(Un texto de Silvia Fernández en Mujer de Hoy del 25 de
diciembre de 2010)
Hay
que acabar con el mito. O al menos ése es el mensaje que está intentando
transmitir los reumatólogos a todas esas personas que ante ciertos dolores afirman
que sufren reúma. Por eso, vamos a contar verdades: ningún médico te puede
diagnosticar reúma, porque en medicina no existe este término que, por cierto,
se utiliza equivocadamente para referirse a cualquier enfermedad del aparato
locomotor. Pero lo que sí hay son más de 250 enfermedades reumáticas, que
pueden y deben ser diagnosticadas y tratadas por el reumatólogo.
Estas
enfermedades se caracterizan por la aparición de alteraciones en uno o varios
de los elementos del aparato locomotor, es decir, los huesos, las
articulaciones, los músculos, los tendones y los ligamentos. Por tanto, entre
ellas se encuentran patologías tan diversas como la artrosis, la osteoporosis,
la artritis reumatoide, la espondiloartritis o la gota. “A veces, la enfermedad
es consecuencia de un trastorno inmunológico que produce manifestaciones
clínicas en otros órganos o sistemas, además de afectar al aparato locomotor,
como el lupus eritematoso sistémico, el síndrome de Sjögren, la esclerosis
sistémica, las miopatías inflamatorias o las vasculitis”, explica la dra.
Raquel Almodóvar, adjunta especialista de la unidad de Reumatología del
Hospital Universitario Fundación Hospital Alcorcón.
Otra idea errónea que suele asaltarnos al pensar en estas dolencias es que solo
se dan en personas mayores. Aunque sí es cierto que algunas de ellas, como la
artrosis o la osteoporosis, se asocian con la edad, muchas otras las padecen
adultos jóvenes, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico,
la esclerosis sistémica, la espondiloartritis... o, incluso, los niños, como la
artritis idiopática juvenil.
Y el último error y definitivo: artrosis y artritis no es lo mismo. La artrosis
es una enfermedad que origina desgaste del cartílago articular, mientras que la
artritis es un síntoma que consiste en la inflamación de la articulación. Para
que todo te quede claro, a continuación te enumeramos las enfermedades
reumáticas que más afectan a las mujeres. Ante la duda, acude a tu médico.
ARTROSIS
¿QUÉ
ES?: una enfermedad degenerativa articular vinculada con el envejecimiento que
lesiona el cartílago y origina dolor, rigidez e incapacidad funcional. Es la
patología reumática más prevalente, afecta al 10% de la población y,
especialmente, a las mujeres. Hasta los 50 años, la prevalencia de la artrosis
es similar en ambos sexos, pero a partir de esa edad la afección de manos,
caderas y rodillas es mayor en ellas.
SÍNTOMAS:
el principal es el dolor que suele aparecer cuando se exige un esfuerzo a la
articulación enferma, bien sea un esfuerzo de movimiento o de carga. En
general, empeora a medida que avanza el día. Este dolor se suele localizar en
la columna cervical y lumbar, en algunas articulaciones de los dedos de las
manos, la cadera y la rodilla.
TRATAMIENTO: su objetivo es el alivio del dolor y mantener la capacidad
funcional de la articulación. Existen diversas alternativas, que incluyen los
tratamientos físicos, los medicamentos y, a veces, la cirugía (para los casos
más avanzados). Las claves para tratar la artrosis son, además, practicar
ejercicio moderado, evitar la obesidad y tomar analgésicos (paracetamol) y/o
antiinflamatorios (tópicos y orales). Las infiltraciones intraarticulares de
derivados de la cortisona o de ácido hialurónico pueden ser útiles en algunos
casos.
ARTRITIS REUMATOIDE
¿QUÉ ES?: Una patología en la que se produce la inflamación
de la membrana sinovial de múltiples articulaciones. La persistencia de esa inflamación
origina una destrucción progresiva de las articulaciones y grados variables de
deformidad e incapacidad, por lo que es importante el diagnóstico y el
tratamiento precoz. Esta patología es muy frecuente, la padece una de cada 200
personas (200.000 afectados en España).
SÍNTOMAS:
la inflamación de las articulaciones y el dolor. A veces sólo el reumatólogo
puede detectar esta hinchazón mediante palpación. Las articulaciones afectadas
con más frecuencia son las muñecas, los nudillos, los dedos, los codos, las
rodillas y los tobillos. Además, por las mañanas puede haber difi cultad para
el inicio de los movimientos que puede durar horas.
