Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

jueves, marzo 27

Siete especies que saben contar

(Un texto de Elena Sanz en la página bbvaopenmind.com el 5 de marzo de 2016)

Las dotes para la aritmética y el cálculo no son exclusivas de los humanos. Las plantas carnívoras, las palomas, las hormigas, los macacos e incluso los tiburones recurren a las matemáticas para asegurar su subsistencia.

Carnívoras que llevan las cuentas

Saber contar no solo es una habilidad útil si eres un bípedo pensante. Sin ir más lejos, la venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) hace cálculos para decidir cuándo merece la pena atrapar una presa. Esta planta carnívora, que solo recurre a la ingesta de insectos o arañas como “plan B” cuando escasean los nutrientes del suelo, tiene que pensárselo bien antes de capturar a una presa porque el gasto energético que le supone es alto. Para tomar la decisión sin cometer errores, cuenta el número de veces que una posible presa roza los pelos sensores de sus hojas. Un único roce con el pelo sensor tiene el riesgo de ser una falsa alarma, y no es suficiente para cerrar la trampa. Pero si se produce el segundo contacto en menos de 30 segundos, las fauces de la planta se cierran y esta empieza a liberar jasmonato, una hormona que estimula la producción de enzimas para digerir a la presa. A partir de ese momento, cuantos más contactos se produzcan, más enzimas digestivas se liberarán. De este modo, la venus atrapamoscas se asegura de que los números siempre salen a su favor.

Palomas que ordenan de menor a mayor

Pese a su fama de sucias y torpes, las palomas pueden contar al menos hasta nueve. Así lo demostró Damian Scarg, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), en un estudio del que se hacía eco la revista Science. Lo sorprendente es que no solo sabían contar hasta nueve, sino que también eran capaces de aplicar una regla abstracta: organizar las imágenes en una pantalla según el número de elementos que contenían, de menor a mayor.  Algo que hasta el momento solo se había observado en primates y humanos. Queda por comprobar cómo se les dan las cuentas a partir de la decena.

Fractales para depredadores marinos

Las matemáticas fractales con las que Benôit Mandelbrot sorprendió al mundo en los años ochenta no les son ajenas ni a los tiburones ni a los peces espada. Según un estudio británico que publicaba la prestigiosa revista Nature en 2010, estos depredadores marinos siguen un patrón de movimiento fractal llamado vuelo de Lévy, que consiste en alternar una serie de movimientos cortos al azar de tipo browniano con otros de trayectorias más largas. Esto permite recorrer largas distancias en el menor tiempo posible y con el mínimo gasto de energía, y aumenta las probabilidades de encontrar una presa que llevarse a la boca, según concluían los autores. El patrón del vuelo de Lévy también aparece en otras muchas especies, desde las abejas cuando buscan comida hasta los cazadores de la tribu de los Hadza de Tanzania.

Hormigas con contadores de pasos

Las hormigas del desierto (Cataglyphis fortis) llevan un podómetro incorporado para asegurarse de encontrar siempre el camino de vuelta a casa. Científicos alemanes de la Universidad de Ulm descubrieron hace una década que estos insectos disponen de un contador interno de pasos, integrado en su sistema nervioso, que se “pone a cero” cada vez que regresan al nido. Es más, tienen tan bien medidos sus pasos que si sus patas se acortan o se alargan, cometen errores estimando la distancia recorrida.

Plantas que dividen

La planta más estudiada en los laboratorios de todo el mundo desde hace cuarenta años, Arabidopsis thaliana, puede añadir un nuevo hito a su lista de hazañas: se ha descubierto que sabe dividir. Durante la noche, cuando no dispone de luz solar para convertir el dióxido de carbono en azúcares y almidón, debe dosificar bien sus reservas de almidón para que duren hasta el alba. Y para hacerlo realiza una división aritmética bastante sofisticada, según probaron hace poco científicos del Centro John Innes de Reino Unido. Para sus cálculos no opera moviendo las bolas de un ábaco, sino que recurre a dos tipos de moléculas: las S (del término inglés starch, ‘almidón’), que informan de la cantidad de este azúcar disponible al llegar el ocaso, y moléculas T, cuya concentración informa sobre el tiempo que queda hasta la salida del sol.

Aves que saben contar

Las habilidades aritméticas de la petroica neozelandesa (Petroica australis), un ave de Oceanía, resultan igualmente sorprendentes. Científicos de la Universidad de Wellington demostraron que si a una de estas aves se le enseña una caja con dos gusanos y después se le permite entrar escondiendo uno, el petirrojo no se deja engañar y sigue buscando hasta que encuentra todos los bocados que había contado en su primera ojeada. Otra especie con dotes de contable es la focha (Fulica americana), que es capaz de llevar la cuenta de cuántos huevos ha puesto en su nido.

Sumas mentales en los macacos

Sin necesidad de asistir a la escuela, los primates no humanos dominan las matemáticas. En concreto, un experimento del Centro de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Duke (EE UU) reveló que los macacos pueden hacer cálculos mentales y aprobar un examen de aritmética no verbal. Y es que, si a uno de estos monos se le muestran en una pantalla dos cajas que contienen diferentes cantidades de puntos y, a continuación, se le ofrecen dos posibles resultados de la suma, con una recompensa en caso de acertar, el animal realiza bien los cálculos en un 76% de los casos. En las mismas condiciones, el porcentaje de acierto en un estudiante universitario es del 94%. Y ambos tardan lo mismo en responder: un segundo. La tasa de acierto en las sumas mentales para los chimpancés se queda a medio camino: un 90%. ¿Herencia de un ancestro común?

 

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miércoles, marzo 26

Los mitos griegos en la ciencia: Escila y Caribdis

(Un texto de Manuel Ruiz Rejón en el BBVAopenmind.com del 23 de enero de 2018)

Como es ampliamente conocido, los mitos griegos y por extensión los romanos han tenido gran influencia sobre muchos aspectos de la cultura occidental que van desde la literatura a la cinematografía, pasando por diversas artes y ciencias. Pero también se puede tener la idea de que estos mitos ya están “muertos”. Sin embargo, en nuestros días algunos de estos mitos aún perviven donde quizás menos se puede pensar: en la ciencia. Y uno de estos mitos es el de Escila y Caribdis, cuya estela sigue apareciendo en diversos campos de la Biología, como la Taxonomía, la Genética o la Bioquímica, y en otros ámbitos como la Geografía o la Astronomía.

