Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, octubre 25

Bertrand, la librería más antigua del mundo

(Un texto de Esteban Ordoñez en una de las revistas Ling de 2017)  

En Rua Garrett se arremolinan turistas, se turnan para sentarse junto a un hombre impávido de metal, un hombre que dijo, en una de sus grandes frases: «Quien vive como yo no muere: se acaba, se marchita, se desvegeta. El sitio donde estuvo sigue sin él estar allí, la calle por donde caminaba sigue sin que él sea visto en ella, la casa que habitaba es habitada por no él».

Garrett y todo el barrio de Chiado están transitados por ese no él que fue (es) Fernando Pessoa. Su estatua con sombrero no cierra los ojos a los flashes. Su figura permanece sentada frente al Cafe A Brasileira, donde él bebía, escribía, se desasosegaba. Y a pocos metros de allí, en la misma Garrett, sus pensamientos y su lírica, eso que nunca cabrá en una escultura, aguardan en los estantes de Bertrand, la librería viva más antigua del mundo (récord Guinness incluido). Dos formas de inmortalidad en una sola calle.  

Bertrand fue fundada en 1732 por Pedro Faure. Se ubicó en rua Direitia do Loreto, pero veinte años después, en la mañana del 1 de noviembre de 1755, los libros empezaron a caer y con ellos, los edificios y las vidas. El gran terremoto de Lisboa mató entre 60.000 y 100.000 personas. Primero tembló la tierra, luego irrumpieron tres tsunamis. Enseguida las llamas asolaron la ciudad. Cuentan que las velas ofrecidas a los muertos en las iglesias originaron la combustión. Era el día de Todos los Santos.

Tiempo después, la librería se mudó a Garrett para convertirse en uno de los centros de la vida cultural portuguesa. «Aquí se dieron conversaciones amistosas o discusiones acaloradas entre muchos nombres de la cultura portuguesa. Por la esquina de la librería pasó, de hecho, la Historia. Llegaron noticias de primera mano sobre la caída de regímenes; aquí se enfrentaron liberales y conservadores, luego, republicanos y demócratas», cuenta Raquel Martínez Neves, del equipo de Bertrand.  

La librería, asegura Neves, fue frecuentada por figuras de la literatura nacional como Bocage, José Agostinho Macedo o Curvo Semedo. «También acogía tertulias literarias de autores de la generación de los 70 como Alexandre Herculano, Eça Queiroz y Ramalho Ortigáo».

La librería forma parte del itinerario cultural de la ciudad. «Chiado, entre Bairro Alto y Baixa Pombalina, es uno de los barrios más emblemáticos y cosmopolitas de Lisboa», señala Neves. En un mundo que cada vez ha ido dejando menos espacio a librerías tradicionales, Bertrand no solo sobrevive: hoy cuenta con 54 locales esparcidos por Portugal.  

El combustible, apuntan, es «la complicidad y la lealtad al lector». Además de la venta de libros, Bertrand trata de dar vida a la literatura y a la cultura: «Es escenario de numerosos talleres y reuniones literarias. Tiene una identidad cultural y social que preservar».

El lugar se estructura en varias salas específicamente dedicadas a distintos autores portugueses: Aquilino Ribeiro, José Saramago, Eça de Queiroz, Almada Negreiros, Alexandre Herculano y Sophia de Mello Breyner. «Son espacios dedicados a su vida y a su obra».  

En el barrio Chiado, recuerdan desde Bertrand, Pessoa no está solo. Luis de Camoes, autor de Los Lusíadas, poema épico del siglo XVI, preside una amplia plaza desde un pedestal, y debajo de él, como custodiando su altura, figuran el cronista Gomes Eannes de Azurara, el cosmógrafo Pedro Nunes, los poetas Sá Menezes, Jerónimo Corte-Real, Vasco Quevedo y los historiadores Fernáo Lopes o Joáo de Barros. Chiado parece estar obsesionado con la inmortalidad, es un barrio habitado por no ellos.

Etiquetas: ,