TRATAMIENTO: no se puede curar, pero sí controlar. Existen varios grupos
de fármacos para cumplir este objetivo. Por un lado, los antiinflamatorios no
esteroideos (AINEs) y los corticoesteroides, que alivian los síntomas. De otro,
los modificadores de la enfermedad (FAMEs) y, para los pacientes que no toleran
los fármacos anteriores, se utilizan terapias biológicas de las que, a su vez,
hay varias familias de medicamentos. Tanto los FAMEs como los tratamientos
biológicos controlan la actividad de la enfermedad y evitan la destrucción
articular en un alto porcentaje de pacientes, pero requieren control por parte
del reumatólogo y una estrecha colaboración del paciente.
LUPUS
¿QUÉ
ES?: Un trastorno en la que el sistema inmunológico, que normalmente produce anticuerpos
para proteger al organismo, se “confunde” y no diferencia entre las partículas
extrañas y las propias células o tejidos, y produce anticuerpos en contra de
“sí mismo”. Esos “autoanticuerpos” producen la inflamación y dañan los tejidos.
SÍNTOMAS:
puede afectar a muchos órganos (piel, articulaciones, riñones, corazón,
pulmones, sistema nervioso central...), pero la mitad de los pacientes tienen
afectación casi exclusiva de la piel y las articulaciones. El 90% tienen dolor
e inflamación de las articulaciones (artritis), afectando, sobre todo, las de
los dedos de las manos, las muñecas, los codos, las rodillas y las de los pies.
Es frecuente que empeore tras el descanso nocturno y el paciente note “rigidez
articular” por las mañanas. La piel es otra localización habitual del lupus. La
lesión más conocida es el llamado “eritema en alas de mariposa”, un
enrojecimiento y erupción de la piel en las mejillas y la nariz. En líneas
generales, las lesiones de la piel en el lupus aparecen en cualquier parte del
cuerpo y no dan molestias. Además, estos pacientes tienen una piel muy sensible
a los rayos ultravioletas (fotosensibilidad) y de hecho a menudo la enfermedad
aparece tras una exposición prolongada al sol. Por tanto es importante que usen
cremas con factor de protección 60.
TRATAMIENTO: se usan fármacos que controlan la actividad inflamatoria de la
enfermedad para evitar su progresión. El tratamiento debe estar adaptado a cada
paciente. Entre los medicamentos utilizados están los corticoesteroides, los
antipalúdicos, los inmunosupresores y, lo más novedoso, las terapias
biológicas.
ESCLERODERMIA
¿QUÉ ES?: Una dolencia crónica que afecta principalmente a
la piel, la cual se esclerosa por exceso de acumulación de fibras de colágeno;
pero también puede atacar a otros órganos, como los pulmones, el intestino, el
riñón o el corazón. Se da en una de cada 50.000 personas y es más frecuente en
mujeres de mediana edad.
SÍNTOMAS:
dentro de los más frecuentes destaca el denominado fenómeno de Raynaud, que
consiste en un cambio de coloración de los dedos de las manos con la exposición
al frío (se vuelven pálidos y después violáceos). En ocasiones, este síntoma
precede en años al desarrollo de la enfermedad, por lo que es importante
detectarlo para realizar un diagnóstico precoz. Suele haber afectación de la
piel con una leve tumefacción de la piel de las manos y pies al inicio, que, en
algunos casos, se va extendiendo y puede afectar a todo el cuerpo.
Posteriormente, la piel se vuelve rígida y dura, se hace difícil de pellizcar y
a veces limita los movimientos de las articulaciones. También se puede producir
dolor en las articulaciones; problemas digestivos, como difi cultad para
tragar, estreñimiento o diarrea, y problemas car
diorrespiratorios.
TRATAMIENTO: muchas de
las manifestaciones de la enfermedad pueden tratarse, por lo que el pronóstico
puede variar mucho si se recibe o no el tratamiento adecuado, que debe ser
individualizado en cada paciente según los órganos afectados. Entre el arsenal
terapéutico se encuentran los vasodilatadores, los corticoesteroides, los
antipalúdicos y, en determinados casos, los inmunosupresores. Además, se
recomienda evitar una serie de factores que empeoran el Fenómeno de Raynaud,
como el tabaco, la exposición al frío y las vibraciones de algunas máquinas
industriales. Conviene ejercitar el movimiento de las zonas afectadas para
evitar la atrofia de los músculos y la rigidez de las articulaciones.
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