El mito de Escila y Caribdis

El mito tal como aparece en la Odisea de Homero describe la existencia en una zona de un mar con un canal, en el que en un lado existe un monstruo, Escila, con torso de mujer y cola de pez del que surgen seis perros, cada uno con dos patas finalizados en cabezas con tres filas de dientes que atacan ferozmente a los barcos que pasan por su lado del estrecho. Y en el otro lado del canal se forma un remolino, Caribdis, que de forma periódica-tres veces al día-atrapa los barcos que pasan por su lado y al cabo los devuelve destrozados. Y como el canal es muy estrecho, al pasar los barcos corren un gran peligro, pues si no caen en las garras de Escila lo hacen en las olas de Caribdis. De hecho, en su viaje de vuelta a casa que se narra en la Odisea, y por consejo de la diosa Circe, Ulises pasó por el lado de Escila pues así perdía “sólo” seis marineros pero no perdía todo el barco.

Este mito ha aparecido en numerosas obras literarias-desde Homero, Ovidio y Virgilio a Manzoni y James Joyce -y artísticas, por ejemplo en pinturas, cerámicas, fuentes, esculturas, monedas…E incluso, se ha establecido en el lenguaje periodístico, médico, legal etc. para calificar situaciones muy peligrosas, pues aparentemente para salir de ellas sólo hay dos salidas, pero las dos son malas. Y en el lenguaje vulgar, el proverbio que invoca este mito significa estar entre “espada y la pared”.

El mito de “carne y hueso”

Como ha pasado con otros mitos, a lo largo de la historia se han tratado de buscar las posibles situaciones reales en las que pudiera estar más o menos basado dicho mito. En este caso, lo que más se ha defendido desde el punto de vista geográfico es que el mito pudiera estar de alguna manera relacionado con lo que ocurre en el estrecho de Mesina, que separa Sicilia de Italia, y que en su parte más estrecha no llega a los 3 kilómetros. De hecho, en la parte continental del estrecho, en Calabria, hay una ciudad de nombre Scilla con un gran acantilado en cuya base supuestamente se defiende que pudo estar la cueva en la que se alojaba el monstruo. Y enfrente de ella, en la parte insular, en la esquina noroeste de Sicilia, hay un cabo-Cabo Peloro– frente al cual se forma un remolino que incluso ha figurado en las cartas marinas como Caribdis. Pero, por supuesto, no se han encontrado restos de Escila-los griegos sí conocían, por ejemplo, casos de reptiles e incluso mamíferos con dos cabezas. Y el posible remolino, por lo menos en la actualidad, no es tan grande como para “absorber” barcos.

Plantas y animales

Por otro lado, en Biología los nombres de este mito se han utilizado con profusión desde que Linneo en el siglo XVIII comenzara a poner nombres científicos a las plantas y animales. El propio Linneo nombró en 1753 como Scilla maritima a una planta liliácea con grandes bulbos muy extendida por todo el Mediterráneo, que desde la antigüedad se denominaba así: Scilla, Squila…, y cuyo nombre vulgar en castellano es cebolla albarrana. Posteriormente, con todos los cambios que está experimentado la taxonomía en general y en particular la de las plantas “liliáceas”, esta especie ha pasado por los géneros Urginea y Drimia y ,finalmente y muy recientemente, 1998, ha llegado al otro” extremo” de Scilla, pues se ha descrito como Charybdis maritima. En cambio, Linneo no utilizó los nombres de los dos monstruos para nombrar especies animales. Pero en el grupo de los “cangrejos” que él incluyó en un género muy amplio llamado Cancer posteriormente se han separado varios géneros, uno de ellos Scilla y otro Charybdis.

Genes y mutaciones

Otro campo de la Biología en el que se utilizan los nombres míticos es el de los genes y sus mutaciones. En concreto, en una de la especies más estudiadas por la Genética-la mosca del vinagre Drosophila-algunos genes se han denominado con nombres míticos, como Ariadna o Medea. Y precisamente en esta especie se han descrito recientemente dos genes, scilla y charybde (sic), que intervienen entre otras cosas en el desarrollo embrionario de la mosca. Lo curioso es que posteriormente se ha comprobado que de estos dos genes existe un homólogo en el genoma humano, el gen RTP801, que, también entre otros aspectos, interviene en el desarrollo en la neurogénesis cortical y en la migración de las neuronas (1).

Fuera del cuerpo humano, este mito también ha llegado a regiones geográficas muy lejanas de donde nació. Así, hay glaciares y cascadas en la Antártida y Canadá, o montes en Nueva Zelanda que llevan el nombre de Charybdis. Y también en este caso junto a otro monte llamado Scilla muy próximo; o bancos de arena en las costas de Filipinas como el conocido como ”Charybdis shoal” por el servicio marítimo norteamericano.

Principios naturales relacionados con el mito

Desde la antigüedad, la planta Scilla-Urginea-Drimia-Charybdis maritima ha tenido diversos usos que van desde la medicina tradicional como diurético, emético, expectorante, estabilizador de problemas cardiacos etc., hasta su uso para prácticas rituales, pasando por su utilización como insecticida y raticida. En la actualidad se están encontrando los principios naturales en los que pueden estar basadas estas históricas utilidades.

Concretamente, en Ch. maritima desde hace unos años se están caracterizando toda una plétora de principios activos como alcaloides, glicósidos, sesquiterpenos, homoisoflavonoides, bufadienolides  etc. Algunos de ellos son específicos de estas plantas y por ello reciben nombres como escillerenos, escillirósidos, urginerósidos etc. Y de algunos de ellos se está investigando y comenzando a constatar su actividad como cardiotónicos, antimicrobianos, citotóxicos, antiinflamatorios etc.

