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martes, abril 8

10 palabras alemanas sin traducción

(Un texto de Iván Olsen leído en www.infoidiomas.com el 16 de julio de 2020)

Seguros estamos de que no te hacemos ningún spoiler sobre el mundo de los idiomas si te contamos que todas las lenguas poseen alguna que otra palabra intraducible. Vocablos que no cuentan con una traducción literal a otros idiomas y en ocasiones poseen significados de lo más rebuscados e incluso irrisorios.

“¡Pero eso no son significados rebuscados, sino además palabras bastante comunes!” Muy cierto, por eso antes hemos dicho “en ocasiones”. La otra cara de la moneda es menos Krusty el payaso y mucho más bonita: un gran número de estas palabras intraducibles son un fiel reflejo de la cultura que las origina. Manifiestos de las costumbres, formas de vida y aspectos esenciales para una determinada sociedad.

Prueba de ello son las 3 palabras para designar la nieve que poseen las distintas lenguas inuit: ’Qaniɣ’ (‘Nieve cayendo’), ‘Aniɣu’ (‘Nieve caída’) y ‘Apun’ (‘Nieve sobre el suelo’).

Otro ejemplo es la palabra japonesa ‘Kintsukuroi’ (金継ぎ/金繕い). Este término se refiere a la tradición japonesa de reparar la cerámica con laca de oro o plata con el objetivo de que las grietas del objeto sean bien visibles. Según la filosofía japonesa, las roturas y reparaciones de los objetos han de mostrarse, no ocultarse; pues forman parte de la historia y vida de dicho objeto, de su constante transformación. Una filosofía que también se aplica a las personas.

Pues bien, como habrás adivinado por el título (que tampoco hace falta ser Sherlock Holmes o Hércules Poirot) hoy vamos a comentar las palabras alemanas sin traducción que más han llamado nuestra atención. Ojo, no son todas las que existen, pero si son todas las que están.

Así pues, ponte cómodo, ten a mano un buen bol de palomitas (o nachos; a todo el mundo le encantan los nachos) y disfruta con lo sorprendente que puede llegar a ser el idioma alemán (una lengua que, por cierto, no es tan difícil como nos la suelen pintar).

Sturmfrei

Una de esas palabras alemanas sin traducción que viene a significar: cuando tus padres se marchan y tienes toda la casa para ti.

La palabra que todo adolescente con las hormonas revolucionadas espera oír cada fin de semana. ¡Lo sorprendente es que sólo los alemanes la tengan!

Schilderwald

Una de esas palabras en alemán sin traducción que significa: una calle tan saturada de señales que confunde más que ayuda.

Buen ejemplo de cómo una palabra da fe de la sociedad que le da lugar: si alguna vez has conducido por el centro de alguna ciudad germana lo comprenderás. Aunque ahora que lo pensamos a Tokio tampoco le vendría mal…

Backpfeifengesicht

Una de esas palabras alemanas intraducibles que significaría: una cara que merece ser golpeada, o que pide a gritos un golpe.

Ohrwurm

Palabra alemana sin traducción que significa: ¿Literalmente? ‘Gusano en el oído’. No nos preguntes el porqué de dicho gusanejo, pero lo importante es que esta palabra del alemán vendría a significar ‘Cuando una canción se te pega y no puedes quitártela de la cabeza’.

Torschlusspanik

Palabra alemana intraducible que vendría a significar: de nuevo, de forma literal, esta palabreja germana se traduciría como “Pánico a la puerta cerrada”. Pero a no ser que exista una fobia que cumpla tales características eso no tiene ningún sentido. ¿Su significado pues? ‘El miedo que experimentamos al dejar pasar oportunidades (sobre todo con el pasar de los años)’.

“Carpe diem”, que diría el profesor Keating. “Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela. La misma flor que hoy admiráis, mañana estará muerta.”

Waldeinsamkeit

Una de las palabras intraducibles en alemán que significaría: el sentimiento de estar solo en el bosque y conectado con la naturaleza.

