Los misterios de Poe
(Un texto de María
Ramírez en El Mundo del 16 de marzo de 2014)
Durante siete décadas,
un visitante anónimo depositó tres rosas y media botella de coñac junto a su
tumba.
Cada 19 de enero durante
siete décadas, entre la medianoche y las cinco de la mañana, un hombre con
abrigo largo y un bastón de empuñadura dorada dejaba tres rosas y una botella
de coñac a la mitad junto a la tumba de Edgar Allan Poe en Baltimore. Los pocos
que lo vieron de lejos en ese cementerio de una antigua iglesia dicen que se
tapaba la cara con un sombrero y una bufanda blanca.
Hace cinco años
desapareció. Su rito coincidía con el día del nacimiento del escritor. Su
nombre sigue siendo todavía un misterio. La única persona que dijo saber la identidad
del visitante murió sin revelar el secreto.
En 1983, el ex director
de la casa Museo de Poe en Baltimore, Jeff Jerome, empezó a organizar discretas
vigilias para acompañar al visitante misterioso y demostrar que no era él. El
grupo esperaba, pero no se acercaba al hombre. «Lo observaban, pero no querían intimidarlo,
mantenían la distancia. Creo que el ex director de la casa sabe más de lo que
dice. Pero el visitante también hizo un gran esfuerzo por ocultarse. Es un
misterio maravilloso que se añade al misterio de Poe», explica a EL MUNDO
Kristen Harbeson, la presidenta de Poe Baltimore, una organización sin ánimo de
lucro creada para salvar la casa del escritor en la ciudad.
Alexander Rose, profesor
de literatura y presidente de la Poe Society, se empezó a interesar por el último
enigma de Poe en los años 60, si bien los feligreses de la iglesia recuerdan
haber oído hablar de la aparición de las flores y el coñac desde los años 30.
Rose murió en 1995 y en público sólo sugirió que el hombre del cementerio no
era una sola persona. En 1993, el visitante dijo en una nota que pasaría «la
antorcha» a «un hijo».
El hijo de Rose cuenta
ahora a este diario que varias personas le comentaron que su padre era el
guardián del secreto. «Es muy posible que tuviera información privilegiada
porque estaba profundamente involucrado en todas las cosas de Poe», explica
John Rose, entre cuyos recuerdos infantiles están las botellas de coñac recuperadas
del cementerio. A su padre, también conocido como Mr. Poe, le gustaban los misterios. Cuando John estaba estudiando
su doctorado de Filosofía, su padre lo puso en el consejo de la Poe Society con
el puesto de «metafísico» sin decirle nada al chico para ver cuánto tardaba en
descubrirlo. «Me costó dos años. Es un cargo que todavía tengo» dice Rose hijo.
La última visita del
seguidor de Edgar Allan Poe a su tumba fue en 2009, año del bicentenario del
nacimiento del escritor. Los fieles han dado por terminado el rito y saben
distinguir a los impostores.
El auténtico tenía una
triquiñuela aún secreta para entrar en el cementerio cerrado de noche y tocaba
de una forma particular el cenotafio donde originalmente se enterró el cuerpo
de Poe (y donde, según algunos, todavía sigue pese a que la lápida está ahora
unos metros más allá). A veces, dejaba una nota. En 2004, durante la guerra de
lrak, hizo una referencia contra «el coñac francés» que sublevó a los
seguidores de Poe, temerosos de que el hijo no estuviera cumpliendo bien con la
misión.
A los más apasionados,
el rito del coñac les molestaba. «Eso sirvió para perpetuar algunos mitos. Ya
es una puerta cerrada, pero este enigma no era tan importante», explica a EL
MUNDO George Figgs, actor, escritor, pintor y músico obsesionado con Poe desde
que con nueve años leyó El cuervo.
El gran misterio al que
Figgs le ha dedicado 20 años de investigación es la muerte de Edgar Allan Poe,
que apareció en una calle de Baltimore delirando y con la ropa de otra persona
después de días en paradero desconocido. Ni siquiera tenía que estar en
Baltimore, donde ya no vivía. Iba en tren de Richmond a Nueva York, de vuelta a
su casa después de un tour en busca
de dinero y apoyo para una nueva revista literaria que quería lanzar, The Stylus.
