Tras los 50, ellos tomate y ellas soja
(Un texto de María Corisco en el suplemento Crónica de El
Mundo del 23 de febrero de 2014)
Si eres hombre, come tomate, un auténtico escudo contra el cáncer
de próstata. Si eres mujer, soja, por los fitoestrógenos. Porque, coinciden los
expertos en nutrición y salud, todo empieza a ser diferente a partir de los 50
años. Esa juventud de la edad madura que decía Víctor Hugo. Y en la que,
sabedores dixit, la leche entera
puede ayudar a combatir la reducción de la masa muscular asociada a hacerse más
mayor.
«Aunque es evidente que la nutrición es importante a
cualquier edad, tenemos que tener en cuenta que, a partir de los 45 o 50 años,
los procesos de absorción de nutrientes comienzan a empeorar. Por eso es
importante vigilar nuestra alimentación para, así, conseguir que estos
nutrientes lleguen a su destino y ayuden a frenar los signos del envejecimiento».
Es la voz del conocimiento, la de José Serres y Antonio Ayala, presidente y
vicepresidente, respectivamente, de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento
y Longevidad (SEMAL). Con su ayuda, les elaboramos una guía de los mejores y peores
alimentos para cuando se va más allá de la quinta década vital.
TOMATE PARA LA
PRÓSTATA
Porque uno de los principales problemas de salud que pueden
llegar a tener los hombres en la edad madura es el cáncer de próstata. Pues
bien, el tomate es rico en un carotenoide, el licopeno, que se ha mostrado
eficaz en la prevención de este tipo de tumores. Da igual que sea frito, natural,
en conserva o en zumo: todas las variantes son igualmente válidas.
SOJA PARA LAS
HORMONAS
Es ya un clásico en la dieta de la mujer de mediana edad. La
soja contiene fitoestrógenos que, a partir de los 50, con la primera sintomatología
de la menopausia, ayudan a aminorar las consecuencias del descenso de hormonas
sexuales. Asimismo, puede servir para controlar el déficit de hierro.
BRÓCOLI PARA
DESINTOXICAR
Encabeza la primera división de los alimentos saludables y,
posiblemente, sea el más completo de todos. No sólo por la cantidad de antioxidantes
que contiene -que previenen la oxidación celular asociada al envejecimiento-,
sino porque también es rico en sulforafano, un elemento que ayuda a
desintoxicamos de todo aquello, como la contaminación o los aditivos, extraño
al organismo. En esta primera división también encontramos el repollo y las
coles de Bruselas.
ZANAHORIA PARA LOS OJOS
La zanahoria, los tomates, los pimientos y, en general,
todos los alimentos que tengan color verde, rojo o amarillo, son ricos en
vitamina A y en luteína, zeaxantina y criptoxantina. Todos ellos son
importantes para mantener la función visual, que, como sabemos, se va
deteriorando a medida que vamos cumpliendo años favoreciendo la aparición de
presbicia, pérdida de agudeza visual, cataratas... También pueden ayudar a prevenir
la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), aunque en este caso estaría
indicado tomar dichos compuestos en forma de complementos.
KIWI Y FRESA PARA LA PIEL
Muy ricos en vitamina E, ayudan a que la piel tenga más
colágeno, lo que le da una mayor elasticidad y, en consecuencia, evita la
formación de arrugas. Aunque, de todos los alimentos, es el açai -una fruta tropical
procedente de Brasil- la más rica en esta vitamina: 50 veces más que una
naranja.
SARDINA PARA EL
COLESTEROL
Y también los boquerones. El pescado azul es rico en ácidos
grasos omega 3, muy útiles para vigilar los niveles de colesterol y para controlar
los procesos de inflamación crónica. Pero hay que recordar que los pescados
azules de gran tamaño (pez espada, atún... ) pueden contener dosis elevadas de
mercurio, debido a la cada vez mayor contaminación de los océanos. Es
preferible no abusar de ellos y optar por los pequeños.
NUECES PARA LA
MEMORIA
Son un alimento rico en polifenoles, que se asocian con una
mejor puntuación en pruebas de memoria y en la función cognitiva global. Diversos
estudios sugieren que una dieta con nueces podría reducir el riesgo de demencia
en la población anciana, debido a su combinación única de propiedades antioxidantes
y antiinflamatorias.
CEREALES PARA LOS
HUESOS
Se recomiendan integrales por sus muchas propiedades. Por
ejemplo, son ricos en ácido fólico -que favorece los procesos cicatrizantes-, en
vitamina B -que proporciona una buena salud ósea, tan importante a esta edad-
y, sobre todo, en fibra. La fibra ayuda a prevenir el estreñimiento, el cáncer
de colon y la enfermedad cardiovascular, y sirve también para proteger nuestra
flora intestinal. Por eso, a partir de los 50, es básico consumir 30 gramos
diarios de fibra.
ACEITUNAS PARA EL
CALCIO
Si los lácteos no nos sientan bien, una buena fuente para
conseguir calcio son las aceitunas, que son el alimento más rico en este
mineral tras la leche. (Más información: www.semal.org)
ABSTÉNGANSE DE
HARINAS, MARGARINAS... Y OJO CON LA CARNE
Hay que ir minimizando la ingesta de azúcar, harina y leche,
los llamados venenos blancos. Si tomarnos muchas harinas, puede ir apareciendo resistencia
a la insulina y favorecer una diabetes tipo 2. Mucho azúcar alimenta a las bacterias
patógenas del intestino. En cuanto a la leche, la lactosa es una causa
frecuente de ese malestar difuso, en el que uno no es capaz de rendir al 100%. ¿Y
la carne? Hay que seguir comiéndola, pero ojo, quienes toman menos proteínas animales
desarrollan menos enfermedades que los carnívoros natos. En cuanto a aperitivos,
margarinas, bollería... son ricos en grasas saturadas y grasas trans, muy
implicadas en la aparición del colesterol malo y, en consecuencia, en la enfermedad
cardiovascular.Etiquetas: Pensando en la salud