Si alguna vez visitas la Selva Negra, al sur de Alemania, te recomendamos pasar una noche (o dos, o tres) en una cabaña en medio de la espesura. Así experimentarás ‘Waldeinsamkeit’ en su máxima expresión. Maravilloso

Erbsenzähler

Una de las palabras sin traducción en alemán que significa: esta palabreja también cuenta con una traducción literal: “Alguien que cuenta sus guisantes”. Una bonita metáfora que en realidad por estos lares vendría a significar ‘Alguien obsesionado con los detalles y que lleva el control hasta el extremo’.

Erklärungsnot

Palabra alemana intraducible que vendría a significar: tener que explicarse rápidamente.

Es curioso que una palabra creada para indicar que has de explicarte a toda prisa (por ejemplo, porque está llegando esa persona de la cual andas echando pestes) sea tan larga y tarde tanto en pronunciarse. Fallos de diseño respecto al lenguaje…

Wanderlust

Una de las palabras intraducibles en alemán que vendría a significar: un fuerte deseo de viajar.

En realidad, el significado va mucho más allá: se refiere al deseo de salir de la comodidad del hogar, de conocer mundo y otras culturas.

Fernweh

Palabra alemana sin traducción que significa: sentir nostalgia por un lugar al que nunca has ido.

Con respecto a esta palabreja siempre hay un poco de polémica en cuanto a su traducción. Si bien algunos prefieren traducirlo como ‘Sentir nostalgia por un lugar al que nunca has ido’, también podría venir a significar ‘Echar de menos poder viajar/conocer mundo’. Sea como fuere, nos encanta

Nos dejamos muchas más en el tintero: ‘Sandkastenfreund’, ‘Heimweh’, ‘Gemütlichkeit’… [...]

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lunes, abril 7

El cuatro de agosto

(La columna de Guillermo Fatás en el Heraldo de Aragón del 2 de agosto de 2020)

La calle más notoria del Tubo zaragozano toma el nombre de una acción de guerra más conocida por sus cañoneos y disparos que por el pillaje de las tropas atacantes.

Es en Toledo. El joven caballero, con su pandilla de incipientes crápulas, se cruza con una familia hidalga, pero pobre, que ha hecho una visita refrescante al Tajo. Son un matrimonio, sus dos hijos y su sirvienta. Chulescamente, se burlan de ellos. El cabeza de familia se lo recrimina, entre risas de los ofensores, y ambos grupos reanudan sus caminos divergentes. Pero el aristócrata, ay, ha quedado prendado de la belleza de la muchacha a la que ha visto en la incipiente y ya radiante hermosura de los dieciséis años. Algo después, el grupo, embozado, rapta a la joven, que es violada luego en una apartada y rica alcoba que hay en la casa del caballero bellaco. Ella ni siquiera sabe dónde se encuentra, porque la vejación ha ocurrido mientras tenía perdidos los sentidos.

Este relato se redacta en España, hacia 1600. El español que lo ingenia, alcalaíno, es Miguel de Cervantes y lo titula 'La fuerza de la sangre'. Mal puede imaginar que, cruzando media Europa y casi cuatro siglos, esta imaginada historia acabaría en las pantallas de cine, según se ha de ver.

En Prusia, hacia 1800, un joven escritor que fue soldado por un tiempo vive muy pendiente de las hazañas bélicas de Napoleón, a quien detesta, el invasor de España. Ama a España por Cervantes, a quien lee con admiración. Muda la Toledo original en una plaza asediada del norte de Italia; los inicuos caballeros españoles se convierten en rudos soldados; y el violador castellano es sustituido por un oficial ruso que manda a esa tropa. El novelista y poeta prusiano transforma la idea cervantina y le añade densidad romántica. Se llama Heinrich von Kleist y pone por nombre a su creación 'Die Marquise von O'.

Kleist tiene carácter. Le estimula la resistencia de los españoles. Tanto, que es deportado a Francia por sus impertinencias antiimperiales y encarcelado por unos meses en la fortaleza de Joux, en el macizo del Jura. Liberado, no ceja: edita un diario vespertino (‘Berliner Abendblätter', periódico berlinés de la tarde) en el que inútilmente intenta burlar la censura bonapartista. Poco peligroso debía de ser, porque no tiraba ni mil ejemplares, era de venta individual y duró lo que se dice nada (desde el 1 de octubre de 1810 hasta el 30 de marzo del año siguiente).

