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domingo, mayo 23

Serums: máxima potencia

 (Un artículo de Laura Requejo en la revista Mujer de Hoy del 7 de marzo de 2020)

Es el cosmético al que no deberías renunciar jamás. Por su acción específica y su concentración de activos, el sérum lo da todo en una sola gota. 

Si a estas alturas de tu vida beauty todavía te preguntas si el sérum va antes o después de la crema, está claro que necesitas un repaso de primero de neceser. Por si te estás planteando renunciar al sérum porque crees que con la hidratante tienes más que suficiente, lo sentimos, peor estás completamente equivocada. Precisamente ahora que tienes que pasar todas las horas encerrada en tu casa es cuando más lo necesitas. Y tengas la edad que tengas. El sérum no es un complemento a tu ritual de cuidados, sino el paso más importante de todos. Tanto si tu problema son las arrugas como si son los granos de adolescente.

Qué hace al sérum tan especial

En un sérum solo hay activos potentes. Todo lo demás sobra. Su textura entre semilíquida y semigelificada es la prueba de que carece de espesantes, de aceites, de agentes oclusivos y de todo lo superfluo que pueda obstaculizar su acceso directo a la epidermis, la capa interior de la piel. Solo lleva ingredientes de acción específica, en la más alta concentración posible, disueltos en una base acuosa o semioleosa. Al formularse de esta forma, penetra a mayor profundidad y lo hace más rápido, así que actúa de inmediato y con máxima potencia. Es como un chute de activos en estado puro.

Cuándo y cómo se usa

Tiene un momento concreto en tu rutina de belleza que es importante respetar: justo después de limpiar el rostro y antes de aplicar las cremas. Es básico distribuirlo sobre la piel limpia y desnuda, sin ningún otro producto aplicado previamente, para que penetre sin obstrucciones de ningún tipo. Lo mejor es que solo necesitas una gota (como mucho dos) para cubrir todo el rostro. Es otra de las ventajas de su textura, que cunde mucho más de lo que parece. La forma de hacerlo también importa: frota las gotas entre las palmas y aplica con toda la mano, no solo con los dedos, para distribuirlo de manera más uniforme. Hazlo desde el centro hacia el exterior de la cara con un movimiento de arrastre hacia arriba, y en la frente y el cuello mediante presiones.

¿Lo más importante de todo? Que después te tienes que aplicar obligatoriamente una crema. Todas las ventajas de su textura tienen una contrapartida: al no llevar agentes oclusivos, necesitas usar otro producto para sellar sus beneficios en el interior de la piel. Si lo haces, multiplicas tanto su eficacia como la de todo lo que te das después. Si no, sus activos se evaporan y pierden toda su efectividad.

Cómo elegir el tuyo

Hay un sérum para cada una de tus necesidades: hidratantes con ácido hialurónico, para multiplicar el agua en el interior de tu piel; antioxidantes con ácido ferúlico, para protegerla de los radicales libres; antiedad con retinol, para estimular la síntesis de colágeno y rellenar las arrugas; potenciadores de la luminosidad con vitamina C, para mejorar la regeneración celular; antiacné con ácido salicílico, para controlar los granos... Incluso puedes combinarlos y aplicarlos por capas, esperando siempre unos minutos entre uno y otro para que no se disuelva la acción de sus ingredientes.

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