Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

viernes, mayo 13

Cabras y otros animales



(Un texto de Luis Algorri en la revista Tiempo del 12 de febrero de 2016)

La eliminación de unos animales ha provocado una gran polémica entre ecologistas contradictorios.
Esta revista señalaba, hace muy pocas semanas, un fenómeno creciente en nuestro país: la defensa de los derechos de los animales. Me gusta esa actitud y la comparto. Y me parece admirable que un partido que propugna, antes que ninguna otra cosa, la erradicación del maltrato a los animales tenga el éxito que ha tenido (más de 200.000 votos en las últimas elecciones generales) en el país de las corridas de toros, del repugnante toro de La Vega de Tordesillas, de los toros embolaos, ensogados, humillados y torturados de mil formas distintas, pobres toros. Y lo mismo sucede con gallos, gansos, burros, cerdos y muchos bichos más. Quiero creer que esa concienciación por la dignidad de los animales es una parte –esencial, pero una– de la enseñanza del respeto por toda la naturaleza en su conjunto. Eso es lo que enseña la Ecología.

Por eso estoy perplejo ante lo que está sucediendo en Ibiza. Hay allí un hermoso islote, sin duda uno de los más fotografiados del Mediterráneo, que se llama Es Vedrà. Ubicado (junto con su hermano aún más chico, Es Vedranell) a dos tiros de piedra de la punta más occidental de Ibiza, está deshabitado, forma parte de un parque natural y solo se puede llegar a él con permiso, porque ese pedrusco medio pelado que recuerda vagamente la espalda pinchuda de un dragón es, en realidad, un tesoro de la naturaleza en el que se reproducen miles de aves y en el que crecen plantas que no existen en ningún otro lugar del mundo: acebuches, pinos y sobre todo sabinas peculiares; también hay lagartijas, invertebrados y otros animales que hacen de la diminuta Es Vedrà una piedra de gran valor ecológico. No es el archipiélago de Galápagos pero se le parece.

Hasta que llegaron las cabras. Mejor dicho: hasta que las llevaron algunas personas de las inmediaciones. Eso ha ocurrido varias veces; la última, hace veintitantos años. No son cabras de especies raras, protegidas o amenazadas, no; son cabras normales y corrientes. Las llevaban personas de la zona que, una vez al año, van al islote, atrapan alguna, la degüellan y luego se la comen asada en una fiesta. Esa es toda la función que hacen las cabras en Es Vedrà.

¡Genocidio! Pero es que las cabras, como todo el mundo sabe, comen casi todo lo que pillan. Los botánicos y naturalistas llevan años clamando contra esos animales que no tenían que estar allí porque acaban precisamente con los tesoros naturales del islote, con la valiosísima flora. Hay plantas únicas que ya han sido exterminadas para siempre.

El actual Gobierno de Baleares decidió cortar por lo sano y eliminar a las cabras de la peña –alrededor de medio centenar– para preservar la flora. Y, ante la evidente dificultad de atraparlas una a una (el islote es extraordinariamente áspero y difícil para moverse), se tomó la poco estética decisión de matarlas a tiros. Se contrató a unos tiradores y se acabó con las cabras.

Buena la hicieron. Los animalistas; esos mismos animalistas de quienes se supone que piden respeto a los animales porque forman parte de un todo que se llama naturaleza, y que no siempre se lleva bien consigo misma, han organizado un estrépito inaudito ante el “asesinato”, la “masacre”, el “genocidio” de las cabras. En redes sociales como Twitter, ese vomitadero en el que se desahoga gente a la que jamás en su vida le publicarían una carta al director en un periódico normal, se han podido leer cosas como estas: “Cualquiera de esas cabras masacradas vale más que tu miserable y prescindible existencia, pedazo de hijo de la gran puta”. El destinatario es el conseller de medio Ambiente de Ibiza, Miquel Vericad, de Guanyem. O como esta: “Todo mi apoyo a que os peguen un tiro la cabeza a vosotros mierdas con patas pedazo de inutiles” (sic), firmada por una joven y encantadora señorita, Amalia C., que cerró su cuenta de Twitter después de que el conseller avisase de que iba de camino a la Fiscalía para empezar a poner denuncias.

En Facebook se han podido leer bondadosos deseos de que se sustituya a las cabras por políticos “corruptos y no corruptos” y comiencen los disparos. Ejemplos todos ellos de admirables sentimientos democráticos, como ustedes pueden ver.

A mí no me gusta que se dispare sobre las cabras. Ni sobre ninguna otra cosa. Pero tengo claro que había que acabar, de un modo u otro, con las cabras de Es Vedrà, del mismo modo que habría que acabar (y nadie sabe cómo) con el mejillón cebra que está devastando los deltas de los ríos, con el hongo de la grafiosis que casi ha exterminado los olmos, con la procesionaria del pino, con la filoxera de la vid o con el ya inexpugnable cangrejo americano, que prácticamente ha borrado del mapa a los cangrejos autóctonos de nuestros ríos. Todos son criaturas del Señor, es verdad. Pero son parásitos dañinos, muchas veces introducidos por el hombre donde más estropicio hacen, y que rompen el frágil equilibrio de la naturaleza. Exactamente igual que las cabras de Es Vedrà, a las que me imagino que habría sido verdaderamente difícil hacerlas salir del islote mediante el diálogo. Y digo yo que una cosa es combatir el maltrato animal y otra volverse jainista, religión en la que pisar una hormiga es punto menos que un crimen.

Comprendo, cómo no, el horror de los animalistas (esa Amalia C., que es toda ternura) ante el nada agradable espectáculo de disparar sobre las cabras. Pero le pido a esta chica exactamente el mismo respeto ante los piojos, las ratas, las termitas y las cucarachas que ojalá nunca se encuentre en su casa. Si eso llegase a suceder, supongo que este ángel de bondad no las pisará ni correrá a buscar el Cucal, sino que se dirigirá a ellas de manera respetuosa, inclinándose con reverencia, y les preguntará qué quieren tomar.
O somos coherentes o no somos coherentes, caramba. 

Etiquetas: ,