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viernes, enero 31

Cremas con ácidos: la clave para una piel radiante

(Un texto de Laura Requejo en la revista Mujer de Hoy del 29 de septiembre de 2018)

Si quieres uno de esos rostros radiantes que brillan con luz propia, necesitas incluir los ácidos en tu rutina de belleza. Glicólico, láctico, hialurónico, azelaico... Te explicamos cómo, cuándo y por qué.

Qué son
Aunque su nombre intimida, los ácidos son ingredientes esenciales en la nueva cosmética regeneradora que promete pieles perfectas y rostros luminosos. No todos son iguales ni hacen lo mismo: los alfa-hidroxiácidos o AHA (entre los que se cuentan el glicólico y el láctico) y los beta-hidroxiácidos o BHA (salicílico) tienen un alto poder exfoliante a diferentes niveles. El azeláico y el ascórbico (la vitamina C) también, pero además son capaces de reparar manchas y marcas producidas por el acné. El hialurónico centra sus esfuerzos en la hidratación y el oleico es esencial para recuperar la capa lípida de la barrera de protección.

Para qué sirven
Los de efecto exfoliante rompen las uniones entre las células muertas que se acumulan en la superficie. Así hacen más fácil que se suelten y se eliminen. En realidad, este es un proceso que el organismo debería hacer por sí mismo cada 21 días. Pero, con la edad, la regeneración celular se hace más lenta. Los AHA y los BHA estimulan y aceleran todo ese ciclo. Los primeros son solubles en agua, aptos para todo tipo de pieles y actúan a mayor profundidad, con lo que, además de producir una renovación celular, activan la síntesis de colágeno. Los BHA son solubles en aceite y trabajan en el interior del poro, donde se deshacen de acumulaciones de sebo y células muertas. Su uso está mas dirigido a pieles con acné.

Por qué
Son la vía rápida para un rostro suave, perfecto y radiante. Al eliminar la irregularidades de la piel, su superficie se alisa y la luz incide de forma más directa. Eso es lo que da el aspecto de rostro luminoso. Con menos obstáculos todos los cosmétios que te apliques van a ser más efectivos.

Cuál elegir
El ácido glicólico es para todas las pieles, aunque las sensibles deben empezar con concentraciones bajas o con ácido láctico o mandélico. El salicílico es perfecto para granos y acné, y el azeláico, para rosáceas incipientes.

Para quién
Para los rostros apagados. Los encuentras formulados en sérums que actúan a lo largo del día, pero también en tónicos y líquidos que se usan con un disco de algodón después de la limpieza. Úsalos mejor por la noche porque algunos son irritantes y otros producen fotosensibilidad (hacen que tu piel reaccione con el sol) y pueden producir enrojecimientos o manchas.

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