Siguiendo este camino “bioquímico”,  en 2006 se ha encontrado que en los bulbos de Charybdis maritima existe una proteína llamada precisamente caribdina que es una proteína inactivadora de los ribosomas (2). En relación con este tipo de proteínas, que sólo existen en algunas plantas además de en  algunas bacterias y hongos,  en la actualidad se está desarrollando una intensa investigación para utilizarlas como inmunotoxinas en la lucha contra el cáncer, pues parecen actuar más sobre células cancerosas que sobre las células normales. De hecho, aunque la caribdina no parece ser muy activa como inactivadora de los ribosomas, sí se está comenzando a comercializar un anticuerpo recombinante basado en esta proteína aunque, de momento, sólo para su utilización en investigación.

Siguiendo la pista de la caribdina en el año 2016 se ha podido constatar por primera vez que en la antigüedad se utilizaban los bulbos de Charybdis marítima en prácticas funerarias. Así se ha visto en un enterramiento de Oriente Medio de más de 7.000 años, que tanto  los enterrados como los ajuares funerarios estaban ”embardunados” con una pasta que además de sangre bovina llevaba colágenos, resinas  y proteínas vegetales entre las cuales destacaba sobre todo la caribdina (3).

Conclusión

Todo ello demuestra que por lo menos en el caso de Escila y Caribdis, los mitos griegos siguen dejando huella en la ciencia. Y no es un caso único, pues no hay más que ver cómo otros mitos griegos ya mencionados como Medea o Ariadna aparecen en Biología, o cómo todo el conjunto de ellos sirve para nombrar los satélites planetarios y otros cuerpos astronómicos de nuestro sistema solar descubiertos desde hace tiempo y en la actualidad. Por cierto, hay un asteroide que forma parte del gran cinturón de asteroides existente entre Marte y Júpiter que se llama Charybdis, con lo que podemos decir que este mito ha llegado hasta las “estrellas”.

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martes, marzo 25

Some of France's weirdest and most wonderful festivals

 (The information comes from an article by Thibault Hollebecq on vice website -on 21st April, 2022-, an article by

From medieval fest celebrating spoons to colourful carnival parties, these traditional events have been going strong for centuries.

When people think of France, they might conjure up images of D-Day or bad weather. But, as it often goes, major events and stereotypes only tell a small part of a place’s story. From giant sculptures made from lemons to pig squealing competitions, there are plenty of bizarre festivals in France!

Douais Turkey Fest
                  – a crowd of people standing in front of a pharmacy
                  with their umbrellas open, surrounding a group of tens
                  of turkeys roaming freely.
The Turkey Fest in Douais.
There’s the Turkey Fest in Licques, first introduced by local monks in the 17th century and still going strong, where people parade in mediaeval costumes with their feathered friends.

The festival of Douai
Giant
                  Gayant Festival, Douai – people looking up in awe
                  towards a giant puppet wearing a white blouse and
                  black skirt with their head out of the frame.

The Gayant Festival of Douai, early July. The parade, which began in the 1500s, includes giant sculptures of the Gayant family, representing local lords that fought battles against the Normans in the 9th century.

Funfair
                  Douai, princess – girl in a frilly blue dress and a
                  tiara, surrounded by people in front of a carnival
                  food stand.At the funfair of Douai, in early July, one girl gets elected princess every year.
Boulogne
                  Sea Festival – old lady wearing big yellow earrings, a
                  white poncho and a fan-shaped hat and old man in a
                  tail suit and top hat, parading in front of a crowd
                  along the sea shore at the town's port.

Sea festival, In Boulogne

The Sea Festival in Boulogne, biannual, early July. The event celebrates the sea and involves a parade, boat tours, seafood dishes and music.

Dunkirk
                  Carnival – man dressed in a wonder woman outfit and
                  blond wig next to a friend.
Dunkirk Carnival

Let’s begin our journey in the northern city of Dunkirk. Each year between February and March, Dunkirk buzzes with the vibrancy of its traditional carnival. The event is steeped in local history, bringing a blend of merriment and nostalgia. Dating back to at least the 1800, the traditional fest involves costume parties and giant puppets which are paraded around the city.

The Icy dip in Malo-Les-Bains

Icy dip,
                  Malo les Bains – three men dressed like penguins,
                  sipping sparkling wine in the sea, surrounded by other
                  people in various costumes.
On 1st of January. A traditional dip in the icy ocean to celebrate the new year, with temperatures of about 0 degrees Celsius outside and -10 in the water.
Dunkirk
                  carnival – women wearing bright outfits with matching
                  tulle hats filled with flowers, eating chips in front
                  of a stand.

The Wooden Spoon festival in Comines 

Second weekend of October.

There’s the historical Wooden Spoon Fest in Comines, two separate towns bearing the same name on either side of the French-Belgian border. Here, people have been gathering once a year since 1884 to catch wooden spoons thrown during a parade, in commemoration of a folktale about a local lord that was once freed from captivity thanks to a wooden spoon.

International Kite Festival

We are in the charming coastal town of Dieppe in Normandy. Every September, this town plays host to the International Kite Festival. With the sky painted with a kaleidoscope of colors, the creativity and skill of kite enthusiasts from across the globe are on full display. Why not join in and fly a kite of your own?

The Festival of Saint-Loup

Held in the town of Guingamp, in August, this festival is a heartfelt tribute to the region’s Celtic roots. The celebration is renowned for its traditional Breton dances and music, drawing performers and enthusiasts from around the world. During the festival, the streets resonate with the rhythmic beats of the bombarde and biniou, traditional Breton instruments. Whether you’re a seasoned dancer or a curious spectator, the Festival of Saint-Loup is a must-visit for a truly authentic immersion into Breton culture.

The Giants Parade

Further along, in the lively city of Lille, The Giants Parade takes place every June. Watch in awe as enormous effigies, some reaching up to 9 meters, parade through the city streets. This deeply rooted tradition is a memorable spectacle that will surely capture your imagination.