En todo ese tiempo, Kleist sigue de cerca los sucesos de España y, en particular, los famosos que aquí conocemos como los Sitios de Zaragoza, iniciados en junio de 1808, interrumpidos en verano, reanudados en invierno y concluidos en febrero de 1809.

Le asombra la inexplicable resistencia de una ciudad impreparada, de sus vecinos y su guarnición. Siente una fuerte impresión, como muchos otros europeos y americanos, al conocer, primero, su oposición enconada y poco razonable al invasor; y, a los meses, una vez martirizada y exangüe, su rendición: «Lo que el Ebro ha visto» poetizó en honor a Palafox, ya en 1809 «no lo puede cantar ninguna lira. En el templo, silenciosa, la colgaré de nuevo»; aunque concluye, si fuera capaz, le compondría un cántico «ardiente como la sangre». Su alma de poeta no tenía palabras bastantes para hacer el elogio de la triste gesta de aquellos españoles, llegados de casi todo el país, y muertos en la ciudad del Ebro.

El pobre -pues nunca ganó dinero- y lúcido Kleist, escritor hoy estudiado en todos los colegios de lengua alemana, fracasó en su vida. Su amada enfermó de un mal incurable y, de común acuerdo, se causaron la muerte, a orillas del lago berlinés Wannsee. Él tenía 34 años y ella, ni siquiera.

Su novela de germen cervantino pasó al cine, adaptada por Maurice Henri Joseph Schére (alias Éric Rohmer) en 1976 (con fotografía de Néstor Almendros): ‘La Marquise d'O'.

[Volvamos al] 4 de agosto. La calle del Tubo zaragozano conmemora la insólita resistencia a un ejército que ha preparado su ataque durante horas de eficaz y devastador cañoneo con armas de gran calibre: artillería que mata, arrasa y difunde el pavor. Luego, tres fuertes columnas entran en abanico por la ciudad. Los relatos franceses acreditan el éxito inicial de los atacantes y cómo fueron frenados con gran arrojo y atrevimiento, ya dentro de la ciudad vieja, franqueado el Coso. No describen los actos de barbarie en que incurrieron sus huestes y el intenso saqueo de las áreas ocupadas de una ciudad que llegaron a creer conquistada.

Es antigua práctica de guerra ahorrar dinero para Napoleón -un utensilio bélico esencial- procurándose los medios sobre el terreno. El saqueo en busca de botín es un clásico y las tropas francesas y polacas se aplicaron con intensidad al menester.

Zaragoza, que estuvo a punto de caer -Palafox y su grupo de confianza habían salido de la plaza, dizque en busca de refuerzos-, acaso halló en este inesperado salvajismo de los atacantes motivos nuevos para resistirse hasta morir, como luego hizo.

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domingo, abril 6

George Wyndham, el lord inglés más activo sexualmente

(Un texto de Ada Nuño en elconfidencial.com del 10 de junio de 2019)

El astuto y excéntrico George Wyndham fue todo lo que un aristócrata debe ser: mecenas de muchos pintores británicos y padre ilegítimo de un total de 43 hijos. Esta es su historia.

Ser un maestro en las artes amatorias es algo a lo que, en mayor o menor medida, todo el mundo aspira. Si te sorprende que personajes históricos de la talla de Genghis Kan tuvieran 11 hijos, quizá pensarás cuándo tuvo tiempo el libidinoso tercer conde de Egremont para engendrar un total de 43, de al menos nueve amantes. Su curiosa vida ha dado lugar a un nuevo documental que resume su vida.

La mayoría de los hombres se sentirían suficientemente satisfechos con una sola pareja, pero al titular de la magnífica casa de campo Petworth House, en West Sussex, no le parecieron suficientes. Su enorme nariz se haría famosa en todos los salones aristocráticos del siglo XVIII. No solo se le conocía por ser un gran amante, pintores como J.M.W. Turner y John Constable le consideraron un auténtico visionario y él se convirtió en mecenas de ellos y muchos otros. 