Nadie sabe por qué Poe
paró en Baltimore ni qué hizo exactamente entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre
de 1849, cuando fue encontrado con apariencia de estar drogado o borracho.
Murió el 7 de octubre con 40 años en un hospital donde no pudo explicar qué
había sucedido esos días. No hay certificado de defunción, pero se ha
especulado con que fue víctima de diabetes, tumores, rabia, sífilis o
sobredosis de tranquilizantes.
Figgs está convencido de
que el culpable de la muerte de Poe fue Rufus Griswold, periodista, crítico
literario y rival que consiguió quedarse con los derechos de las obras de su
enemigo y escribió la primera e influyente biografía sobre él describiéndolo
como un borracho inestable. Según Figgs, Griswold «y sus cómplices» entregaron
a Poe a un grupo de timadores electorales en una treta habitual entonces que
consistía en drogar a la víctima y disfrazarla para que votara varias veces. Aquel
3 de octubre se celebraban unos disputados comicios locales.
George Figgs asegura
haber descubierto una carta que prueba los planes de Rufus Griswold, quien
después se encargó también de apuntalar la mala imagen de Allan Poe en la
prensa sensacionalista. «Fue un escándalo. Difamación pura. Mintieron diciendo que
Poe era un alcohólico, pero los que controlaban la prensa eran sus enemigos»,
explica Figgs que, como muchos seguidores de Poe, asegura que el escritor no era
un bebedor disoluto, sino que tenía alergia al alcohol. «Una sola copa en él podía
tener el efecto de cinco o seis en otra persona», dice Figgs, que ha escrito un
guión para cine y teatro sobre Jo que él considera un asesinato.
Sus seguidores defienden
a Poe con una pasión que puede llegar al enfado. La misma intensidad con que
varias ciudades compiten por identificarse con el autor. Poe nació en Boston,
se crió en Richmond, decía que era de Baltimore, pasó por Filadelfia y triunfó en
Nueva York, donde vivió en el sur de Manhattan y en una casita de madera en el
Bronx rodeado de ovejas. Se batalla por quién tiene más huellas de Poe y quién
entendió mejor su alma.
«Baltimore es el primer
sitio donde se sintió en casa. Aquí conoció a su mujer», defiende la historiadora
Harbeson. «Aquí tenemos su cuerpo, su casa más antigua. Baltimore está muy
orgullosa de su legado. ¡Ha llamado Los
cuervos a su equipo de fútbol!... Cuando hablo de Poe utilizo las mismas
palabras que cuando describo Baltimore: cruda, oscura, inesperada; no todo el
mundo la ama, pero quien la ama lo hace de verdad. Imperfecta, pero maravillosa».
Nueva York también ha
sido muy activa reclamando su relación con el escritor. «El del Bronx es el
museo Poe más antiguo de América. En Richmond, se hizo otro en los años 20, pero
fue después y no era en la casa donde vivió Poe», rebate Neil Ralley, ilustrador
y guía de la casa que hoy se conserva en un parque en el centro del Bronx bautizado
con el nombre del autor.
El lugar es también el
único edificio que queda del antiguo pueblo de Fordham y una de las pocas casas
pobres del Nueva York de aquella época. «Lo demás son todo mansiones donde vivían
los ricos... Pero Poe era pobre, pobre de verdad», explica Ralley a pocos pasos
de la cama donde murió de tuberculosis la mujer del escritor, Virginia, una
prima segunda que Poe había desposado cuando ella tenía 13 años y él 27.
El escritor pagaba 100
dólares al año por la casa de habitaciones minúsculas y construida con techos bajos
para ahorrar madera y recursos para calentarla. Escribía artículos sin parar
para lograr ese dinero, una fortuna para él. Por El cuervo cobró ocho dólares. Por el poema Annabel Lee, cinco, incluso cuando ya era famoso.
