueblo remoto y solas, pero escribieron novelas llenas de fulgor y de sombras. La madre dio a luz cinco niñas y un varón, y poco después murió. El padre era un estricto pastor, pero nunca censuró el amor de sus hijas por la lectura. Cuando se quedó viudo mandó a las cuatro niñas mayores a un internado donde el frío, el hambre y los castigos fueron fatídicos para María, de 11 años, y ELizabeth, de 10, que murieron de tuberculosis. Al volver a casa, las Brönte se refugiaron en la fantasía. Eran miopes, poco agraciadas, inteligentes, cultas, orgullosas y pobres: características imposibles para conseguir marido. En aquellos años Branwell, el niño mimado de la familia, muere alcoholizado. En esa época siniestra las hermanas, en un alarde de fortaleza, deciden autoeditar sus primeras obras: "Agnes Grey", de Anne; "Jane Eyre", de Charlotte; y "Cumbres Borrascosas", de Emily, firmadas por Acton, Ellis y Currer Bell. Ni siquiera sus editores sabían que eran tres muchachas de 27, 28 y 30 años con una vida de clausura. Poco después fallecieron de tuberculosis, pobres como ratas pero con obras eternas.
VANESSA Y LYNN REDGRAVE
Heredera de una larga saga de actores, Vanessa nació mientras su padre se batía en duelo con Laurence Olivier en el escenario del Old Vic. Entre bastidores alguien susurró, "ha sido niña" y Hamlet paró la representación para decir: "Señoras y señores, esta noche ha nacido una gran actriz y es hija de Laertes". Pero no fue una sino dos grandes actrices lo que acabó teniendo Michael Redgrave, protagonista de la filmografía inglesa de Hitchcock. Seis años más tarde nació Lynn, una niña enfermiza que sufría anemia y bronquitis. "Pasamos muchos años distanciadas -cuenta Vanessa en sus memorias-, pero cuando nos quedamos embarazadas a la vez nos convertimos en amigas íntimas para el resto de nuestra vida". En 1966 las dos fueron nominadas al Oscar a Mejor Actriz, Lynn por un papel cómico en "La soltera retozona" y Vanessa por su papel en "Morgan, un caso clínico", pero ganó Elizabeth Taylor. La interpretación fue su pasión compartida y en 1991 se subieron juntas al escenario con "Tres hermanas" de Chejov. En 2009 Lynn falleció tras siete años luchando contra el cáncer. Su hermana la despidió vestida de blanco, en el cementerio donde un mes antes habían enterrado a Coryn, el hermano mediano, y dos meses atrás a su hija, Natasha Richardson.
Etiquetas: En femenino
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