Billy el niño, ¿una segunda oportunidad?
(Un artículo de Carlos Díaz Maroto publicado en el
suplemento Crónica de El Mundo el 22 de agosto de 2010. La redacción es
terrible, por cierto)
Un disparo destelló en la oscuridad, y el joven pistolero
cayó abatido. BilIy el Niño había sucumbido ante el arma del sheriff Pat
Garrett, mientras seguía a la vana espera de un indulto que nunca se concretó. […]
Vida que, por supuesto, está tan envuelta en leyenda que muchas veces resulta difícil
separar lo que hay de mito y lo que hay de realidad. Inclusive elementos como
la zurdera del pistolero (su foto más famosa es un ferrotipo, proceso que
invertía la imagen, por lo cual era en realidad diestro) o su nombre auténtico
aún son objeto de estudio.
Conocido como Henry McCarty, así como Henry Antrim, si bien
el apelativo más popular fue WiIliam H. Bonney (su padre pudiera haber sido
Patrick Henry McCarty, Michael McCarty o William Bonney), se supone que nació
el 23 de noviembre de 1859 (el lugar también es un misterio: se baraja desde el
estado de Nuevo México hasta la ciudad de Nueva York), que se dedicó
principalmente al robo de ganado y caballos, y que comenzó a forjarse un nombre
cuando se estableció en Lincoln County, Nuevo México, en otoño de 1877, donde
entró a trabajar para el ranchero John Tunstall. Su caída en el otro lado de la
ley muchos estudiosos la atribuyen a la fascinación que ejercieron sobre el
muchacho las dime novels (precedente de
la literatura pulp), novelas baratas
de lectura fácil, donde se mitificaba el crimen; otros, quizás más realistas, aludian
al escuálido físico del joven, que hacía que siempre llevara las de perder en
el enfrentamiento con muchachos.
En su vida, se dice que mató a 21 hombres («uno por cada año
de su vida»), pero lo más probable es que no fueran más que nueve, si bien
otras fuentes reducen la cifra hasta tres.
Pronto, en Lincoln County se desata una guerra de rancheros,
y Billy, como muchos otros vividores de la zona, toma partido por el bando de
Tunstall, obviamente, tras ser éste asesinado. Se ha mitificado mucho la figura
de BilIy the Kid, como se ha dicho, pero lo cierto es que no era sino un
pistolero a sueldo (algo muy similar a lo acontecido con otro forajido de
leyenda, Jesse James, también muerto en condiciones mitificadoras). De
cualquier manera, también gran parte de la mala fama que consiguió se debió a
exageraciones intencionadas por parte de determinados sectores con el fin de
distraer la atención pública de las deshonestas actividades de una facción en
aquella guerra, y el apoyo que ésta recibía desde Santa Fe, y muy en particular
por parte de un líder político regional, Thomas Benton Catron.
En todo caso, pronto su cabeza es puesta a precio, y se
inicia una persecución enconada contra él. Fue capturado y escapó de la cárcel
varias veces, por medio de unas habilidades contorsionistas propias de Houdini.
El 17 de marzo de 1879 el general Lew Wallace se reúne con
BilIy ofreciéndole el perdón por sus crímenes si acepta a cambio declarar en un
juicio por un asesinato del que él fue testigo. El joven acepta, pero de la
amnistía no volvió a saber nada: intereses políticos y literarios (el
gobernador estaba más enfrascado en escribir su célebre best seller, que años después volvería a popularizar Charlton
Heston) por parte de Wallace condujeron a que éste olvidase su promesa y dejase
al forajido en la estacada.
Por aquel entonces, por la región rondaba también un alto y
fuerte cazador de búfalos y ocasional camarero y agente de aduanas llamado Pat
Garrett (1850-1908). La tradición refiere que Pat y BilIy se hicieron grandes
amigos, pero en realidad tampoco hay constancia de que fuera así. El caso es
que, hombre ambicioso, Garrett se presenta a las elecciones de sheriff en
Lincoln County, dado que el anterior, George Kimbell, dimite cuando aún le
quedaban dos meses de cargo, y gana el puesto en noviembre de 1880; sólo un mes
después el flamante sheriff organiza una batida para arrestar a BilIy el Niño.
El 14 de julio de 1881, tras diversos intentos fallidos de
arresto, Garrett y dos comisarios, John Poe y Thomas McKinney, visitan por la
noche a un amigo de Billy, Pedro (o Pete) Maxwell, que habita en Fort Sumner,
para interrogarlo, pues se rumorea que el joven pistolero ronda por la zona.
Mientras están hablando, el forajido aparece, ya que se hallaba durmiendo
justamente en la habitación de al lado, y se había despertado acuciado por el
hambre.
A partir de ahí, una vez más, no queda claro lo que sucede.