En el Bronx escribió sus
mejores obras. Sus paseos nocturnos por un puente cercano le inspiraron. La
Universidad de Fordham tiene guardada en una caja fuerte la campana de su college original que Poe escuchaba
cuando, atormentado por la muerte de su mujer, escribió Las campanas, su último poema: «The
ringing of the bells, bells, bells... Keeping time, time, time».
Las ciudades de Poe
Boston. Nació el 19 de enero de 1809 en el 62 de la calle Carver.
La casa fue destruida y la calle ha cambiado de nombre: hoy es Charles Street
South.
Richmond (Virginia). Se crió con una pareja que lo cuidó tras la
muerte de sus padres, pero nunca lo adoptó formalmente. Estudió allí y se casó
con su mujer, Virginia. Planeaba volver tras la muerte de su esposa. La
Universidad de Virginia y el Museo Poe, cerca del lugar donde vivió, contienen
la mayoría de las cartas, bocetos y otros documentos del escritor.
Filadelfia. Vivió en varias casas durante seis años antes de
marcharse a Nueva York. La única que ha sobrevivido es la que está en el 532 de
la calle séptima, en el antiguo barrio de Spring Gardens.
Baltimore. Se mudó con 23 años y empezó a escribir en la ciudad.
Vivió en una pequeña casa que se salvó de la destrucción y hoy es su museo en
el 203 de la calle Amity. Murió el 7 de octubre de 1949 en lo que hoy se llama
Church Hospital. Su tumba está en el cementerio de Westminster Hall, una iglesia
de estilo gótico que ahora se usa como sala de celebraciones. Está enterrado
con su mujer y su suegra. También queda la vieja lápida donde estaba enterrado
sólo a pocos metros.
Nueva York. Aquí escribió sus obras más famosas y fue feliz hasta
que su mujer murió de tuberculosis. Vivió en varias casas del Village. Entre
ellas, en el 137 de Waverly Place, el 130 de Greenwich y el 85 de Amity, que la
Universidad de Nueva York destruyó en 2001 para construir su facultad de
Derecho. Tras las protestas, la universidad reconstruyó parte de la fachada.
Poe 'Cottage' en el Bronx: vivió aquí los últimos años de su vida. Es museo
desde 1913, cuando la antigua granja se movió de sitio para que no fuera
destruida. Hoy está en el Parque Poe, en el centro del Bronx. Junto a la casa,
también hay un centro recreativo en un edificio moderno con el tejado en forma
de alas de cuervo.
El origen de Batman
En 1939, Bab Kane y Bill
Finger, dos veinteañeros que dibujaban cómics, pasaban horas debatiendo ideas
en un banco enfrente de la casa de Edgar Allan Poe en el Bronx. El parque que la
rodea estaba cerca del estudio donde trabajaban y del piso de Finger, que se
había criado en el barrio. Allí empezaron a imaginar un superhéroe enmascarado
de pasado trágico, capa negra y alma de pájaro, tal vez de cuervo en honor a Poe.
El cuervo se convirtió después en un murciélago llamado Batman.
Los cuentos oscuros del escritor
también ayudaron a los jóvenes para caracterizar al malvado Joker, obra del tercer
colaborador, Jerry Robinson, que también se mudó al Bronx, a la avenida donde
está la casa de Poe, Grand Concourse. Décadas después, Poe aparecería como actor
invitado para ayudar al superhéroe a resolver asesinatos en la serie Batman; Nevermore.
Marc Tyler Nobleman, autor
de un libro sobre la creación de Batman, explica a este diario que Kane y Finger
iban a menudo al parque del escritor «a hacer tormenta de ideas para las
historietas de Batman». Después, volvían al estudio o al piso de Finger para escribir
y dibujar. El primer boceto se creó en un fin de semana, «probablemente en el apartamento
de Bill... No sería fácil dibujar o escribir a máquina en el Parque Poe».
Nobleman ha emprendido una
campaña para instalar junto a la casa de Poe un símbolo dedicado a Finger. Kane
se quedó con la autoría de Batman mientras Finger fue apartado pese a haber
escrito gran parte de las historietas las primeras dos décadas. Murió pobre,
sin funeral ni obituario a los 59 años. Kane reconoció su labor en una autobiografía
años después.
Etiquetas: libros y escritores