(Leído en el blog del Periódico allá por 2008, cuando era más joven y más de todo)
Es difícil, porque Saturnino Calleja y Fernández
(1853-1915) publicó millones de ellos. Este autor burgalés fundó su propia editorial con
22 años. Al margen de sus grandes tiradas de cuentos y libros, Calleja entró en
el imaginario colectivo por su colección de cuentos económicos, al alcance de
cualquier bolsillo. Los niños españoles podían comprar un final feliz por 5 y
10 céntimos. A lo Calleja, claro: “Y fueron felices y comieron perdices, y a mí
no me dieron porque no quisieron”.
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