Una de las versiones refiere que en la oscuridad del cuarto Billy no es capaz
de reconocer a los visitantes, y exclama en español «¿Quién es?». Garrett
reconoce la voz, desenfunda y dispara contra el muchacho: la primera bala da en
el corazón, mientras que la segunda se pierde; murió casi al instante. La otra
versión refiere que el Niño fue víctima de una emboscada y asesinado a sangre
fría. Hay opiniones para todos los gustos, si bien no pocos historiadores
claman que existen declaraciones que corroboran la segunda de las versiones, y
el cine ha popularizado especialmente esta última, como en la mítica película
de Sam Peckinpah Pat Garrett & Billy The
Kid (1973). De hecho, Garrett declararía que el muchacho apareció con una
pistola, si bien no se encontró arma alguna junto a su cuerpo; otros, sin
embargo, dicen que surgió provisto de un cuchillo de cocina (la conversación se
estaba produciendo precisamente en la cocina, y BilIy procedía de un cuarto).
Así pues, al día siguiente, el juez de paz, Milnor Rudulph,
firma el certificado de muerte de McCarty, muerto a los 21 años. Pero Garren no
está de acuerdo con lo que en él consta y le hace escribir otro que se incline
más a su favor. Billy el Niño es enterrado en el antiguo cementerio militar de
Fort Sumner, al lado de otros compañeros de su banda.
Robada su lápida (que comparte con sus dos camaradas) en
diversas ocasiones, se ha tenido que cercar la misma con unos barrotes, y
también se cuenta que el joven sobrevivió, escapó y se estableció en otra
localidad.
Novelas (una de ellas de Ramón J. Sender, El bandido adolescente, de 1965),
poemas, obras teatrales, películas, debidas a cineastas del nivel de King
Vidor, Howard Hawks o Sam Peckinpah, canciones (de intérpretes como Bob Dylan,
Jon Bon Jovi o incluso Melendi), o bandas de rock con su nombre y hasta un
ballet de Aaron Copland, han aparecido desde entonces. Billy el Niño ha terminado
convertido en leyenda.
En cine o televisión ha sido encarnado por rostros como
Tefft Johnson (el primero que Je dio vida, en 1911), Audie Murphy, Paul Newman,
Dennis Hopper, Kris Kristofferson o Val Kilmer, entre otros muchos, si bien
estaba más cerca del Gabino Diego de iAy Carmela!
Por su parte, Pat Garren publica en 1882 un libro titulado An Authentic life of BilIy the Kid, que
sin embargo le escribió un negro, su amigo Marshall Ashmun Upson, y que fue
todo un fracaso de ventas. El 29 de febrero de 1908, mientras Pat conduce una
calesa desde su rancho hasta la localidad de Las Cruces, es disparado en la
cabeza y el estómago y muere; aún no ha quedado del todo claro quién fue su
asesino.
Todo podría haber acabado ahí, pero ahora el caso se ha
reabierto de nuevo ante el intento del actual gobernador de Nuevo México y
presidente de la Asociación de Gobernadores Demócratas, de concederle la
amnistía que otrora se le negó. Para ello, BilI Richardson (que tiene raíces
hispanas, una etnia con la que Billy mantuvo cordiales relaciones, y cuyo
idioma hablaba con habilidad y frecuencia) está dando los pasos oportunos,
aunque se ha encontrado con diversos obstáculos.
Ya con anterioridad, en 2001, un legislador de Nuevo México
intentó conseguir el perdón para Billy, pero en aquel entonces se le opuso el
descendiente del sheriff William Brady, que fue muerto en una emboscada en
1878, al sur de Nuevo México, por parte de un grupo de forajidos entre los
cuales se hallaba el Niño. Ahora, nuevamente, han surgido voces discordantes
que pretenden que no se le indulte. Tres nietos y dos bisnietos de Pat Garrett
están intentando evitarlo; Susannah Garrett, de 55 años, una de las nietas,
refiere: «Ésta es nuestra historia, es importante para Nuevo México y no
podemos alterarla de manera arbitraria», y también comenta que el perdón
representaría «una difamación » para su abuelo», en declaraciones a Associated
Press.
Como en un culebrón, ha surgido otra voz, la de Ebert García,
de Santa Rosa, Nuevo México, un ejecutivo aeroespacial retirado y setentón que
dice ser nieto de Billy, y que solicita el perdón de su abuelo. Los Garrett,
sin embargo, contraatacan. «Si Billy el Niño estuviera viviendo entre nosotros
ahora, ¿le concedería el perdón a alguien que se ganaba la vida como un ladrón
y, más palmariamente, que mató a cuatro agentes del orden público y a otros
muchos?», es lo que la familia escribió a Richardson el mes pasado. Y otro de
los Garren, Jarvis Patrick, de 51 años, añade: «La gente ha olvidado que Pat
Garrett fue uno de los primeros individuos en traer la ley y el orden a Lincoln
County». Por su parte, Bill, de 72 años, cuyo abuelo fue hermano de Pat,
sentencia: «Soy muy apasionado respecto a esto. Él [Bonney] era un asesino».
Mientras, Billy el Niño sigue yaciendo en su tumba,
acompañado de sus antiguos compañeros de armas, y esperando a que se dirima
este duelo actual, que no dudamos tendrá nuevas entregas, como esas dime novels que tanto parecían gustarle.
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