TBO cumple cien años
(Un texto de Jesús Casañas en la revista Tiempo de Hoy del 10 de marzo de 2017)
Un espléndido libro de B conmemora el siglo que ahora celebraría una revista legendaria en España.
El 11 de marzo de 1917 fue, probablemente, la fecha de publicación del primer número de TBO, la revista de historietas cómicas que consiguió dar nombre al tebeo, término que la Real Academia de la Lengua Española incluyó en su diccionario en 1968 y que hoy día utilizamos en nuestro país como principal sinónimo de la palabra "cómic". El origen de estas tres caprichosas siglas dio pie a todo tipo de teorías, hasta que Rosa Segura, antigua secretaria de la publicación y autora de las memorias Ediciones TBO, ¿dígame? (editorial Marré, 2006), zanjó el asunto asegurando que se adoptaron de la revista lírica T.B.O. (1909) de Eduardo Montesinos y Ángel Torres del Álamo.
Desde que se fundase por el impresor Arturo Suárez, muchas fueron las manos que pasaron por TBO a lo largo de las décadas. Pero si solo se pudiese nombrar a un culpable sería Joaquín Buigas Garriga, historietista y guionista que dirigió la cabecera desde el número diez para posteriormente fundar Ediciones TBO con Emilio Viña y la señora Estivill como socios. Se entregó en cuerpo y alma al proyecto durante 46 años.
TBO consiguió sobrevivir a casi todas las desavenencias que el siglo XX le tenía preparadas: la competencia inicial con Pulgarcito, la Guerra Civil, la posguerra, los cambios de nombre y de formato, la más dura competencia de la editorial Bruguera hasta su absorción, y la posterior adquisición por Ediciones B, que en 1998 publicaba el último número y hoy conserva el tesoro. Aun así, desde entonces no han cesado las reediciones de lujo en todo tipo de formatos. Y es que la nostalgia vende, y como tal se ha convertido desde hace tiempo en un producto más, a todos los niveles, para bien y para mal.
La más tierna infancia. Las claves de tan larga existencia (todo un hito editorial) parecen radicar en su humor blanco, exento de idealismos y apto para todos los públicos y todas las edades. Y es que releer las aventuras de la familia Ulises, Eustaquio Morcillón y Babalí o Josechu el vasco y redescubrir "Los grandes inventos del TBO del Profesor Franz de Copenhague", supone para muchísimas generaciones de lectores viajar en el tiempo y retraerse a la más tierna infancia. […]
Como bien señala Giralt, TBO es mucho más que una revista de historietas: es parte de nuestro patrimonio cultural. Y en un país en el que la cultura es tan a menudo despreciada e ignorada por parte de la sociedad y de las instituciones, en el que no aprendemos a valorar las obras de arte autóctonas hasta que es demasiado tarde, los libros como el que tenemos entre las manos son más que necesarios.
Etiquetas: libros y escritores
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