The Lemon Festival

The pastel-coloured Mediterranean town of Menton is bathed in glorious colours every February for the annual Fête du Citron. Then, the town’s Lemon Festival turns the place into a citrusy wonderland, featuring gigantic sculptures made entirely of lemons and oranges. Enjoy the vibrant parades, night-time gardens, and the unforgettable citrus scents.

Floral processions take place along the Promenade du Soleil, accompanied by dancers and brass bands. In the Jardin Biovès, visitors can see displays of soaring citrus-clad sculptures which produce dazzling shades of orange and yellow during the evening light displays. Where else will you see your favourite musical characters made from lemons?

Experiencing these unusual festivals offers a rich and varied cultural perspective on France. Each event, with its unique traditions and lively celebrations, allows you to delve deeper into the heart of French culture. No matter when you visit, there’s always a celebration waiting for you in France !

Festival Mondial des Théâtres de Marionettes

Charleville-Mézières, Ardennes, Grand-Est

Puppets take centre stage at this biennial festival in the town of Charleville-Mézières. The event highlights the important part puppetry plays in many of the world’s cultures, with around 250 troupes of puppeteers – glove, string and shadow – performing in theatres and on the streets. Talented and amazing as the performers are, some of the puppets are decidedly creepy…

Fête du Piment d’Espelette

Pyrénées-Atlantiques, Nouvelle-Aquitaine

The Basque town of Espelette pays tribute to its deep-red chilli during a weekend of dances, music and food stalls. The event takes place every October and sees streets throughout the town decked out in red and white bunting as well as strings of sundried red peppers. Particular highlights of the weekend-long festival include a blessing of the pepper harvest on the Sunday and a service given by the Confrérie du Piment d’Espelette.

Marathon du Médoc

Médoc, Gironde, Nouvelle-Aquitaine

For the last thirty years, the Médoc wine-growing region near Bordeaux has played host to its very own marathon. The event, which takes place in September, sees some 10,000 runners negotiate a 42-kilometre course, which has a total of 59 vineyard stops along the way. Participants usually don fancy dress for the occasion and can sample oysters, cheese and foie gras alongside the many different wines. Other highlights include a ten-kilometre winery walk for spectators, dancing and fireworks. Only in France could you find a marathon where the runners stop for wine and oysters instead of sports drinks and protein bars!

Fête de la Dinde

Licques, Pas-de-Calais, Hauts-de-France

The small town of Licques south of Calais has a big reputation throughout France for its Christmas turkeys. Inhabitants celebrate every December at the local turkey festival, which features parades of the birds through the streets and a competition for the ‘best in show’ title. The festival also features a market, celebratory meal and dancing.

Foire au Boudin

Mortagne au Perche, Orne, Normandie

Love it or hate it, black pudding, or boudin noir in French, has its very own festival every March in the village of Mortagne au Perche in Normandy. More than 100 exhibitors from across France and beyond come here to sell their versions of the blood sausage and compete to win prizes for the quality of their products. Visitors have the chance to taste all different types of boudin noir, with some of the strangest flavours including chocolate, chilli and cognac.

foireauboudin.free.fr

Fête de la Fraise

Beaulieu –sur-Dordogne, Corrèze, Nouvelle-Aquitaine

The tasty strawberry is celebrated in grand style for one day each year in the village of Beaulieu. Visitors come from near and far to sample the strawberries, shop at the fruit market and attend culinary workshops where chefs offer tips on making the most of this delicious sweet fruit. The big event has to be witnessing all of the town’s bakers and pâtissiers coming together to produce a huge strawberry tart – which measures 8 metres in diameter and is made using 800 kilos of fruit.

beaulieu-sur-dordogne.fr

Fête de la Truffe

Sarlat-la-Canéda, Dordogne, Nouvelle-Aquitaine

This festival entirely dedicated to the earthy truffle takes place every year in the picture-perfect town of Sarlat in mid-January. Highlights of the event include culinary workshops, truffle-hunting demonstrations and a big market where you can meet growers and buy truffles or truffle-based products. Many chefs from restaurants across Sarlat offer cookery demonstrations showing you how to best prepare truffles and other gastronomic specialities from the local area.

sarlat-tourisme.com

Fête de l’Oignon Rose

Roscoff, Finistère, Bretagne

The charming coastal town of Roscoff celebrates its famous pink onions every summer with a two-day festival. The local onion created a major trade route from the town to much of Britain, culminating in the hundreds of ‘Onion Johnnies’ with their Gallic cigarettes, berets and strings of onions hanging over their bikes. The festival takes place along the quayside and features stalls selling many different onion-flavoured products, from tarts and sausages to chutney and even beer.

La Pourcailhade

Trie Sur Baïse, Hautes-Pyrénées, Occitanie

When it comes to unusual events, this annual porcine celebration in south-west France comes top off the list. Held in what was once the country’s main pig-rearing region on the second Sunday in August, the festival features everything from stalls selling sausages to piglet races where visitors can bet on which creature they think will win. The strangest part of this event has to be the cri de cochon, or pig-squealing championship, where contestants have to make different pig noises from the various stages of the animals’ life cycle. Sadly, the festival hasn’t been on for the last two years – hopefully they revive it soon! Where else can you go to see a pig-squealing championship?!

Fête du Lait

Le Quesnoy, Nord, Hauts-de-France

This tiny village in the north of France is the setting for an annual milk festival attracting farmers from across the Nord department. Taking place every year in September, the one-day event will allow visitors to marvel at 100 different specimens of cow and sample some of the area’s finest dairy products. What makes this event particularly unique is the beauty queen competition, where young women from local villages compete to be crowned Miss Protein.

Fête de l’Escargot

Osenbach, Alsace, Grand-Est

Snail lovers will rejoice if they visit the picturesque town of Osenbach in Alsace at the very end of April. The annual snail festival is a serious affair here, so much so that the town even has its very own brotherhood dedicated to the humble mollusc. People come from far and wide for this two-day event with highlights including traditional music and dance, local beer tastings and the all-important snail tastings. The festival also features a traditional snail race, which takes place on a custom-built course.

Fête de la Mirabelle

Metz, Moselle, Grand-Est

The sweet mirabelle plum is a speciality of Lorraine in eastern France, which is responsible for around 70 per cent of the world’s production. The biggest festival in its honour takes place in Metz, capital of the Moselle département, and is celebrating its 70th anniversary this year. Tens of thousands of visitors attend, with highlights including a giant picnic, concerts, parades, fireworks and the crowning of the mirabelle queen. The centerpiece is a large market, where you can meet growers and sample the tasty fruit.

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lunes, marzo 24

España nunca fue Rusia: la fracasada revolución comunista de 1917 que quiso acabar con Alfonso XIII

(Un texto de Israel Viana en el ABC del 7 de junio de 2022)

El proceso bolchevique ruso que hace 105 años provocó el establecimiento de la URSS, trajo consigo una ola de entusiasmo que influyó en la mayoría de los países europeos, incluido España, con una revuelta militar, otra obrera y una tercera política.

En 1917 se produjeron dos revoluciones en Rusia que no solo acabaron con un imperio de 300 años y provocaron el establecimiento del primer régimen comunista de la historia, sino que transformaron el mundo tal y como lo conocemos. La primera se produjo en febrero y la segunda, en octubre, dando comienzo después a lo que Eric Hobsbawm denominó el breve siglo XX, que concluyó precisamente con la caída de la Unión Soviética en 1991. Entre una fecha y otra, la influencia soviética despertó el entusiasmo de muchos países… incluída una parte de España.

Pero, ¿cuál fue la influencia real de la revolución rusa en España? ¿Por qué no se impuso el comunismo en nuestro país? Las teorías al respecto son de los más variadas, desde las que defienden que los acontecimientos españoles de 1917 fueron modestos a las que opinan que la aparición de la URSS provocó un maremoto social y político que desató las fuerzas que estuvieron detrás de las dictaduras de Primo de Rivera y Franco, así como de la Guerra Civil, a pesar de que el intentó de establecer un sistema parecido fracasara, como ocurrió a la larga en otros países europeos.

Lo más cerca que estuvo España de sucumbir a la revolución rusa fue con los intentos de Francisco Largo Caballero, ministro de Trabajo entre 1931 y 1932 y representante de la corriente más revolucionaria dentro del PSOE, de implantar en nuestro país la Unión de Repúblicas Ibéricas Soviéticas (o Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas, según la fuente consultada). Es decir, una copia española de la URSS. Y es que, para este líder político, aquel periodo democrático no era más que lo que el historiador Santos Juliá definió como la «estación de tránsito hacia el socialismo».

La España neutral

En otras palabras: la democracia republicana era el mal necesario para instaurar su ideal socialista, tal y como expresó en numerosas ocasiones durante la Segunda República. Sobre todo, después de que el PSOE perdiera el poder en septiembre de 1933 en favor de la coalición de los radicales de Alejandro Lerroux, con la CEDA de José María Gil-Robles como aliado, pero sus ideas tampoco triunfaron entonces. En 1917, no obstante, la marejada subversiva de Rusia fue lo suficientemente potente como para provocar graves crisis en todos los Gobiernos constitucionales europeos. Y no solo en los que participaron en la Primera Guerra Mundial, también en los que se habían declarado neutrales.

De estos últimos, España vivió, quizá, la revolución más importante de las que hubo en Europa aquel año. «La revolución española tomó la forma de una revuelta republicana y sindicalista, que potenció la sedición del poder regional en Cataluña, gobernado entonces por los nacionalistas. La hizo posible una sublevación militar que, desde el 1 de junio de ese año, provocó que el poder constituido perdiera el control del Ejército», explica Roberto Villa García en ‘1917: El Estado catalán y el soviet español’ (Espasa, 2021).

Antes de esa fecha, los republicanos y los socialistas ya habían intentado forzar esa coyuntura revolucionaria presionando a favor de la ruptura diplomática con los Imperios centrales –como era el caso del Imperio zarista derrocado después por los bolcheviques–, incluso si ello suponía la entrada de España en la Primera Guerra Mundial. Pero fue en 1917 cuando la oleada de entusiasmo se extendió por los medios obreros e intelectuales españoles, cuyo objetivo final era destruir la monarquía liberal encabezada por Alfonso XIII.

Nacionalistas y republicanos

El movimiento no fue menor, hasta el punto de que aglutinó a movimientos aparentemente antagónicos, como los apuntados por Villa García: desde la izquierda republicana a los nacionalistas catalanes, pasando incluso por los militares rebeldes. Todos ellos tuvieron que enfrentarse a un régimen «casi democrático», basado en el turnismo entre el partido Conservador y el Liberal en el poder, que se repartían los escaños antes de las elecciones o recurrían directamente al pucherazo.

Este sistema impedía que los españoles seguidores de Lenin pudieran concretar sus anhelos revolucionarios en España. Por eso la revolución fracasó en España, según la tesis de este profesor titular de Historia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que rompe algunos tópicos vertidos sobre este periodo:

«Hacia 1917, el sufragio universal [vigente desde 1890] funcionaba cada vez mejor y las elecciones fueron progresivamente más disputadas y limpias, comparadas con las del siglo XIX. Cabían pocas dudas de que, de mantenerse la arquitectura del régimen político, esa evolución electoral anticipaba la democracia liberal. En otras palabras: el turno entre los partidos Conservador y Liberal de Cánovas y Sagasta tenía un horizonte finito y tarde o temprano habría sido sustituido por la competencia electoral o por acuerdos parlamentarios que incrementaran el peso de los votantes a la hora de decidir el partido que debía gobernar».

La lucha contra este régimen a lo largo de 1917 pasó por varios periodos y costó centenares de víctimas. El peor momento fue el verano, cuando estalló una crisis múltiple: militar, política y social.

La sublevación militar

La primera fue la más insólita. Se produjo cuando el Ejército empezó a cuestionar el sistema y a intervenir en la vida política. Entre los soldados había surgido un gran malestar desde la derrota de 1898, acentuado por el auge de los regionalismos y nacionalismos que cuestionaban la organización territorial del Estado, algo sagrado para ellos. Además, desde hacía tiempo recibían críticas por su falta de eficacia que consideraban injustas. De ahí que, en 1917, su malestar hubiera crecido ante la inestabilidad gubernamental, sus bajos salarios y, sobre todo, por la política de ascensos que premiaba a los militares de Marruecos y discriminaba a los que servían en la Península.

Este descontento contra el Gobierno provocó la creación de las Juntas de Defensa, una especie de asociaciones sindicales que defendían todas estas causas económicas y profesionales por las que luchaban los militares. Su presión al poder civil fue tal, que terminó por legalizarlas, acentuando la autonomía e injerencia del Ejército en la vida política española. Ganaba así su batalla, que continuaba después en los estamentos más altos. De hecho, en 1920, el general Fernando Primo de Rivera, uno de los militares más destacados de la Restauración, le enviaba cartas a Alfonso XIII para advertirle de los peligros para el país que tenía la agitación bolchevique. Para combatirla, le proponía al Rey que instaurara una dictadura temporal.

Como respuesta a ese clima de inestabilidad, el Gobierno de Eduardo Dato decretó la censura de prensa y la suspensión de las garantías constitucionales y de las Cortes antes de que acabara 1917. Aquella autoritaria medida provocó grandes protestas entre los españoles y llevó a Francisco Cambó, dirigente de la Lliga Regionalista, a convocar en julio una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, con el objetivo de que se aplicase un programa reformista y se respetase la realidad plurinacional de España. El problema es que solo asistieron representantes de la oposición de izquierdas, regionalistas y algunos liberales, por lo que la asamblea se suspendió en cuanto las Juntas de Defensa la rechazaron y se pusieron al lado del Ejecutivo.

127 muertos

Lo peor vino, sin embargo, con la tensa situación social y la creciente fuerza que habían adquirido los sindicatos tras la influencia de la revolución rusa en España. Eso favoreció la creación de un comité de acción conjunta de la CNT y la UGT. A pesar de las diferencias entre estos dos sindicatos, los primeros anarquistas y los segundos socialistas, el conflicto ferroviario que se había iniciado en Valencia condujo a ambos a convocar una huelga general revolucionaria para el 13 de agosto, a la que se conoció como el ‘agosto rojo’, con la que querían reivindicar un cambio político como el que se había producido en Rusia.

La movilización se extendió por Asturias, País Vasco, Madrid y Cataluña, donde murieron al menos 127 huelguistas y 349 resultaron heridos graves. Sin embargo, no contó con el apoyo de la Asamblea de Parlamentarios, defensora de los intereses de la burguesía, ni mucho menos con las Juntas de Defensa, pues el Ejército fue el que se encargó de reprimir con dureza aquel movimiento. Eso no significa que las consecuencias de estas tres revoluciones (obrera, nacionalista y militar) surgidas a raíz de la soviética en Rusia no se dejaran sentir en el futuro.

Todas ellas agrietaron lo suficiente el sistema de la Restauración como para acabar con él poco después y condicionar la vida política española durante las próximas seis décadas, con una guerra fratricida de por medio que acabó con la vida de medio millón de personas y envió al exilio a otro medio millón. Así lo explica Villa García: «Los sucesos de 1917 tuvieron la fuerza extraordinaria de abrir las compuertas a la tragedia de los veinte años posteriores. Ese proceso revolucionario, cerrado en falso en marzo de 1918, echó abajo los fundamentos políticos trabajosamente construidos desde 1875, que ya no pudieron redefinirse para facilitar el tránsito a la democracia liberal. La hondura de la crisis provocada por la revolución de 1917 no solo impidió un reequilibrio democrático, sino que ofreció la coyuntura ideal para que triunfara la primera dictadura de 1923, que inauguró un ciclo autoritario del que España ya no se apartaría hasta la muerte de Franco».

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domingo, marzo 23

Barón de Münchausen, el militar fanfarrón que dio nombre a un síndrome psiquiátrico

(Un texto de Pedro Gargantilla en el ABC del 12 de febrero de 2017)

Entre sus ocurrencias, viajar sobre una bala de cañón o salir de una ciénaga tirando de su coleta.

Karl Friedrich Hieronymus Freiherr von Münchhausen (11 de mayo de 1720 – 22 de febrero de 1797), más conocido por Barón von Münchhausen, fue un militar alemán que vivió en el siglo XVIII. Nació en el Electorado de Hannover, uno los múltiples estados alemanes que dibujaban la geografía europea del momento, muy cerca de Hamelín, población con ecos literarios.

A lo largo de su dilatada vida profesional participó en numerosas campañas militares dentro de las filas rusas, donde sirvió como corneta, teniente y capitán de caballería, participando en dos campañas militares frente a los turcos. Cuando se cansó de guerrear regresó a su Alemania natal y no tardó en ser conocido por sus excentricidades y su fanfarronería.

El motivo: se dedicó a rememorar sus hazañas bélicas aderezándolas con todo tipo de exageraciones y detalles inverosímiles, que causaban fascinación entre la aristocracia teutona.

Entre sus múltiples ocurrencias se incluían, por ejemplo, cabalgar sobre una bala de cañón, viajar a la Luna, matar a un oso para cubrirse con su piel y pasar desapercibido entre los otros osos o salir de una ciénaga pestilente tirando de su propia coleta. Incluso el barón llegó a contar cómo pudo vivir durante meses en el estómago de una ballena. Es evidente que todas estas historias eran absolutamente imposibles y, como tal, eran entendidas por su concurrida audiencia.

El personaje adquirió cierta notoriedad cuando sus aventuras fueron recogidas en forma de relato por dos escritores. Rudolf Erich Raspe (1737-1794) escribió en inglés "Historia de los maravillosos viajes y de las campañas de Rusia del barón de Münchausen". Y el alemán Gottfried Bürger publicó poco tiempo después "Maravillosos viajes por tierra y por mar, guerra y divertidas aventuras del barón de Münchausen".

Si el barón levantara la cabeza seguramente se sentiría muy orgulloso de sí mismo, ya que sus delirantes historias no sólo han inspirado libros y películas, sino que incluso tiene el “honor” de haber traspasado el umbral de la ciencia.

Y es que su gran triunfo llegó en 1951, cuando su apellido se utilizó por vez primera para dar nombre a un extraño trastorno psiquiátrico: el síndrome de Münchausen. Una alteración en la que el paciente miente de forma patológica y finge con todo tipo de detalle sus dolencias para llamar la atención y recibir el cuidado de las personas que le rodean. Habitualmente los pacientes refieren tener problemas digestivos (nauseas, vómitos), respiratorios o reacciones alérgicas. A diferencia del hipocondriaco, los enfermos con síndrome de Münchausen saben que no están enfermos, su intención es llamar la atención.

Veintiséis años después otro médico, en este caso un pediatra británico, empleó la expresión “Síndrome de Münchausen por poderes” para designar una variante del anterior, que consiste, básicamente, en experimentar la necesidad constante de sentirse necesitado por sus familiares, especialmente por los hijos. Y para mantener la fuerte dependencia se recurre al envenenamiento paulatino o a provocarles vómitos y/o diarreas.


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sábado, marzo 22

To ask

Los verbos “pedir” o “preguntar” en inglés siempre suelen generar dudas a todo el mundo.

Vamos a aclarar las diferencias entre sus distintas formas de utilización en este breve artículo.

preguntar algo = to ask something
preguntarle a alguien = to ask somebody
pedirle a alguien = to ask somebody
pedir algo = to ask for something

Entonces se ve claramente que para tanto preguntarle a alguien como pedirle a alguien se utiliza to ask. También cuando se pregunta algo, se usa ask. La diferencia es cuando se pide algo porque entonces hay que usar ask for. Es lo que los hispanohablantes suelen ignorar.

El verbo “pedir algo” o “preguntar por algo” es “to ask for”.

OJO: Cuando hay un objeto indirecto se coloca después de “ask” y “for”, ¡y no olvides la preposición!. Ejemplos:

  • Voy a pedir la cuenta: I’m going to ask for the bill.
  • Pediré una libreta: I’ll ask for a notebook.
  • Ella me pidió un favor: She asked me for a favour.
  • Pregunta por Jim en recepción: Ask for Jim at reception.
  • Los empleados piden un aumento de sueldo: The employees are asking for a pay rise.

Sin embargo, para “solicitar hacer algo” o “pedir que alguien haga algo” en inglés usamos el verbo “ask” más el infinitivo.
En el segundo caso hace falta incluir un objeto / pronombre objeto inmediatamente después del verbo. Veamos los siguientes ejemplos:

  • Solicité ir: I asked to go.
  • Le pedí a ella que me acompañara: I asked her to come with me.
  • Nos pidieron que volviésemos mañana: They asked us to come back tomorrow.
  • Ella solicitó ser considerada para el puesto: She asked to be considered for the position.
  • ¿Le pedirás (a él) que me llame?: Will you ask him to call me?

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viernes, marzo 21

Hugo Boss, el sastre que confeccionaba los uniformes de las tropas nazis

(Un texto de ManuelP. Villatoro en el ABC del 11 de octubre de 2012)

Además de crear una popular marca de ropa, el fundador de esta firma fue un reconocido miembro del partido nazi que usó a esclavos judíos en sus fábricas.

La conocida firma de ropa « Hugo Boss» es sinónimo de calidad, elegancia y, sobretodo, alta costura. Sin embargo, su fundador, Hugo Ferdinand Boss, era conocido en la Segunda Guerra Mundial por algo bien distinto: fabricar los trajes para las tropas nazis dirigidas por Hitler y usar a prisioneros judíos como mano de obra. Y es que, este costurero alemán fue durante años el sastre del Tercer Reich.

La historia de Hugo Boss comienza en 1923, año en que el modista fundó un pequeño taller de sastrería en Metzingen, un pueblo al sur de Stuttgart. Allí, como afirma el historiador y periodista Jesús Hernández en su libro « 100 Historias secretas de la Segunda Guerra Mundial» (el cual presenta en su blog), «el sastre se dio cuenta de que el negocio era vestir a las tropas hitlerianas».

Boss, un nazi convencido

Corría el año 1931 y Alemania vivía asolada por las duras condiciones que le habían impuesto los aliados por ser la nación que, de forma «oficial», había iniciado la Primera Guerra Mundial. Concretamente, este país se veía ahora en la ruina ya que estaba obligado a pagar grandes impuestos al bando vencedor (denominados como «reparaciones de guerra»). Esto, unido a la gran crisis económica de 1929, había dejado a Alemania en el ostracismo.

En esa época, un joven Adolf Hitler había tomado ya las riendas del Partido Nazi y su discurso comenzaba a convencer a muchos alemanes. Y, al parecer, uno a los que persuadió fue Hugo Boss. «En abril de 1931, cuando aún Hitler no había llegado al poder, Boss, que entonces tenía 46 años, decidió alistarse en el Partido Nazi. Su número de afiliado sería el 508.889» afirma Hernández.

En 1933, dos años después de comenzar su aventura textil, y tras pasar multitud de calamidades económicas, Hugo Boss ya había decidido que su futuro sería proporcionar la indumentaria a las «Waffen SS» (un cuerpo de elite creado por Hitler para su protección, entre otras funciones), las SA (una organización paramilitar del partido nacionalsocialista), y las Juventudes Hitlerianas, según explica el historiador.

Ese mismo año, las ventas comenzaron a incrementarse, y, en términos del historiador, Hugo Boss incluyó un anuncio en un diario local afirmando lo siguiente: «Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios. Boss. Ropa mecánica y de trabajo, en Metzingen. Firma homologada por las SA y las SS. Uniformes con la licencia del Reich». Su futuro acababa de quedar sellado.