George Wyndham nació en 1751 y heredó su título y tierras cuando tenía tan solo 12 años. Desde muy temprana edad se interesó por la agricultura y la industria, así como por las mujeres. Según algunos historiadores fue padre de al menos tres de los hijos de Lady Melbourne, uno de los cuales se convertiría en primer ministro británico en 1834. No quedó ahí, también está Rosalie Duthe, la famosa cortesana francesa a la que se la conoce con el poco políticamente correcto sobrenombre de "la primera rubia tonta oficialmente registrada", Elizabeth Cox, alguna que otra dama, varias condesas...

"Esta no era una casa corriente", explica Alan Titchmanrsh, que presenta el documental llamado 'The Secrets of The National Trust'. "Whyndham decidió instalar a toda su descendencia ilegítima en las muchas habitaciones que esta mansión barroca tenía", explica en una entrevista concedida a 'Daily Mail'. "El rumor es que nueve de sus amantes y hasta 43 de sus hijos pudieron disfrutar de las hermosas vistas de la casa de campo, así como del parque y los ciervos que paseaban por esta zona". Algo así como una comuna familiar.

Los profilácticos no existían, por lo que para los hombres (muy) sexualmente activos era normal engendrar 40 o 50 hijos. La diferencia es que el conde se hacía cargo de toda su prole. Y, mientras tanto, seguía viajando y su exquisito gusto artístico le granjeó la amistad de pintores como los antes mencionados, todos británicos pues el arte del resto de Europa no le interesaba tanto como aquel venido de su propia tierra. En lugar de comprar obras de los grandes maestros antiguos, decidió usar su riqueza para convertirse en el patrón de esos artistas del primer tercio del siglo XIX. Canceló varios compromisos y, mientras tanto, siguió viviendo con hijos, sobrinos, nietos, visitantes del mundo del arte... en una gran posada que parecía estar abierta para todo el mundo.

No todo era un cuento de hadas. Su favorita era Elizabeth Ilive, venida de Oxford, de orígenes humildes, y con la que tuvo hasta 8 hijos. Compartían su amor por el arte. Sin embargo, era más difícil que todas las mujeres de la casa se pusieran de acuerdo, como alguien escribió: "Lord Egremont tiene 43 hijos que viven en la casa con él, cuando surgen peleas entre ellos todas las madres irrumpen en el salón y cada una defiende a su progenie, es de locos".

Un aristócrata de pies a cabeza

Mientras tanto, él seguía dedicándose a la agricultura, la industria, los planes empresariales o la filantropía. Se dice que gastó 20 mil libras de las de entonces (millones de euros en la época actual) cada año, durante décadas, en instituciones benéficas, escuelas, hospitales y carreteras. Era todo lo que un aristócrata inglés debía ser, amaba el arte y las mujeres, era generoso y culto y tenía una gran colección de tesoros. Y, por supuesto, no estaba preparado para la monogamia. Lo describían como astuto, excéntrico y benévolo.

Este gran mecenas murió en 1837 y, el día de su funeral, muchos dolientes llorosos, incluido Turner, siguieron el ataúd a pie. George, que como hemos visto estaba interesado hasta límites insospechados por la agricultura, quedó prendado del paisaje inglés que el pintor retrataba, y también apreció su honestidad y carácter. Se entendían a la perfección. Lo más curioso fue que, a pesar de haber tenido 43 hijos, ninguno de ellos fue su heredero legítimo, lo que significa que fue sucedido por su sobrino George Francis Wyndham, cuarto conde de Egremont.

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sábado, abril 5

Personajes olvidados: José de Echegaray

(Leído en una publicación de Gozarte en Facebook el 11 de diciembre de 2020)

En 1904 José de #Echegaray (el mayor matemático de nuestro país en el siglo XIX y un personaje tremendamente polifacético, que hizo muchas cosas diferentes y la mayoría estupendamente), obtuvo el primer premio Nobel concedido a un español, aunque curiosamente fue el de Literatura. Escribió muchísimas obras de teatro que triunfaron incluso fuera de España, pero el premio fue muy mal recibido tanto por los escritores de la Generación del 98 como entre las vanguardias, pues no se le consideraba un escritor de calidad. De hecho, hoy su obra está prácticamente olvidada.

Por cierto, el del Paseo de Echegaray y Caballero, en #Zaragoza, no es él, sino su hermano Miguel (coautor de "Gigantes y cabezudos").

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