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viernes, agosto 23

Cronología de las tinieblas



(Extraído de un artículo publicado en el suplemento dominical de El Mundo del 12 de mayo de 2013)

SIGLO VIII A.C. ¿PRIMERA REFEREN CIA?
No hay en el Antiguo Testamento ninguna alusión al infierno, aunque algún autor como Malcom Godwin traduce el versículo de Isaías 14; 15 como “Debéis descender al infierno por los lados del abismo”. Para los hebreos, nunca existió el concepto de castigo eterno. El antecedente hebreo del infierno podría ser la Gehenna, un altar de fuego real en valle de Hinon, a las afueras de Jerusalén, donde inicialmente se sacrlficaba a los primogénitos y, más adelante, se quemaban los cuerpos de los criminales. 

SIGLO I. EN EL NUEVO TESTAMENTO.
En los Evangelios, Jesús se refiere 12 veces a la Gehenna para describir lo contrario al reino prometido. También hay alusiones a la Segunda carta a los corintios y en el Apocalipsis

SIGLOS I-V. EL FUEGO.
La asociación entre castigo divino y llamas ya está en los textos de primeros padres de la Iglesia (San Ignacio de Antioquía; Policarpo; San Justino... ). También en San Agustín, siglo V, se encuentran alusiones a "un  fuego corpóreo”  en La  ciudad de Dios.  

543. UN CASTIGO ETERNO.
Doctores de la Iglesia, entre ellos san Jerónimo, aseguraban que era una pena temporal, pero en el concilio de Constantinopla de este año se establece que los sufrimientos del infierno son eternos.

835. EN LAS PROFUNDIDADES.
El Salterio de Utrecht (816-835) recoge una representación del infierno que se hizo muy popular a partir de entonces: un abismo que se abre en el suelo con llamas y serpientes. 

1123. UN DOGMA.
El primer concilio de Letrán fija la existencia del infierno como dogma de fe. 

1150. PARRILLAS.
Se publica la Visión de Tundal, atribuido a un monje irlandés de un monasterio de Ratisbona, en Alemania. Cuenta la ensoñación de Tundal, a quien un ángel guía por el más allá. Muchos autores lo consideran un precedente de La Divina Comedia que el poeta florentino debió de conocer. En este libro ya se alude a enormes parrillas cuyas brasas avivan demonios. 

SIGLO XIII. UNA IMAGINERÍA ATROZ.
Pepe Rodríguez, doctor en Psicología y experto en sectas, señala que es en esta centuria cuando se forja la iconografía del infierno como terrible lugar de torturas que el arte terminaría de fijar en los años posteriores. Según Rodríguez, la principal inspiración fue el evangelio apócrifo de Nicodemo. También en el Siglo XIII nace el purgatorio, lugar de expiación temporal.

SIGLO XIV. El INFIERNO OE DANTE.
La Divina Comedia se publica a principios de esta centuria. Bebe de fuentes anteriores como el Speculum Majus del dominico francés Vicente de Beauvais. En pintura se impone la visión del diablo con cuernos de cabra, colmillos, garras y cola.

SIGLO XIX. FASCINACiÓN.
El Siglo XIX trajo un renovado interés por lo esotérico y lo demoniaco. Frente a la representación bestial que había arraigado desde la Edad Media, el llamado Romanticismo negro impone una visión de Satanás enigmática, atractiva incluso.

1999. EL INFIERNO DEJA DE EXISTIR.
Al menos como lugar físico. El 28 de julio de aquel año el Papa Juan Pablo II aseguró en una audiencia que el Infierno no era un sitio concreto sino un estado del alma. Una semana antes había asegurado que el cielo divino no está entre las nubes, que no era un lugar físico, sino una relación personal con la Santísima Trinidad. Benedicto XVI también aludió al asunto. El infierno, dijo, “existe y es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios".