Dormir del lado izquierdo
(Un texto de Picos Laguna en el Heraldo de Aragón del 28 de
octubre de 2018)
El principal problema que se encuentran los médicos es que nadie concibe el insomnio o las alteraciones en el sueño como un problema que hay que tratar médicamente. No se termina de dar la importancia que tienen al descanso y la necesidad de respetar unas mínimas pautas de higiene del sueño, que bastarían para acabar con muchas de las alteraciones que sufrimos. Es tan importante que Matthew Walker, profesor de neurociencia y psicología de la Universidad de Berkeley (EE.UU.), lleva años suplicando a los médicos que lo prescriban a sus pacientes como la mejor medicina. Porque, como dice Julio González, psiquiatra, residente en Neurofisiología del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, "no dormir es matarse". Porque el descanso nocturno es una necesidad biológica de nuestro organismo, una de las inversiones más rentables en salud, ya que nos permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento y bienestar, aunque la realidad nos dice que entre el 20% y el 48% de la población adulta de nuestro país sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Una de las alteraciones viene dada
por los cambios de los horarios
del descanso (como los que trabajan a turnos), o el cambio de horario de
primavera e invierno, como el de hoy. Julio
González indica que "aunque lo ideal es mantenernos en el mismo
horario geográfico y continuo todo el año, que parece que es hacia donde se va,
los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos a los husos horarios en
dos o tres días".
depende, depende. Aristóteles decía
que el día había que distribuirlo en
tres fases de ocho horas para trabajar, descansar y dormir, sin embargo,
sus teorías chocan con la realidad del propio ser humano: dormir es una cifra
estadística y cada persona necesita un tiempo distinto al resto, porque cada
cual tenemos unas necesidades de sueño diferentes. Las horas de sueño se
computan a lo largo de todo el día y cuando se completa uno se despierta
irremediablemente. Por ello, si dormimos más de una cabezada después de comer…
es tiempo que restamos al sueño de la noche. La clave está en conocer cómo es y
adaptar nuestra vida a él. Porque hay
quien necesita apenas 5 horas y quien 10 para restaurar el organismo, y
por más que se empeñe en seguir durmiendo será imposible. Con los años, además,
se necesitan menos horas. "No tenemos la misma necesidad de sueño a lo
largo de nuestra vida", dice Julio González.
El doctor González explica el estudio que la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid ha realizado sobre la percepción que tenemos sobre cómo dormimos, en comparación con otros países europeos, "y en general es mejor que nuestros vecinos. Sin embargo hay una referencia específica respecto a las mujeres en el estudio, sobre cómo creen que duermen, sobre su calidad del sueño y resulta que las aragonesas creen que duermen peor que las demás". El estudio no mide variables objetivas respecto al sueño, solo la percepción de las personas respecto a él; mide cuánto dicen que duermen y cómo sienten ese dormir, si es satisfactorio, si se levantan descansados. "Y la mujer aragonesa percibe que tiene menos calidad de sueño y duerme menos horas. Hay factores que hacen que la mujer duerma peor, como los hormonales (menopausia, menos sueño), y la percepción de fatiga que tiene que ver con el ciclo menstrual".
Quitar horas al sueño
Porque dormimos por inercia, sin entender su importancia, cuando lo básico del sueño es el sentido común. Las horas de sueño para los niños significa crecimiento porque segregan esa hormona. Sin descanso, reduces la altura y puede conllevar la hiperactividad o a ser malos estudiantes. Mientras que las personas mayores presentan el problema contrario (la narcolepsia o exceso de sueño), en la soledad de su casa. No tienen que hacer y están horas frente al televisor dando cabezadas.
Enfermedades
Muchas patologías del sueño se resuelven en Atención Primaria, donde los psiquiatras, pediatras y neurólogos asisten a los afectados. Cuando se complican y alcanzan el grado de insomnio crónico, rebelde a cualquier tratamiento, entran en las unidades del sueño. Pero, por lo general, suelen remitir manteniendo una buena higiene de sueño, como no cenar mucho, no beber en exceso, llegar tranquilo, no alterado por haber estado sometido a presiones externas, como música fuerte, una película de tensión… para dejar trabajar al organismo. Si no lo hace, provoca una larga lista de alteraciones que van desde la irritabilidad a trastornos metabólicos, que en casos severos genera psicosis. Porque el sueño fija la memoria, todo lo vivido y sentido a lo largo del día y reequilibra el organismo.
Y tú, ¿cómo duermes?
El último de los estudios sobre el
sueño determina cómo nos va por dentro, según el sueño, firmado por las
universidad de Stony Brook y Rochester,
en Estados Unidos, y publicado por la revista científica ‘The Journal of Neuroscience’. Para
estos investigadores, dormir sobre el lado izquierdo es, sin duda, la mejor
opción porque está demostrado que beneficia el drenaje linfático del sistema
nervioso central, y nos ayuda a eliminar el exceso de proteínas, de vitaminas,
grasas y residuos como los depósitos de
beta-amiloides, altamente nocivos para la salud, que vamos guardando en
nuestro cuerpo sin saber siquiera que existen. Los científicos norteamericanos
son rotundos: "La función es muy importante para nuestro organismo ya que
ayuda a mantener constante nuestro volumen y presión sanguínea, así como a un
mejor funcionamiento del sistema inmune. Un mal drenaje linfático puede
acarrear trastornos neurológicos como
la esclerosis múltiple", apuntan las conclusiones de su estudio.
Además, mantienen que, de acuerdo con la posición en la que se encuentran
nuestros órganos, en este caso especialmente el corazón, dormir hacia el lado
izquierdo impide la obstrucción de la arteria aorta, que bombea sangre desde nuestro órgano vital hacia el resto del sistema
sanguíneo. Y, además, facilita la digestión. De hecho, según los
científicos, es una simple cuestión de gravedad: el estómago y los intestinos
delgado y grueso están ligeramente
inclinados hacia la izquierda, de manera que recostarse sobre el lado
izquierdo hace que los alimentos pasen a través de estos órganos con más
facilidad.
Los investigadores añaden que pasar la noche tumbados de lado alivia el
peso sobre la columna vertebral porque está más alineada que de espaldas
o boca abajo.
Pese a todo, la mayor parte de los
expertos coincide en que la postura verdaderamente buena para nuestra salud es
boca arriba, porque garantiza una
posición neutral para la cabeza, el cuello y la columna. ¿El problema?
Que solo el 8% de los mortales duerme de esa manera. La mayoría, ya sea de un
lado o de otro, utiliza la posición
fetal.
Pero,
si sufre apnea, debería volver a esforzarse en coger el sueño descansando sobre
su lado izquierdo. Los científicos son unánimes respecto a este extremo: la
apnea del sueño y los ronquidos suelen empeorar si el individuo se tumba boca
arriba para dormir. Al parecer, esta postura induce a roncar incluso a aquellas
personas que no sufren apnea obstructiva
del sueño, y los especialistas mantienen que si evitan dormir boca arriba el
problema puede mejorar, porque hacerlo de lado reduce el bloqueo de las vías
respiratorias. En cualquier caso, lo importante es dormir. Aunque haya
especialistas que no tengan mucha fe en el estudio de Stony Brook y Rochester.
¿Qué pasa si duermo mal?
Dormir mal provoca sueño y hambre a deshoras
porque se desestabiliza todo el sistema endocrino y nos hace comer
compulsivamente. Genera irritabilidad y escalofríos o calor a destiempo, porque
durante la noche no se ha producido la termorregulación de nuestro cuerpo.
Cuando dormimos no solo lo hace nuestro cerebro,
sino todo nuestro organismo y perdemos la percepción del tiempo y el espacio y
se distorsionan los sentimientos, por ello nos agobiamos ante situaciones que
magnificamos y pueden generarnos ansiedad y desvelarnos…
Si dormimos a deshoras restamos tiempo al
sueño de la noche; por ejemplo, si vemos la televisión a oscuras se produce una
secreción adicional de melatonina, que es un inductor del sueño. Automedicarse es
muy perjudicial porque hay fármacos con los que duermes toda la noche pero
eliminan el sueño más profundo y casi la fase REM, por lo tanto todas las
funciones cognitivas superiores.
Una de las causas es cenar tarde, por la cantidad
de glúcidos que ingerimos que puede inducir una diabetes tardía, la 'madre' de
todas las patologías: alterando la glucosa se altera el sueño. Además, si
sometemos nuestra vida a mucha tensión aumenta el cortisol o hidrocortisona: el
cerebro no duerme y puede provocar un ictus, un infarto… El mayor nivel se
produce con el alba.
'Piermostato': ¿por qué sacamos
el pie fuera de las
sábanas?
Nuestras extremidades actúan como una especie
de 'radiador natural', ideales para regular la temperatura de nuestro cuerpo. La
principal explicación de este fenómeno es que la piel de pies y manos son algo distintas
a las del resto del cuerpo, ya que al no estar cubiertas de pelo, y al
componerse de estructuras vasculares específicas, son capaces de expulsar el
exceso de calor que acumulamos de forma mucho más eficaz. De manera que cuando
sacamos un pie o los dos fuera de las sábanas o de la ropa de cama que nos
cubre ayudamos a nuestro cuerpo a alcanzar la temperatura adecuada para
conciliar el sueño más rápidamente, y mantenernos dormidos durante toda la
noche. Es el 'piermostato'. Al contrario, puede suceder que en las épocas del
año más frías nuestros pies se mantengan más frescos de lo normal, lo que
dificultar el hecho de conciliar el sueño y basta con reforzar la zona de los
pies con más protección, como unos calcetines.
El cerebro y el sueño
· Tallo del cerebro. Cambia el sueño de REM a no REM (a las otras etapas) y viceversa.
· Corteza prefrontal. Controla el pensamiento racional.
· Corteza parietal. Controla el sentido corporal y el movimiento.
· Hipotálamo. Controla el sueño y sus ritmos.
· Tálamo. Controla los ritmos del cerebro durante los estadios de sueño.
· Corteza visual. Durante el REM (movimientos ovulares rápidos) las áreas que general imágenes internas están activas.
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