Desde ese momento los pedidos del ínfimo taller se multiplicaron. «Años más tarde, en 1935, Boss decidió abandonar la fabricación de ropa civil y dedicarse exclusivamente a la confección de uniformes. Seguramente, a Boss no le pasó desapercibido el dato de que entre miembros de las SS, SA y Juventudes Hitlerianas sumaban un total de tres millones y medio de uniformes, y que alguien debía de fabricarlos» sentencia Hernández.

Hugo Boss acertó de lleno, como explica el historiador: «La diversidad del vestuario del Tercer Reich debía ser atendida. Por ejemplo, el vestuario tipo del militar alemán podía tener hasta ocho uniformes distintos: el de campaña, el de servicio o diario, el de guardia, el de parada, el de presentación, el de paseo, el de trabajo, el deportivo y el de sociedad, este último solo para los oficiales».

El negocio progresa

Los pedidos llegaron a cientos hasta Metzingen, lo que provocó que Boss se planteara comprar en 1939 una fábrica de telas para ahorrar costes en el proceso de creación de las prendas. El mercado era sin duda favorable para la marca.

Ese año sucedió además un hecho que convertiría a Hugo Boss en una de las marcas con más beneficios en Alemania: la invasión de Polonia por parte de las tropas nazis el 1 de septiembre de 1939. La maquinaria militar de Hitler se puso en marcha y alguien tenía que proporcionar la vestimenta a todos aquellos soldados que recorrerían medio mundo. El elegido, como no podía ser de otra forma, fue aquel sastre que trabajaba en Metzingen.

Además, y según explica Hernández, la guerra amplió el mercado del modista, que ahora recibía multitud de nuevos pedidos, algunos incluso de la Wehrmacht (el grueso de las fuerzas de tierra, mar y aire del ejército alemán). «En el taller de Metzingen llegaron también pedidos de la Sección de Vestuario (Bekleidung) y del Estado Mayor (Stab), perteneciente a la Oficina de Asuntos Generales del Ejército (Allgemeines Heeresamt)» determina.

Boss era en ese momento un empresario acaudalado cuyo producto era conocido en toda Alemania. «El pequeño taller de Metzingen se convertía así en la segunda compañía textil más importante de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial» sentencia el historiador.

La guerra y la escasez de materiales

Aunque la guerra significó el aumento de los pedidos para Boss, le provocó también una serie de problemas. El primero de ellos tuvo que ver con la disminución de la entrada de productos a través del comercio, lo que provocó la escasez de materias primas para confeccionar los trajes. A esta dificultad se unió además el recorte en el presupuesto destinado a los uniformes que hizo el Gobierno Alemán, ya que necesitaba el dinero para la investigación armamentística.

Sin embargo, Boss ideó una solución sencilla. «Si en los años treinta los uniformes de las SS, la SA, las HJ y la Wehrmacht estaban fabricados con una mezcla de fibras y lana, durante la guerra la lana reciclada pasaría a ser el elemento básico de los uniformes» afirma Hernández.

A su vez, los alemanes discurrieron otras formas de conseguir materias primas, requisárselas a sus enemigos. «Las necesidades de vestuario del Ejército alemán nunca se pudieron cubrir completamente debido a la escasez de materias primas. Por tanto, las tropas germanas se vieron forzadas a requisar toneladas de ropa en los países ocupados» destaca el historiador.

Otro problema que se le planteó a Boss fue la falta de trabajadores. Sin embargo, en su ayuda acudieron de nuevo las tropas de Hitler: «Hugo Boss no dudó en utilizar mano de obra de trabajadores esclavos procedentes de los países ocupados, sobre todo mujeres polacas. Entre 1940 y 1941, trabajaron treinta prisioneros franceses. Además las SS facilitaron a Boss la incorporación de una veintena de trabajadores polacos procedentes de campos de concentración», informa Hernández.

La empresa tras la contienda

Después de la guerra, aproximadamente en 1945, las cosas cambiarían radicalmente para Hugo Boss, que pasó de ser un empresario reconocido a ser acusado por el nuevo Gobierno de colaboracionista con el nazismo. «Hugo Boss fue declarado por las autoridades aliadas ‘beneficiario’ del régimen nazi y su empresa fue calificada de ‘importante’ en el entramado económico del régimen de Hitler, dos condiciones que comportaron que Boss perdiera el derecho al voto y una multa de 80.000 marcos» destaca en su libro el periodista.

A pesar de la gran cantidad de la multa, en un principio el dinero no era un problema para el sastre. «Este importe lo pagó con el dinero obtenido gracias a la venta de grandes cantidades de seda de la que utilizaba para confeccionar paracaídas que Boss había comprado en el mercado negro durante la contienda» explica Hernández.

Después de ser multado, Hugo Boss decidió cambiar los trajes militares que confeccionaba por uniformes de trabajo. «A la vez, presentó un recurso ante los tribunales de justicia para limpiar su nombre. Sin embargo, Hugo Boss nunca obtuvo el perdón del Gobierno de la nueva República Federal de Alemania. Murió en 1948» sentencia el experto.

De uniformes nazis a ropa juvenil

Tras la reconversión de la empresa, los descendientes de Hugo, Siegfried Boss y Eugen Holly, decidieron cambiar radicalmente el negocio y buscar una nueva dimensión para sus futuras colecciones de ropa. «Orientaron el negocio hacia ‘los triunfadores y los jóvenes hombres de negocios’, según reza la publicidad de la marca del año 1953» determina el historiador.

Finalmente, 20 años después la empresa creció sustancialmente y, en la actualidad, se ha convertido en una marca que es sinónimo de elegancia y es usada por todo tipo de personajes famosos. «Hugo Boss se lanzó a patrocinar acontecimientos deportivos y culturales de todo tipo, consiguiendo transmitir una dinámica imagen de modernidad. En 1985 cotizó en Bolsa, hasta que en 1991, el imperio italiano de la moda Marzotto adquirió el 50,4% de las acciones» finaliza Hernández.


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