Lancôme: 80º aniversario

(Texto escrito por Cristina Uranga en la revista Mujer de Hoy del 9 de mayo de 2015)

La maison de la rosa está de aniversario. Ocho décadas en las que no ha dejado de innovar apostando por las mujeres y el joie de vivre.

El Principito de Antoine Saint-Exupéry se enamoró de una rosa. Armand Petitjean, el fundador de Lancôme, también. Y quiso que fuera el símbolo de su búsqueda del ideal de belleza. Esta flor imaginaria, que en su cabeza concitaba todos los anhelos femeninos: libertad, felicidad, independencia... se erigió en logo de una firma que ha elevado la cosmética al estatus de forma de vida y que ahora cumple 80 años.

La rosa real que lleva el nombre de Lancôme se creó a la me-dida de sus sueños en 1974, cuatro años después de su muerte. Pero ha servido para mucho. En 2009, los investigadores de la maison descubrieron que sus células madre tenían la más alta capacidad regenerativa y las incluyeron en una de sus líneas de tratamiento más exclusivas: Absolue Precious Cells. Y cerraron el círculo. Del éxtasis que produce la contemplación de la hermosura de una flor a la utilización científica de sus propiedades. Precisamente, la idea con la que nació Lancôme en 1935, la de acercar a las mujeres las mayores innovaciones cosméticas sin olvidar jamás el componente lúdico, poético y liberador de la belleza. El joie de vivre (la alegría de vivir) hecho crema, perfume o barra de labios.

Equipo de genios

Petitjean, aventurero, visionario y diplomático, lo imaginó así hace ocho décadas. Y convenció a un interesante grupo de amigos para que se uniera a su aventura. Los hermanos Guillaume y Jean-Baptiste D'Ornano, que aportaban la experiencia de haber trabajado en Coty (entonces gigante norteamericano dé la perfumería); Pierre Velon, el químico; el profesor Medensky, que sumaba conocimientos científicos; Emanuel Carriere, que contribuía con la gestión empresarial; y Edouard Brechenridge, el consultor legal. El nombre lo tomaron prestado del château de Lancosme. Pero le quitaron la letra s y le añadieron un acento circunflejo para convertirlo en el epítome de lo francés, del eterno chic.

En 1964, otro capitán se subiría a este barco: el Grupo L'Oréal, que adquirió la marca para erigirla en su enseña de lujo sin permitir que perdiera ni un ápice de su espíritu. Pero en aquel momento inicial, 80 años atrás, esos siete hombres constituían el germen de una empresa moderna y bien pensada a la que se uniría enseguida el explosivo talento creativo de George Delhomme. “Artista, descendiente del pintor francés lean-François Millet, diplomado en Bellas Artes, fue el genial director artístico de Lancôme durante más de 30 años, y el creador de los más bellos frascos de la marca -explica Françoise Lehman, actual directora general-. Esos estuches preciosos, pintados a mano, estaban cubiertos de paisajes".

Fotógrafos y artistas. Pero Delhomme solo fue el primero de una serie de genios artísticos. Peter Lindbergh y sus retratos de Isabella Rossellini. El poderío vital que emana de la mirada de Penélope Cruz captada por Mert Alas y Marcus Piggott. La fuerza de la naturaleza en la que Mario Testino capta a Kate Winslet... "Colaboramos con los grandes fotógrafos, pero también con realizadores, artistas y diseñadores. Sus visiones han inventado, moldeado y sublimado a la mujer Lancôme". Ellos son los creativos; ellas, las embajadoras, las que transmiten esa felicidad.

Ahora son todas conocidas: Julia Roberts, Kate Winslet, Caroline de Maigret, Penélope Cruz, Lily Collins, Alma Jodorowsky, Daria Berbowy y Lupita Nyong'o. Pero el movimiento empezó de una forma más sutil y cercana. La Escuela Lancôme, que se fundó en 1942, tenía ese mismo objetivo: formar embajadoras de la filosofía de la maison que ayudaran a transmitir al mundo su visión de la belleza. Una en la que el je ne sois quoi, ese concepto francés que intenta dar una explicación poética a las sensaciones que produce la elegancia, se convierte en razón de ser. "Solo las mujeres saben hablar de belleza femenina”, decía siempre el propio Petitjean. Amén a eso.

 

Línea temporal

1935. Armand Petitjean funda Lancôme en París. Sus primeros hitos son una polvera llamada Conquête y cinco perfumes (Tendres Nuit, Kypre, Tropiques, Bocges y Conquête) que presenta en la Exposición Universal de Bruselas. En menos de seis años, sus productos se distribuían ya en 30 países diferentes.

1936. UN HITO EN LA COSMÉTICA. Nace el primer tratamiento antiedad de la historia: la crema Nutrix.

1941. EL ÉXITO. Las mujeres hacen cola en las perfumerías para hacerse con el primer fondo de maquillaje de la casa: Disconteint.

1942. CON ESCUELA. Este año, en mitad de la Segunda Guerra Mundial, se pone en marcha la Escuela Lancôme.

1945. LOS LABIALES. Aparece la primera colección de barras de labios de la firma, llamada Shaker.

1950. PURA INSPIRACIÓN. Lanzamiento del perfume Magie, que inspirará posteriormente el packaging de los cosméticos de la maison.

1951. DE CINE. Belleza y cine se unen en Un rouge nommé Désir, homenaje a Un tranvía llamado deseo.

1952. EL PERFUME. Se lanza la versión original del perfume que hará historia: Trésor. Fue una creación del propio Petitjean.

1964. UNA GRAN FAMILIA. El Grupo L'Oréal adquiere Lancôme, que se convierte en su enseña de cosmética de lujo.

1969. EL FRESCOR. Nace un clásico de la frescura y uno de los perfumes favoritos de las españolas: Ô de Lancôme.

1970. EL FIN DE UNA ERA. Muere el fundador. Ese mismo año nace su primera máscara de pestañas, Maquicils.

1974. LA ROSA. La maison Delbard crea la rosa Lancôme el mismo año que la firma se lanza en Estados Unidos.

1983. DESDE ITALIA... Isabella Rossellini se convierte en la embajadora de marca. Lo será lo largo de 14 años.

1986. TAMBIÉN PARA LOS HOMBRES. La maison presentada primera máscara waterproof, Keracils, y su línea de hombre.

1990. EL BOMBAZO. Se hace la versión moderna de Trésor y el anuncio de lsabella Rosellini.